Lo Que Somos Ahora
Chapter 25: Hito
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Minutos antes del incendio…
-Emmm, ¿Sunset?- llamaba Fluttershy con voz insegura entre los pasillos que le correspondía su búsqueda.
Tenía sus cejas curvadas, con una mano sobre su brazo izquierdo, encorvada de la propia preocupación y asustada por lo que pasaba en el mundo de su amiga pony.
Twilight siempre había estado allí para ellas, incondicional para ayudarlas, no sólo para asuntos mágicos. Fue por ella que su grupo de amigas recuperó su amistad. Pudo abandonar esos años de soledad, escondiendo su rostro tras su largo cabello de la multitud escolar, que no era nada amigable y la pasaban divididos. Un baile como el que acababan de tener, era imposible del que todos mezclados disfrutaran en ese entonces. Todo el ambiente unido, de amistad y compañerismo no habría iluminado los días escolares en Canterlot High, sino hubiera sido por Twilight Sparkle.
-¡Sunset!- la llamó con mucha más seguridad y temple tras recordar todo lo bueno que Twilight les había dado a su mundo -. ¡Sunset, necesitamos hablarte, es demasiado importante!- agregó para titubear de nuevo -. Ahm…por, por favor- pidió, cuando ni bien puso un pie al pasillo que dirigía a la biblioteca, un dolor punzante apagó todos sus sentidos.
No fue un golpe, pero había sentido un dolor en la parte baja de su cabeza, como si lo hubieran hecho. Fluttershy estaba por caer de frente al suelo, pero algo la sostenía donde sentía el dolor. Su cuerpo era aguado tal muñeco de trapo, queriéndose ir hacia adelante, pero algo amortiguaba esa segura caída, pareciendo desmayada, o más bien, como si se haya abierto un paréntesis entre la realidad del presente, pues tenía sus ojos semiabiertos, hacia ningún lado, con su color azul, como empañados.
Él subió el pecho, sintiendo esa fuerza que conservaba desde su encuentro con Twilight, la fuerza que le dio el sentir el dolor de un corazón afligido, roto. Tenía sus manos abiertas posadas en la parte baja de su cabeza, emanando aura negra que, cuando se empezó a escuchar el pánico que envolvía por completo dentro de la escuela, lanzó un sonrisa, suponiendo que le tocó divertirse a Flame dentro del gimnasio, a la par que esa aura de sus palmas se intensificaba. Su rostro era tieso, sus ojos grisáceos intensos estaban ausentes de la concentración, escarbando, buscando, pero no era tan fácil como con Applejack.
En ella había sido demasiado fácil encontrar aquel latente dolor, concentrado, aún muy fresco, como si fuese reciente aunque había pasado once años. Lo conservaba tan bien, que le dio la fuerza para "divertirse" con Twilight. Había miedo, culpa, cobardía, frustración. Era terca, orgullosa. Todo un banquete que disfrutó deleitar y de contaminar. Aun podía sentir sus manos desprendiendo ese pequeño recuerdo, esa vocecita que la rubia ignoraba. "Vamos a divertirnos" sonrió con malicia en ese momento, y usando el dolor de ella, le dio forma a su tortuoso "yo" de seis años, aunque gastara energía, pero al hacerlo, sabía que abriría una caja de pandora que le probó lo que necesitaba saber. Pero entre la inconsciencia de Applejack, su cuerpo brilló de color verde, brotando de su espalda, las seis lianas que serpentearon en ella.
Eso no lo vio venir.
-"La magia debe contenerse en un huésped para ser utilizada- aclaró Moon White frente a las demás en la mesa de la biblioteca -. Ustedes sirven algo así como un contenedor de esa energía una vez que ésta encontró en ustedes dónde depositarse, porque aunque no lo crean, la magia responde por sí misma que, los tipos diferentes de magia existen por un propósito, y la magia de los elementos de la armonía que se activó en este mundo, reclamó de inmediato depositarse en ustedes por representar lo que ellas están formadas.
-Si existen por nosotras, ¿Por qué entonces se "durmió" como dices?- preguntó Rarity.
-Debe haber otra variable que las haga despertar- pensó no tan seguro –pero si se está adaptando, puede presentar cambios, que no sean tales como lo fueron antes".
Una sonrisa lenta empezó a subirse en su rostro, viendo con una indescriptible fascinación la magia despertada al usar ese recuerdo.
-Con que…yo soy su variable…
O tal vez no.
Frunció sus cejas negras, usando toda la energía para usar su magia y contaminar a esta joven también en la prueba que hacía, pero era impenetrable. Era más resistente que la otra portadora.
-Hay demasiada pureza- farfulló, aun así sin dejar de emanar esa aura negra tras su cabeza -. Mucha bondad, compasión, benevolencia. Mucha…amabilidad. Es un elemento muy fuerte aunque su portadora pareciera la más frágil y débil de las demás- se molestó en deducir y dejó abruptamente destilar la magia, provocando que el cuerpo cayera de sopetón a suelo -. Qué subestimado está- masculló bajando la mirada hacia el cuerpo caído, desmayado-. Podría arriesgar a decir, que su poder es…- torció el gesto en una incómoda resignación -… incorruptible…- levantó la mirada con una sonrisa, aceptando con tranquilidad el reto -…ya veremos…por ahora, de nada sirve si te dejo morir aquí.
…
Applejack estaba acuclillada junto a Thunderlane, mirando a Mistery y Cherry paradas al pie de ella. La rubia se sentía realmente confundida. Su memoria ante los hechos recientes eran confusos y mezclados, por lo que les parpadeó con la cabeza pesada un tanto desorientada por lo que a qué se referían, así como pasmada el hecho de verle con mayor atención un cuerno luminoso de un color morado en la frente de Mint, como las alas abiertas de par en par en la espalda de Crash. Ni se diga su desconcierto de que estaba transformada en algo que…no estaba segura qué ni por qué ni cómo.
Lo único que tenía seguro, es que había sido dominada por algo temporalmente y eso, la hizo atacar, pelear con ellas y herirlo en el transcurso a Thunderlane, que apenas podía moverse por el dolor punzante de las cortadas y golpes de su cuerpo, en especial espalda y pecho, por los latigazos de esas lianas espinudas que salían desde su espalda.
Apenas ella pudo decir o hacer algo, cuando se escucharon las sirenas de policías y bomberos acercarse. Más atrás se podía escuchar la ambulancia.
De un momento a otro, la escuela estaba siendo rodeada, aún saliendo un espeso humo negro de ella, elevándose hacia cielo nocturno y las llamas subiendo y carcomiendo la infraestructura.
Todo había pasado tan rápido, que en seguida las cegaron la incandescente luz de los faros de una patrulla conduciéndose por a un lado de la escuela, donde habían salido la mayor parte de alumnos.
-¡Tranquilos, llegó la ayu…!- decía un oficial desembarcándose del asiento del conductor junto con su compañero, cuando retrocedió un paso de golpe con los ojos sumamente abiertos mientras el otro fruncía el ceño con incredulidad por la extraña apariencia de las tres chicas, para enfocar su atención a Thunderlane, ensangrentado echado en el suelo.
Applejack se levantó del suelo, mirando en estado alerta y estremecida ante la repentina audiencia, pero con ella, sus lianas se movieron, levantándose a los lados, sosteniéndose en el aire, lo que desconcertó a los oficiales, que no sólo veían esas "cosas" moverse con vida propia, sino que estaban con manchas de sangre seca.
-¡Alto ahí!- demandó y enseguida la apuntó con el arma, robándoles un resuello espantado.
-¿Esas cosas se están moviendo?- exclamó incrédulo el otro oficial, más nervioso que su compañero, sacando su arma con sus manos temblándoles mientras otra patrulla llegaba a ese recinto.
-¡Espere!- dijo Applejack colocando sus manos enfrente, en señal de que se detuviera, pero a la vez sus lianas se movieron con ella, haciendo más notorio lo que podía hacer con ellas.
-¡Baje las manos!- ordenó el oficial con una autoridad que camuflaba un creciente temor.
-¿Qué sucede aquí?- preguntó el oficial que salía de la otra patrulla, sin que los que apuntaban perdieran su recelosa atención en ellas.
-Espere, espere- exclamó Cherry a la vez que daba un par de pasos enfrente, con sus ojos moviéndose ansiosos ante la reacción defensiva y peligrosa de los hombres -. Usted no entiende …- decía pero entonces el otro oficial deslizó su arma hacia ella, apuntándole la frente, haciéndola parar en seco con un frío filoso recorriéndole las venas, provocando que el temor haga que sus alas se agitaran un poco para dejarse caer colgando de su espalda cerradas, desconcertando más a los oficiales.
-¡No se mueva!- exclamó el oficial asustado hacia Cherry, abriendo más los ojos y dirigió su arma hacia Mistery que miraba todo sin saber qué hacer -. Usted. Tampoco se mueva- advirtió, mirándole la frente con ese cuerno saliendo de ella, con el corazón agitándose.
Sin embargo, el crujido del fuego consumiendo la escuela, desapreció abruptamente. Elevaron sus cabezas para ver que… ¿El incendio se había apagado? ¿Solo? Es imposible que un incendio de semejante magnitud se apagara como si se tratara la mecha de una vela. Aquello sólo tensó mucho más la extraña situación que estaba ocurriendo. El aire se podía cortar con un cuchillo y ser estrangulados, todos, por la propia tensión.
-¡No les apunte, ellas no son las…!- exclamaba Thunderlane pujando sus palabras, intentando al menos sentarse de donde estaba caído, pero le era inevitable no dar quejidos de dolor mientras lo hacía, ardiéndole los latidos del propio dolor de sus heridas abiertas. El que las lianas estuvieran cubiertas de espinas, le habían hasta desgarrado piel.
-Thunderlane, no, no te muevas- le dijo Applejack con preocupación ladeando su cuerpo hacia él, pero el mínimo movimiento hacía que sus lianas se movieran con ella.
-¡Dije que no se moviera!- gritó el oficial asustado y dejándose arrastrar de los nervios, apretó el gatillo.
Apenas se oyó el sonido de la bala salir disparada del arma, Mistery alzó las manos y su cuerno brilló aún más, como sus palmas abiertas, y creó un domo mágico para protegerlos de la bala, la cual rebotó del domo y salió de vuelta hacia los oficiales, hiriendo en el hombro a uno de ellos, que recién salía de la otra patrulla, lanzando un quejido.
Los oficiales engrandecieron los ojos, con la sangre huyendo de su cabeza, contemplando lo que Mistery hizo, aquel domo mágico morado centellando, estando ella petrificada sacudiendo la cabeza lo que provocó de devolver la bala sin querer.
-¡Lo siento, no…no…!- exclamaba alarmada.
-¡Baje las manos, ahora!- demandó un oficial con severidad manteniendo todos las armas levantadas mientras el herido se había entrado a la patrulla, comunicándose con radio.
Mistery se tentó a obedecer, pero no, se mantuvo intacta y les dio la cara.
-¡No lo haré!
-¡Mistery!- la nombró Cherry.
-¡¿Qué me asegura que si las bajo, no nos van a convertir en cernidera?!- exclamó Mint concentrada hacia los oficiales, nerviosa pero aún así, con lucidez en la situación -. ¡Sé que lo que ven puede asustar pero no les haré daño! ¡Ninguna de nosotras!- agregó -. ¡Hay un herido aquí! ¡Es nuestro amigo! ¡Así que no bajaré mis brazos hasta que ustedes bajen las armas y podamos comunicarnos civilizadamente!
Se escuchaban las sirenas, las voces del otro lado de la escuela por atender el incendio. Los oficiales mantenían sus armas levantadas, absorbiendo todo lo que ella decía, muy escépticos, difícilmente debatiéndoselo, mirando sin perder ese desconcierto de lo que realmente estaban viendo, de qué estaba sucediendo. Cuando…
-¡No le crean! ¡No las dejen escapar!- gritó alguien.
El haber escuchado las sirenas, hizo que un grupo de alumnos regresaran a cerciorar la seguridad de las autoridades.
-¡Hay magia en esta escuela y una compañera se convirtió en un monstruo de fuego!- gritó Bright Idea, entre los demás compañeros encaminándose aún así a una distancia prudente de donde estaban, mirándolas siendo apuntadas por las armas -. ¡Se llama Sunset Shimmer y provocó el incendio!
-¡Ella trató de atacarnos también!- anunció otro señalando a Applejack - ¡No es un disfraz, no es cuento! ¡Todo esto es real y ella es un monstruo igual que Sunset!- agregó mientras se levantaban más voces acusadores, mezclándose entre sí:
-¡Nos atacó! ¡El chico está herido porque ella casi lo mata al igual que nosotros!
-¡Ella y el resto de sus amigas son una amenaza!
-¡Les diremos todo!
-¡Hay un portal mágico!
-¡Una magia de un mundo alterno!
-¡Ponies!
-¡Oscuridad!
-¡Sirenas!
-¡Pasado baile de otoño!
Cada una de las exclamaciones salieron disparadas de sus bocas entre su furia y agitación de lo que había ocurrido, enredándose y mezclándose sus voces ante el desconcierto de los oficiales que miraban a los estudiantes a la vez en donde estaban Applejack, Cherry y Mistery, petrificadas del alboroto y el intenso ambiente fogoso, exclamando orden como amenazándolas, mientras anunciaban con sus radios refuerzos.
Mientras aquello ocurría, dentro de la escuela cuando aún permanecía el incendio.
-¿S-se…se fue?- titubeó Lyra aún incrédula, mirando hacia todos lados del gimnasio.
Un repentino silencio cubrió todo, sólo pudiéndose escuchar la violenta inhalación y exhalación del aire salir de sus fosas nasales. Rarity tenía sus ojos enormemente abiertos, aún sosteniendo el domo mágico.
