Enemigos Siniestros
Chapter 10: Situación Crítica
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"Situación crítica"
- ¡Rainbow! ¡Despierta!
Pinkie había tomado a Rainbow entre sus patas y trataba de reanimarla sin éxito, no respiraba y tampoco latía su corazón. Sin demora, Twilight aplicó magia curativa en el corazón de Rainbow, devolviéndole el pulso y la llevó hacia el hospital de Ponyville, con sus amigas detrás. Una vez que llegaron hacia el hospital, las chicas descubrieron que estaba a rebosar de ponis heridos, las enfermeras y doctores se movían a toda prisa, el olor a sangre era intenso así como el de los químicos.
- ¡Un médico! ¡Un médico!
- ¿Sí princesa?
- Es mi amiga, está herida con un proyectil. Ya sabe que hacer.
- A la orden.
El médico tomó la camilla de un poni que acababa de fallecer, lo dejó en el suelo, puso a Rainbow sobre ella y se encaminó hacia la sala de operaciones. A Fluttershy le pusieron un yeso en su pierna herida y le dieron autorización para irse, ya que había muchos más heridos. Una vez que dejaron a Rainbow al cuidado de los médicos, Twilight llevó a sus amigas hacia el castillo, pero al salir del hospital, Starlight le dio un fuerte abrazo, seguida de Pinkie, Rarity y Applejack.
- ¡Nos alegra que estés bien!
- ¡Creía que no despertarías!
- Amigas mías, estoy feliz de volver a verlas. Pero me temo que deben descansar, han pasado por situaciones muy peligrosas y traumatizantes estos últimos días. Les pediré que descansen esta noche y mañana hablaremos.
- Por favor, Twilight. Cuándo nos fuimos de Ponyville seguías en coma, no dabas ninguna señal de que despertarías pronto. Después los Skavens atacaron Equestria y estás al frente de las tropas en Ponyville. ¿Cómo es posible?
- Está bien, desperté el día de ayer, en medio de la batalla, la Guardia del Crepúsculo estaba a punto de ser derrotada. Los Skavens ya habían tomado la mitad de Ponyville y habían comenzado a atacar mi castillo, apenas abrí los ojos y pude ver a Zecora luchando contra cinco enemigos, lancé un hechizo contra ellos, matando a dos, el resto huyó, Zecora me dio una poción para recuperar mis fuerzas. Una vez que pude sentirme mejor, me uní al combate y puedo afirmarles que mi presencia levantó la moral de mis tropas y pudimos dar mejor pelea hasta finalmente detener la ofensiva enemiga. Después lancé este hechizo protector que me ha ayudado a evitar la infiltración de los Skavens al pueblo, pero me temo que me estoy debilitando y una vez caiga mi escudo, nada impedirá que Ponyville vuelva a convertirse en un campo de batalla.
- ¡Oh! ¡Querida, salvaste a Ponyville!
- No, no lo salvé, solo retraso la derrota.
- ¿Por qué dices eso?
- Las provisiones se acaban, más de la mitad de mis fuerzas están heridas o han muerto, el enemigo nos supera quince a uno, mi magia se está volviendo inútil y me temo que tal vez mañana, nos atacarán con todas su poder. No podremos resistir sin refuerzos ni provisiones.
- No te preocupes terroncito, le escribiremos otra carta a Celestia y podrá enviar más ayuda.
- ¿Cómo Applejack? Recuerda que los trenes en dónde veníamos fueron destruidos y ahora bloquean las vías que llevan hacia acá, además si Celestia enviara ayuda por tierra, los Skaven los emboscarían. – Le explicó Rarity
- Y ¿No podrán enviar ayuda aérea?
- ¿Qué dijiste Fluttershy?
- Sí, tal vez Cloudsdale pueda ayudarnos a pelear aquí o evacuar a la población.
- Buena idea, enviré un mensaje a Cloudsdale y otro a Celestia, solo espero que de ayudarnos, lleguen antes del amanecer.
- ¿Dónde está Spike? Él es quién envía los mensajes.
- Ya no.
- ¿Qué?
- Spike… fue de los primeros que los Skaven mataron en el ataque de ayer.
- ¡No! ¡Estás mintiendo! ¡Twilight! ¡Dime que por favor está a salvo!
- No Rarity – Twilight comenzó a llorar al igual que sus amigas – ¡No pude ayudarlo! Cuándo lo encontré, una rata gigante lo estaba devorando, ya no había nada que hacer.
- No… mi Spikey Wickey… muerto.
- Ven Rarity, vamos al castillo, Trixie nos está esperando.
Twilight cubrió a su amiga con una de sus alas y Rarity comenzó a llorar a lágrima viva sobre el costado de Twilight. Ella las guio a través del pueblo hasta llegar al castillo, que aparentaba estar desierto. Al abrir la puerta vieron a solo un par de guardias y a Trixie, quién estaba desarmando una armadura Skaven.
