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Descontrol en La Realeza

by Pinkisita Pie

Chapter 2: 2. La ultima noche de libertad

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Era 12 de julio, una cálida noche de verano, con un cielo despejado que dejaba al descubierto a las hermosas estrellas brillantes. Que mejor que una noche como esa para festejar.

Y se preguntaran ¿Festejar qué? Bueno, esa es fácil. Después de dos terribles y agotadoras semanas había logrado deshacerme del numero 5. El idiota, pesado y aburrido pretendiente que mi padre había seleccionado para comprometerme. Pero como ya dije antes, era el número 5, y como sus cuatro antecesores, había salido corriendo de mi lado harto de las barbaridades por las que lo hacía pasar.

Sabía que mi padre estaría furioso cuando se enterara, pero poco me importaba, al fin y al cabo, se le pasaría en un par de días, cuando encontrara uno nuevo. ¿Enserio era tan importante para ellos que yo estuviera casada? ¿Por qué no podían dejarme vivir en paz?

Me miré al espejo, estaba perfecta. Una falda de cuero, mini, unas medias color negro por encima las rodillas, unos zapatos de tacón, y una remera corta y ancha que dejaba al descubierto mi abdomen. Mi cabello arcoiris con unas leves ondas, que pasaba la cintura estaba suelto y un poco desordenado. Un poco de máscara de pestañas, delineador negro, sombra marrón y brillo en los labios y estaba lista para festejar.

Esta noche iríamos a "Night On" un club bailable en los sectores bajos de la ciudad. Lejos de las cámaras y cualquier cosa que pudiera arruinar una noche de plena diversión.

Pero antes de todo, déjenme presentarme. Mi nombre es Rainbow Dash y tengo 19 años. Hace casi un año que me gradué y he decidido tomarme un año sabático, para tomarme mi tiempo y decidirme por una carrera a seguir. Pero, la verdad es, que eso no es cierto. No me importa en lo más mínimo la universidad, yo quiero ser atleta, pero eso es algo que mis padres nunca aceptarían, podría estudiar música o teatro, pero ellos no pensarían dos veces antes de desheredarme y desterrarme de la familia, con solo mencionarlo.

Mis padres son dueños de la más importante empresa petrolera de Sourmun y por lo tanto muy buenos amigos del rey y su familia.

Sourmun es un país ubicado al sur del continente europeo. Es distinto a cualquier país de ese continente o del mundo entero. Pese a que es extremadamente moderno, sus costumbres son demasiado antiguas. Aquí no existe democracia, ni republica ni parlamento. El Rey es quien manda, y nadie se opone a sus órdenes.

Pero no se confundan, no es algo malo, de hecho, todos lo adoran y admiran. Aunque, como escuche en una reciente película "No puedes tener 500 millones de amigos sin ganarte algunos enemigos".

El rey Ewen Van Helmont, es una persona carismática, pero a veces un poco obstinado y confiado, lo que le trae demasiados problemas. Miles de veces ha estado al borde de la muerte por confiar en quien no debía. Y junto a él, su familia.

La familia real, cada uno más con un carácter más complicado que el otro. Como al rey ya se los he descripto brevemente, seguiremos con la reina, Arlet Van Helmont, una persona extremadamente delicada y falsa, razón por la cual es mejor amiga de mi madre, además de ser muy mandona e hipócrita; en fin una odiosa mujer.

Luego están las mellizas, Whitney y Anabelle Van Helmont, dos niñas malcriadas y caprichosas pero de buen corazón. Con dieciséis años, ambas son muy buenas con los instrumentos musicales, Whit con el piano y Ana con el violín y la guitarra, aunque esta última solo podía utilizarla a escondidas de su madre, quien creía que la guitarra no era un instrumento propicio para que tocara una princesa.

Y por último, lo tenemos a Soarin , mi mejor amigo desde que tengo memoria. Puede que sea la persona más vanidosa, arrogante y ególatra que haya sobre la faz de la tierra, además de ser un playboy empedernido, pero conmigo es diferente. Creo que soy la única persona que realmente lo conoce, y como no, si hemos estado juntos desde el kínder. Por eso mismo, y a diferencia de lo que muchas personas creen, estoy segura de que será un fantástico rey, igual o mejor aún de lo que su padre lo es.

Bajé las escaleras haciendo el menor ruido posible, no quería poner en sobre aviso a nadie que saldría. Pero mi plan de sacarme los zapatos falló, cuando descuidadamente choqué con alguien que repentinamente apareció detrás de la escalera cuando yo llegaba al último escalón.