En un momento, un enorme caballo de fuego levantado sobre sus dos patas traseras, caía para finalmente acabar de debilitar aquel fuerte domo que creó Rarity y así, llegar a ellas.
Ahora, no había nada.
-¡Se fue!- gritó Rainbow Dash corriendo hacia ellas a la par que todo el fuego que consumía la escuela se extinguió de golpe.
-¡Trixie!- llamó Bonbon cuando las llamas que la encarcelaban bajaron de pronto y el anillo de fuego se consumiera.
-M-mi mejor amiga…- fue lo único que logró decir Trixie, con su voz quebrada, moviendo su cabeza de un lado a otro y bajando la mirada al suelo temblándole los labios.
-Lulamoon- la llamó Golden incisiva, acercándose con un aire serio y circunspecto, muy impropia de "Carrot", haciendo que Trixie levantara la cabeza entre su pesar, suavizando su ceño tomándola desprevenida su actitud -. Deja ver tu mano.
-¡Bonbon!- la llamó Heartstrings corriendo hacia ella cruzando el gimnasio. Bonbon respingó y sin dudar corrió para su encuentro.
Se abrazaron de golpe. El mantel que cubría a Bonbon se movió un poco, pero en serio no prestaron atención a ese detalle, apretándose más fuerte preocupadas una de la otra.
-¿Estás bien? ¿Te duele algo? ¿Llegó a lastimarte?- preguntaba Bonbon apresuradamente. -. Lo que hiciste fue demasiado arriesgado.
-Estoy bien- respondió deprisa para apartarse y mirarla entre sus cejas encorvadas -. No pensé en mí. Temía mucho por ti.
-Lo sé- le contestó ablandando más su rostro y la volvió abrazar, sólo para abrir más sus ojos y volverla a apartar para verle la frente. Verle su cuerno.
-Oh…- murmuró ella de alguna forma sintiéndose avergonzada por el cuerno y se lo tapó con sus manos entre su sonrojo y frente poblada de arrugas, mirándola confundida -. No entiendo. ¿Por qué tengo magia? No tengo nada qué ver con todo esto. ¡No quiero tener que ver con todo esto!- se descargó ansiosa y Bonbon no encontraba algo qué decirle. Tampoco quería que estuviera involucrada.
-¿Cómo lo hiciste?- le preguntaba Rainbow a Rarity, con su mirada en la transformada apariencia de la modista.
-No lo sé. Yo sólo…- decía parpadeando varias veces, tratando de entenderlo también mientras miraba sus manos cubiertas de esos guantes duros de diamante, pensando que si daba un puño sobre alguien, de seguro le rompería de un solo golpe la cara -… sentí algo muy fuerte dentro de mí, algo recorrer mis brazos y por eso los levanté por inercia, y ese muro apareció.
Rainbow le mantuvo la mirada, inevitablemente preocupada.
-Ella escapó- le dijo en hilo de voz y Rarity arrugó aún más la frente -. La perdimos. ¿Sabes lo que significa? ¿Sabes la gravedad que magnifica todo lo que hemos enfrentado antes?
-Es sólo la dermis- diagnóstico Golden mirándole la palma rojiza y con ampollas de Trixie, que secaba sus lágrimas con la mano buena -. Afectó la capa externa de la piel. Debiste retirar enseguida la mano. No es tan grave pero debemos curarla para menguar el ardor- agregó con seguridad para mirar el rostro pálido de Lulamoon.
Estaba a punto de decirle algo, pero entonces escucharon el sonido de las sirenas y varias luces parpadeando que se reflejaban por las ventanas superiores del gimnasio.
Los oídos de Bonbon y Golden se agudizaron, y sincronizadas, se intercambiaron una mirada desde la distancia que en la que estaban.
-¡Más vale que desaparezca esa transformación!- gritó Golden hacia Rarity como Lyra, entre los escombros, hallando bolsos, buscando celulares.
-¿Có-cómo hago eso?- dudó Lyra curvando las cejas con torpeza, inmovilizada. Ahora que había pasado la peor parte, la adrenalina que le dio la confianza para encarar a Sunset se había drenado, dejándole una reacción alterada retardada.
-Cálmate, Lyra, ¿sí?- pidió Bonbon y levantó una mano para posarla a un lado de su rostro para hacerla mirar con sus ojos celestes expresándole confianza y seguridad. -. Mírame -agregó con la voz suavizada. Lyra se remojó los labios entre su suave ceño, pero sin apartarle la mirada de encima -. Sólo cálmate y mírame, ¿sí?- pidió concentrándole los ojos sobre los suyos y Lyra se enfocó en todo lo que emanaba sus ojos celestes, regulando su respiración y alteración, sintiéndose, sí, a salvo -. Concéntrate-exclamó con aquel fuerte cruce de miradas -. Ignora las luces, las sirenas y sólo…- decía pero se interrumpió para ver cómo su cuerno luminoso se hundía a su frente hasta desaparecer -. Okey- aprobó con una sonrisa orgullosa hacia ella y Lyra escapó una fugaz sonrisa con una corta risa.
Rarity tenía la frente arrugada, aun afanosa, pero se concentró, llevándose las manos a la altura de su pecho con sus ojos cerrados y un brillo cubrió su cuerpo para retornarla a su apariencia normal con la ropa que usaba para el baile.
-¡Vamos, deprisa!- apresuró Bonbon y las demás corrieron fuera del gimnasio.
-Fluttershy… ¿Dónde está Fluttershy? ¡Y Applejack! ¡No estaban con nosotras!- exclamó Rainbow Dash agitándose de preocupación. Golden y Bonbon se dieron una mirada.
-Sal con las demás- le dijo Bonbon -. Yo me quedo a buscar a ambas. Ellos no pueden encontrarlas primeros.
-¿Qué, por qué?- se apresuró en decir Rarity.
-No nos podemos confiar en las autoridades- contestó Golden, pasándole un celular a Bonbon.
-No podemos arriesgarnos a que se las lleven si todo ya se reventó- agregó Bonbon entrecerrando los ojos -. "Ellos" son rápidos.
-Un momento, ¿Por qué hablan así? ¿De qué rayos se refieren?- se molestó Rainbow Dash pero respingaron aspirando en desconcierto cuando escucharon el sonido cortante rompiendo el aire de una bala afuera del edificio.
-¡De eso!- corearon Bonbon y Golden, más que convincentes ahora e hicieron acelerar el paso, Golden dirigiendo a las demás hacia una salida y Bonbon adentrándose corriendo para encontrar a las que faltaban.
-¡Lyra!- la nombró Golden al ver que se salió del grupo y fue tras Bonbon, quien al escuchar que la nombraron, Bonbon se giró a verla con un ceño reprobatorio.
-No hay discusión- le ganó el habla tomándola de la muñeca y hacerla correr hacia donde la vio que se dirigía.
…
-E-esto…- titubeó Mistery manteniendo el domo -… se nos va de las manos- exclamó para sacudir a cabeza, mirando con miedo con Applejack y Cherry, esos rostros desfigurados de la agresividad y desprecio contra ellas. -. No va ser bueno quedarnos. No pienso quedarme.
-Si nos movemos, van a disparar- dijo Applejack sin poder impedir sentirse aplastada con las severas miradas de no sólo los oficiales, sino de sus propios compañeros viéndose la oportunidad de echarlas de cabeza sin saber lo que realmente decían. Sus ojos se vidriaron con la garganta hecha nudo. No podía culpar su reacción pero…tampoco pudo evitar sentirse traicionada. Miró hacia abajo, sin arriesgar a moverse, hacia aquel chico de ojos dorados con su barbilla tiesa, más que seguro resistiendo el insoportable dolor de sus heridas que aún sangraban, igual de desconcertado que ellas. Le ardieron más los ojos -. ¿Y Thunderlane?- masculló para mirarlas a ellas de nuevo-. ¿Si recibe alguna bala? Si tratan de…de…deshacernos de nosotras. Si atacamos, sólo le daremos mayores razones para que duden de nosotras.
Cherry respiraba con brusquedad, de forma hasta dolorosa por el miedo de verse acorralada y ante la situación que ahora, estaba de lleno involucrada. Escuchó cada palabra de Mistery y Applejack pese sentir esas voces rabiosas y atacantes en sus oídos, siendo observada con desprecio y prejuicio.
-Yo saldré primero- se ofreció Cherry llamando la atención de ambas, como de Thunderlane. -. Haré que me presten atención al salir volando- aclaró mirándolas recién, tratando de regular su respiración y calma para enfocarse y darle forma a sus ideas -. Mientras ellos se distraen conmigo, ustedes los desarman para poder escapar a salvo.
-No, pero y tú…- farfulló Thunderlane pujando las palabras.
-Voy a ser rápida- se aseguró asintiendo una vez, decidida, y miró a Mistery. -. Cuando diga "ahora", rompes el domo para que pueda salir- se explicó a Mint, quien la miraba inevitablemente preocupada.
-Eres rápida en atletismo, Cherry, y esto no es atletismo. Esto es gente asustada de nosotras que no descansarán en balearte al verte volar.
-Siento la velocidad de mis pies, también en mis alas- le replicó con más confianza -. Yo puedo- aseguró determinada.
Y Mistery aun así no borró la preocupación, pero sus ojos morados se endurecieron, con un fuerte ceño en acuerdo, confiando en ello.
-Applejack…- la llamó Thunderlane mientras ellas hablaban. La vaquera lo miró, que más allá de su gesto adolorido, tenía sus cejas curvadas de angustia. -. Yo estaré bien, pero tú…- calló con sus ojos suaves muy preocupados -. ¿Qué pasará contigo?
El corazón de la rubia se hizo puño. La vaquera parpadeó sacando aire con una mirada triste.
-Desde siempre, fuiste el único chico que me hacía feliz automáticamente- masculló con voz fina -. Eso…me incomodaba muchísimo y me obligaba a ser, como era contigo- le susurró sacudiendo la cabeza -. Thunderlane, lamento haber tardado demasiado en darme cuenta que te correspondía- sinceró ofreciéndole una sonrisa temblorosa entre sus cejas curvadas -. De nuevo lo siento por dejarte cómo estás- sinceró con dolor en su gesto y culpa entre el vidriar no sólo de sus ojos verdes, sino los de él, compartiéndose una mirada afectuosa pero también con miedo por el incierto de lo que pasaría después.
El chico no se atrevió a decir nada, el nudo en la garganta era enorme y dolorosa, casi o peor que el de sus cortadas en su cuerpo.
Mientras, Cherry miró por última vez a su alrededor, con otra patrulla acercándose. Luego miró hacia el cielo, tomando una bocanada de aire para reunir valor, y asintió hacia la pelimorada.
- Ahora- avisó y entre el coro de voces enredadas y miradas como si fueran parte de la exhibición de fenómenos, Mistery rompió el domo y Cherry levantó sus alas y se desprendió del piso para salir volando.
-¡Dis-disparen, disparen!- bramó un oficial estupefacto con los ojos pelados como el resto al ver a esa joven salir volando, ¡volando!
Las balas no se hicieron esperar y comenzaron a salir una tanda hacia Cherry, quien volaba en zigzag sobre ellos, mientras Applejack hizo estirar sus lianas hacia las armas de unos tres oficiales y se las arranchó de un repentino tirón, mientras Mistery les lanzaba un rayo tras otro asimismo en las armas para que salieran arrojadas y se les cayera de las manos varios metros. Pero…
-¡Aaaghh!- jadeó Cherry, cuando repentinamente, sintió el ardor de una bala que le rozó una pierna, solo para sentir un intenso y agudo dolor en una ala, de otra bala que esta sí alcanzó a penetrarse.
-¡Le di!- clamó un oficial para el susto de Applejack, Mistery y Thunderlane.
…
Un quebrado y fino jadeo acompañó el fuerte respingo que hizo temblar el cuerpo de Fluttershy, aún más el sentir cómo le picaban la textura de lo que sentía como…césped. Sí. Era césped.
Su cabeza era pesada y le dolía la parte baja de ésta, pasando allí su mano con gesto de confusión, parpadeando rápidamente al verse a orillas del bosque a unos veinte metros de la escuela, pero que dejó sus ojos alarmantemente abiertos y vidriosos, al divisar espeso humo que salía de la infraestructura.
-¡No, no, no, NO!- se agitó sintiendo como le ardía y dolía todo por dentro, incorporándose del suelo, olvidando súbitamente el cómo llegó allí, para salir corriendo hacia la escuela.
En sólo imaginarse a sus amigas, compañeros, dentro de esa trampa de fuego, el pavor era inmenso, pero muchísimo más, la voluntad de entregarse a su ayuda. Su mente asaltada de los nervios, la hacía escuchar gritos, el crepitar del fuego, imaginarse los pasillos envueltos en el humo negro, quedando personas desorientadas dentro del incendio, jadeando por ayuda, lanzando alaridos de dolor los alcanzados por el fuego, desesperación y pavor.
Pero entonces dio un grito desesperado cuando escuchó una balacera.
-¡Por favor, por favor!- suplicaba sintiendo sus ojos vidriar con fuerza, con un fuerte ceño afanoso, forzando a sus piernas a que sean más rápidas, corriendo con puños firmes moviendo sus brazos delante y atrás, percibiendo algo creciendo desde lo más adentro de ella, una fuerza que se empujaba hacia afuera, empezando su cuerpo a emanar un fúlgido brillo amarillo claro.
Sin detener por nada su precipitada carrera, el brillo se expandió dando forma su apariencia con su magia despertada. Una falda en forma de una flor de loto amarillo pálido bocabajo, partió desde su cintura, abriendo sus pétalos como tablones de la falda, mientras su torso se cubría del mismo color, desmangado y que cubría todo su cuello, con unos collares de flores en sus muñecas y unos botines rosas pálidos con cintas que se envolvieron a las piernas en secuencia de cruz, siendo la de la pierna derecha la más larga y va hasta más de las rodillas, los cuales se desprendieron del suelo cuando centellaron chispas luminosas de su espalda, desenvolviéndose unas traslúcidas alas de mariposa rosado fuerte. Aletearon a pedido de la urgente necesidad de Fluttershy de velocidad y la elevaron.
