El Legado de Star Swirl
Chapter 4: Capitulo 3: Muchas Sorpresas
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Capítulo 3.
Hola queridos lectores. Gracias por tener paciencia y esperar el capitulo. Espero que sea de su agrado.
La mente de ambos divagaba mientras se encaminaban a una cafetería, la cual no estaba muy lejos del consultorio. Ni uno de los dos hablo en todo el camino, estaban muy ocupados acomodando sus pensamientos como para comenzar una conversación. Al final Maria tuvo que romper el silencio, faltando poco para que llegaran a su destino.
Maria – Y dime, ¿Como vas con tu pequeño problema de sueño? - Rompió el silencio.
Andrew – Eh… Oh eso, hasta hace unos días pensaba que estaba mejorando, pero apenas ayer en la noche me paso lo mismo… no estoy muy seguro si fue un sueño o estaba despierto cuando sucedió – Dijo, con la mirada perdida, aun intentando encontrarle el sentido – El problema es que… se sintió tan real… si fue en realidad un sueño, entonces fue el sueño mas realista que he tenido -
Maria – Mmm… debo admitir que eso me preocupa… ya es un poco raro que te haya vuelto a pasar, pero tu tranquilo, que en cualquier momento se te pasaran esos extraños episodios de alucinaciones -
Andrew le dedico una sonrisa amistosa a Maria. La doctora desvió la mirada, algo avergonzada. Andrew desde mucho antes había notado lo hermosa que era Maria. No podía evitarlo. Pues a los quince años fue cuando fue a vivir con ella. A esa edad la mayoría (Por no decir todos) de sus amigos ya comenzaban a sentir "Cosas" por algunas de sus compañeras, y el joven Andrew no fue la excepción.
En esa época había comenzado a sentir algo por una compañera de su clase. Lily, una chica al rededor de 1,68. Pelo corto, castaño claro, complexión delgada, ademas de usar lentes cuadrados. Pero eso se había esfumado, casi automáticamente al ver a Maria. Aunque no era la primera vez que la veía, si fue la primera vez que el noto lo bonita que era. Los años que paso en su casa habían hecho que lentamente se abriera a ella. Contándole como se sentía por la repentina perdida de sus padres. Eso provoco que se formara un fuerte lazo entre los dos. Pero en vez de que ese lazo fuera de amistad o de Madre e hijo. El se había enamorado de ella. El joven Andrew se obligo a si mismo a enterrar esos sentimientos, que para el eran prohibidos, y a ver a Maria como una madre, aunque la considerara de otra manera.
Andrew y Maria entraron a la cafetería. El lugar estaba casi vació. Apenas se podían ver a dos personas mas ahí. Ambos se sentaron en uno de los asientos desocupados. En seguida llego una muchacha de alrededor de veinte años. Algo baja, no media mas de 1.65. Piel morena y cabello oscuro. Llevaba un uniforme de camarera.
Camarera – ¡Buenos días!¿Que desean? - Dijo enérgicamente, con una cálida sonrisa en su rostro.
Andrew – Café negro… ¿Tiene algún Pie? -
Camarera – Claro, tenemos Pie de queso, Pie de plátano y Pie de manzana -
Andrew – Pie de queso, por favor -
Maria – Yo quiero una malteada de fresa y Pie de manzana -
Luego de apuntar las dos ordenes la muchacha se retiro, con una alegre sonrisa.
Maria - ¿Café negro?, pareces un viejo -
Andrew – ¿Malteada de fresa?, ¿Acaso tienes diez años? - Se burlo.
Maria - ¡Oye!Eso me ofende -
Andrew – Dejando a un lado tus gustos en malteadas, ¿Como ha estado el consultorio? -
Maria – A excepción de este tranquilo día, ha estado un poco ajetreado, y dime tu, ¿Como has estado?, algo nuevo o interesante ha ocurrido en tu vida -
Andrew – Ademas de ver portales extraños y escuchar misteriosas voces… no, lo mas interesante es visitarte -
En ese momento llego la risueña chica. Sosteniendo las bandejas con las ordenes en cada mano.