-Hola papi- carita angelical.

-¿A dónde crees que vas Rainbow?- habló con su tono de enfado.

-Voy a salir con Soar , me invitó y sabes que no se le puede decir que no al hijo del rey-

-Bueno, esta vez vas a tener que decirle que no podrás ir porque estás castigada-

-¿Qué? ¿Y qué rayos hice ahora para que me castiguen?-

-¿Pero cómo te atreves a preguntar algo como eso? Sabes muy bien a lo que me refiero-

-¿Al número cinco? Papá ese idiota era un aburrido, celoso y por demás de sexópata, ni en tus sueños iba a casarme con él-

-Cuida tu vocabulario en mi presencia- me habló con un tono que asustará a cualquiera.

-Pero si…- no pude terminar mi frase, ya estaba interrumpiéndome como de costumbre.

-Te aseguro una cosa Rainbow Dash , el próximo hombre que elija será el último, y con ese te comprometerás, de lo contrario quedarás desheredada completamente y tendrás que buscarte un trabajo para seguir manteniéndose ¿Entendido?-

-Pero papá eso no es…-

-¿Entendido?- levantó la voz.

-Si padre- miré hacia el piso.

-Ahora sube a tu habitación, esta noche no hay fiesta para ti-

"si claro" pensé mientras subía las escaleras nuevamente, con mi padre con su mirada amenazante clavada en mi, esperando que entrara en mi habitación.

Entré a mi habitación cerrando la puerta de un portazo, que estaba segura se había escuchado en toda la casa.

Saqué de mi bolso mi celular. Marqué el número de Soar , que respondió en se primer timbrazo.

-¿A dónde estás? Hace media hora que estoy fuera de tu casa, me dijiste que no tocara timbre, pero ya me estaba cansando de esperar- dijo del otro lado de la línea.

-Ya! Cierra la boca y escúchame. Mi padre me castigó, puedes imaginarte porque, y no me deja salir.-

-Así que vas a escaparte, y tengo que ir a atraparte desde tu ventana.- continuó él.

-Eres el mejor- corté la comunicación y me apuré a abrir la ventana de mi cuarto, en el segundo piso, con un mini balcón enrejado, perfecto para mis escapadas nocturnas. No entendía como mis padres, después de tantos años, no habían mejorado su seguridad en ese lugar.

Miré hacia abajo y vi como Soar llegaba y me hacía señas con las manos. Le arrojé de a uno mis zapatos, para facilitarle el trabajo de poder agarrar a los dos. Pero falló. El idiota dejo caer mis zapatos al piso. –Cómo si no me costaran una fortuna, los deja caer al pasto- pensé.

Volví dentro y busqué en uno de los escondites de mi armario, una soga, mi mejor amiga a la hora de escapar de los castigos de mi padre.

Ya preparada desde hace muchos años, con un gancho que encajaba perfectamente en los fierros del barandal, la acomodé allí. Me puse unos guantes especiales, para no lastimarme o resecarme mis suaves manos ni romperme una uña.

Me sostuve de la cuerda que solo llegaba hasta tres metros antes del piso y me deslicé con cuidado. Cuando llegué al final, miré hacia abajo para asegurarme de que Alioth estuviera allí y me solté.

-Cada día pesas mas- se quejó al atraparme.

-Ja! ¿Me estás llamando gorda? Tal vez seas tú que estas cada día más débil ¿Has abandonado el gimnasio?-

-Claro que no ¿Porqué lo dices?- puso una expresión de susto.

Reí internamente, que crédulo podía ser a veces.

-No lo sé, nunca te quejas cuando me atrapas, y creo que tus brazos se ven más delgados- mentí conteniendo la risa y tratando de verme lo más seria posible, mientras deslizaba mis pies dentro de los zapatos.

Miró sus brazos, por debajo de su camisa color gris. Y lo más gracioso fue cuando lo tocó y apretó, en ese momento no pude aguantar la risa y soltar una carcajada.

-Bruja mentirosa- gruñó.

-Eres tan tonto a veces- reí. Llegamos a su coche y nos subimos al instante, para salir a toda velocidad antes de que alguien notara mi ausencia.

-¿Cuál es el plan?- pregunté.