Ni dos segundos tardó en transformarse, siendo de golpe y tomándola en total desconcierto cuando se vio volando, dejando escapar un pequeño grito y entorpeció su vuelo, pero aun sin salir del asombro, sabía que tenía su magia de su lado de nuevo, frunció más el ceño en intrepidez y se precipitó hacia la escuela, en su ayuda.
-¿Ves? No hay que subestimar ese elemento. Ninguna de ellas...- una voz en la oscuridad del bosque, viendo alejarse a Fluttershy.
-Aun no entiendo por qué lo permites- reprochó una voz femenina . -. Y la magia se está despertando por mí, ¿cierto?
Una risa divertida se oyó con un suspiro de buen humor.
-Eres muy vanidosa, Flame. Tu vanidad es tu encanto pero te limita y es la causa de tus fracasos.
-No me contestaste.
-En parte- sinceró -. Ellas están comprometidas a proteger a los demás…y les diste una buena razón para hacer despertar su magia.
-Son… ¿Guerreras? ¿Guardianas? ¿Todas las anteriores?
-Nunca me aburro contigo, Flame.
-Pero no entiendo- se quejó -. ¿Por qué permites esto?- insistió.
-Como dije. Eres vanidosa y eso te limita. Por eso no ves lo que yo veo.
-¿Y qué ves?
-Quiero que lo veas por ti misma- contestó al ras para sonreírse -. Y te prometo, de que te vas a divertir más de lo que lo hiciste sola.
…
-¡Cherry!- la llamó Mistery horrorizada, sin que lograran el objetivo de escapar al ver con pánico cómo Cherry empezó a caer en picada, inútilmente tratando de mantener su vuelo, sin poder evitar lanzar un grito y cerrar los ojos presa del miedo a la caída de gran altura que le aseguraría heridas de gravedad o una muerta segura.
Pero entonces una repentina ráfaga de viento se cruzó entre la multitud para ver una silueta volando en dirección donde caía Cherry, siendo rodeada de unos brazos que la sujetaron impidiendo la caída.
-¡¿Cherry?! ¡¿Estás bien?!- gritó Fluttershy manteniendo el vuelo, admirándose que quien atrapó fue a ella, para darse cuenta de la ala que sangraba.
-¡Fluttershy!- exclamó ella en un gran alivio, aferrándose con fuerza rodeando sus brazos a su cuello -. ¡Gracias, gracias, gracias! ¡Y nos jodimos!
-¿Qué?
Como si no fuera suficiente esto, el violento arranque de un motor se escuchó, viendo un auto azul que se precipitaba hacia ellos con descuidada velocidad, provocando que todos allí se lanzaran y apartaran antela amenaza de que se les iba encima mientras hacían sonar de manera insistentemente el claxon.
-¡Applejack, Applejack!- la llamó Rarity y Rainbow Dash, dentro del vehículo que se conducía deteniéndose a raya cerca de ella con las puertas ya abiertas.
-¡Chicas!- gritó Applejack sin perder tiempo, para subir con Mistery, no sin antes voltear y lanzarle una mirada a Thunderlane -. Te quiero- movió sus labios sin ser audible pero él las entendió, mirándola sin saber qué expresión poner.
Fluttershy enseguida voló hacia ellas con velocidad entre el desconcierto de los oficiales por sus acciones y enredos de voces de la muchedumbre, y aunque unas encima de la otra, y con puerta abierta, el auto tal como vino, se marchó con urgente rapidez fuera de todo el recinto de la escuela.
-¡Applejack! ¿Qué tu…?…- decía Rarity al verla recuperar la magia pero fue interrumpida por ella misma.
-Cherry está herida- avisó enseguida mientras se acomodaban y Mistery se pasaba hacia adelante para que haya más espacio atrás.
-Aguanto…- masculló Cherry entre el ardor de su pierna pero mucho más de su ala derecha.
-Pero si la desapareces…¿Aún tendrás herida?- interrogó Rarity.
-No puede ocultar su ala. Está dañada, hay que curarla- replicó Applejack con preocupación.
-Serénate, Manzanas. La van a curar donde vamos- interrumpió Golden con voz neutra, quien conducía el auto con la mirada enseriada hacia el camino y pasó el celular a su lado -. Cualquiera de las dos. No llamen, envíen "Vete" en un mensaje a Bonbon. Debe abandonar la escuela a la de ya. Toda una caravana de patrullas debe estar por llegar- aseguró acelerando el auto que robó del estacionamiento.
-Fue horrible- masculló Mistery con su frente poblada de arrugas- . Nos tenían miedo pero…también vi mucha saña en sus miradas…- sacudió la cabeza aun con una mirada nerviosa que contagió aún más al resto, a excepción de Golden.
-Una multitud de alumnos exclamaba en contra de nosotras- dijo Applejack con la voz un poco forzada tratando de que los latidos de su corazón se regulara.
-Esas miradas…- no completó Cherry para cerrar los ojos y negar con la cabeza, recordando esas voces enredadas y punzadas miradas que le hacían agudizar exageradamente los sentidos.
Hubo un minúsculo silencio, compartiendo una misma preocupación. Algunas se lanzaban miradas llenas de angustia y otras se ensimismaron, digiriendo la realidad por la que pasaban hasta que un jadeo ansioso salió de la boca de Applejack.
-Pinkie Pie…
-Llamen a Pie o a Sonata para que indiquen donde están y se comuniquen con Drops- ordenó Golden mirando de reojo a Rainbow que terminaba de textear a Bonbon.
-¿Drops?- dudó Trixie confundida -. ¿Quién es…Drops? Estás actuando raro, Carrot.
La pelinaranja dejó escapar el aire de su boca y levantó sus finas cejas torciendo el gesto en resignación
-Golden- aclaró mirando por un momento por el retrovisor a las demás -. Mi nombre es Golden Harvest, no Carrot Top- confesó tomando desprevenidas a las demás que ahora escuchaban una nueva cosa que lidiar en la noche. -. Carrot es mi nombre falso que me otorgaron, en una identidad falsa para la fachada en mi vida como "Carrot Top", pues soy una agente de seguridad secreto en entrenamiento con mi pareja de misión, Sweetie Drops- dijo para ladear un poco la cabeza -. A quienes conocen bajo su identidad falsa como Bonbon.
-¡Espera un minuto!- interrumpió Rainbow Dash que estaba a su lado, parpadeando perpleja e incrédula -. Estás…estás diciendo que, "supuestamente" tú, Carrot Top, y Bonbon, no son… ¿reales? Era todo una...¿farsa?
-Sep- contestó mientras asentía sin apartar su mirada del camino.
-Una fachada...- decía Trixie tratando de procesarlo mientras sacudía la cabeza -...una fachada para encubrir su verdadera identidad porque son…¿agentes?- preguntó con demasiada incredulidad y tiró una risa seca sarcástica de mal humor -. ¿Cómo Man in Black o qué?
-¿Estamos en condiciones para bromear ahora?- exclamó con voz severa y cortante-. Por eso deben creernos cuando decimos que las autoridades no son seguros para ustedes, ya lo vieron ahora con semejante espectáculo- exclamó lanzando otra mirada al retrovisor -. Además hay agentes encubiertos como oficiales, en todos lados. La Agencia se va enterar, van a ir tras ustedes y créanme- tiró una risa seca-. No van a querer que las atrapen. Su deber es proteger y servir contra peligros de proporciones tales que un simple oficial no puede lidiar y amenace la paz y la vida de la gente por la violencia…- ladeó la cabeza con una sonrisa divertida e irónica-…enfrentándola con más violencia.
-¡Nosotras no somos una amenaza!- dijo Fluttershy angustiadísima.
-Lo sé. Por eso las ayudaremos. Y más vale que deshagan esa transformación.
-¿Cómo sabemos que no nos mientes y nos echará de cabeza con tu gente?- toreó Rarity con desconfianza.
-Drops y yo lo hubiéramos hecho desde lo que pasó en el Baile de Otoño, ¿no lo crees? O en la Batalla de las Bandas. Pero no lo hicimos. Así que créanme cuando les digo que no lo haremos ahora.
-Creímos lo mismo de nuestros compañeros y ya se movieron en nuestra contra- encaró Mistery con sus ojos entrecerrados en desconfianza.
-Esto es una maldita estupidez- masculló Cherry agitando la cabeza entre el ardor de su herida -. Hay un maldito monstruo de fuego por allí suelto, tenemos una maldita magia por alguna maldita razón...
-Acostúmbrense. Maldice mucho- farfulló Mistery.
-Tengo una maldita bala en una ala…¡Ala! Y ahora la chica más dulce y confiable de la escuela, resulta decir que finge una vida para ¿una maldita agencia de seguridad secreta? Y que mi novi...ex novia es su pareja de misión. ¡Es una maldita locura! ¡Me niego a creer esta...esta maldi...!
-Deja de maldecir tanto, dulzura- interrumpió la voz firme de Applejack, quien se había mantenido callada para analizar la situación -. Yo le creo- exclamó con la mirada enseriada sobre ella, ganándose la total atención.
Por más que quería ponerse recelosa e incrédula como el resto en primera reacción, no podía, es más, desde que empezó a hablar vio tanto sentido a todo, como si las piezas sobre esa excéntrica chica al fin encajaban, pues por primera vez desde que tiene esa…rara relación con Carrot, sentía completa y total honestidad a sus palabras.
-Siempre creí que eras falsa y de doble filo- agregó la vaquera, lo que provocó que la pelinaranja deslizara sus ojos verdes al retrovisor, para verle ese rostro de mejillas pecosas, serio, mirándola fijamente de manera penetrante, haciéndola sentir que le atravesaba algo filoso en el cuerpo, aunque Golden ni se inmutó a eso -. Que seas una agente especializada me suena más lógico que tú siendo una inocente y dulce alumna, por muy exagerado o tonto le suenen a las demás. Eso explicaría tu comportamiento errático de querer secuestrarme por un simple baile y hacerme quedar mal frente a todos cuando sacabas para mí esa personalidad violenta, cínica, y manipuladora. El tipo de persona en el que jamás llegarías a confiar- agregó con ese tono seco de su voz y Golden apartó de golpe la mirada hacia enfrente, remojándose los labios, un tanto distraída y odiándose desde lo más profundo el cómo le afectaban sus palabras.
Porque la verdad siempre incomoda. Y porque las decía Applejack precisamente era que sentía una...sí, vergüenza de lo que era. Nadie jamás la había hecho sentir así. Solo la vaquera con su solo existir. Por eso la fastidiaba tanto. Era la única persona que la hacía sentir minúscula e insegura. Porque sabía que podría ver a través de las personas. Y lo que le torturaba, es que ella podría darle todo lo que no podría darle al atento y tierno chico de ojos dorados, un odio aparte que venía de plus, pues puso los ojos en el mismo chico que, para emporar sus males, se fijó en la vaquera. Y no lo culpa. Golden siempre seria menos a su lado aunque no demuestre esa inseguridad que le provoca. Aprendió bien maquillar sus sentimientos y emociones.
Sin embargo al ras de decir aquello, la rubia suspiró y cerró sus ojos.
-Pero pese a todo eso, no creo que seas una mala persona, mucho menos si has confesado toda la verdad para tendernos la mano. Eso te da credibilidad...Golden- concluyó suavizando sus palabras mientras desprendía un brillo su cuerpo y deshacía su transformación.
Las demás resoplaron en resignación. Viniendo esa seguridad de Applejack, la persona más confiable con ese sexto sentido hacia la honestidad de los demás, se relajaron mejor, sólo un poco dada a la situación.
Golden se resistió a contestar algo. Sólo retomó la seriedad de su rostro y endureció sus ojos ante la pequeña y fina capa de las lágrimas que retuvo e hizo que sus ojos verdes obtengan un bonito brillo entre su dureza.
…
El olor a cigarrillo y trago se concentró fuertemente en su nariz, así como aquella música que para sus oídos, se escuchaba desagradable. Su corazón latía despiadadamente lento haciéndola sentir que en cualquier momento su rostro se volvería blanco tal papel y caería desmayada. Estaba nerviosa. De eso no había duda, pero aun así, conservaba ese semblante decidido, con sus cejas encorvadas pero sus ojos cerezas firmes, en un carnaval de sensaciones en que se escalaban varias reacciones a la vez, siendo la seguridad de lo que quería alcanzar en la cima de esa empinada montaña que tanto le ha costado subir.
Al fin, vería a Adagio Dazzle y Aria Blaze.
La última vez que las vio, estaba echa bolita en el suelo, recibiendo su castigo. Golpes y patadas que iban y venían. Sus súplicas y lágrimas sólo animaba sus ganas de hacerla sentir lo que merece una sirena que ha traicionado toda la cultura de su raza, sintiendo piedad y empatía por alguien más. Porque las había traicionado a no prestarse más a vengar a Las Rainbooms, porque su corazón temblaba tal delicada hoja que cuelga con esfuerzo de una rama seca en tan sólo pensar que esas jóvenes, que entregaban su vida por defender los valores que representan en protección a terceras personas, sufrieran sólo por hacer el bien. Porque ella estaba consciente de lo que era malo y bueno, y siempre había elegido el malo, porque no creyó ser digna de otro.
Sentada a la orilla de una cama cuadrada, en un cuarto de aspecto morboso y erótico, Sonata aguardaba a sus…profesionales, para el servicio que había requerido. Tener que verlas a distancia con aquellas ropas y maquillaje, alcanzando a ver a Aria siendo nalgueada mientras caminaba con una bandeja de tragos para cierta mesa, y que por el impacto, dejó caer, recogiendo los trozos entre las risas, bufas y miradas morbosas de aquellos hombres, mezclados de varias edades.
