Mi nombre es Barry Allen y soy el pegaso más rápido del mundo
Chapter 4: Chapter 3
Previous Chapter Next ChapterCarrera 3:
El orgullo del demonio de la velocidad
Rainbow Dash no había sido la misma desde la noche de su regreso de la misión en Canterlot. Sus amigas la notaron muy decaída a su regreso y de la nada no quería saber nada de carreras o siquiera sus prácticas con los Wonder Bolts que tanto le enorgullecían antes. Simplemente se encerró en su casa y ya llevaba casi dos días sin salir arriesgándose incluso a perder su puesto con los grandes atletas voladores por no presentarse a la práctica con un show a la vuelta de la esquina y de a paso no avisarle con antelación a Spit Fire.
—¡Rainbow! Caramba te he estado buscando todo el día — se quejó Applejack entrando a la casa de su amiga. — Creí que habíamos quedado para que te ayudara con tu nuevo truco.
Rainbow, que estaba en su cama sin hacer nada y no pensaba levantarse; así que sólo bajó sus ojos desganadamente y gruñó pero no por enojo sino por pura apatía.
—¿Cómo entraste aquí? — Preguntó la pegaso cian levantando de nuevo la mirada.
—Twilight me trajo en su globo, todas estamos aquí pero pensamos que tal vez te sería un poco más fácil hablar conmigo primero. Primero que nada, ¿te encuentras bien Rainbow?
Rainbow Dash se encogió de hombros de mal humor y medio se incorporó en su cama. De hecho le agradaba que mandaran primero a Applejack ya que por algo era su mejor amiga.
—Está bien, deja que pasen las demás. Perdonen que las reciba en este estado.
—¿No sería la primera vez, no crees? — Se rio Applejack recordando su pequeña crisis de nervios con su tortuga. — ¿Pero segura que estás bien? ¿Segura no quieres hablar a solas?
—No quiero tener que repetirme — dijo Rainbow. — No tienes idea de lo que vi y lo que sentí, y mientras menos lo recuerde mejor. Te lo juro Applejack, ese tipo no es normal.
—De acuerdo, ya nos lo contarás a todas. ¡Chicas pueden pasar! — Anunció la vaquera.
Entonces todas sus amigas atravesaron la pared de nubes colocándose alrededor de la cama de la pegaso que las saludó con una media sonrisa ligeramente incómoda.
—Ey chicas, perdonen que las reciba con esta pinta pero hoy no estoy en mi mejor forma.
—Ni ayer tampoco — dijo Fluttershy con dulzura. — ¿Qué fue lo que pasó en Canterlot? Cuando regresaste estabas tan apagada y realmente no parecías tú.
Pinkie Pie asintió muy rápido y abrazó a su amiga con cuidado. Al ver que Rainbow aceptaba su contacto, Pinkie la abrazó con más fuerza, tal vez más de la debida pero eso ayudó a Rainbow a recuperarse un poco de su marasmo por culpa de la actuación de Flash.
—¡Nos tenías muy preocupadas Rainbow Dash! Pensamos que la Flecha te había asustado como lo había hecho con nuestra gran amiga Daring Do pero luego Twilight nos dijo que no, que la Flecha sólo ataca a los malos pero yo le dije que si era capaz de ir tras alguien como Daring Do era capaz de hacer cualquier cosa. Aun así Twilight no creía que fuera eso hasta que Rarity nos contó que se perdieron y se toparon con la Flecha y que además…
—¡Ya Pinkie! — Pidió Twilight, muy para la sorpresa de la poni rosa. — ¿Cuántas veces te he dicho que no hables tan rápido porque apenas si te entendemos? Cálmate por favor.
Pinkie se rio incómodamente y ofreció una disculpa breve. Mientras Rainbow Dash había cambiado su expresión al escuchar la palabra rápido. Tembló toda y por sus ojos resbalaron un par de lágrimas de pura frustración. Rarity notó el cambio y tras ofrecerle una breve sonrisa le pasó con su magia una caja de chocolates para tratar de animarla.
