Mi nombre es Barry Allen y soy el pegaso más rápido del mundo
Chapter 6: Chapter 5
Previous Chapter Next ChapterCarrera 5:
Encuentros en la casa grande
Rainbow Dash estaba desparramada completamente inconsciente sobre la pista del estadio de práctica de los Wonder Bolts. Spit Fire entró como siempre de madrugada y al verla ahí en esa posición sólo gruñó medio molesta y le echó encima un balde de agua fría. Rainbow se sacudió completamente y abrió los ojos, estaba mareada y su cabeza le daba vueltas.
—¿Eh? ¿Spit Fire? — Preguntó Rainbow débilmente. — Ah, hola, ¿ya son las cuatro?
—¿A qué hora te fuiste anoche? — Preguntó indiferente la líder Wonder Bolt. — ¿O te fuiste siquiera? ¡Demonios Rainbow Dash ya te lo advertí varias veces! Si sigues a este ritmo vas a matarte, ¿a qué viene esta repentina obsesión con hacerte más rápida?
Rainbow no respondió, sólo recordó la velocidad de Flash y apretó los dientes, sus intentos ni siquiera se acercaban a eso. ¿Cómo podría recuperar el título de la voladora más veloz?
—Rainbow Dash, eres una gran recluta y muy hábil pero ya tuve suficiente — declaró firmemente Spit Fire al final. — Estás suspendida del equipo, ¿entendido? No te quiero cerca por las siguientes dos semanas. ¡VETE A DESCANSAR DE UNA BUENA VEZ!
—No entiendes nada — dijo Rainbow Dash de mal humor. — Tú no conociste a ese tipo, ¿qué sabía yo de ser rápida? ¡Él es rápido! ¡No exageraba cuando dijo que era el pegaso más rápido del mundo! ¡Ni siquiera puedes ver cuando se mueve, sólo un destello!
—Lo mismo haces tú — le recordó Spit Fire con paciencia ayudándola a levantarse. — Pero piensa un poco Rainbow Dash, con todo este entrenamiento excesivo sólo vas a lastimar tu cuerpo y puedes decirlo adiós a tu velocidad. ¿Además qué tienes que probar?
Rainbow se levantó cansada, sabía que Spit Fire tenía razón pero igual era duro. Luego de recuperarse de su pequeña depresión algo se había encendido dentro de ella y todo lo que quería era superar al tal Flash sin importar qué. Entonces Spit Fire le mostró el periódico.
—¿Y esto? — Preguntó Rainbow. — ¿Qué me importa a mí otro ataque de la Flecha?
—No es la Flecha sino lo que dicen los ponis que capturó, dicen que fueron derrotados por su compañero, un pegaso que se movía como un relámpago, el sujeto más rápido que podían encontrar. Sólo quería estar segura, ¿es esto por lo que te pusiste así?
Rainbow bajó la cabeza molesta confirmando así las sospechas de la pegaso amarilla.
—¡Demonios Rainbow Dash! Es sólo una ilusión, lee lo que dice aquí: el sujeto comenzó a correr en círculos tan rápido que generó relámpagos con los que derrotó a nuestros compañeros. Luego fui envuelto en una especie de torbellino rojo y dorado y lo siguiente que supe es que estaba fuertemente atado junto con todos mis compañeros. ¿No ves que se trata de un truco? Nadie podría moverse así, es sólo un engaño Rainbow Dash.
La pegaso cian gruñó por lo bajo, no; simplemente no podía aceptar algo así.
—No fue una ilusión, y si lo fue prefiero creer lo otro — dijo Rainbow testarudamente. — ¿Es que no lo ves Spit Fire? Fue como me lo dijo Applejack, me confié de ser la más rápida y de cierto modo la vida dejó de ser tan emocionante. Me gusta serlo y todo… pero ha pasado mucho desde que me siento así de motivada. ¡Tengo que derrotar a Flash y punto!
Y eso fue lo que tomó desprevenida a Spit Fire. Sacudió la cabeza para procesarlo mejor.