Un terrible retorcijón de estómago sintió, a la vez de como toda aquella energía negativa se inyectaba bajo su piel, incomodándola bastante, pues el prostíbulo era de muy mal aspecto, el tipo al que irían hombres de bajo mundo.
Estaba completamente segura que ellas no disfrutaban de este empleo. Al menos en el otro, como "Dulces Sueños", seducían y dormían hombres para robarles sus pertenencias. Se les hacía divertido la táctica; pero ofrecer su cuerpo a merced de la lujuria, no era algo que harían ellas.
Eran demasiado presuntuosas y vanidosas como para regalarse de esa forma, además, siendo sirenas, no tenían libido, así que debía ser molesto hacer algo de lo que no estás hecha para hacer, que no era una necesidad complementaria del cuerpo, sino una obligación para reproducir su raza.
Sintió una mano más grande que la de ella pero cálida posarse sobre la pequeña y delicada que era la suya, buscándola confortarla. Sonata logró escapar una sonrisa y girar la cabeza para ver a Rain sentado a su lado. La llevó donde quiso y siguieron su plan con la sola condición que no estaría adentro sola con ellas. Rain había gastado bastante dinero por el servicio de dos de sus trabajadoras para...una orgía. Pinkie Pie aguardaba apoyada a la pared frente a la cama, ensimismada y claro, incómoda por el tipo de ambiente en el que estaba. Ni siquiera pidieron su cédula de identidad ni nada, más bien, fueron vistas como algo que reposa en una vitrina.
Allí no hacen preguntas, solo les interesa el dinero y saben qué nomás harían con sus chicas una vez que se cierra el cuarto asignado.
-Me siento culpable por entrometerlos en todo esto- sinceró Sonata con su voz firme pero fina, rompiendo el pesado silencio y haciendo que Pinkie Pie dejara de pensar en lo que sea que pensaba para mirarla hablar con Rain.
-No nos apuntaste con un revolver para eso- le dijo él con una sonrisa dulce -. Yo acepté. Aceptaría cualquier petición que me hicieras- sinceró con una mirada concentrada sobre aquel semblante dulce pero que emanaba a la vez, tanta fuerza -. Por ti, tengo una segunda oportunidad. Te debo demasiado, Sonata.
-Porque te obligué- suspiró enseriándose mirando enfrente, hacia los ojos celestes de Pinkie, mientras desprendía su mano de la de él -. No decidiste. Yo lo hice por ti y sin saberlo. Eres el hombre amable, dulce y decente porque lo hice contra tu voluntad. Ahora, estoy por limpiarlas a ellas también y lo que dijo Rainbow esta semana tiene razón- sacudió la cabeza -. No soy absolutamente nadie para decidir por alguien más el camino que dirigirá su vida. Así que…- suspiró mirándolo con un suave ceño -. Lamento haberte quitado tu libre albedrio.
-Sonata…- la llamó parpadeando varias veces, sin poder decirle algo porque entonces la puerta se abrió.
Los tres giraron de golpe hacia la entrada de la habitación, viendo a unas petrificadas Aria y Adagio, que congelaron el gesto de sus rostros al reencontrarse con la traidora, quien ayudó a vencerlas y un muerto.
-Tú…- exclamó con voz seca Adagio, aun sin moverse, sin saber bien a quien se lo decía de los tres, mirándolos en un inútil intento de hacerlo a la vez, empezando a sacudir la cabeza.
-¡Tú tienes que estar muerta!- explotó Aria apartando a Adagio y adentrándose al cuarto a la par que Sonata y Rain se ponían en pie -. ¡Y tú también!- lo señaló él con fuerte ceño, desconcertada. -. Y tú…- dijo hacia Pinkie Pie, apretando los dientes, empezando a sacudirse -. ¡Eres una Rainbooms! ¡Deberías de estarlo! ¡Ustedes...me quitaron mi voz!- bramó para expulsar sus brazos hacia adelante, agarrándola de su vestido y empujándola sin soltarla contra la pared, acorralándola con intenciones de golpearla hasta cansarse. Todos y cada uno de los recuerdos del final de esa batalla de las bandas se reventaron en su mente, despertándole una furia contenida que se expresaba en sus ojos morados, ardidos en cólera.
-¡Aria, detente que a eso vine!- exclamó enseguida Sonata, -. ¡Vine a devolverle sus voces!- soltó la buena noticia con una sonrisa entre sus cejas curvadas, provocando que Aria girara con violencia su atención a ella, temblándole más el cuerpo.
-¡¿Te vienes a burlar de nosotras?!- encaró Adagio pujando sus palabras, escuchándose violentas mientras azotaba la puerta y se le acercaba agresiva pero en medio de ellas, se puso Rain. Los ojos morados de Adagio subieron para poder verlo, siendo él, centímetros más alto.
-Ella me salvó. Ella también puede salvarlas- le dijo sin temerle.
-Te creíamos muerto- se limitó en decir Adagio sin perder su compostura.
-Lo estaba- le contestó ablandando su rostro, mostrándose más gentil -. Y entonces ella me dio vida- agregó para hacerse a un lado y mostrar a Sonata.
-Es una tontería- masculló Aria con amargura, dejando de mirar hacia ellos y despreciar con la mirada a Pinkie Pie, soltándola de golpe.
-¿Es una tontería darles una segunda oportunidad?- preguntó Pinkie para sacudir la cabeza en negación -. No lo creo.
-Despilfarraba dinero en bebidas, en mujeres- continuó diciendo Rain -. Era egoísta, agresivo. Buscaba pelea donde quiera que vaya y me aprovechaba de los demás. Sentía tanta rabia por dentro- expresó con sus ojos azules vidriándose entre la atenta mirada de Aria y Adagio, quienes aun así, se mantenían duras y con el rostro marcado de mala actitud, pero eso no lo desanimó para contar su caso, como le había prometido a Sonata-. Era muy, muy débil para pedir ayuda, igual, nadie me la dio. Nadie- tragó fuerte saliva entre su garganta hecha nudo para desviar la mirada en Sonata, sintiendo cómo toda su vida, hasta llegar a lo que era ahora, cobraba sentido -. Sólo ella- exclamó con suavidad, mirando el rostro iluminado de Sonata, con aquellos ojos cerezas brillando en una alegría que le empalagaba el alma de manera única -. Yo no escogí ser lo que soy ahora, pero decidí mantenerme a lo que soy, luchando a diario con el fantasma del pasado. Ahora que sé lo que me perdía del camino bueno que ahora dirige mi vida, no pienso extraviarlo- concluyó con una sonrisa aliviada mientras se le caía una lágrima.
Sonata soltó el aire contenido, sintiéndose orgullosa y afortunada de tenerlo, como sentir esa energía azul en su pecho, concentrándose con más fuerza en ella, haciendo que su corazón enloquezca del cariño que le gritaba en silencio.
Aria estaba tiesa, con su ceño que parecía quererle partir la piel, rechinando los dientes al sentir la mano de Adagio agarrándola del antebrazo, en señal de que no se impulsara de nuevo contra alguien, haciéndola sentir demasiado frustrada y mal resignada para obedecerla como lo ha estado haciendo desde hace cientos de años.
-Te escucho, Sonata- exclamó Adagio con seriedad, paseando su mirada entre Rain y Pinkie Pie -. Pero a solas.
-Ah, no- dijo él repentinamente alerta.
-No- coincidió Pinkie Pie sacudiendo la cabeza.
-Qué confianza- lanzó el sarcasmo Adagio -. Entonces lárguense- dijo para mirar fijo a Sonata, quien al escucharla arrugó la frente en un suave respingo, sólo para devolverle la misma mirada y recuperar su semblante decidido.
-Déjenos solas, por favor- pidió ella, haciendo sonreír a Adagio, halándole un poco el brazo que le sostenía a Aria.
-Sonata- replicaba Rain.
-Sé que tuvimos un trato pero es verdad- le dijo ella -. Esto es algo entre ellas y yo. Sólo las tres podemos solucionarlos. Ya hiciste tu parte, ahora el resto es cosa mía.
-¿Olvidas lo que te hicieron la última vez cuando estuviste solas son ellas?- preguntó Pinkie desconfiada y Sonata la miró.
-No soy rencorosa, y sé lo que hago- exclamó para mirar a ambos, sin perder su temple -. Por favor, confíen en mí.
Tanto Pinkie como él se intercambiaron una mirada mal resignada.
-Estaremos en el pasillo- avisó la fiestera cruzándose de brazos.
-Confiamos en ti- asintió Rain, mientras se daba la vuelta con Pinkie Pie mirando a Aria y Adagio cuando caminaban hacia la puerta hasta salir.
Apenas escucharon cerrarse la puerta, Adagio soltó a Aria.
-Que no haga ruido- sonrió maliciosa mientras colocaba el seguro y Aria se precipitó a Sonata para darle el primer golpe.
…
Celestia cruzó el bosque Everfree con toda la velocidad que podría darle sus alas con una hilera de guardias pegasos a sus lados.
Aún no conocía el enemigo que había enfermado a sus súbditos de raza unicornio, pero sí uno; el tiempo. Su hermana menor acaba de morir entre sus cascos. Ella había experimentado toda clase dolor en su vida, pero este, era el que más les desgarraba por dentro; sin embargo, tenía que hacer a un lado ese pesar para anunciar a Twilight lo que el destino siempre le había tenido deparado. Tal vez hará un escándalo, era neurótica, pero como siempre lo supo, tenía la voluntad y temple para lidiar con cualquier situación.
Sobrevoló la ciudad con urgente velocidad pero cuando la alicornio se inclinaba a aterrizar cerca del castillo, su visión le falló, haciéndole ver doble repentinamente, por lo que no pudo medir bien el aterrizaje y cayó descuidadamente sobre la tierra, revolcándose en círculos algunos metros.
-¡¿Princesa Celestia?!- se espantó la alcaldesa que estaba cerca de choque, con el resto de guardias angustiados ante su fuerte caída, corriendo hacia ella.
-Twilight…- la llamó Celestia manteniendo sus ojos cerrados gesticulando de dolor por el buen golpe que se dio, pero asimismo, sentía extraño su cuerpo, pesado. Ya siendo afectada. -. ¿Ya llegó Twilight?- se apresuró en decir poniéndose en pie con torpeza, siendo ayudada por sus guardias.
-Sí, Princesa- contestó la alcaldesa -. Acababa de visitar el abarracado hospital de unicornios enfermos. Dijo tener una pista de lo que pasaba y entró al castillo pero…- curvó las cejas en preocupación -. No se ve bien. ¿Le ha afectado esa ventisca?
-Sólo debo llegar a la puerta del castillo - dijo al sentir su cabeza mareada, no sabría bien si por la mala caída o que estaba descomponiéndose con una peligrosa rapidez tal como su hermana. Miró a sus guardias -. Convoquen a los ponies que puedan a faldas del castillo. La Princesa Twilight tendrá algo realmente importante que anunciar- les dijo con una mirada que ellos sabían a lo que se referían, de su pronta muerte -. Gracias por sus servicios, señores- les sonrió con mucho afecto, de esa manera que sólo ella pudiera hacerlos sentir en confortación como si fuese una madre -. Twilight va a necesitar su colaboración de ahora en adelante y aspiro le profesen esa confianza y lealtad. Confíen en su instinto, que yo siempre he admirado y aprobado.
-La Princesa Twilight tiene nuestro servicio y lealtad como la que mantenemos a usted, su hermana y sobrina. No se preocupe- confirmó uno de los guardias con firmeza y seriedad.
-Ahm…no entiendo por qué dice eso, Majestad- intervino la alcaldesa con sonrisa tensa.
-Mis palabras le verán sentido en cuanto Twilight abra estas puertas de nuevo, sola- exclamó para suspirar al llegar frente a la puerta.
Agradeciendo de nuevo, ingresó al castillo cerrándola tras suyo.
-¡¿Twilight?!- la llamó enseguida con su andar lento, arrugando la frente, incómoda al sentirse tan esmirriada. -. ¡Twilight!- volvió a llamar pero su cuerpo se venció al suelo, sintiendo demasiado pesadas sus patas como para seguir caminando.
-¿Princesa? ¡Princesa!- se angustió Twilight tras galopar enseguida a las escaleras y se teletransportó a su lado -. Pero… ¿Qué le suce…? ¿Le está afectando igual que a los unicornio?- sacudió la cabeza -. No puede ser… ¿usted también?- se asombró para fruncir el ceño y hablar con amargura -. Pero Princesa, yo sé quién hizo esto.
-No…no tenemos mucho tiempo- masculló con sus cejas curvadas.
-¡Sé que no tenemos tiempo! Quien hi …
-¡Luna está muerta!- le interrumpió, dejándola con las palabras atoradas en la garganta.
-¿Qué…?- interrogó sin mover un músculo de su rostro, en shock y sus ojos enormemente abiertos, empezándose a vidriar.
-Y yo…me estoy muriendo- agregó con la voz quebrada.
Twilight se quedó estatua, mirándola con los ojos bien abiertos y ceño fruncido.
-¡¿Qué está qué?!- reaccionó Twilight en desconcierto, mirándola entrando en ansiedad. -. ¿La mató? ¿La está matando?- decía ardiéndole los ojos de las lágrimas contenidas y el pecho para sacudir la cabeza descomponiendo de golpe el rostro -. ¿Cómo puede morir? ¡Creí que era inmortal!
-Lo que muere es mi cuerpo, yo seguiré viva, pero no estaré en el mundo físico- masculló muy triste al verla así de descompuesta.
-¿Qué…? No entien…
-Soy un Espíritu que tomó forma de un equino- le interrumpió con rapidez -. La forma de uno con alas, cuerno, para representar a las tres razas que habitarían la tierra mágica que teníamos para gozar en el mundo físico y ustedes, nombraron como Equestria.