Camarera – Malteada de fresa y Píe de manzana para usted – Dijo, dejando la bandeja en la mesa y colocando la orden a lado de Maria – Y café negro y Pie de queso para el caballero – Coloco cuidadosamente el café y el plato con el Pie – Disfrútenlo – Finalizo y se retiro.
Andrew y Maria tomaron sus tenedores y probaron el Pie. Una gran sonrisa se formo en los rostros de ambos. El Pie estaba sin duda alguna delicioso.
Maria – ¡No sabia que este Pie era taaaan bueno! - Dijo, con una gran sonrisa.
Andrew – Tienes razón, este Pie esta muy bueno – Dijo, saboreando el Pie – Por cierto, ¿Como ha estado Ana? -
Maria – Pues bastante bien, va a la mitad de la carrera de Psicología, aunque… siento que se sobre esfuerza con las tareas y todo eso -
Andrew – Es normal, pero, si en realidad le gusta esa carrera, entonces no creo que le importe -
Maria – Tienes razón… pero me sigue preocupando… - No pudo agregar mas, pues el estruendoso sonido de una llamada los interrumpió - ¿Bueno?… Oh Ana, ¿Que paso?… si, entiendo, diles que en unos momentos estoy ahí… muy bien cariño, bye -
Andrew - ¿Alguien llego al consultorio? -
Maria – Al parecer, espero que no te moleste -
Andrew – Para nada, te acompaño -
Luego de terminar rápidamente su comida, y de que Maria pagara. Ambos fueron, a paso veloz, de vuelta al consultorio.
Mientras tanto.
Limites de Equestria.
Cerca de los limites de Equestria. Un carruaje de madera, tirado por dos imponentes grifos, atravesaba velozmente, el oscuro paisaje. Dentro del carruaje estaban los cuatros sabios y el rey del reino grifo. La carreta tenia un solo destino. La ciudad de Canterlot. Los grifos habían mandado una carta por medio de un halcón a las princesas de Equestria. Informándoles de la posible grave situación que amenazaría su reino.
Anciano Agua – ¿Cuanto creen que tardemos hasta que podamos llegar a Canterlot? -
Anciano Aire – Son las dos de la mañana en este momento… mas tardar a las diez u once, es un viaje largo -
Anciano Tierra – Que desesperante, tener que ir hasta Equestria para hablar con ellas -
Anciano Fuego – No seas desesperado, ademas, esto es muy grabe, tenemos que estar totalmente seguros de que ellas fueron -
Horas antes.
Canterlot, 11:06 PM.
La princesa Luna miraba por el telescopio de su alcoba. Cuidando a los ponis que dormían pacíficamente. Su vigilancia fue interrumpida por un halcón. La majestuosa ave voló hacia la princesa y se poso gentilmente en su lomo. El halcón tenia una pequeña mochila en su espalda, donde tenia guardado el mensaje.
La princesa aparto la vista del telescopio, algo sorprendida por sentir a una ave posarse en su lomo.
Luna – ¿Un halcón?… debe ser un mensaje del Reino grifo – Pensó en voz alta, pues los grifos usaban halcones para enviar mensajes.
Luna tomo gentilmente al halcón con su magia, abrió su pequeña mochila y tomo el pergamino, amarrado con un listón rojo.
Los ojos de la princesa Luna se abrieron enormemente. Pues, en los tres reino había una serie de listones, los cuales representaban el asunto del mensaje. Hay tres tipos de listones.
El listón azul se coloca cuando un reino invita a otro a una celebración. El listón verde se coloca cuando hay una reunión entre los reinos, por lo general esas reuniones hablan de los diferentes objetos que se importan y exportan. Y por ultimo. El listón rojo, el mas alarmante de todos. Este, por lo general, significa que alguno de los tres reinos (Por lo general el que ha recibido el mensaje) ha hecho un acto tan atroz que es motivo suficiente para una posible guerra.