—A ver si te entendí bien: ¿no estás deprimida entonces? — Preguntó la Wonder Bolt.
—¿Deprimida porque alguien es más rápido que yo? ¡No! Al principio sí pero no más.
—Ya… — dijo Spit Fire haciendo un face-hoof de exasperación. — ¡Igual te ordeno darte un descanso! Increíble, lo que tengo que aguantar algunas veces…
Y como sabía bien que no debía tentar a la suerte Rainbow se escabulló lo más rápido que pudo, lo cual dicho sea de paso era bastante.
Más tarde, a eso del medio día para dejarlas descansar, sus amigas fueron a visitarla temiendo que le entrara otro ataque de depresión pero se toparon que había subido varios metros sobre el cielo su castillo de nubes. ¿En qué demonios estaba pensando?
—¡RAINBOW DAAAASH! — Gritó Pinkie Pie hacia arriba. — ¿ESTÁS DISPONIBLE RAINBOW DASH?
Desde la punta del Palacio una figura casi imperceptible se asomó y gritó:
—¡CHIIIICAS! EN UN MOMENTO ESTOY CON USTEEEEDES! — Gritó Rainbow.
—¿QUÉ DICEEEES? — Gritó Pinkie.
Applejack la apartó de golpe.
—¡Con un demonio Rainbow! ¡¿Qué te crees que haces tan arriba?!
Rainbow Dash no entendió pero en un segundo estaría con sus amigas, tal vez en menos de un segundo. Sin más se lanzó en picada batiendo sus alas a toda velocidad para impulsar más su caída. Más, y más.
—¡Más veloz! ¡Más veloz! ¡MÁS VELOZ! — Gritó Rainbow Dash.
Se formó un cono de viento alrededor de ella y todo el mundo entero se desdibujó como un solo borrón, sonrió; quería más velocidad así que se impulsó todavía más. Sus alas ayudadas por la fuerza de la gravedad le daban un impulso perfecto, pero esto no era nada que no hubiera hecho antes. ¡Ella quería todavía más velocidad!
Una especie de muro infranqueable se topó en su camino, el maldito suelo, así que con una simple desviación en la posición de sus alas cambió repentinamente de dirección y se fue disparada hacia adelante muy para el espanto de sus amigas. Pero de nuevo algo se interpuso en su camino: un aura color morado que la inmovilizó antes que pudiera seguir moviéndose.
—¡Twilight! — Gritó molesta.
—¡Rainbow Dash, mira delante de ti! — Le reclamó Twilight sudando a causa del esfuerzo por parar un cuerpo que se movía a esas velocidades.
Entonces la pegaso cian cayó en la cuenta que estaba a centímetros de estrellarse con un árbol, y a esas velocidades sería mortal.
Entonces ella paró.
—Ehehe, lo lamento… — dijo un poco abochornada. — Pero he estado practicando toda la mañana y es la primera vez que me pasa esto. ¿Será que cambió el viento? A estas velocidades tengo que cuidarme.
—Por dios Rainbow Dash, esta vez casi te haces puré — dijo Rarity asustada. — ¡Con razón Spit Fire te suspendió de los Wonder Bolts!
—¡Rarity! — Dijo Fluttershy escandalizada. — No la escuches Rainbow Dash, sabemos que…
Rainbow suspiró.
—No, está bien chicas. Estoy consciente que estoy actuando de forma temeraria y tonta pero ¡ey! Seguí su consejo. No me dejé deprimir por este velocista y más bien me motiva a hacerme más rápida — sonrió alegremente la pegaso. — ¿Eso no es bueno?
—No si te matas con estos entrenamientos irracionales — la regañó Twilight. — Me alegra que estés motivada, ¿pero no estás exagerando? De por sí tu velocidad natural es increíble… ¿qué tanto más veloz puede ser el compañero de la Flecha?
—No lo vieron — dijo Rainbow con calma. — Y estoy segura que lo superaré pero no será por métodos normales. Mientras pienso en algo trataré de seguir puliendo mis propias habilidades.