-¿Espíritu?- repitió con la voz frágil, mirándola mientras sus lágrimas caían, tratando realmente de entender.
-Por ahora lo que puede contarte, es que soy el Espíritu del Sol y mi hermana, es el Espíritu de la Luna. Pero antes de nuestra llegada, quien primero fue la protectora y guardiana de estas tierras, fue el Espíritu de las Sombras, Shadow Light, la primera alicornio y es el ente que ahora posee a la unicornio Trixie Lulamoon- contó lo más claro posible mientras empezaba a sudar y sentir el latido frenético de su corazón -. Ella… estaba encargada de proteger estas tierras y todas sus criaturas mágicas, única de todos los demás Reinos, así como el impedir que sea poblada, ocultándola en sombras que desviaban a cualquier ser que merodeaba las tierras. Shadow, tenía una mascota. Un fénix, tal como yo tengo a Philomena. Solo…solo que este fénix no era el de fuego que todos conocen. Era el fénix del aire.
-¿Fénix del aire?- dudó tratando de razonar ante semejante revelación. -. ¿Hay más de un tipo de fénix?
-Así es. Por ahora, concéntrate en el fénix del aire. Este, podía predecir el futuro, y permite verlo lo que quiera hacernos ver y nos hizo ver una visión: que adaptamos esta forma física porque nuestra tierra sería prontamente poblada y gobernaríamos Luna y yo, porque iba a necesitar ser defendida; pero aunque nuestro gobierno perdurará por miles de años, alguien más nos reemplazará cuando nuestro tiempo en el mundo físico se agote. El futuro de Shadow era incierto una vez llegaran los pegasos, unicornios y terrestres, además, se mostró en desacuerdo que "invasores" como los llamó, habitarán las tierras mágicas que tanto mantenía protegida, siendo posesiva y egoísta, por lo que cometió muchísimos errores para impedir que las tierras mágicas sean pobladas y la castigué encerrando su espíritu al rubí y dejar morir su cuerpo- le entrecerró los ojos -. Mi deber, era encontrar a la pony que tomaría nuestro lugar y que poseía dormida la magia de un alicornio, pero mortal. Cuando presentí las aptitudes de Cadence, no creí fuese ella, pues todo señalaba sobre el Imperio de Cristal- se la quedó mirando con profundidad -. La próxima gobernante, que subirá al trono con el título de Reina de Equestria…eres tú, Twilight Sparkle.
…
Fue un golpe seco. Ese golpe en el que descargas todo el peso y fuerza del cuerpo en tu mano cerrada, precipitándose tomándola desprevenida a Sonata, cuando el puño aterrizó a un lado de su cabeza, haciéndola perder el equilibrio y cayera de lado al suelo como una enorme bolsa de papas.
-Me sorprende hasta donde llega tu…estupidez- exclamó Adagio mientras Aria le encestaba un puntapié en la boca del estómago, sacándole el aire con un quejido, lo que hizo que Aria se acuclillarla para sostenerle la cara tomándola de la barbilla y la hiciera ver.
-Una palabra, Sonata, una sola, y lo pagan los humanos que están afuera- le amenazó entre su voz agitada de la rabia. -. Estás en nuestro territorio ahora.
-P-pero…- trató de decir algo parpadeando lento, apenas recuperando la visión tras el golpe en el cráneo, resbalándosele un hilo de sangre de su cabeza producido por el golpe, dando un tosido por el punzante dolor en su vientre mientras levantaba la cabeza del suelo.
Aria mostró los dientes, se irguió y levantó el pie para darle un solo pisotón sobre el rostro, haciendo que su cabeza aterrizara abruptamente al piso en un doble golpe.
-Quita esa estúpida cara de débil y tonta que siempre has tenido.
-Nos traicionaste, Sonata- dijo Adagio con severidad, como un juez que está por sentenciar a un culpable y esa autoridad líder -. Ahora eres una de ellas, ¿Cierto? Es lo que querías.
-No…- respondió Sonata tragando fuerte, de cara al piso colocando las manos en el suelo y levantarse con sus brazos temblándoles. Se puso de rodillas, mirándole con mucha pena, sin una pista de temor -. Nunca…lo quise, Adagio. Pero no vi opción que dar...mi mano cuando tendieron la suya al...al perdonarme. Una vez que te gusta algo…-tragó saliva -…algo que temías conocer- levantó los hombros entre el latir punzante del dolor de la herida de la cabeza -. ¿Cómo no ser tentada?- preguntó mientras se ponía de vuelta en pie mientras ellas le seguían con la mirada -. Me dieron una segunda oportunidad después de todo lo que les hice- ablandó sus ojos -. Y yo vengo a darles una a ustedes.
-¿Quién rayos te crees que eres?- escupió Aria con desprecio al sentir descaradas sus palabras y cuando se movió con el ademán de darle otro golpe, Sonata se llevó las manos a la altura de su corazón, cerró sus ojos y empezó a cantar.
Una melodía delicada y fina salía de su boca, cortando de hecho el puño de Aria que con Adagio, congelaron su gesto, escuchando atentas la hermosa entonación de notas de Sonata, como las que solían hacer cuando hipnotizaban a la gente con su energía negativa, pero esta, era diferente, y provocaba una sensación diferente.
Repugnancia.
Gesticularon en desaprobación y desprecio a la nueva voz de Sonata, pero antes de que pudieran decir algo, Sonata pasó a transformarse híbridamente, con sus alas azul claro traslúcidas, su cabello largo y orejas de pony, elevándose unos centímetros del suelo. Sonata continuó su canto para abrir sus manos aun cerca de su pecho, mostrando una hermosa aura azul que se movía delicadamente, formando una cuna con sus manos. Dejó de cantar para verlas aun procesando lo que habían visto. Ella les sonrió.
-Así es. Recuperé mi voz. Recuperé mi magia y esto- dijo estirando un poco sus brazos hacia ellas, que miraron esa energía –es amor- les sonrió ampliamente -. No tienen…ni la menor idea de lo poderoso que es la energía positiva. En especial el amor en todas sus formas. Amistad, familiar, al prójimo, a la vida misma y esta energia que tengo aqui...es amor romántico. Dicen que no lo buscas, que él te encuentra- dio un risueña sonrisa -. Y es cierto. Primero conocí esta hermosa energía que me encontró y se depositó en mí y días después, descubro a su portador. Es de Rain Shinning, el que vino conmigo y Pinkie Pie. Normalmente primero conoces a la persona y después descubres cómo su esencia se va quedando en ti, compatibilizando con la tuya. A veces te das cuenta a primera vista y otras requieren de mayor atención para percibirlo- cerró sus manos y la energía regresó a su pecho -. Pero con mi magia, fue al revés. Primero percibí su energía y después encontré a la persona que correspondía, porque es lo que importa, lo que dicen "lo que importa es lo de adentro", porque es su energía que le da su "ser", lo más importante. Lo que enamora. Y sentir la energía positiva de los demás, es más satisfactoria que la negativa. Así que si deciden aceptar mi mano, podrán despertar la magia en ustedes, recuperar su voz, y ser felices como lo he sido y vivir la dicha de amar en todos sus sentidos y ser amadas.
Para esas alturas, Sonata había tomado bastante confianza. Se dejó aterrizar al suelo con una mirada esperanzadora, llena de vida y de entusiasmo. Aria y Adagio le mantenían la mirada, inexpresivas, procesando lo que dijo hasta que Aria empezó a levantar la sonrisa de forma divertida, ilusionándose Sonata a una reacción positiva, más aun cuando Blaze llegó a tirar unas risitas pero con un gruñido y sacudiendo su cuerpo violento.
-¡Es…es desesperante lo…!- no completó la frase mientras la miraba con bufa, sacudiendo la cabeza para mirar a Adagio -. Por favor…- soltó exasperada, mostrándose realmente irritada, y Adagio permanecía seria, deslizando su mirada en la confusión expresada en el rostro de Sonata.
-Sigues siendo una vergüenza para nuestra raza, Sonata- le dijo Adagio con una mirada penetrante sobre ella -. Has…ensuciado hasta nuestra magia.
-¿Qué…?- jadeó incrédula -. No he ensuciado nada. Se adaptó.
-Está sucia- repitió entredientes, expresándose más enojada. -. Me da asco lo que has hecho de lo que queda de nuestra raza- exclamó punzándole con esa mirada que le taladraba entera. Sonata no puedo evitar sentirse un poco ansiosa al percibir su energía negativa ás concentrada.
-Ese chico- recordaba para dar más argumento a sus palabras, hablando más para sí misma -. Moon White dijo que la magia se mantiene, sólo se adaptó y despertó al igual que su portador… ¡Yo! Por eso lo mismo sucederá en ustedes, si tan solo dejen atrás esa…esa ¡Absurda ideología de ser adoradas!
-¡¿Absurda?!- repitió colérica Aria -. ¡Absurda tú! ¿Qué clase de sirena has sido? Hiendo en contra de nuestras costumbres e ideales. ¡Ensuciando nuestra única magia! Somos víctimas del destino. ¡Equestria nos echó a cuevas subterráneas por miles de años!
-¡¿Sonata, todo bien?!- preguntó Pinkie Pie a través de la puerta moviendo la manilla, encontrándola con seguro. -. ¿Sonata?
-¡Lo estoy!- aseguró para mirarlas a ellas de nuevo -. Nuestra raza estaba destruyendo la armonía del Reino por "nuestras costumbres", esparciendo nuestra magia oscura- les entrecerró los ojos -. Pudieron fácilmente acabar de una vez con el problema que era nuestra raza, una plaga, pero a cambio nos dieron una segunda opción de vida que no recurriera a la muerte, en una ciudad subterránea.
-¡Cuanta deshonra!- rugió Adagio ante su ataque contra su raza. -. ¡Nos hicieron matar unos a los otros hasta quedar solo nosotras tres!
-¡Fuimos nosotros mismos la causa de su extinción!- le replicó -. ¡Y nos perdonaron la vida una vez más cuando salimos de nuevo a provocar la energía negativa! Nos desterraron a otro mundo en vez de quitarnos la vida porque la respetan, le es valiosa y por eso quiero que la aprovechen.
-¡Pues nosotras no, sucia traidora!- bramó lo que pareció ser la voz de Aria.
Porque entonces todo se puso muy…confuso.
Sonata de un momento a otro, tenía a escasos centímetros de su rostro la oscura y fría mirada de los ojos morados de Aria, que miraba los suyos penetrantemente hasta torcer el gesto en una retorcida sonrisa, admirando con una perturbada diversión la desconcertada y confusa expresión de Sonata.
Una fría corriente recorrió la columna de Sonata, sintiendo también un dolor en el centro del estómago. El dolor era punzante y empezó a sentir espasmos que se esparcía a su torso. Su movilidad no era nada buena porque sentía que al moverse, el dolor se iba a esparcir por el resto del cuerpo, y efectivamente, apenas dio un paso hacia atrás con un pie, el dolor fue una mezcla de los golpes que recibió la última vez que vivió con ellas y la echaron a la calle, junto con el puñete y patada de hace un par de minutos, mejor dicho, este dolor que sentía ahora, equivalía a todo dolor que había sentido en toda su larga vida, robándola continuos quejidos mientras recién reaccionaba de acuerdo el dolor que crecía en todo su cuerpo.
Sólo cuando sintió cómo se hundía algo que ya estaba dentro de ella apenas Aria se movió hacia atrás, se dio cuenta del largo y reluciente cuchillo extraerse de su cuerpo con una tortuosa lentitud.
…
La maestra vio la perpleja mirada de su exalumna, con aquellos ojos violetas enormemente abiertos, completamente patidifusa, sin poder emitir ni una sola palabra ante una revelación más impactante que la anterior, y que parecía no terminar aún.
-Luna y yo nunca adoptamos ese título, porque le pertenece a la alicornio nacida como mortal bajo el símbolo de la estrella, y esa has sido tú- se explicó Celestia cerrando un momento sus ojos ante el mareo que le hacía pesar la cabeza -. Equestria le pertenece ya completamente a ustedes y hoy, con nuestra muerte, se las dejamos completamente a sus cascos. Siempre fue de ustedes, nosotras…sólo formamos parte de ella. Por eso en los últimos peligros, te he dejado a ti resolver el conflicto, demostrando más de una vez, que puedes defenderlos y guiarlos a días prósperos, la aptitud de la futura Reina de Equestria.
-Prósperos…- masculló frunciendo el ceño -. ¡¿Prósperos?!- estalló en rabia. De la tristeza, a la angustia, ahora había pasado al enojo -. ¿Cómo se atreve? ¡¿Ah?! ¡¿Cómo se atreve?!- reclamó furiosa pero sin dejar de llorar al verla tan marchita -. ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué decir esto cuando estoy por perderla?! ¿Por qué ahora? ¿Ahora que Equestria más la necesita? ¿Cómo se atreve? ¡¿Cómo se atreve a ocultarme todo este tiempo lo que sabía que iba a pasar?!- descargaba toda una mezcla de interrogaciones.
-Porque no quería decírtelo…- le dijo ella con la voz rasposa -…hasta que cumplieras los veintiún años, la edad que te vimos sentada en tu trono en este castillo. Creíamos que sería hasta entonces, que tendríamos dos años pero…no fue así.
-¿Reina?- preguntó agitando la cabeza, respirando bruscamente -. No…no puedo ser Reina. ¡Apenas estoy aprendiendo a ser una Princesa con específicos trabajos! ¡Usted mismo me lo dijo hace poco! ¡No estoy lista aún!
-¡Pues tendrás que estarlo y sé que puedes!- le replicó con un ceño severo como el regaño de una madre. -. ¡Deja de subestimarte después de tantas veces demostrar lo valiosa que has sido para Equestria!- se enojó.
