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El Legado de Star Swirl

by MasterLarry

Chapter 14: Capitulo 13: Decisión

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El legado de Star Swirl

Capitulo 13

Hola seguidores de esta historia. Por fin, luego de unos…. Cinco meses de estar trabajando como niñero, al fin tuve el dinero para comprar un Laptop. Al fin podre escribir con libertad. Bueno recuerden seguirme en mi pagina de Facebook (MasterLarry) ahí anunciare si vuelvo a escribir alguna historia de esta serie. Bueno, sin más que decir. Que lo disfruten.

Los hermosos y delicados rayos del sol comenzaron a entrar por la ventana de Andrew, iluminando ligeramente la habitación en penumbras. Unos minutos después de que la habitación fuera bañada por esos hermosos rayos dorados, un sonoro ruido comenzó a resonar por todo el cuarto; sacando a Andrew de su placentero sueño.

El muchacho estiro perezosamente su mano y apago su alarma. Tenia que ir a trabajar, o si no se quedaría sin una fuente de ingresos por la cual sobrevivir.

Andrew se levando de la cama, con los parpados aun cerrados, y guiándose por su mapa mental; se dirigió a la ducha, para purificar su cuerpo.

Mientras tanto, muy, muy lejos de ahí.

Equestria. Everfree.

En el abandonado castillo de las dos hermanas; la princesa de la Amistad caminaba de un lado al otro, con cuatro libros flotando a su alrededor. En el poco tiempo que había pasado en el castillo había descubierto nuevos hechizos para defenderse, los cuales le ayudaría bastante, no solo a ella, también a Andrew, el cual, por su culpa lo había metido en un gran problema, el que se suponía que solo era suyo; y no podría ella olvidarse de Spike, el cual sin querer también se metió en se asunto, cosa que le dolía a Twilight, pues en el fondo sentía que todo había sido su culpa, y solo estaba arrastrando a personas que no tenían nada que ver. Y mas al joven humano.

La joven princesa se detuvo para dar un largo bostezo, pues, aunque apenas fueran las seis de la tarde, su cerebro ya estaba agotado de tanto memorizar hechizos. Pero al instante se tapo la boca y volteo a ver a su asistente Spike, el cual se había despertado y la estaba viendo a los ojos.

En seguida recordó su platica con él, y cuando le prometió que, cuando soltara el primer bostezo, al instante se iría a dormir. Desde hace mas de media hora se estaba conteniendo, pero sus profundos pensamientos la habían traicionado.

Spike – Twilight – Pronuncio, con una mirada que le indicaba que soltara esos libros.

Twilight - "Suspiro " Bien, bien. Te lo prometí – Dijo, pues no tenia ganas de discutir, además que si estaba cansada.

Spike – Te veré en dos horas – Hablo, con una sonrisa de victoria.

Mientras tanto.

La tierra.

En una tienda común de mexico; el joven Andrew acomodaba algunos productos, algo normal para él. Pero su mente estaba atenta a un acontecimiento más importante. El como le diría a María que; lo que ambos sentían estaba mal y era algo raro. Aunque no quería herir sus sentimientos, era necesario que hablaran. Pero lo que más le preocupaba era como lo tomaría. Ella tenía un ligero desorden Bipolar, y algo tan fuerte, y tal vez doloroso, posiblemente la orillaría a hacer algo que ni quería imaginar como una posibilidad. Aunque así lo fuera.

Aunque, por otro lado estaba meditando la posibilidad de corresponder sus sentimientos. Después de todo la única familia que tenia era ella. Ni abuelos o tíos, solo él, ella y su hija, y jamas se había tomado el tiempo de profundizar en una futura relación con la hija única de ella. Todo era muy complicado para él, se sentía abrumado. Sentía que estaba haciendo algo mal al querer tener a María como otra cosa que no fuera su madrastra.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el pequeño sonido de una campana, la cual residía frente al mostrador, la misma campana que un cliente había hecho sonar. Al llegar vio a una pequeña niña, de unos ocho o nueve años. Falda de mezclilla, blusa rosa claro y un bello cabello que le llegaba a la cintura. La pequeña tenia algunos productos cotidianos, además de una pequeña bolsa con chocolates.

Niña - ¡Hola señor! - Hablo con alegría, mientras dejaba los productos en el mostrador.

Andrew – Hola pequeña – Correspondió la sonrisa y comenzó a pasar los productos - ¿Como te llamas pequeña? -

Niña – Lily y tengo nueve – Respondió, mientras se mecía de adelante hacia atrás.