—Precisamente estábamos hablando entre nosotras Rainbow Dash — dijo suavemente Fluttershy. — Creemos que lo mejor será ir a Canterlot para tratar de aclarar esto.
—¡No hay forma que alguien pueda moverse así y punto! — Dijo Twilight. — ¿Rainbow Dash, no crees que probarte que este tipo no es real será lo mejor para todos?
—Está bien lo de ir a Canterlot — suspiró Rainbow. — Pero no quiero creer que fue una ilusión, ¿qué no lo ven?
Sus amigas miraron su rostro sonriente.
—¡Por mucho tiempo pensé que era la mejor y la más rápida, que no había forma de superar la Raimplosión Sónica! Pero me equivoqué, hay un nivel de velocidad completamente diferente al mío y tengo que alcanzarlo sin importar qué.
Todas se miraron preocupadas por la salud de Rainbow, tanto mental como física.
—Mejor vamos ya tratemos de calmarnos — fue el veredicto final de Twilight tras un larguísimo suspiro.
Se pusieron en marcha con una resignada Rainbow Dash. Accedió a ir porque tal vez le hiciera falta un descanso luego de tantos experimentos tratando de incrementar su velocidad. Sí, un tiempo con sus amigas le haría bien… tal vez.
Pero estando todavía a quince minutos de camino de los cuarenta que tomaba el trayecto en tren hasta Canterlot, el tren se detuvo.
—¡Señores pasajeros, lamentamos los inconvenientes pero por su seguridad no podemos avanzar más adelante hasta nuevo aviso! Hay un motín en progreso en la prisión de Canterlot.
El miedo se hizo presente en todos los pasajeros aunque los empleados del tren trataban de explicar que no corrían, peligro; que estaban a una distancia lo suficientemente segura. Sólo unos pocos conservaban la calma, entre esos las chicas (excepto por Rarity y Fluttershy que de inmediato se escondieron bajo el asiento).
—Tranquilas — dijo Twilight. — La prisión está a unos dos kilómetros de aquí y seguramente los guardias reales están en camino para detener esto. Tranquilas, ya pasará.
—¿Es… es… est-ás segura Twilight? — Murmuró Fluttershy.
—Más que segura — aseguró la alicornio morada.
Y eso ayudó a calmarlas aunque fuera un poco, pero entonces Applejack notó que Rainbow estaba inquieta también.
—¿A poco también te preocupa que algún prisionero venga hasta acá?
Rainbow sólo miró a Twilight.
—¿Hacia qué dirección se encuentra la prisión, Twi?
Confundida Twilight señaló hacia el sur.
Suficiente, la pegaso abrió la ventana y se puso en posición de vuelo.
—¡Rainbow Dash! ¿QUÉ TE CREES QUE HACES? — Gritó escandalizada Twilight.
—Tengo la sensación que la Flecha estará ahí, y donde esté la Flecha estoy segura que él estará ahí.
—¡ESPERA!
Demasiado tarde, ella voló a toda velocidad lista para la acción, tal vez fuera peligroso pero no tenía miedo; y de veras quería volver a ver a Flash y asegurarse que no era una ilusión, que el sujeto existía y que sí existía un nivel de velocidad el cual que debía alcanzar sin importar qué.
Dentro del tren las chicas se miraron las unas a las otras.
—Si sobrevivimos a esto recuérdenme matar a Rainbow Dash — gruñó Applejack arreglándose el sombrero.
—¡Hecho!
Y corrieron tras ella.
Mientras, el poni que hasta hace unos pocos días era el que controlaba casi todo el narcotráfico en Canterlot estaba realmente tenso, siempre mirando por encima de su hombro y pidiendo que terminara pronto. Desde que puso el primer casco en la prisión lo primero que notó fueron las miradas hostiles de varios ponis, sabía que estaba en peligro. Maldita sea la Flecha, ¿en qué lo había metido?
Al cuarto día pasó lo que tenía que pasar, después del almuerzo fue emboscado por tres ponis de considerable musculatura. Street sólo bajó la mirada con resignación.