-¡Pero me llevé a Sunset sin su permiso!- dijo con pena -. ¡La llevé al otro mundo y ahora…sospecho que está en problemas, que logró transformarse!- reveló, haciendo que Celestia abriera bastante los ojos.
-¿Qué…?
-Moon White- lo nombró cerrando los ojos, provocando que se le cayeran más rápido las lágrimas -. Moon White es quien provocó que los unicornios se descompusieran y…y…hará algo malo en el otro mundo, ¡No sé cómo pero se deshizo del portal!- rugió en impotencia -. ¡No puedo cruzar a ayudar! ¡Subí a reparar la máquina pe…pero…!- calló para soltar un quejido del llanto, desesperada. -. ¿Lo ve? ¿Cómo puedo ser una Reina si…si…por mi culpa este y el otro mundo están en peligro? ¡No debí dejarlo cruzar al espejo! ¡No debí llevarme a Sunset! ¡No debí desobedecerla a usted y ahora…la pierdo!- lamentó para echarse a su pecho en un quebrado llanto -. Lo siento tanto…en serio, lo lamento…- jadeaba por el infortunio.
-Twilight…- suspiró, envolviéndola con un movimiento lento de sus cascos, con mucha comprensión en un abrazo -. Mi querida y leal estudiante…sé que es difícil. Que es un peso enorme el que ha caído sobre tu lomo y que aun te falta por aprender pero…- le dijo para separarla un poco y verle esos ojos aguados y pasarle un casco a su crin -…igual que tú, debí gobernar sin estar preparada, fui aprendiendo con la práctica. Cometí errores que te constan. En realidad, El Espíritu del Caos, Discord, llegó a Equestria por un descuido mío.
-¿Qué…?
-En ese entonces aún vivía Star Swirl aunque ya muy anciano…-tragó fuertemente la saliva de su boca seca -…y estudiaba sobre la creación de portales a dimensiones, yo era su…aprendiz, aun joven y novata gobernante, hice el mío tras sus espaldas y abrí el portal de la dimensión donde vive ese espíritu, rompiendo la brecha que nos separaba y pudo pasarse a Equestria- suspiró curvando sus cejas -. Twilight, no te bloquees, tu espíritu indomable es lo que te ha hecho germinar este destino, abre tu mente- le dijo colocando débilmente un casco a su cabeza para bajarlo a su pecho -. Abre tu corazón- le suavizó la mirada, resistiendo lo más que podía a sus achaques para animarla -. Él es un unicornio muy noble. Haría lo que fuese por ti. Ibas a regresar al caso de Sunset como investigadora en lugar de tutora, porque Moon White vino hablarnos. Entregó sus hechizos como cambio justo al favor que nos pidió y nos argumentó razones para considerar la idea, y pese que accedimos y nos negamos a aceptar el intercambio, se puso… muy, muy terco- sinceró con una sonrisa -. Es irritablemente terco- agregó mirando a sabiendas a Twilight, que pese sentirse mal, esperaba lograr hacer sonreírle al menos algo, pero sólo la vio ensimismada, aun vidriándosele los ojos, con una tormenta de emociones revolcándola.
-Lo es…- jadeó de manera seca para desviarle la mirada -…pero hizo cosas horribles…- cerró los ojos -…me hizo cosas horribles…
-Lo vio Cadance, lo vio Luna, y por último, lo vi yo. Él te ama mucho, Twilight, y dudo demasiado que esté consciente de sus actos. Y si odiarlo, es la manera en que reaccionaste como defensa, permíteme decir que no fue una muy buena. No siempre nuestra primera reacción ante la adversidad son buenas.
-Debí limitarme con su ayuda al hechizo… ¡Pero no!- se renegó, sorda a lo que decía Celestia, lo que hizo que la alicornio blanca sintiera extraño -. ¡Lo metí cada vez más y más hasta darme cuenta que me enamoró! ¡Y ahora…!- soltó con desprecio y dolor, con ese peso de amargura en su rostro -. ¡Es un monstruo como lo fue Sunset!- exclamó y Celestia profundizó más la mirada mientras Twilight seguía hablando: -. No sé qué creer…porque dijo que nunca estuvo enfermo, que los unicornios no pueden ser curados porque no es ninguna enfermedad. Pero en cambio dijo que envenenó Equestria.
-¿Envenenar?- repitió con angustia -. Twilight,…el bosque Everfree…- sacudió la cabeza mirándola fijo -. Nunca siempre fue así. Fue envenenado tras el fenómeno mágico de hace mil años.
-¿Que qué?- interrogó sacudiendo la cabeza. Ya esto era demasiado.
-Pero el veneno no llegó hasta el Árbol del Armonía. Hasta ahora…por eso estoy muriendo…Luna y yo…- se asombró diciéndoselo a sí misma para mirar a Twilight -…Vas a tener que salvarlo. Él te necesita, Twilight. No puedes odiarlo. Es lo que quiere. Es lo que te hace creer y sentir cuando has estado cerca de su magia. Ha contaminado el amor que le tienes y debes ser más fuerte que el dolor que te hizo sentir o sino no podrás contra él jamás. Sé consciente de lo que está pasando. Si lo salvas a él, salvarás a Sunset. No dejes que se lo trague o en serio lo vas a perder, no sólo a él, sino a Sunset.
-¿Quién?- dudó -. No entiendo…¿Qué sucede?- se enredaba ya.
-Eso es grave, Twilight- sacudió la cabeza entre el jadeo forzado que emitía de su boca, entrando en una desesperación, luchando contra el tiempo. -. Hay más cosas que necesitas saber, cosas que ni yo sé con seguridad y creo… Debes hacer hablar a Shadow Light para que te las digas. Está empeñada a dar evasivas e irse por las ramas, no le importa Equestria desde que fue poblada, pero tienes que convencerla. En especial…lo que ocurrirá alrededor de un año.
-¿Ocurrirá?- se angustió.
-Tienes…tienes que hablar con Shadow- agregó entre el violento subir y abajar de su pecho, dejando inevitablemente el peso de su cuerpo en Twilight. -. Y anunciarte como Reina, ahora es…es…necesario que…que lo hagas ahora…
-Princesa…- la llamó a ella con mucho pesar al verla como estaba más allá que acá -. No…no puede dejarme…
-No lo haré- le aseguró pero sin evitar mostrar malestar en su rostro -. Mientras exista el sol y la luna, mi hermana y yo nunca los abandonaremos. Seguirán levantándose y bajando cada día como siempre lo ha sido, así que sólo deberán mirar los cielos y verán, que seguimos allí- masculló para inclinarse y frotar su cuerno con el de Twilight, quien correspondió el gesto de cariño temblándole el corazón
-No…no voy decepcionarla…- jadeó.
-Twilight…- la llamó con la voz frágil pero muy dulce -…nunca subestimes la fuerza que posees dentro y la que aún no reconoces. Te ha sorprendido más de una vez, y lo seguirá haciendo. Tú…ya no me necesitas- se separó con una sonrisa llena de cariño y fe, aunque su rostro inerme hacía un fuerte contraste -. Larga vida a la Reina- concluyó, y se dejó caer entre sus cascos.
El escandaloso llanto de la alicornio lavanda rompió el silencio del enorme castillo, haciendo un eco que Spike dejó de buscar en la biblioteca que le ordenó Twilight, para precipitarse hacia la escalera principal y ver cómo Twilight tenía enterrado el rostro en el cuello del cuerpo inerte de la Princesa del Sol, aferrándose en un abrazo que su maestra ya no ha de sentir más.
…
Dos enormes gotas de lágrimas recorrieron las mejillas de Sonata mientras separaba sus labios involuntariamente, pasándole por la cabeza el cómo Adagio sacaba algo entre la cama y el colchón, pasándosela a Aria en un ráfaga movimiento mientras ella estaba ciega buscando argumentos. Todo había pasado demasiado rápido que siquiera notó que ese "algo" había sido un cuchillo. Sonata arqueó la espalda cuando se extrajo el arma blanca y de espaldas cayó al suelo.
El impacto de la caída la hizo dar un entrecortado gemido, su visión era muy mala ya que sólo podía mantener los ojos cerrados inconscientemente a causa del gran dolor que sentía en su estómago. Colocó sus manos donde percibía el centro del dolor y sintió su cálida sangre que había dejado en cuestión de segundos, encharcado su vestido. Más que seguro, le había dado directo algún órgano para que se desangrara con tal rapidez. Abrió levemente sus ojos y vio su mano roja mientras unas gotas de sangre caían pesadamente sobre su herida. Su corazón empezó a latir con demasiada fuerza y sintió cierto frío en su cuerpo mientras su transformación se deshacía. Torcía el gesto de todos los modos y aunque trató de que la voz saliera a flote para gritar auxilio, no podía. Era como si le habían cortado las cuerdas bucales.
-¿Qué pasa?- preguntó Aria manteniendo esa sonrisa, viendo fascinada el cómo se desbordada su espesa sangre y teñía de rojo el suelo. -. El que tengamos tanto tiempo de vida, no nos asegura que seamos inmunes a morir desangrada. Como eres torpe supongo te lo debo recordar. ¿Sientes cómo se revienta algún órgano a causa del cuchillo? ¿Tu corazón late frenéticamente, queriendo controlar la sangre que se escapa sin retorno? ¿Escuchas el coro de los ángeles o te acercas a la luz al final del túnel?- se acuclilló al nivel de su cabeza y la levantó jalándole el cabello, mirándola con desprecio y seriamente, y como saboreando un caramelo dijo: –. Sí, traidora. Te estás muriendo.
-No la tientes, Aria- se burló Adagio acuclillándose con ella, mirándola con una sonrisa fría tomando el cuchillo, viendo como si fuese oro, las machan de sangre de él -. Tiene magia ahora. Podría usarla contra nosotras.
-Tttt- siseó Sonata entre el insoportable dolor -. N-no fuuuncioona aasí...
-¿Y así?- preguntó Adagio con una fingida inocencia y le clavó de nuevo el cuchillo, esta vez más arriba del lado derecho haciendo que su comentario las hagan soltar un coro de risas entre el ahogado quejido de Sonata mientras sentía cómo abruptamente dejó de respirar y algo subía por su garganta, lo que provocó que lanzara un tosido, salpicando sangre. -.¡Apuesto que fue el pulmón!- se divirtió extrayendo el cuchillo.
-¡A lo mejor!- le siguió el dúo Aria y acercó demasiado su rostro sobre el de ella -Oye Sonata, ¿Puedes respirar?- preguntó entre risas y sus ojos se tiñeron de negro, resplandeciendo de un aura oscura.
-Probemos de nuevo para ver- tentó ampliando una mueca despiadada y su mirada se oscureció también con aquel resplandor cubriéndola entera.
Sonata aunque herida, pudo distinguir lo que veía sus ojos.
"Si Sonata puede limpiar su magia oscura dormida antes de que despierte por la negatividad, sabremos que puede ayudar a Sunset".
Aquellas palabras de Moon White resonó en su cabeza, asaltándola en pánico, a la vez que percibía la pesada energía negativa emanando con fuerza de sus cuerpos y el cómo se les disfiguraba el rostro y se retorcían el cuerpo mientras se divertían haciéndole daño. Sus ojos negros eran idos, con una sonrisa estúpida, como si estuviesen fuera de sí, con una escandalosa risa que compartían de rodillas alrededor de ella, pasando las manos en su sangre y mirárselas estallando más en una espeluznante risa mientras brotaban escamas negras en su piel y sus auras cambiaron a un pesado color negro.
Entre los entrecortados jadeos mientras hacía un intento inútil de respirar, Sonata trataba de ignorar de forma abismal el dolor para pensar qué hacer ahora…ahora que el hecho de haber herido con saña a un ser vivo, les despertó la magia, pero en forma negativa, tal como lo había pronosticado y advertido aquel unicornio en su forma humana.
¿Qué podía hacer para detenerlas? Ahora que están probando matar…no se detendrían solo con ella. ¿Atacarlas? ¿Transformarse? No. No podría por más estúpido sonara. Nunca los demás entendían del todo su forma de ver la vida, pero aun así la admiraban e inspiraban. Siempre, para alguien, sería vista como la torpe, la ingenua. Pero es que Sonata había aprendido algo en toda su nueva vida reformada, que le hizo descubrir por qué era como lo que es ahora, y es que, ella sólo quería hallar la forma de entregar la paz en los demás.
Su magia no funciona para lastimar y atacar en nombre de la paz. Va en contra de lo que era. En contra...
-…de mi elemento...- jadeó en descubrimiento y el collar en forma de corazón que le había regalado Pinkie Pie, brilló fúlgidamente que cegó las vistas de Aria y Adagio, apartándose de Sonata que empezó a emanar su aura azul claro y cerró los ojos en una suave sonrisa cuando de repente, toda su luz se absorbió al dije del corazón, lo que lo hizo brillar tanto, que provocó una explosión que hizo reventar el vidrio de la única ventana del cuarto, rompiendo el dije en trozos que salieron disparados del cuarto, traspasando las paredes y bajo el cielo estrellado, se dispersaron en diferentes lados, perdiéndose uno de otros.
-¡Sonata!- llamó Rain a través de la puerta con Pinkie Pie golpeando a su vez tras escuchar aquella explosión que aunque no fue escandalosa, para ellos que estaban en el pasillo, fue audible. -¡Ábrenos!- pidió alarmado sin escuchar ninguna respuesta.
-¡Voy a llamar alguien para que abran!- anunció Pinkie Pie para verlo empezar a tirarse contra la puerta con la intención de derribarla, que al ser de delgada madera, se venció con el primer empujón, por lo que Pinkie se le unió y juntos pujando dos veces más contra la puerta, lograron derribarla, abriéndose violenta, adentrándose enseguida para encontrarse con aquella desgarradora escena.