—Supuse que el pegaso que ayuda a la Flecha tendría algo que ver con tu estado de ánimo. Ten, come esto. Los peores momentos son mucho mejores con tus amigas y el chocolate.
Twilight estaba por soltar un discursito de cómo el chocolate liberaba ciertos químicos que imitaban la felicidad pero consideró que no era el momento. Sin embargo para Applejack había algo más a considerar en todo lo que había dicho Rarity.
—¿El pegaso que ayuda a la Flecha? Pero creía que… ¿Hay algo de su experiencia en Canterlot que no nos hayan contado? —Cuestionó Applejack algo molesta.
Rarity se congeló por unos breves instantes, pensando en los detalles que omitió a sus amigas: primero que no creía lo que había visto por debajo de la capucha de la Flecha y quería comprobarlo por su propia cuenta antes de decir nada. Por suerte ya había comprobado que no era mala investigando. Segundo fue el ayudante de la Flecha pero eso no lo contó porque apenas si lo vio unos segundos antes que Rainbow la dejara sola.
—Sí, hubo algo que no les conté pero porque no quería que interrogaran a Rainbow Dash al respecto, seguro no la ayudaría en su estado de ánimo. ¿O me equivoco?
—Tienes razón Rarity — admitió Rainbow. — Gracias por preocuparte por mí.
—Bien, ¿entonces nos darán la historia completa ahora? — Preguntó Twilight.
Rainbow asintió, mejor sacarlo de una vez.
—Pongámoslo así: el maldito de la Flecha no trabaja solo. Tiene un compañero y… demonios ustedes no vieron a ese tipo…
—Era un pegaso envuelto en un uniforme rojo (muy poco a la moda) pero bastante aerodinámico.
—Exacto — confirmó Rainbow. — Él se presentó como Flash, el pegaso más rápido del mundo (y no Twi, no tiene nada que ver con tu amigo del Imperio Cristal). La cosa es que al principio pensamos que se trataba de un presumido pero luego se movió y… wow.
—Es casi tan rápido como Rainbow Dash, cuando se mueve sólo puedes ver una estela de color rojo y dorado — dijo Rarity. — Así que cuando escuchamos que la Flecha estaba atacando él fue a asistirlo y Rainbow fue tras él.
Y ahí la pegaso cian golpeó con frustración la mesita de noche, golpearía la pared pero esas estaban hechas nubes y no serían
—No Rarity, eso fue lo que no te conté. Ese tipo no se mueve casi tan rápido como yo, él… él… él… ¡él no exageraba cuando dijo que era el pegaso más rápido del mundo!
—¿QUÉ? — Gritaron todas.
Rainbow asintió, era doloroso pero era la realidad.
—Lo que oyen. Cuando fui a ver lo que tramaba lo vi abatir y atar fuertemente a tres tipos en menos de un segundo, ¡No podía seguir sus movimientos con mis ojos! Y lo peor era que ni siquiera se tomó su tiempo para acelerar, se movía así naturalmente; y cuando terminó no estaba cansado para nada. Pero yo no quise admitir lo que acababa de ver y me atreví a pensar que todavía podía ganarle y luego que la Flecha desapareciera fui tras él… pero él volaba rápido y no podía sacarle ventaja por más que fuera a mi máxima capacidad. Pensé que era porque él salió unos segundos antes que yo pero entonces desapareció. Corrió tan rápido que ya ni siquiera podía ver en qué dirección iba, sólo un relámpago que resplandecía de cuando en cuando.
—Pero eso no puede ser… es lógicamente imposible que exista alguien así de rápido — dijo Twilight. — ¿Segura que no lo soñaste?
Rainbow apretó los dientes.
—Estoy más que segura. Y, y, encima viene y me dice… me dice… ¡que no quería nada conmigo! Que buscaba a un verdadero velocista.
Pinkie hizo un puchero.
—Eso no es muy amable de su parte, ¡tú eres una verdadera velocista Dashie! No te dejes insultar por él.
Rainbow la miró prácticamente echando chispas.