Andrew – Wow,, ya eres una señorita – Dijo, mientras terminaba de embolsar – Serian ochentaisiete -

La pequeña pago los productos y salio de la tienda, mientras se despedía alegremente de Andrew.

Aunque no le gustaban los bebes, no le molestaban los niños mas grandes. Pues eran menos problema que cuidar a un infante recién nacido.

Antes de que pudiera seguir con su debate menta, una pequeña vibración invadió su bolsillo. Alguien le había mandado un mensaje.

El chico saco su teléfono y confirmo sus sospechas. Era María, pues además de su hija, era la única que sabia su numero.

[Maria – ¡Hola Andrew! Espero que estés en el trabajo. Aquí esta algo ajetreado. Dos señoras, una muchacha y un niño, y no dudo que vengan más. Bueno, espero que vengas para revisar esas quemaduras -]

El chico tecleo algunas cuantas cosas y lo envió. La mejor oportunidad que tenía para hablar en privado era en su consultorio .

Luego de que el largo día de Andrew hubiera acabado al fin. Sin esperar ni un segundo se dirigió al consultorio de María, pues tenia que arreglar el extraño problema entre ella. Aunque muy dentro de él se negaba, pues no quería hacerle daño. Pero al final iría, y si la rechazaba o aceptaba sus sentimientos era algo que estaba apunto de averiguar.

Luego de que caminara por casi media hora, al fin llego al consultorio, el cual parecía estar bastante tranquilo. Al fondo de la sala de espera estaba Ana, la cual, como siempre, leía un libro, totalmente inmersa en ese pequeño universo. Y al acercarse la chica noto su presencia y bajo el libro, al mismo tiempo que le dedicaba una cálida sonrisa al ver de quien se trataba.

Ana – Oh Andrew – Hablo, con una cálida sonrisa – Supongo que vienes a tratar tus quemaduras -

Andrew – Si, aun me arden un poco -

Ana - ¿En serio? - Su tono de voz era de mucha preocupación – Pues pasa. Mamá esta dentro -

Sin esperar ni un segundo Andrew entro a su oficina, mientras los latidos de su corazón casi inundaban todo el lugar, pues aun no estaba muy seguro de como le iba a decir a María lo que sentía. Tanto lo bueno como lo malo.

Al entrar encontró a María, la cual tecleaba algunas cosas en la computadora. Al escuchar la puerta y ver quien era, los ojos se le iluminaron de la felicidad. Tanto que una extraña sensación apareció en él. Algo agridulce. Le encantaba esa sonrisa, eso no había duda, cuando ella sonreía de forma tan honesta, sabía que ella era la persona mas feliz del mundo. Pero también le dolía pensar que, lo que estaba apunto de decir, podía llevarla hasta las nubes, para luego hacerla caer cruelmente. Pero aun no sabía que elegir, si su amor como madre, o como mujer.

María - ¡Andrew! - Dijo, mientras se levantaba para abrasarlo – Me alegra que vinieras -

Andrew – Jeje… Tenía que… Aun me arde el cuerpo – Hablo, con gran nerviosismo.

El cuerpo de María estaba sumamente pegado al suyo, cosa que ocasionaba que la resistencia de Andrew comenzara a decender lentamente.

María – Entonces solo vienes para que te cure – Hablo, con cara de berrinche.

Andrew – Jajaja, sabes que no es verdad. Me alegra el día verte -

Maria – Mmmm… Bueno… - Hablo, no muy convencida – Siéntate y quitate la camisa -

El muchacho se sentó en una pequeña camilla y se quito la camisa azul claro que levaba puesta, mostrando las quemaduras, por todo su cuerpo, pero un poco mejor.

María- Mmm… Aun se ven algo mal, ademán no te pusiste vendaje -

Andrew – Lo se, pero no tenía -

María – Hubieras pedido el día, tus quemaduras son de tratar – Dijo, mientras se acercaba al mueble donde guardaba los medicamentos y tomaba algo de pomada – Bueno, supongo que solo tienes en el dorso y en las manos… - Dijo, con voz bastante profesional.

Así podía ser ella. Alegre y muy optimista, pero cuando se trataba de algo grave, su actitud cambiaba por completo, transformándose en alguien bastante profesional.

El rostro de Andrew se tiño de un ligero tono rosado, mientras desviaba la mirada. Horas antes de irse a acostar, se había inspeccionado y noto que todo su cuerpo estaba cubierto de quemaduras, leves y moderadas, terminando hasta las zona de la entrepierna, muy… muy cerca de su zona privada.