El par de ojos se habían abiertos enormemente sintiendo que les fallaba el cuerpo al no reaccionar de buenas a primera en no solo ver a Sonata sobre un charco de su propia sangre, sino el cómo frente a ellos, huían por la ventana rota lo que...parecían ser Adagio y Aria, pero sus figuras oscuras precipitándose fuera del cuarto parecían ser de todo, menos humano.
-¡Sonata!- la llamó Rain precipitándose a ella con una hiperventilada Pinkie Pie de la ansiedad.
Sonata mantenía la boca abierta, ya sin realmente poder respirar por sí misma, con sus ojos vidriosos con una mirada que expresaba una profunda devoción sobre ellos, aliviada de verlos. Ambos se acuclillaron a su lado, con torpes movimientos creyendo poder hacer algo, como evitar que siguiera perdiendo sangre, pero su bonito vestido rosa, en gran parte ya estaba teñido de rojo, y se seguía tiñendo.
-T-te pondrás bien. Iré por ayu...- decía Pinkie Pie tratando de sonreír en optimismo aunque le temblaron los labios, pero apenas hizo el ademán de ponerse en pie, Sonata se agitó entre quejidos, suplicando con la mirada que no se apartara mientras sacudía la cabeza y se le caí una lágrima, para sonreírle con tristeza y volver a negar con la cabeza.
-N-no...no...- decía ahogándose en su propia sangre entre el fuerte vidriar de sus ojos, que crearon nuevas capas de lágrimas al ver la tristeza reflejada en el rostros de ambos, que ya se les descomponía por completa en dolor y aceptación de que estaba agonizando.
-¡Pero eres tan buena!- reprochó con voz quebrada Rain que estaba acuclillado a la altura de su rostro mientras soltaba un quejido lamentoso, cayéndoseles las lágrimas -. No mereces terminar así...¡No mereces morir ahora que eras realmente feliz!- soltó un aire reprimido y le acarició la mejilla mirándole esos ojos cerezas mirarle con mucha ternura e impotencia -. Y tan querida- agregó con una mirada llena de cariño que contrastó la del dolor, y acercar su rostro al de ella, pegando su frente con la suya mientras sus ojos azules brillaban de las nuevas lágrimas que estaban por caer -. Tu...también me pareces linda y haces...que mi corazón haga "bum bum"- le susurró con la voz forzada por su garganta que le ardía en el dolor del nudo que lo estrangulaba.
Sonata descompuso el rostro, emotiva y conmovida de su declaración, y el que haya usado las mismas palabras que ella había dicho para expresarse a él, derramando incontrolables lágrimas. Sonata miró a ambos, formándose una temblorosa sonrisa larga entre como sentía que el dolor cada vez era menos perceptible, pero al mismo tiempo, ya no sentía su cuerpo, como si se apagara.
-Ssi...- pujaba en decir con urgente necesidad -...sii t-tuve q-que esspe...rar, más dde mil a-años pa-para...- forzaba a decir pero su voz era demasiado baja y cada vez más, por lo que tuvieron que acercarse enseguida más a su rostro para oirla-...para...co-conoceer e-el amor que me hi-hicieron sentiir...- balbuceaba y cerró sus ojos con un repentino cansancio aplastándola-...valió la pena la esper...- decía en susurro casi inentendible hasta que su voz se extinguió abruptamente y se quedó quieta, muy quieta entre la impávida piel de su rostro, abandonando el mundo que aprendió amar.
El quebrado llanto de Rain se hizo más fuerte, tomándole una mano para darle besos sobre ésta, lanzando lamentos y promesas de no decepcionarla, mientras Pinkie Pie la miraba como si no entendiera lo que acababa de pasar, petrificada, tiesa como el cuerpo de su amiga, de aquella que la llamó apenas recién hoy, mejor amiga.
Solo entendía que una amiga había muerto.
Que alguien había hecho esto.
Alguien tuvo el corazón tan negro para...asesinar a la dulce y tierna Sonata Dusk.
Pinkie Pie endureció su rostro, su cabello esponjado se desinfló quedándose lacio y sus ojos celestes se oscurecieron.
Sin decir nada, se levantó del suelo sin mirar atrás y de la misma ventana donde las vio escapar, saltó, aterrizando bruscamente al suelo.
-¡SONATA ESTÁ MUERTA!- gritó a todo pulmón en una descarga para hacerse entender que en realidad una amiga suya murió de una forma horrible, o más bien, con la intención que ciertas personas la escuchara desde aquel callejón húmedo y oscuro pero no por mucho tiempo…
…Porque a la par que lanzó aquel melancólico y ardido alarido, el cuerpo de Pinkie Pie resplandeció de un aura rosa que le dio forma a un traje rosa de un short corto bombacho y mangas que dejaban descubierto sus hombros, pero que cubrían todos sus brazos, haciendo también de guantes, cubriéndole hasta los nudillos de sus dedos, sus largas piernas se cubrieron por unas altas botas que llegaban sobre las rodillas que destellaban sus pies, cruzando sobre su pecho una tira luminosa rosada, apareciendo en su espalda un carcaj donde podría sacar infinitas flechas mágicas luminosas rosadas. Sin inmutarse ni sorprenderse, con la magia de su lado, Pinkie corrió a través del callejón, con un solo objetivo en su mente y sintió la enorme necesidad de saltar y lo hizo, para desprenderse del suelo en un increíble salto de al menos de diez metros que al llegar al suelo de nuevo, se impulsó más, sobrepasando los cincuenta metros, sosteniéndose segundos necesario en el aire, en la cima de esos edificios y locales de luces de neón, buscando detectar desde esa altura a las asesinas de su amiga. Para esto, su visión era extremadamente aguda y ágil, moviéndose sus ojos concentrados hasta que se detuvieron de ver entre el laberinto de callejones que formaban la unión de unas cuadras de edificios, una siluetas familiares moverse entre las sombras. Pinkie marcó su ceño apretando los dientes y mientras bajaba para aterrizar sobre un edificio, tomó una flecha y el arco que descasaban en su carcaj, apuntándolas no a ellas, sino más bien al suelo donde iban a llegar y soltó la flecha, la cual aterrizó al piso donde apuntó y se iluminó, expandiéndose para dar forma una masa viscosa que ellas no lograron esquivar y la pisaron, quedando atrapadas que entre su forcejeo, más se hundía.
De la nada, o más bien, con la magia de la flecha, había hecho aparecer una arena movediza.
Pinkie aterrizó sobre el edificio y se impulsó en grandes saltos con una asombrosa agilidad y rapidez sobre los techos de los otros para lanzarse y dejarse caer en picada en el callejón que las dejó atrapadas, en una hábil pose con una pierna doblada y la otra estirada, sosteniéndose con sus manos sobre el suelo, con una mirada gélida en su rostro inexpresivo, con su largo y lacio cabello rosa cayendo sobre sus hombros, mirando…lo que quedaba de Aria y Adagio.
Su magia oscura había despertado ante el acto de asesinato. No despertó como el de Sonata, ni como se presentaron en las batallas de las bandas.
Parecían criaturas desquiciadas, removiéndose entre gruñidos y salivando, como bestias, con los ojos negros, lisos, fríos, nublados. Sus cuerpos estaban cubiertos de escamas negras, dando apariencia como si fuese un traje, sus cabellos eran oscuros y flotaban por sí mismos, alcanzando a ver sus uñas largas y afiladas como garras, balbuceando palabras incongruentes, una que otras que lograba entender mientras se removían y se hundían hasta la cintura por la arena movediza, hasta pareciendo inconscientes de la presencia de Pinkie Pie. "Matar" "Sangre" "Queremos", eran lo que repetían con voz rasposas, lanzándolas al viento como si fuese una necesidad. Parecían haberse perdido entre su propia negatividad, ni ellas mismas pudiendo controlarse. Esta vez ellas no dominaron su magia, la magia las dominó a ellas, convirtiéndolas en seres que se mantenían en un estado semi catatónico, en el que perdían notablemente sus habilidades psicomotrices y percepción acerca de la realidad.
El pecho de Pinkie Pie sostenía con dificultad una presión, una pesada amargura. Sentía un odio, un tal desprecio que jamás logró alguna vez sentir sobre alguien, ganas de…sí, lastimar, lastimar y desquitar, vengar la muerte de Sonata, pero a la vez, tanta lástima y melancolía.
Mantenía su mirada sobre ellas mientras se hundían. No debía hacer nada, sólo ver cómo ellas mismas marcaban un destino con la muerte al hundirse en la arena movediza y ahogarse de ella, como Sonata se había ahogado en su propia sangre. Chillidos como animales daban mientras quien parecía ser Aria, ya estaba por los hombros y Adagio, tenía un brazo hundido y con el otro sacudía abriendo y cerrando la mano, como si buscara agarrarse de algo y salir.
El corazón de Pinkie Pie latía afanoso, empezando a hiperventilar, mirando lo cerca que estaban de desaparecer, de exterminar su vida, de que reciban el castigo de haber asesinado a una chica que tenía todavía mucho por vivir, aunque tuviera una edad milenaria, porque recién empezaba a vivir realmente. Era injusto ¡Reamente injusto! ¡Merecen la muerte más que nadie! ¡Era justicia! ¡Eran bestias! ¡Nadie les llorará! ¡Nunca tuvieron la intención de cambiar! ¡Debía dejarlas morir!
"No soy absolutamente nadie para decidir por alguien más el camino que dirigirá su vida".
Un profundo y amargo gruñido salió de su boca mientras sacudía la cabeza ante resonarle aquellas palabras de Sonata. Realmente no sabía por qué lado ponerse.
-¿Qué te parece si decido por ti?- escuchó una voz familiar y antes de que al menos pudiera preverlo, el callejón se iluminó ante una repentina llama y unos desgarradores gritos cortaron el aire.
Pinkie Pie abrió enormemente los ojos dejando caer su quijada horrorizada al ver las dos siluetas de Aria y Adagio, envueltas en llamas, retorciéndose desmedidamente ante el inmenso dolor de que su carne estaba siendo consumida por el fuego.
Se quedó petrificada, como si sus venas, sus músculos, se hayan congelado de la impresión al ver semejante crudo cuadro, para ver como a los lados de esos cuerpos revolcándose al suelo mientras se consumían, unos ojos cyan se deleitaban con el espectáculo.
Una dama de piel dorada resplandeciente, de un vestido de fuego con sus cabellos flotando a los lados en una tranquila danza, y sus esplendorosas alas flameante abiertas, mirando con serenidad y de forma natural la macabra escena, empezando a sonreírse ampliamente subiendo los hombros, con un aspecto risueño, levantando sus pómulos mientras se llevaba sus manos alrededor de su rostro, como si viera algo que…la enterneciera, conmoviera, que si otra fueran las circunstancias, se podría deleitar con esa belleza inocente que expresa en su rostro y el esplendor glorioso que emanaba su apariencia.
-¿Sun…Sunset?- titubeó Pinkie Pie subiendo y bajando el pecho forzadamente, sintiendo que su cabeza iba a estallar con tantas cosas sucediendo a la vez, nada agradable ni…divertidas. -. T-tú…- no alcanzó a terminar de decir, cayendo en cuenta realmente que de nuevo, había perdido a su amiga pero esta no era como la anterior cuando bajó la guardia al ser abandonada por Trixie. En esta parecía completamente transformada, sin poder ver algún rastro de su amiga, sintiéndola ajena.
Flame desprendió la mirada de la hoguera humana para mirarla, manteniéndose esa expresión de su rostro.
-Ahora entiendo por qué no debo subestimarlas…- le dijo sin que ella entendiera, sólo para sentir que era agarrada por detrás.
Un brazo le rodeó la cintura y la otra, con la mano en su boca para callarla, siendo abrazada así sobre el pecho de alguien de espaldas y su mirada empañarse, volviéndose todo oscuro para ella.
-Hacen mucho ruido…- dijo con molestia el ente dentro de Moon White, sosteniendo a Pinkie y mirando a Flame con cansancio. -. Las estás haciendo morir lento apropósito.
-El dolor…¡El dolor!- se excusó ella como una niña ilusionada, dejando temblar su cuerpo con la piel de gallina de la enorme satisfacción que sentía de escuchar los gritos. -. ¡Disfrútalo conmigo!
-Sabes que no es mi clase de dolor…- murmuró pero siendo audible mientras miraba a Pinkie Pie y colocaba su mano tras la parte baja de su cabeza, pudiendo enseguida palpar el dolor fresco de una pérdida -. Es éste…- se deleitó sonriéndose lentamente con la mirada encantada.
-¡Pero este es el mío!- se encaprichó ella pasando de aquel inocente buen humor, a uno de histeria en reproche por quitarle la satisfacción, alzándose las llamas de su cabello, alas y bordes del vestido.
-Flame…-advirtió con voz más severa levantándole la mirada con sus ojos grises tiesos -. Ya tuviste suficiente- exclamó pesadamente con la mirada seria, en real advertencia.
Ella le mantuvo la mirada a sus ojos, mal resignada pero al mismo tiempo, sintiendo una culpable admiración y fascinación cuando se ponía severo con ella. Simplemente le torció los ojos y levantó sus manos para hacer que las llamas se expandieran y emanaran un fuerte calor que al segundo, las hizo dejar de gritar y se desmoronaron, desprendiéndose partes del cuerpo, volviéndose nada más que cenizas y apagó las llamas, desprendiendo un olor apestoso, no solo de humo o de la combustión, sino de carne, sangre, entrañas quemadas, ahora hechas nada, polvo.
-Lástima…pudieron haber sido de ayuda…- dijo él con verdadera desilusión para acabar de desprender el aura oscura y soltar a Pinkie Pie -…pero serían sólo una molestia si serían desobedientes- sonrió con presunción y orgullo, mirando a Flame -. No todos pueden ser como tú. Nadie es como tú, Flame.