—¡Pinkie no lo entiendes! — Gritó Rainbow. — ¡Tú no viste a ese sujeto! ESO es ser un verdadero velocista. Lo que yo hago no se compara con lo que él hace. Es… es… es algo imposible de superar. ¡Toda mi vida pensé que era la más rápida de toda Equestria! Pero ahora me doy cuenta que no sólo no lo soy sino que es muy probable que no entre siquiera a los diez primeros, ni siquiera a los cien… ahora que he visto a un verdadero velocista no sé quién se supone que debo ser.
Applejack le dio un golpe realmente fuerte en la cabeza.
—¡Oye!
—No seas tan derrotista, ¿en serio crees que voy a sentarme aquí a ver cómo mi amiga se deprime porque alguien es más rápido que ella? Dime una cosa, ¿acaso no tuviste que trabajar duro para llegar hasta donde estás?
—Claro que sí — dijo Rainbow frunciendo el entrecejo.
—¡Entonces demuéstralo! — Exigió su amiga. — Rainbow Dash lo que pasó es que te dormiste sobre tus laureles y alguien te superó mientras no estabas mirando, ¿qué vas a hacer al respecto?
Rainbow Dash escondió la cabeza bajo sus mantas.
—No entiendes, no lo viste. Es imposible que yo siquiera me acerque a esa velocidad.
Fluttershy se acercó también mostrándose firme como pocas veces.
—¡Pues esto no te lo permito señorita! — Dijo levantando la voz. — Para la gran mayoría de nosotros los pegasos la Rainplosión Sónica es un imposible, una simple leyenda urbana, pero tú demostraste que sí puedes, ¿o no? Es más, en siglos eres la única que lo ha logrado. Esta tú que veo aquí no es la potrilla que me salvó de los abusadores demostrando que las leyendas son ciertas y que no hay nada imposible. ¡Despierta ya Rainbow Dash!
Las otras la apoyaron aunque la aludida se escondió bajo las mantas, mientras no vieran el poder del tal Flash jamás lo entenderían.
Al final Twilight las animó a todas a irse pero antes se volvió hacia Rainbow Dash:
—Piensa un poco en lo que te han dicho y trata de superar esta ridícula depresión que no es propia de ti— dijo Twilight. — Te queda de tarea Rainbow
Entonces todas se fueron dejando a la pegaso sola con sus pensamientos. No supo cuánto tiempo estuvo ahí acostada mirando al techo pensando siempre en cómo se movía ese tal Flash siempre con tanta facilidad. Fue Tanque el que la despejó más cuando se acercó lentamente a empujar su cabeza contra el casco de su dueña reclamando atención. Rainbow miró a su tortuga que señaló hacia su boca abierta y la chica no pudo sino sonreír.
—¿Sabes qué? ¡Ellas tienen razón Tanque! — Dijo incorporándose de pronto. — No sé quién sea este tal Flash pero no voy a quedarme sentada mientras él se roba la gloria de ser el más rápido del mundo. No sé cómo pero lograré superarlo, ¡lo juro ante mis amigas para que se aseguren que no renuncie sin importar qué!
Tanque siguió insistiendo por su comida y Rainbow asintió y se levantó a darle su ración de lechuga.
—Sí, lo lamento me retrasé con tu comida. Vamos, te daré algo y luego iré a disculparme como pueda con Spit Fire.
Canterlot, uno de los tantos clubes nocturnos de Blue Blood:
El príncipe se encontraba leyendo tranquilamente en su sofá de su privado luego de varias agotadoras reuniones con diferentes proveedores que le había organizado Barry. Luego de replantearse la agenda de éstas como por décima vez (todo en menos de diez minutos) el pegaso decidió que era más sencillo dejarlas todas para el mismo día y el príncipe estuvo de acuerdo. A veces era útil tener a alguien que pensaba como un millón de veces más rápido que un poni promedio.
—Este, Ollie un par de ponis vienen a preguntarte si tienes tiempo de atenderlos antes de abrir el club — dijo el chico asomándose. — No me dijeron sus nombres pero sus rostros se ven peligrosos.
