Slenderpony
Chapter 7
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Faltaban unos minutos para llegar al lugar indicado, así que las ponies comenzaron a charlar, para no sentirse tan solas.
-¿Crees que Scootaloo este bien?-pregunto Sweetie Belle.
-Claro que sí, ya te dije que seguro esta planeando asustarnos por habernos burlado de ella.
-Pero si nos estuviera siguiendo la hubiéramos visto-replicó-¿No?
-Scoot es buena para esconderse, siempre nos gana en las escondidas.
La unicornio soltó un desolado suspiro, lo que Applebloom le decía no la reconfortaba demasiado. Podía ser que su amiga este escondida en el bosque, jugándoles una broma, o talvez le había pasado algo de verdad.
-¿Pero y si le paso algo?-retomó.
-Esperemos que no; pero si es así, le daremos las notas a Zecora e iremos a buscarla-dijo Applebloom decidida.
-Ok.
-Debe ser ahí-indicó la pony súbitamente.
Un gran tubo, de los que se usa como desagüe en los ríos, era la siguiente X. En realidad era solo medio tubo, estaba cortado al medio, formando un arco de cemento gris. Dentro del el, podría caber todos los ponies de la escuela e incluso más. Tenía un largo de 40 mtrs. y un ancho de 4mtrs.
Las niñas entraron, revisando ambos lados interiores del conducto. Applebloom logró ver a su izquierda una hoja de papel. Trotó un poco y pudo divisar su contenido. Era la 7º nota.
Siempre mira, no tiene ojos.
"¿Por qué todas las páginas tienen que ser raras?" dijo la pony para sus adentros. Tomó la hoja y espero a que su compañera llegara para guardarla. Cuando Sweetie Belle estuvo junto a ella, los ruidos se intensificaron, y un frío seco les bordeo la espalda. Applebloom intercambió la nota por el mapa rápidamente. Extendió la cartografía sobre el suelo careciente de hierba y trató de ubicar la última X.
-Que bien, solo nos falta una-dijo Sweetie Belle emocionada.
-Cuando salgamos, tenemos que doblar a la derecha y caminar un poco más-informó la pony sin despegar la vista de la hoja.
Con ayuda de su amiga, guardaron el mapa, dieron medía vuelta y se dirigieron a la salida del caño. Applebloom apuró el paso, no le agradaba estar bajo este tubo. Sweetie se quedo un poco atrás, se quedo pensando en el pony sin rostro de las páginas, en donde estaba Scootaloo, en Zecora, en su hermana, en que haría al llegar a casa, si llegaba. Una extraña sensación interrumpió los pensamientos múltiples de la pequeña. La sensación de estar siendo observada.
Lentamente giró la cabeza hacía atrás, para descubrir quien era el que la estaba observando. Le pareció haber visto a un pony en la entrada de la cañería, pero la niebla no le permitía verlo bien. De repente, la vista de la unicornio comenzó a nublarse, junto a un terrible dolor de cabeza.
-¡Sweetie Belle! ¡Deja de papar moscas y ven aquí!
El gritó de Applebloom la salvo de su trance. Velozmente, se volvió a su compañera y corrió hasta ella.
-¿Qué estabas haciendo?-preguntó la pelirroja enojada.
-Cre-creo qu-que vi a-algo-tartamudeó torpemente Sweetie Belle.
-De seguro fue uno de los animales del bosque-opinó.
-No estoy segura-dijo la unicornio en voz baja-me duele la cabeza-se quejó.
-Ya se te pasara.
Mientras las ponies se dirigían al último lugar marcado, la criatura de los tentáculos negros las seguía de cerca. Ya había sorprendido a una de las niñas, y de no haber sido por esa mocosilla, lo habría hecho otra vez. Frunciendo su ceño inexistente, siguió sigilosamente a las ponies, ocultándose entre los árboles. Sabía a donde se dirigían, muchos inocentes habían caído en ese lugar, y esta vez no sería la excepción.
-¿Segura de que es aquí?-preguntó Sweetie Belle desconfiada.
-Clarof queg sif- respondió la pony. La linterna no le dejaba hablar con claridad otra vez.
-Pero son árboles como los otros, ¿Por qué la última nota estaría aquí?
-Nof son ágbodes comuneff, esfftos son troggcos-explicó Applebloom.
La pequeña estaba en lo correcto. No eran árboles comunes y corrientes, ni siquiera eran árboles, pero alguna vez lo fueron. Seis troncos, enfilados unos contra otros, marcaban el lugar. Estaban en perfecta posición vertical, como si alguien quisiera construir una casa con ellos pero le faltara un techo. Su corteza era más oscura que la de los demás árboles, pero estaba en mejores condiciones.
Ambas se adentraron en la fila de leños, inspeccionándolos.
-¡La vi!-exclamó Sweetie Belle.
Las ponies corrieron hasta el tronco del medio, el cual poseía la última nota.
No puedes correr.
-¿Qué no?-bromeó Applebloom antes de agarrar la página entre los dientes.
-Al fin terminamos-se alegró la unicornio-¡Scoot, ya puedes sa…
Sweetie Belle no pudo terminar de llamar a su amiga, porque cuando se dieron vuelta, allí estaba, frente a ellas. El pony sin rostro y con tentáculos negros, el Slenderpony.