-No lo sé, pensé que íbamos a festejar que recuperaste tu libertad nuevamente-

-Ugh, no me lo recuerdes, mi padre ha dicho que el próximo que elija será definitivo, si vuelvo a ahuyentarlo quedaré desheredada por completo ¿Puedes creerlo? Que idiota-

-Estoy seguro que se te ocurrirá algo, a no ser que el próximo sea realmente bueno y no tengas necesidad de alejarlo-

-Si claro, no creo que haya alguien lo suficientemente bueno para mí, al menos no en este país- -Señorita importante, tal vez cuando los pobladores de Marte decidan dar la cara y aparecerse por la Tierra, traigan con ellos a alguien lo suficientemente paciente para aguantarte y casarse contigo- contestó mientras me miraba de soslayo esperando que le arrojase algo por la cabeza.

-Imbécil, hablo enserio ¿Qué harás sin mi cuando me case y no podamos salir más de fiesta juntos? Tendrás que conformarte con algunos de tus otros falsos e interesados amigos, que por cierto no son ni una decima parte de lo divertida que soy yo-

-Y luego soy yo el engreído- dijo en voz baja pensando que no llegaría a escucharlo. Esta vez sí reaccioné rápido y tomé una caja de condones que oportunamente tenía en una de las gavetas del coche y se la arrojé.

-Hey!- se quejó mientras se frotaba su frente en la parte donde una de las puntas de la caja le había dado. –Cuidado con eso, que no se me vayan a perder, de lo contrario esta noche me quedaré sin diversión-

-Ew- puse los ojos en blanco. Era muy típico de él, irse a mitad de la noche con alguna de las fulanas que lo rodeaban.

-Llegamos- dijo estacionó el coche en un pequeño aparcamiento que tenía el club.

Nos bajamos y caminamos rápidamente hacia adentro, con miedo a ser descubiertos por algún paparazzi. No es que abundaran en esta parte de la ciudad, pero siempre estaba la posibilidad de que no hayan seguido.

Entramos sin problemas, al principio creí que la vendedora de entradas iba a desmayarse al reconocer a Soarin , pero para nuestra suerte no lo hizo, solo tomó un color rojizo en la piel cuando este le dedicó una de sus "encantadoras" sonrisas.

Nos dirigimos a la barra y nos ubicamos en unos taburetes.

-¿Qué quieres? Yo invito-

-Sí, te toca, quiero un vodka o que mejor sean dos- el asintió con la cabeza y ordenó al bartender los tragos. Y así continué mi hora siguiente, cada un trago que tomaba Soarin yo bebía tres.

Un hermoso morocho de cabello rizado se acercó a mí y me invitó a la pista. Sonreí y acepté.

Nos adentramos en la pista y bailamos, por un buen rato. Era complicado sostenerme en pie debido a la gran cantidad de alcohol que circulaba en mi organismo, por lo que la mayor parte del tiempo tropezaba o sentía mis piernas flojas y tenía que apoyarme en el. Cosa que le gustaba. Demasiado. Aprovechaba en todo momento para pasar sus manos por mi cuerpo más de lo debido a la hora de bailar.

Pero sinceramente no me importaba, después de todo esto era una especie de despedida de soltera. Tenía que aprovechar al máximo mis últimos momentos de libertad.

De a poco comenzó a besar mi cuello, y bajar hacia mi pecho.

Al rato estábamos en el baño, honestamente no sé si era el femenino o el masculino, poco importaba. Me había subido a la mesada de uno de los lavabos, yo había enrollado mis piernas alrededor de su cintura y mientras el pasaba sus grandes manos por mis muslos deslizándolas dentro de mi falda para quitarme la ropa interior.

Sentí algo vibrar desde su bolsillo y por lo visto el también porque dejo todo lo que estaba haciendo para sacar su teléfono y contestar la llamada.

-¿Qué estás haciendo?- pregunté furiosa ¿Cómo se atrevía a dejarme así?.

-Lo siento linda, tengo que responder, mi esposa enloquece si no contesto sus llamadas.-

Abrí los ojos como plato -¿Tu qué? ¿Esposa dijiste? Eres un cerdo- me puse de pie y con cuidado de no caerme salí de allí.

Di una vuelta por el lugar, sosteniéndome de las paredes para no caerme, cada vez me sentía peor, mareada y ya nauseabunda. Soarin no estaba en ningún lado.

Pensé mejor. ¿A dónde más podría estar? Fácil, recordé. –Cómo no se me ocurrió antes

Salí del edificio del club, me quité los zapatos y me dirigí al estacionamiento.