Blue Blood frunció el entrecejo y chequeó su reloj.
—Se retrasaron cinco minutos de la cita que me pidieron, la elegancia de la puntualidad es un valor que se ha ido perdiendo, ¿no crees Barry? — Entonces cayó en la cuenta de algo. — ¡Y deja de llamarme Ollie maldita sea!
—Como quieras, pasen por aquí señores.
Entonces los dos ponis entraron, se veían sospechosos tal como los había descrito Barry, con grandes gabardinas y mirando nerviosamente por todos lados.
—No voy a distribuir drogas ilegales en este club — dijo Blue Blood yendo directamente al grano. — Si sólo eso quieren pueden irse por donde vinieron…
—¿Ahora te haces el santo? Eras un gran cliente antes de perderte en esa islita cuatro años — provocó el dealer con malicia. — ¿O es que se te olvidó?
—Exacto, además casi todos los clubes han dejado de distribuir estas bellezas; y no tienes que hacerlo en todos, sólo en un par para que los jóvenes adictos vayan y tendrás grandes regalías. Vamos amigo, con todos los clientes que hemos perdido por culpa de la Flecha…
Blue Blood gruñó.
—Precisamente idiotas, de no ser por el sujeto de la capucha créanme que hasta les pagaría por derechos exclusivos — dijo sonando genuinamente molesto por tener que tomar esa postura. — Pero pasé por cuatro años de infierno viviendo a la intemperie constantemente soñando con mi cama, mi mansión, mi… ehem, la cuestión es que ahora que lo recuperé todo no voy a arriesgarme a perderlo por culpa de un maldito vigilante que no contento con mandarme a prisión con mucho gusto me ensartaría un par de flechas. Es un pésimo momento para cualquiera aquí, espero que entiendan que no es nada personal pero arriesgo demasiado. Ahora lárguense.
Los dos asintieron de mala gana, sabían que tenía razón; después de todo habían ido perdiendo lugares de distribución por culpa de la Flecha. Siempre la maldita Flecha. Pero uno dejó una tarjeta con un número en el escritorio de Blue Blood.
—¡Aquí! Por si cambia de idea estaremos en esta dirección.
Blue Blood los despidió con un gesto de impaciencia y trató de concentrarse en sus números, mientras Barry regresaba y se dejó caer en una silla.
—Bueno todo listo, ahora sólo hay que esperar a que abramos.
—Unos diez minutos — dijo Blue Blood consultando de nuevo su reloj. — ¿Tienes tiempo de chequear una dirección mientras tanto?
Barry sonrió.
—Me sobra tiempo.
Tomó el papel que los dos narcotraficantes le dejaron y desapareció tras una estela roja con relámpagos dorados. Blue Blood esperó pacientemente hasta que Barry regresó con una lista.
—No encontré mucho: un laboratorio de metanfetaminas, paquetes de droga por entregar… pero finalmente esto. La lista de los distribuidores que conservan, supongo que podrán tener un buen susto.
—Servirá para acorralarlos. Lo que yo quiero es la cabeza del pez gordo — dijo el príncipe con frialdad. — Eres de gran ayuda Barry, pero estos criminales son como el cáncer, por más que lo combates las células siguen reproduciéndose. Hay que extirpar toda el área afectada si queremos que la paz regrese a Equestria.
—Sabes que no me gusta que mates a la gente, de no ser por mi intervención hace un par de días…
—LeGrand era un estúpido, lo que necesitaba era un susto, todavía puede reformarse. Pero reconozco un caso perdido cuando lo veo Barry.
—Sólo espero que algo te haga despertar así como despertó Ollie — suspiró el velocista.
—¿Y a todo esto quién es Ollie? — Dijo Blue Blood ya cansado de escuchar ese nombre tantas veces.
Barry se encogió de hombros.
