Login

La leyenda del caballero de cristal (MLP FIM fanfiction)

by Angelus-Y

Chapter 2: El deber llama

Previous Chapter Next Chapter

Fanfiction My Little Pony. La leyenda del caballero de cristal. (Aventura) Autores: Moises R. ; Ángelus-Y Capitulo 2: El deber llama.

Diario de Glowing Faith, Día II

Son felices los recuerdos que poseo siempre que celebramos la feria de cristal. Tanta alegría, esperanza y cariño reunidos en un día tan glorioso. ¿Qué mejor ocasión había elegido para declararle el amor que poseo a Radiant? ¿Qué mejor instante que antes de la celebración inicial para revelar el deseo que tengo a ser responsable de su felicidad? No lo había. Mi corazón por mucho ha permanecido en silencio, pero debo confesaros que llega un momento que es amargante y no se puede aguantar más. Un amor en silencio es un error que ninguno debería cometer y yo, para mi desgracia ese error me llevo a perder la oportunidad de compartir maravillosos momentos como pareja. Ese error persistirá ahora y por mucho tiempo más.

Ahora recuerdo el dulce aroma de los pasteles, la suave y fresca brisa proveniente de las crestas de cristal, el balar de los animales y el choque de metales en los grandes torneos de justas. Pero lo importante es como en ese día las cosas cambiaron a peor.

La noche anterior a la feria, fue muy difícil de conciliar el sueño, pues estaba muy nervioso por confesarle mis sentimientos a aquella poni tan especial. Me dirigí nada más hacerse el alba visible hacia el majestuoso castillo de cristal, para llevar a cabo mis labores de preparación. Pero antes de nada ansiaba tener un rato a solas con Radiant para cumplir el deber de mi corazón.

El problema era que a medida que sentía que me acercaba a ella, mayor era el miedo que penetraba en mí, un miedo nacido de la duda. Duda que se centraba en si realmente era merecedor de su amor, después de todo ella era descendiente de las sacerdotisas reales mientras que yo era un simple poni de cristal nacido de sangre común.

Pero como bien me dijo una vez mi querida amiga Pretty "Si no lo haces ahora, te arrepentirás el resto de tu vida" y bien puede ser cierto. No podía dejar que el miedo me prohibiera el deseo que más anhelaba ¿Qué es lo peor que podría pasarme? ¿Pondría esto en peligro nuestra amistad? Solo sabía que en ese día debía obtener la respuesta.

Me hallaba en los aposentos de la reina, donde esperaba encontrarme a mi monarca para preparar la feria, además sabia con seguridad que Radiant estaría con ella.

"Toc, toc"

—Adelante —respondió desde dentro.

Entre con cuidado y efectivamente la reina y su leal sacerdotisa se hallaban en preparación para dar inicio a los festejos.

—Oh, subcapitan, me alegro de que hayáis llegado. — Mi soberana, de pelaje de color beis suave me invitó a entrar. Yo profundamente le mostré mis respetos. Me quité el yelmo y me incliné ante ella mientras me observaba con sus azulados ojos parcialmente tapados por su crin cristalina de tono celeste. Su nombre era Lady Nivea.

Nuestra monarca llevaba los atuendos reales: la corona de plata adornada con diamantes y un cristal mágico, el collarín de cristal y las herraduras reales de platino. Estos se traspasaban a la princesa heredera en su momento de gobernar. La cutie mark que se mostraba en su flanco era una flor de ocho pétalos blancos en cuyo alrededor había varios copos de nieve.

Me levanté y dirigí mi vista hacia Radiant quien con ilusión me devolvió la mirada y ambos inclinamos nuestras cabezas.

—Vine a ver si podía ayudar en algo, o quizás necesitarais mis servicios majestad — le expliqué. Su alteza alicornio negó con la cabeza.

—Oh, no, no hace falta subcapitán. El capitán Sombra y sus soldados ya han preparado todo el torneo y se están encargando de ayudar para los puestos, solo falta prepararnos para el discurso inicial…

—Oh… —musité decepcionado.

—Aunque bien podríais ayudar a lady Radiant a preparar el corazón de cristal, ya sabéis donde se encuentra.

—Sería maravilloso —expresó la sacerdotisa.