—¿El jefe por fin los mandó por mí? Pues ya se había tardado — dijo de mal humor el poni, llamado Street Yunk. — ¿Podría ser rápido por favor? Después de todo he sido leal hasta el final, fue la maldita…
—Eso no cambia el hecho que el jefe esté en problemas por culpa tuya — dijo el que parecía el jefe de los tres que lo habían interceptado. — Pero tranquilo, rápido es el plan.
Entonces lo llevaron a empujones a la entrada de servicio de la prisión en donde uno de los guardias que habían sido comprados por el gran jefe abrió la puerta y lo invitó a salir. En realidad era increíblemente simple: muchos morían al tratar de escapar de prisión, así que qué diablos. Sin más el poni comenzó a caminar todavía ante la mirada burlona del soldado real que seguía con su pose invitadora mientras que otro se preparaba usando su magia para levitar una ballesta reglamentaria que apuntaba al frente.
Entonces sucedió, un destello rojo se plantó ante ellos y lo siguiente que supieron fue que un pegaso envuelto en un traje rojo les tomó una fotografía con los cascos en la masa.
—¿Soy yo o ya se metieron en problemas?
Los soldados gritaron de ira y se arrojaron contra el impertinente que desapareció en medio de un nuevo destello y de pronto todos estuvieron fuertemente atados en el suelo sin probabilidad alguna de escape. Incluso el unicornio que sostenía la ballesta se vio con el seguro para cuernos el cual se utilizaba para los prisioneros.
—¡No! ¡NO POR FAVOR! — Gritó.
Mientras los ponis que había mandado el gran jefe ya habían corrido hacia dentro sabiendo que por su bien debían de pasar al plan B. Uno de los patrulleros del sector los interceptó y al verlos asintió, también él era uno de los contactos del gran jefe.
—¿Falló?
—Hay que darnos prisa, algo no está nada bien — murmuró nerviosamente uno de los sujetos.
No había necesidad de decir más, comenzaron a forcejear con él y pronto lo derribaron dominándolo mientras gritaban:
—¡Motín! ¡Motín! ¡MOTÍN!
Y eso fue suficiente para desatar el infierno, perdiéndose entre la multitud que poco a poco se enardecía más y les daba bastantes problemas a los guardias que hacían un enorme esfuerzo para controlar a los ponis súbitamente descontrolados. Entonces uno de los guardias, simplemente los tomó a los dos del cuello del uniforme de la prisión y aprovechándose del tumulto que ellos mismos habían creado los empujó a un armario de escobas.
—¿Qué?
—Soy el que el jefe mandó para sacarlos de aquí — dijo disimuladamente. — Todo está listo, desde aquí hay un túnel que los llevará al muro exterior a unos cinco metros.
Los dos asintieron rápidamente aunque no se atrevieron a decir que habían fallado en su misión de eliminar al objetivo, sólo esperaban que fuese una de tantas bajas del motín. Sin más removieron una baldosa mal colocada revelando la trampilla y entraron. No notaron la sonrisa del guardia ni mucho menos los relámpagos dorados que generó su cuerpo cuando los dejó aparte.
Afuera de aquel armario seguía siendo un caos, era hora de poner un poco de orden así que el falso soldado extendió sus alas y se puso cascos a la obra. Los guardias estaban a punto de ser dominado por un grupo de prisioneros considerado especialmente peligroso que llegó al extremo de quitarles sus armas y estaban por acabar con ellos. Así pues uno tomó una de las dagas reales y se apresuró a apuñalar al alcaide, pero en lugar de matarlo se topó que lo había pinchado con una zanahoria.
—¿Qué?
Un pegaso vestido de rojo le mostró la daga que tenía hace unos momentos.
—¿Buscabas esto de casualidad?
—¿Qué?
Un destello, y pronto un golpe dado a más de doscientos kilómetros por hora le dio en el costado y terminó estrellándose contra una pared. Los otros prisioneros encararon al pegaso de rojo que se movió de nuevo; ellos se prepararon pero el destello color rojo estaba como en todas partes a la vez, el sujeto se movía tan rápido que era imposible localizar de dónde iba a venir. Pronto pasó algo, el tipo comenzó a girar a gran velocidad alrededor de ellos, ¿qué estaba haciendo? Un pequeño tornado comenzó a formarse a su alrededor, pero no comprendieron lo que pasaba hasta que les comenzó a faltar aire, se estaban quedando sin oxígeno.