La personalidad vanidosa, ambiciosa y caprichosa de Flame, hizo que ese cumplido le hiciese expandir una resplandeciente y hermosa sonrisa con sus ojos cyan brillantes, como si recibiera una esperada estrella dorada qué presumir, para mover la sonrisa a un lado levantando una ceja y llevarse las manos a su estrecha cintura, con un aire petulante mientras se encogía de hombros y caminaba hacia él, pisando las cenizas, también irlas pateando, levantándolas en el aire como si se tratara de solo tierra, no restos humanos.
-Lo sé- se limitó en contestar y él la miraba con esa sonrisa, hasta que la fue desprendiendo, transformando su gesto.
-Estás llorando- le dijo endureciendo su rostro con frialdad, más bien como acusación.
Flame se detuvo en seco, arrugando la frente y se llevó las manos a las mejillas y sentir, sí, lágrimas.
-Estas lágrimas no son mías- dijo desconcertada y frunciendo el ceño, enojada, para parpadearle pensativa.
-Acaba de morir una amiga suya y mataste- le dijo con voz seca para agarrarla del brazo con fuerza y acercarla de golpe, intimidante -. Flame, más vale que no te confíes, ¿Oíste? No bajes la guardia.
-Entonces déjame divertir como quiero- reprochó acentuando su ceño y se jaló su brazo para recuperarlo.
-Lo vas hacer- le recordó dándole la espalda y expandiendo sus alas negras -, pero ya te dije, debes ser paciente.
"Igual no me conviene dejarte con la ansiedad" pensó y con un movimiento de cabeza, ordenó seguirlo.
…
Pegasos y terrestres se encontraban murmurando entre sí, frente al Castillo de la Amistad. Los guardias estaban rodeando a los lados de la enorme puerta lateral, en posición firme y serios, con el pecho inflado y frente en alto, aguardando que saliera Twilight, quien con un Spike de rostro entristecido, mandó a llamar a dos de los guardias para tal como se hizo con Luna, llevar el cuerpo a Canterlot, a su castillo, y preparan los cuerpos para un repentino funeral.
-Algunos vieron a la Princesa Celestia entrar al castillo- decía un pony.
-¿Anunciará lo que está ocurriendo con los unicornios?- dudó otro.
-A mí no me huele bien esto…- murmuró una pegaso gris con temor.
-Debe ser demasiado importante como para hacernos abandonar el hospital- le contestó secamente una terrestre de melena bicolor azul y rosa, con una inquieta seriedad que daba un aire duro a su rostro.
-¡Muffin!- escucharon ambas agudizando sus orejas, haciendo que Derpy levantara cabeza deprisa y Bonbon torciera los ojos con mal gusto.
-¡Doctor!- exclamó la pegaso rubia desprendiéndose del suelo y sin dudarlo, voló antes de que el terrestre de ojos azules llegara hacia ellas, abrazándolo de golpe -. ¡Lyra, Lyra!- le decía apretando los ojos, queriendo llorar de nuevo. -. Se puso rara muy feo y se desmayó. No despierta aún.
-Lo sé, lo siento tanto- le dijo con mucha pena, devolviéndole el abrazo.
-¿Se va a morir?- preguntó con preocupada inocencia.
-¡No digas tonterías, Derpy!- le gritó Bonbon de forma agresiva con una mirada que parecía apuñalarla, -. ¡Cierra la boca!- ordenó secamente, provocando que no solo la pegaso respingara en susto e intimidación, sino el resto de ponies, que se separaron de ella mirándola con la frente arrugada.
-Hey, está asustada, no le grites- regañó Whooves suavizando un ceño manteniendo aún el abrazo, con Derpy empezando a llorar de nuevo.
Bonbon le lanzó una mirada fría para darle la cola. No le agradaba antes, mucho menos ahora. Whooves resopló en resignación al no sorprenderse de su actitud pesada, aunque sí al hacerlo con Derpy, que era la única pony que no se ponía así de dura. Pero tratándose de Lyra…sabía que debía estar mal aunque no lo expresara, como siempre. Él se limitó en concentrar su mirada en la pegaso, acariciando su crin rubia.
-No seas pesimista, Muffin- le dijo con voz dulce y firme -. Al contrario. Tu amiga te necesita optimista, positiva, para que le contagies la buena vibra y se vaya recuperando.
-¿Cómo hago yo cuando estás enojado cuando te sale uno de tus garabatos complicados?- preguntó ella apartándose del abrazo entre sus ojos dorados brillosos mientras se les desbordaban las lágrimas. Whooves le dedicó una sonrisa afectuosa con sus ojos azules suavizados.
-Así es- le confirmó pasando un casco a sus mejillas para secar sus lágrimas -. Tu sonrisa es más dulce que un muffin, y eso es decir mucho- le sonrió para animarla y eso hizo que ella suavizara una corta sonrisa que se fue expandiendo de a poco, pero temblándole aun de las ganas de llorar que tenía.
Fue cuando las puertas del castillo se abrieron de golpe y todos los ponies presenten prestaron su total atención hacia Twilight, quedando sorprendidos de verla salir con su corona de cinco puntas que tenían cada una joyas moradas en forma de trompo incrustadas en ellas, un collar dorado que tenía incrustado en su centro la estrella de su Cutie Mark y usaba zapatillas doradas que asimismo, tenía alojada enfrente una joya morada con la estrella de seis puntas.
Era muy, muy, raro que alguien vea a la Princesa Twilight Sparkle vestida como el resto de Princesas, pero esa noche, solo sería el primer día del uso fiel de esos accesorios.
"Las zapatillas, el collar y la corona, son símbolos de que somos representantes de nuestro reino" escuchaba Twilight la voz de su maestra mientras con mirada firme, caminaba hacia sus súbditos. "Vestimos para él, por respeto y señal de compromiso. En señal de un profundo agradecimiento de recibir la magia más fuerte de Equestria que puede recibir un pony; la magia de un alicornio". Los guardias retrocedieron un par de pasos, empezando a hacer reverencia "Hemos sido privilegiadas al obtener estos dones de servir a nuestro pueblo. De defender nuestra tierra siempre amenazada de peligros". Twilight detuvo su andar, recorriendo su mirada a los ojos expectantes de los ponies frente a ella. "Sacamos la cara por él y por respeto, por nuestra obligación y responsabilidad, lucimos estos accesorios, en símbolo de eterno compromiso".
Ahora recién, entendía que esas palabras aunque las dijo generalizadas en todas las Princesas, por alguna razón, sintió que en realidad, iban dirigidas directamente a ella, con el mensaje oculto de su verdadero rol para Equestria.
"Esta soy yo, aceptando el mío".
-Hoy, Equestria llora- exclamó con elocuencia y profunda melancolía entre su semblante decidido -. La Princesa Celestia y su hermana, la Princesa Luna, han dejado este mundo para regresar donde pertenecen; al sol y la luna que levantan cada mañana y noche- anunció entre un colectivo resuello preocupado y admirado, que apenas dichas estas palabras, la luz de la luna se posó fúlgido y destellante sobre Twilight, dando un ambiente mágico y como apoyo a sus palabras. Twilight enmudeció un momento, pudiendo sentir…sí, la presencia cercana de la Princesa de la Noche, sintiendo un fuerte nudo en la garganta y sus lagrimales queriendo derramar otra tanda de lágrimas, pero se contuvo, viendo las miradas de los ponies entre sus entrecejos en desconcierto total, mirando la luz brillante sobre Twilight, dándole real credibilidad a sus palabras. Twilight frunció el ceño con firmeza y temple fuerte, emanando por primera vez, el aire de un comprometido gobernante frente a sus súbditos -. Con el Espíritu de la Luna de testigo, yo, la Princesa Twilight Sparkle, asumo mi nuevo cargo como Reina de Equestria e iniciar una nueva era, con nuevas alegrías, nuevos conflictos, nuevas oportunidades que pondrán a prueba nuestra unión como la gran nación que se ha podido construir tras poblar la tierra mágica de Equestria- agregó haciendo una pequeña pausa, para levantar su pecho y su mirada comprometida, guardando un gran respeto a ellos, a cada centímetro de la extensión de esta tierra -. Os prometo, que este nuevo legado, respetará y mantendrán las ideologías de nuestras antiguas gobernantes, mi maestra, la Princesa del Sol, Celestia, y su hermana, la Princesa de la Luna y Guardiana de los Sueños, Luna. Pero ahora es mi turno, como la alicornio mortal elegida, dirigir y guiarnos hacia el nuevo hito que marcará la historia de la Equestria que conocemos y encarar los nuevos caminos que se cruzarán en nuestro Reino, que me comprometo defender como la Reina del hogar que nos acogió hace miles de años ya- concluyó para vociferar: ¡Por Equestria! ¡Viva Equestria!- exclamó con gloria levantando un casco hacia el cielo.
-¡Viva Equestria!- corearon los ponies entre sus ojos llorosos lamentando la muerte de sus dos gobernantes, pero mostrando lealtad y esperanza hacia su nueva líder, que ya los había defendido de los peligros antes.
…
-¡No podemos quedarnos viendo cómo esa cosa consume el árbol!- se agitó Pinkie Pie viendo con las demás mane, cómo ahora era la Cutie Mark de Celestia en el tronco, ya se había apagado y hundido tal como la de Luna, continuando subiendo por lo que quedaba del tronco.
-¡Rainbow, ve al pueblo a ver si ya llegó Twilight o algunas de las Princesas!- le dijo Applejack y la pegaso no perdió tiempo y salió rápidamente volando. -. Esa cosa no puede llegar hasta los elementos de la armonía, ¿Qué si les afecta en algo?- dudó mirando con preocupación a las demás.
-Pero si las quitamos, ¡El árbol va a morir!- tembló Fluttershy -. ¡El bosque Everfree volverá a crecer desmedido y no solo se tragará Ponyville, sino toda Equestria si no podemos detenerlo!
Las tres ponies se miraron angustiadas, realmente sin entender ni saber qué decisión adaptar, cuando la gran estrella en el centro del árbol y donde reposaba el elemento de Twilight, empezó a centellar con fuerza, emanando una fúlgida luz blanca y a la par, brilló el elemento que tenía incrustado, empezando a brillar con fuerza también, destilando con demasía la luz blanca y morada a la vez, cegando los ojos de las ponies, que tuvieron que retroceder y cerrar los ojos, pero lucharon para tenerlas entreabiertas aunque les ardía la vista, viendo como aquella negrura, se detuvo. Ya no continuó esparciéndose.
-¿Se detuvo?...¡Se detuvo!- reaccionó Pinkie Pie.
-Pe-pero… ¿Qué lo detuvo?- se cuestionó Fluttershy con voz temblorosa con un casco sobre sus ojos por la molestia de ambas luces que dieron forma a una estrella de seis puntas bicolor, mitad blanco y mitad morado, que salió disparado de la cueva donde se mantenía el Árbol, con una velocidad que pasó abruptamente junto a Rainbow Dash, lanzándola a un lado.
Aquella estrella se precipitó al pueblo, luego entre la multitud, llegando aterrizar sobre el pecho de Twilight, haciéndola iluminar, dándole una nueva forma a sus accesorios, que se iluminaron cambiando a un reluciente color plata, sus zapatillas, que siempre habían sido cortas, se alargaron en la parte delantera con un diseño de espirales, su collar tenía el centro su joya en forma de estrella, pero a los lados, tenía tallado en el collar, una luna y un sol, en representación a sus antiguas gobernantes, y que nacía una capa morado claro que le cubría todo el lomo y sus patas traseras, dando alusión como si fuese la cola de un vestido, y su corona no era alta como antes, sino más baja y tenía ahora doce puntas en forma de lágrimas con una joya morada en cada una.
Pero el cambio no sólo fue a sus accesorios, sino también en su melena, que había crecido hasta llegar las puntas cerca del piso, acomodándose a un lado de su rostro, siendo sostenida por una nueva joya, una vincha en forma de estrella que sostenía su larga, lacia y sedosa melena por la mitad, con un solo mechón ondulado que colgaba del otro lado del rostro. Tal vez no se moviera a sí misma como el de Luna y Celestia, pero destellaban fragmentos brillantes como diminutas estrellas parpadeantes, lo mismo ocurría con su cola. Sus pestañas se habían alargado y lucían más negras y gruesas, decorando sus ojos violetas. Por último, entre su casco derecho, un luminosidad alargada dio forma a lo que sería un cetro de plata casi de su altura, en el que su punta tenía la forma de su estrella, brillando con un fuerte resplandor, siendo la única cosa que Twilight, realmente quedó absorbida mirando, pues sentía una poderosa energía en ella, y sin darse cuenta, sus ojos centellaron apenas hizo contacto con ella.
-¡Larga vida a la Reina Twilight Sparkle!- gritó un guardia ante la desconcertada y admirada mirada de los presentes, maravillados ante lo que habían visto.
-¡Larga vida a la Reina!- corearon los ponies, para hacer una reverencia colectiva, frente a la firme y determinada parada de Twilight, con su transformada apariencia. La primera Reina de Equestria, a los 19 años.
…
So…no pasó mucho, ¿no? xD
Así que, esa es mi versión de por qué no había "Reina" en Equestria, Celestia y Luna no podrían serlo porque son parte de Equestria y sólo esperaban a que llegara el momento de su muerte, que sería cuando le toca a Twilight subir como la verdadera gobernante, como Reina.
Ahora, ¿La tendrá fácil sacarle información a la egoísta Shadow Light?
Y el mundo humano, sip, ya se soltó la sopa. La magia ya no es un secreto. ¿Qué creen que podría pasar? Y Sonata…¡Sonata! T.T ¡No crean! Me dolió matarla.
So…¿Qué tal les pareció?
Nueva magia, más revelaciones, ¡Más sorpresas!
Por cierto, decidí darle forma a flor de loto a la falda de Fluttershy, pues esa flor significa "pureza".
Dejen review, tengan una buena semana y…
¡Sunny Honey, fuera!