—Un viejo amigo, Oliver Queen. Él era el típico niño mimado millonario; un playboy que tenía todo en la vida y de pronto su barco naufragó en una isla desierta en donde pasó cuatro años intentando sobrevivir. Se dio cuenta que la isla estaba ocupada por un grupo terrorista y que él era el único que podía detenerlos pero tenía que hacerse fuerte de algún modo si quería derrotarlos y no morir en el intento. Pulió sus habilidades con el arco y cuando por fin fue rescatado se dio a la tarea de limpiar la ciudad. Lo que vivió lo cambió para siempre obligándolo a convertirse en un vigilante conocido como Green Arrow.
Blue Blood frunció el entrecejo mientras analizaba todo lo que le había dicho Barry. No, esto tenía que ser un chiste malo. (Y de hecho lo es)
—¡Imposible! ¿Cómo es que alguien tenga exactamente la misma historia que yo? No tiene sentido, ese tal Queen se robó mi historia, ¿quién se cree?
Flash tenía una gotita en la sien.
—Tengo serias dudas de quién le robó la historia a quién, ¿sabes? De todos modos eso no importa ahora.
—Cierto, lo que importa es extirpar de raíz el cáncer de Equestria — dijo Blue Blood con frialdad.
Cloudsdale, al día siguiente:
Era de madrugada, la Princesa Celestia apenas si había levantado el sol y puntual como ella sola Spit Fire llegó al estadio Wonder Bolt para un poco de entrenamiento mañanero antes que llegaran los demás a molestar.
Pero cuál no sería su sorpresa al toparse con Rainbow Dash en posición de salida toda bañada en sudor y resoplando. A todas luces había pasado largas horas entrenando, ¿primero no se presenta y ahora esto? Mejor se acercó a ver qué sucedía con ella.
Un pequeño cronómetro soltó un pitido anunciando la salida y Rainbow voló lo más rápido que pudo dando vueltas alrededor de la pista de obstáculos. Éstos se activaban tratando de atinarle a Rainbow pero ella los esquivaba todos, hasta que llegó a una especie de cañón de relámpagos que por tratar de esquivar los múltiples ataques se chocó contra una pared y cayó abatida.
—Estás más lenta de lo normal, se nota que estás agotada — dijo Spit Fire con una ceja levantada.
—Estoy aquí hace tres horas entrenando — respondió Rainbow. — Y estoy hecha polvo.
—Eso veo, ¿qué pasó contigo? Primero no te presentas y ahora te tengo aquí, ¿te importaría explicarme?
Rainbow sonrió débilmente.
—Sí, perdón por no presentarme pero terminé muy mal después de mi última misión de Amistad en Canterlot y no tenía ganas de nada. ¡Sé que no es excusa! Por eso vine a entrenar desde tan temprano para recuperar el tiempo perdido.
Spit Fire sonrió.
—Ese es el espíritu recluta. Pero para la próxima háblame antes de faltar e imponerte castigos.
—Así lo haré.
—Sólo por eso también te quedarás hasta tarde toda la semana — siguió Spit Fire. — ¿No hay problemas, verdad Dash?
Rainbow sonrió malignamente.
—Ese era mi plan.
Y eso fue lo que extrañó a Spit Fire pero lo dejó pasar.
—Pero por ahora ve a las duchas y descansa hasta que lleguen los demás, no nos sirves de nada si te matas entrenando. Recuérdalo bien.
No había necesidad de repetirlo, Rainbow se dirigió con la cola entre las patas a limpiarse y descansar. Lo que decía Spit Fire era cierto, pero necesitaba entrenar; entrenar y entrenar si quería recuperar su título como la más rápida de Equestria. Lo único que la consolaba es que sólo ella y sus amigas habían escuchado hablar de este velocista, no se hacía publicidad así que muy pocos sabían que no era la más rápida. No era un pensamiento correcto pero le daba cierta satisfacción malsana.
—Ya verás maldito Flash, aunque me tarde un millón de años voy a superarte. ¡Sólo puede haber un número uno y esa soy yo!
Bueno en este cap prácticamente forcé la escena de Barry y Blue Blood pero sirve para alargar un poco las cosas, además que quería también centrarme en Rainbow y su relación con el velocista escarlata. Pero en fin, espero els haya gustado y por supuesto:
Chao; nos leemos!