La princesa, sin perder mas tiempo se transporto hasta la habitación de su hermana mayor. Pues ella necesitaba saber de ese mensaje.
Una brillante luz se formo en la alcoba de la princesa Celestia. Justo frente a su cama. Ocasionando que se despertara estrepitosamente.
Celestia - ¿Quien esta a...? - No logro terminar la pregunta, pues la luz se había disipado, dejando ver a la culpable – ¡Luna!, ¿Por que entras tan repentinamente a mi cuarto?, ademas, la puerta no es rota -
Luna – Lo siento por la salvaje entrada, pero… necesitas ver esto – Dijo, acercándole el pergamino con su magia.
El rostro de la princesa paso a ser uno se somnolencia, a una de gran sorpresa al ver el listón rojo que rodeaba esa pergamino.
Celestia – Lu-Luna… ¿Sabes quien nos lo mando? -
Luna – El Reino Grifo, aunque no lo he abierto, quería que estuviéramos las dos -
El semblante de las hermanas se volvió muy serio en unos instantes. Con cuidado Celestia retiro el listón rojo y comenzó a leer la carta, en voz alta.
Celestia - Estimadas princesas Luna y Celestia. Mandamos esta carta, desde el Reino Grifo, para informarles de una situación muy critica. Tenemos razones para creer que ustedes o algún habitante de su reino ha roto "La promesa de los tres reinos", y estamos seguros que saben las consecuencias que conlleva tal acto. En estos momentos nos dirigimos hacia su reino. Por parte del Reino Grifo, esperamos que no hayan sido ustedes. Atentamente: Rey Marklos. -
Luna – No, no, no, ¡Esto no puede ser! ¡¿Como se atreven a culparnos de un acto tan grave?! -
Celestia – Tranquila hermana… estoy de acuerdo, es ilógico que nosotros la rompiéramos si nosotras convencimos a los dos reinos que hicieran la paz -
Luna – En cualquier caso hermana, esto es muy grave, es imposible que algún habitante del reino lo... - No termino la rase, pues en su mente paso la imagen de la única poni que podría hacer algo así.
Celestia – O no… no me digas que Twilight encontró la forma de contactar con alguna de los cuatro Planetas -
Luna – Si eso es cierto, entonces Twilight no sabe en lo que se metió -
Celestia – Por el momento tenemos que prepararnos para la llegada de los Grifos – Dijo, mientras se terminaba de levantar de su cama.
Mientras tanto.
La Tierra, 3:26 P.M.
En el consultorio de Maria, la doctora hacia inventario de los medicamentos y vendas que aun tenia. Maria tenia una alegre sonrisa en el rostro, al mismo tiempo que silbaba una canción.
Ana – Mama, ¿Por que tan feliz? - Dijo, entrando en la oficina – No me digas que es por la visita de Andrew -
Maria – La verdad si – Dijo, con un brillo en sus ojos.
Ana - "Suspiro" Mama, ¿No me digas que te volvió a gustar Andrew? -
Maria – Cl-Claro que no… sabes que ya supere eso… a-ademas… no tendría nada de malo -
Ana – Sabes que eres muy mala mintiendo, si me preguntas a mi, me parece algo raro el hecho que te guste… ya sabes, por que lo criaste y todo eso -
Maria - "Suspiro" Tienes razón… tal vez debería olvidarme de todo eso – Dijo, con una gran tristeza en sus ojos.
Aunque le doliera con toda el alma admitirlo. Su hija tenia razón. Ella tenia la custodia de Andrew, prácticamente es su madre legal. Sin contar el hecho de que es mayor que el. De solo pensarlo le bajaba los ánimos a la Doctora.
Gracias por tomarse la molestia de leer este capitulo. Espero que les haya gustado. No olviden dejar sus reviews, acerca de como les parece la historia, no les toma mucho, y la verdad me hace feliz leerlos. Bueno, nos leemos luego.