Sin más los criminales se desplomaron inconscientes y Flash miró a los atónitos guardias.
—¿Se encuentran bien?
—Este… sí.
—Me alegro — sonrió el velocista escarlata. — Ahora tengo que encargarme del resto y detener a mi amigo de matar a alguien antes que sea tarde.
—¡Espere! ¿Quién es usted?
Él sonrió.
—Yo soy Flash y soy el pegaso más rápido del mundo.
Entonces despareció en otro destello que se dirigió al patio principal en donde los guardias estaban dominando la pelea pero si Flash no hacía algo pronto habrían bajas. Miró hacia el centro de todo, en donde los que dirigían el motín se habían escudado con las mesas de la cafetería de los ataques mágicos de los guardias así como las embestidas de los que no eran unicornios; y al mismo tiempo los demás prisioneros les servían como escudo viviente.
La mirada de Flash se dirigió hacia el alambrado de púas que protegía el patio de la prisión y no lo dudó, corrió a toda velocidad para arrancarlo y luego se tomó el trabajo de quitarle las espinas, lo que necesitaba era un alambre fuerte y resistente, entonces de nuevo miró hacia el centro del problema en donde la lucha paró momentáneamente al toparse con ese relámpago que recorría el camino. Flash les dirigió una alegre sonrisa y corrió hacia ellos. De nuevo los dirigentes del motín sintieron cómo el cable se iba aferrando a sus cuerpos inmovilizándolos de veras ante los atónitos guardias y prisioneros que no cabían en sí del asombro.
Finalmente Flash miró a los otros presos y con su cabeza les señaló el camino a sus celdas. Muchos tragaron saliva y obedecieron despacio, otros en cambio se prepararon para pelear. Entonces Flash los tomó uno a uno y los depositó en el área de aislamiento para ponerlos bajo doble llave.
De nuevo saludó a los atónitos guardias y se perdió en medio de un relámpago rojo y dorado.
—¿Qué demonios?
Mientras tanto los dos ponis que habían escapado corrían lo más rápido que podían para alejarse de la prisión, no podían dejar que los capturaran así como así; y entonces uno de ellos se tropezó con algo, o más bien alguien: un poni fuertemente atado y con varias flechas clavadas en el costado.
—NO… ¡ÉL NO!
Una flecha se clavó detrás de ellos y antes que pudieran decir algo, ésta explotó haciéndolos a ambos caer de espaldas, se levantaron pero de inmediato pisaron una trampa que los suspendió de un casco en el aire. Estaba balanceándose así cuando de entre las sombras creadas por los árboles un poni encapuchado se reveló a medias.
—Bien es hora que me digan quién los contrató.
—¡Jamás! ¡Nos matará si abrimos la boca!
—Creo que les hace falta un cambio de perspectiva entonces — dijo la Flecha disparando dos proyectiles cortando las cuerdas y haciendo que los dos ponis cayeran de cabeza sobre el suelo perdiendo la conciencia en el acto.
Más tarde sintieron cómo un balde de agua fría era vaciado sobre ambos. Miraron a su alrededor, estaban atados a las vías del tren.
—El motín ha terminado, dentro de un minuto el expreso de Canterlot retomará su marcha, dentro de tres estará pasando por aquí. ¿Quién será el primero en hablar entonces?
Rainbow Dash volaba a toda velocidad lista para interceptar al velocista con los cascos en la masa cuando una pared de magia púrpura detuvo su avance.
—¡Twilight! — Gritó frenando de golpe.
Detrás de ella, la alicornio morada sudaba y se miraba molesta pero al menos la había atrapado.
—Una cosa es ponerte en peligro con trucos temerarios y otra es ir a buscar una muerte segura. ¿Es que tú estás demente o qué?