-Qué asco- dije al ver como el coche se balanceaba de un lado a otro y los vidrios estaban notablemente empañados.

Golpeé una de las ventanillas traseras para hacerles notar que yo estaba allí esperando, pero no les importó. Así que decidí, calzarme en los zapatos nuevamente y darle una patada al coche en una de las puertas, lo que hizo que la alarma saltara inmediatamente.

Segundos después, Soarin salió rezongando del coche mientras se abrochaba sus pantalones.

-¿Estás loca? Más te vale que no lo hayas rayado, porque sino…-

-No me asustas, así que cierra la boca, quiero irme a casa, dile a tu zorrita que se vaya, se acabó la diversión.- me apoyé en el maletero del auto mientras el volvía entrar al asiento trasero.

Una rubia con toques de naranja fuego . que ya conocía salió del coche con cara de pocos amigos.

-¿Tu otra vez?- pregunté.

-¿Te molesta?- me dijo con una sonrisa dibujada en su rostro.

-Me das asco ¿Tan desesperada estás que nos sigues hasta aquí?-

-¿Quién dijo que los seguí? Solo nos encontramos- dijo acercándose a Soar y comenzó a deslizar sus dedos por el pecho medio descubierto de él.

-Si claro- reí. Esa chica lo acosaba, en cada lugar al que saliamos ella siempre llegaba "por casualidad"

Subimos al coche y me desplomé en el asiento del acompañante.

-¿Por qué sigues viendo a esa chica? Siempre estás quejándote de lo molesta y pegajosa que es-

-Sí, pero es buena en otras cosas, si sabes a lo que me refiero- contestó alzando una ceja.

-Ew, debe de serlo- aseguré.

El resto del camino permanecimos en silencio. Me sentía ya muy descompuesta, siempre ocurría después de beber tanto, y no tenía fuerzas ni para mover la boca y hablar.

-Ya estamos aquí ¿Cómo vas a entrar?- Habló el mientras entrabamos a la pequeña calle que nos llevaba directo a la puerta de mi casa.

-Tengo mis llaves, pero tienes que ayudarme a llegar a mi habitación, no creo que pueda subir las escaleras yo sola, y el ascensor despertaría a mis padres- busqué en mi bolso mientras el detenía el coche y se bajaba.

-Bien, ven aquí- abrió la puerta y me abrazó por la cintura. Yo pasé mis manos alrededor de su cuello y salí del allí.

-¿Quieres que te cargue?-

-No por favor, estoy muy pesada ¿recuerdas? No quiero que caigamos ambos rodando por las escaleras. Hizo caso omiso a mis palabras y me levanto igualmente. Al llegar a la puerta de puso de pie y así pude abrir la puerta con mis llaves.

Cuando se disponía a cargarme de nueva para llevarme hasta mi habitación, miró hacia delante y se encontró con quien menos queríamos hacerlo.

-Señor Dash - dijo asustado.

-Hola papi- le dije descaradamente. Mi padre tenía una expresión que reflejaba mucho más que furia. Cosa que en cierta forma me daba mucha gracia.

-Te dije que no salieras Rainbow -

-Te dije que no podía desobedecer al príncipe, el insistió y que iba a hacer yo-

-¿Qué?- exclamó Soarin . –No seas mentirosa, eso no es cierto-

-Claro que sí, no le mientas a mi papi Soar , a tu padre no le gustaría enterarse que eres un mentiroso- dije con voz dulce.

-Y basta a los dos, Tú- me señaló –ve a tu cuarto ahora mismo. Y en cuanto a ti – Apuntó a mi amigo –Ya hablaré con tus padres-

-No creo que pueda subir sola papá deja que me acompañe arriba- hablé, esta vez más seria. Veía los escalones borrosos.

-Ahora no voy a acompañarte a ningún lado Rainbow - me dijo el príncipe ofendido. –Por tu culpa mi padre va a castigarme a mí también y a diferencia de ti yo no me puedo escapar tan fácilmente-

-La acompañas a su cuarto, y se dejan de tonterías, parece dos niños- nos regañó mi padre y comenzó a subir hacia su cuarto. –Mañana resolveremos esto con el rey, esta situación no da para más-


Bueno, aqui el primer capitulo de esta historia. Espero que les guste, dejenme sus comentarios para ver que opinan! :)

Next Chapter: 3. Sin Escape Parte I Estimated time remaining: 3 Hours, 25 Minutes
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