- ¡Trixie!
- ¡Starlight, amiga mía!
Las dos unicornios se abrazaron y al separarse, Starlight vio que su amiga tenía una cortada gigantesca alrededor de su costado, que se extendía hasta su cutie mark.
- ¡Trixie! ¿Qué te pasó?
- Una de esas ratas que llevan alabardas trató de empalarme, pero solo consiguió hacerme esta cortada.
- ¿Te revisaron los médicos?
- Así es, no hay riesgo de infección, estaré bien.
Starlight volvió a abrazarla, Twilight decidió dejarlas a solas, después de todo, Trixie era su mejor amiga y probablemente, tenía muchas preguntas que hacerle sobre la caída de Trottingham. Mientras las chicas se dirigían a sus respectivas habitaciones, Pinkie que quería estar sola, se fue a una de las torres, al llegar hizo algo que no acostumbra a hacer: Llorar.
Había presenciado los horrores de esta guerra en primera fila, muchos ponis habían muerto frente a ella y pudo haber fallecido en más de una ocasión, pero lo que más le dolía y perturbaba, era el no saber si su hermana Maud, Limenstone y Marble estaban a salvo al igual que sus padres. Sólo podía orar a la Princesa Celestia por qué su familia estuviese bien de toda esta locura, casi a la medianoche decidió retirarse a dormir, mientras un asesino se infiltraba en el castillo.
La noche transcurrió muy intranquila, los guardias de Twilight, que vigilaban el campo de fuerza, veían a los Skavens merodeando entre las sombras del bosque, sabían que estaban reuniendo tropas para un nuevo asalto, solo esperaban que ella lograse mantener el escudo más tiempo. No soportarían un nuevo asalto directo contra ellos, su única esperanza era que Celestia enviase más ayuda antes de que los Skaven atacaran de nuevo.
A la mañana siguiente, el sol que Celestia levantó, tenía un hermoso brillo dorado y el cielo era de un hermoso azul., si no fuese por el hedor de los cadáveres en descomposición y la presencia de Skavens en las afueras, sería un día perfecto. Twilight en cambio no podía disfrutar de este día, estaba débil, con ojeras y claramente estaba exhausta de tener que usar tanta magia sin detenerse y además debía estar al frente de los suyos en este momento.
Mientras tanto, en el castillo, las chicas seguían durmiendo, habían tenido dos días traumatizantes y apenas habían descansado un poco, por lo que despertaron unas horas después de que hubiera salido el sol. Una vez que se levantaron, vieron que el pueblo estaba lleno de actividad, ya que los ponis iban hacia el hospital o el castillo a refugiarse, ya que al parecer los Skavens, estaban por lanzar otro asalto contra el escudo de Twilight. Los miembros de la Guardia del Crepúsculo y La Guardia Real, se acomodaban en pelotones de diez guerreros y se ponían en las zonas de mayor concentración de enemigos.
Afuera del muro, Queek acomodaba a sus guerreros mientras se calzaba su armadura salpicada en sangre seca, a su lado, Blistrox reunía sus letales monjes de la plaga de su clan para apoyar la ofensiva, entraría a la refriega en esta ocasión, por lo que tomó su arma, que era un Incensario de la Plaga. Apenas lo estaba preparando, cuándo Queek lo llamó desde su tienda para preparar el ataque.
- ¡Blistrox! ¿Tienes tus Garrapultas listas?
- Sí, soltaran su carga una vez el escudo caiga. Tengo más de diez mil guerreros preparados.
- ¿Y Vermalanx? Necesito a su ejército para este ataque.
- Está en posición para lanzar su ofensiva. Sólo espera mi orden.
- Llamaré a mis Ingenieros Brujo, para que debiliten el escudo y con él a la princesa. Una vez caiga, bombardea el pueblo con toda tu artillería, después asáltenlo.
- Nadie sobrevivirá al bombardeo, los que lo hagan desearan no haberlo hecho.
- Debemos terminar rápido, les enviarán más refuerzos, y si eso pasa tendremos que retirarnos una vez más. Y no pienso hacerlo.
- ¿Y tú que harás?
- Tengo que preparar a mis creaciones, si esos refuerzos llegan antes de que el pueblo caiga, voy a liberar toda la furia de mi clan y los masacraré, no me importa que tus tropas estén en el medio, son reemplazables.
Blistrox vio con odio a Queek, estaba harto de que creyera que su clan fuese mejor que el suyo, un día de estos lo hartaría y lo sacrificaría a la Gran Rata Cornuda. Pero por ahora, era su aliado y no tenía más remedio que obedecerlo, ahora le enseñaría el poder del clan Pestilens, y había más de ochocientos ponis atrapados en Ponyville para usar sus diabólicas armas contra ellos.