Andrew – Pues al parecer también rengo en las piernas – Su voz era nerviosa – Y… en la entrepierna -

En seguida la "Dra. María" se había tirado por la ventana. Y no era para menos, pues si hubiera sido solo en las piernas hubiera esta bien, pero en un lugar tan cercano a su miembro… Era algo riesgoso. Pues aunque no fuera una pervertida que se tocaba pensando en él. No podía negar que una que otra fantasía culposa si había tenido, por su afán de los libros de romance y eróticos.

María – Jeje, no hay problema… De-Después de todo esto es profesional – Dijo, en un inútil intento de mantenerse en calma.

En es momento una gran tensión creció en el consultorio de María. Como era de esperarse; los deseos de ambos comenzaban a crecer de forma exponencial. La nerviosa María comenzó a aplicar el ungüento por el dorso y los brazos, también vendo su cuerpo para que no le dolieran más las quemaduras. Pero lo más penoso apena comenzaba.

La doctora comenzó a aplicar la crema por las piernas del muchacho, lenta y casi rítmicamente. Disfrutando de la áspera piel del muchacho. Hasta que lo inevitable llego, y las suaves manos de María comenzaron a rozar las cercanías de la entrepierna de Andrew; al mismo tiempo que la respiración de ambos empezaba a agitarse.

Andrew – María – Suspiro, mientras se aferraba a la camilla – Para… Esto esta mal… -

María – Lo se – Dijo, mientras subí hacia su rostro – Pero ya no puedo más -

Sin poder esperar más unió sus labios con los de Andrew, mientras sus manos se enredaban en su cuello. Los sentidos de Andrew se apagaron en ese momento; mientras, sin poder evitarlo se dejo llevar por el momento. Las manos de Andrew sostuvieron la cintura de María, mientras la acercaba más a él.

La mente del muchacho se puso cada vez más en blanco, mientras dentro de él ya se había resignado, simplemente no podía decirle a María, no tenía el valor para romperle el corazón de esa forma. Además no podía negar que también la quería.

Pero en ese momento una intensa luz cubrió por completo la habitación, provocando que ambos se separaran, con confusión en sus rostros; al memos solo María, pues él muchacho sabía de donde provenía esa misteriosa luz. Al disiparse pudo notar como Twilight saltaba desesperadamente al portal, con algo de preocupación en su rostro.

Twilight - ¡Spike toma los frascos! ¡Aquí no puedo usar mucha magia! -

El pequeño dragón, al otro lado de lo que parecía ser un portal; tomo algunas cosas del suelo y salto, justo antes de que algunos Grifos lo alcanzaran.

Cuando el portal se cerro; un pesado silencio reino el consultorio. El único sonido que inundaba el lugar eran las pesadas respiraciones de Twilight y Spike, los cuales ahora eran humanos.

Andrew – Emm… Twilight… ¿No se supone que debiste aparecer en mi cuarto? -

Twilight - "Agitada" El portal… Se abre a dos metros de donde tu estés – Explico, tomando grandes bocanadas de aire – En cualquier caso… La guerra se apresuro -

Spike - ¡La guerra de los tres reinos sera en dos días! - Grito Spike, sumamente alarmado.

Andrew – ¿Tan pronto?… ¿No se supone que eso debía ocurrir en… Al menos unas semana? -

Twilight – Los grifos nos encontraron – Hablo, un poco mas calmada – Lograron detectar un pequeño residuo de magia que dejaba cuando usaba pequeños hechizos -

Andrew – Y entonces ahora que… -

María – Emm… Andrew… ¿Quien es ella?… - Hablo, con algo de temor en su voz.

Andrew – Tranquila. Es una amiga… Se llama Twilight, y el niño a su lado es Spike – Dijo, mientras colocaba su mano en el hombro de la doctora.

Los ojos de María se cruzaron con los de él; por escasos segundos. Confiaba en él, y más ahora que había correspondido el beso de hace un momento.

Andrew – Es una historia algo larga… Y de alguna forma irreal, pero como acabas de ver como sale de un agujero mágico de la pared… Pues no te parecerá tan raro -

Andrew se sentó en la camilla y soltó un pesado suspiro. Al fin tenía que decirle todo lo que le había ocurrido. Sin duda tardaría en creerle, pero era mejor que simplemente desaparece, pues en algún momento tenía que ir a ese mundo para ayudar a Twilight con su gran problema.

La guerra se adelanto, y la hora de ayudar a Twilight a llegado para Andrew. María descubrirá el extraño secreto de su amado, y Andrew al final decidió corresponder los sentimientos de María. El final no esta muy lejos. Gracias por leerme una vez más. No olviden dejar sus reviews, que me alegra leer sus opiniones. Nos leemos luego.

Next Chapter: Capitulo 14: Plan suicida Estimated time remaining: 0 Minutes
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