—¡Déjame ir Twi! ¡Debo ver a Flash sin importar qué!
Las demás se le unieron.
—Rainbow Dash es muy peligroso. Piensa en los que te queremos — lloriqueó Fluttershy.
—Exacto, si algo te pasa puedes despedirte de tu velocidad; tienes suerte que no te haya pasado nada con este comportamiento tan temerario y estúpido — regañó Rarity. — Cálmate aunque sea por cinco minutos y trata de pensar. ¡Por lo que más quieras trata de pensar!
—Piensa en el daño que le harás a tus amigas si algo llega a pasarte Dashie — también se unió Pinkie. — Estás hablando de ir a meterte a un motín de prisión, ¿te imaginas lo que puede pasarte?
Y eso fue lo que hizo que Rainbow se calmara. Era cierto, estaba siendo increíblemente estúpida y temeraria yéndose a meter en un problema así como así.
Suspiró aterrizando.
—Lo siento mucho chicas yo…
—Nos debes a todas un tarro de cidra — la regañó Applejack. — Deja de hacer boberías, ¿quieres?
Rainbow Dash no puso peros, sólo bajó la cabeza y se dispuso a seguir a sus amigas de regreso al tren cuando de pronto se volvió al norte.
—¿Oyeron eso? ¡Se oye como que alguien necesita nuestra ayuda! ¡Vamos!
Y de nuevo aceleró pero se detuvo y las llamó para que la siguieran.
Las demás se encogieron de hombros y por extraño que fuera la obedecieron. Finalmente llegaron a un área donde pasaban las vías del tren y se toparon con dos ponis atados ahí y suplicando perdón. Y un poni encapuchado mirando indiferente cómo esperaban la muerte.
—¡Nos matará si le decimos!
—Van a morir aquí y ahora — dijo fríamente él. — Pero si me dicen van a vivir, lo prometo.
—¿Cómo puedes estar tan seguro? — Le espetó otro.
La Flecha acarició su arco.
—Porque él le ha fallado a Equestria.
—Su nombre es…
El tren silbó a la distancia anunciando que comenzaría a moverse mientras que la Flecha apretaba los dientes al escuchar el nombre. Maldición…
Se alejó dejando a los aterrados sujetos a la merced del tren, sabiendo que Flash podría encargarse.
Y entonces un aura morada de pronto envolvió a los dos prisioneros para liberarlos y la Flecha reaccionó rápido disparando contra el intruso penando que podría ser un aliado de estos sujetos pero se quedó paralizado al ver que no era otra que la Princesa de la Amistad. Twilight por suerte reaccionó rápido y desvió la flecha con su magia aunque tuvo que soltar a los dos prisioneros.
—¡Alto! ¿Qué haces? — Le gritó Twilight.
—El sistema está corrupto, gente como estos bobos son como un cáncer el cual hay que extirpar de raíz — dijo el vigilante. — Le hago un favor a Equestria, gente como tú debería estarme agradecida.
—El sistema no será perfecto pero por algo está — le dijo Pinkie muy molesta.
La Flecha negó con la cabeza.
—No estamos de acuerdo.
—Pues lo estarás porque este es el fin del camino para ti — dijo Twilight inmovilizándolo con tu magia. — Ahora te quitaré la capucha y…
—No es tan sencillo Princesa, está encantada para evitar que un bobo me venga a estorbar.
—¡Más respeto por mis amigas! — Gritó Rainbow.
La Flecha no respondió, su mirada estaba fija en Rarity que también lo miraba directamente, ¿qué significaba esa expresión en esa modista?
El tren silbó anunciando su llegada y antes que pudieran reaccionar se acercaba peligrosamente a los dos prisioneros que gritaron del horror.
—¡NO! — Gritaron todas sabiendo que se habían retrasado demasiado.
Un relámpago rojo y dorado salió de la nada sacó a los dos sicarios antes que fueran arrollados; pero luego los ató a un árbol cercano.
—Demonios, ¿realmente estabas dispuesto a dejar que los arrollaran? — Preguntó reprobatoriamente Flash a la Flecha.
Todas miraban a este poni, era extraño, su rostro estaba como deforme haciendo imposible el poder enfocarlo bien; y su voz sonaba vibrante, misteriosa. Pero lo que no entendían era de dónde diablos había salido y cómo se las arregló para rescatar y atar a esos sujetos tan… rápido.
Rainbow sonrió encantada, sabía que él existía y sus amigas ahora también lo sabían.
—¡Flash!
—El pegaso más rápido del mundo — confirmó el velocista escarlata.
Twilight no podía creerlo (su mandíbula estaba fija en el suelo), pero seguía sujetando firmemente a la Flecha.
—¿Cómo hiciste eso? ¿Cómo puedes moverte así? ¡Tiene que haber un truco!
Flash se encogió de hombros.
—Es la Fuerza de la Velocidad.
Tornó su atención a la Flecha.
—¿Quieres que te ayude?
—Si no es molestia…
Entonces comenzó a dar vueltas en círculos, tanto que sólo se veía una luz roja y dorada creando un aro y finalmente saltó arrojando ante las muy asustadas chicas un pequeño relámpago. Twilight gritó y soltó a la Flecha por una fracción de segundo, pero era todo lo que Flash necesitó. Cuando la alicornio morada retomó su agarre se dio cuenta que no había nadie a quién agarrar y que la Flecha se encontraba en el lomo de Flash.
—Sujétate…
—Espera, ¿qué?
Un destello rojo y el velocista se había largado hasta llegar a la casa de Blue Blood. La Flecha sólo entró al baño más cercano y se puso a vomitar.
—Maldición, avísame la próxima vez que hagas eso…
De regreso junto a las vías del tren, cinco de las Mane 6 estaban sin saber qué decir. ¿Qué pasó? ¿Cómo demonios era capaz de moverse así? Y más importante, ¿quién diablos era? Los dos prisioneros gimieron a la distancia pero no les prestaron atención. De hecho la única que estaba realmente feliz con el encuentro era Rainbow Dash.
—Les dije que este tipo existía de verdad — declaró ella muy emocionada. — Y ahora también a ustedes.
Applejack fue la primera en recuperarse.
—¿Y en serio crees que con entrenamiento normal puedes superar a ese, ese… monstruo?
—Uy ese tipo hace parecer a Dashie como una tortuga — se rio Pinkie. — ¿Vieron cómo se movía? ¡Porque yo no!
Twilight era la que menos podía creerlo.
—Ese relámpago que me arrojó… era pura energía cinética. ¡La hizo sólo corriendo! ¿Cómo es posible?
—Cierto, realmente trató de atacarte — murmuró Fluttersehy.
—No exactamente — dijo Rarity. — ¿No vieron? Todo lo que hizo fue asustarla para que soltara a la Flecha…
—Por una simple fracción de segundo, y eso fue todo lo que necesitó para alejarlo de mí — dijo Twilight todavía incrédula. — Rainbow no te ofendas pero no hay modo que puedas superar a alguien así. Es el… es el…
—Poni más rápido del mundo, yo sé — dijo Dash con una sonrisa. — Y pronto sabré su secreto y lo superaré…
—Rainbow lo que sea que sea el secreto de Flash me suena a que es mejor que no lo sepas — dijo Applejack. — Puede que no lo cuentes.
—¡No importa! ¡Yo ya he decidido que seré más veloz que Flash!
Siguieron discutiendo por un largo rato, todas menos Rarity que se había alejado unos cuantos pasos para pensar un poco por su cuenta. De todo esto (que de por sí fue extraño y aterrador) lo único que tenía claro era que si encontraba a la Flecha encontraría respuestas. Ya había sido suficiente de investigar, tenía que cuestionar a Blue Blood aunque fuera lo último que hiciera. Si quería respuestas debía ir al corazón del problema.
Y ¡Listo! Otro cap en donde la existencia de Flash es revelada a las Mane 6 y dentro de poco finalizaré la etapa uno de esta historia, realmente es divertido hacerla. Espero les haya gustado y como siempre mi más sentido:
Chao; nos leemos!