—Concuerdo con ella majestad. —coincidí.

—Estupendo. —rio silenciosamente con una sonrisa. —Todo debe salir perfecto… por si no lo sabíais, esta feria de cristal es muy especial.

— ¡Oh! Permitidme la osadía alteza — introdujo Radiant — pero ¿por qué esta feria resulta para vos de mayor atención que otras?

—Vos debéis saberlo mejor que nadie lady Radiant, hoy se cumple un siglo desde que finalizó la tiranía de las sombras. El reinado de los drakanos. —explicó con detalle. Su majestad se tornó hacia la ventana y con desazón y cierta tristeza recordó en voz alta. —Sufrimos mucho durante aquellos días, y desde que por fin los drakanos fueron derrotados gracias a nuestra gente y a las princesas de Equestria, cada feria de cristal la hemos celebrado con amor y esperanza creciente para dejar atrás y cicatrizar el daño que nos causaron. Por suerte ambos no vivisteis aquellos momentos. —Volvía a recuperar la alegría — Y hoy me siento orgullosa de que tras 100 años de paz aun hayamos conservado esa luz... Y ahora os debo a vosotros que hayáis perpetuado esa chispa durante vuestros años de servicio.

Ambos nos sentimos endulzados por sus halagos y palabras tan conmemorativas. Veíamos como el tono cristalino del pelaje de la reina brillaba con fuerza al igual que el de Radiant.

—Nos obsequian vuestras palabras alteza, pero vuestra gratitud no es necesaria. Es nuestro deber después de todo — aclaré agachándome ligeramente.

Radiant mirándome de reojo con una sonrisa asintió a la reina en señal de concordancia.

Nuestra charla matinal fue interrumpida cuando de pronto entró mi amiga Pretty de una forma un tanto inesperada. Con su característica alegría y despreocupación entró corriendo saludándonos a todos rápidamente, salvo a la reina con la quien mostró sus respetos como debía.

— ¡Majestad, no puedo permitir que deis vuestro glorioso discurso con esos pelos!, ¡¿Qué van a pensar vuestros súbditos?! —Pretty alterada pero con educación fue mirando cuidadosamente a la reina. Pensativa mientras se frotaba su crin de tonos morados y reluciendo su pelaje azul claro cristalino y resaltando su cutie mark: una espiga de trigo dorado.

— ¡Pretty! — Exclamó Radiant con desaprobación — ¿Qué formas de entrar son esas?

—No pasa nada lady Radiant, Pretty tiene mucha razón. Debo prepararme, como ya he dicho hoy es un día especial —con una sonrisa en su rostro indicó a Pretty la salida.

— ¡Ese es el espíritu alteza, su peinado real va a quedar más fabuloso que nunca!— esa fue de las pocas veces que pude a ver a Pretty tan efusiva.

—Oh, subcapitan. — llamó la reina.

— ¿Si? —inquirí.

—Espero que no falte para el momento del himno, vuestro toque de viola debe estar presente para el haz aurora. —aclaró.

—Oh si, majestad, por supuesto.

—Evidentemente — intervino Pretty — no hay mejor músico en el reino que nuestro querido subcapitan ¿eh Glowy?

—Pretty… —le miré seriamente.

—Oh venga, no seas modesto. Al igual que Radiant es la voz más dulce de este imperio. ¿Acaso me equivoco majestad? — La reina asintió y yo no pude evitar ruborizarme junto con Radiant, quien juro por el cielo que cuando se sonrojaba su rostro era desgarrador.

Ambas, alicornio y poni de tierra se dirigieron hacia fuera. La reina se despidió.

—Bueno, os esperaré en la sala del trono, traed el corazón de cristal —recordó.

—Así se hará majestad —respondió Radiant con una inclinación.

No más que con alegría, la reina se adentró en los relucientes pasillos para recibir su peinado real, ideal para los grandes momentos importantes, como lo era este.

Pretty se dio la vuelta guiñándome un ojo, en señal de lo que la anterior noche me habló, de lo que debía hacer en ese instante, ahora que me había quedado a solas con ella.

Ah…no puedo negar que cada vez que pienso en ella, me siento más lleno, pero también no puedo evitar sentir tristeza…pronto lo entenderéis.

—Hay que ver…—suspiró Radiant —Pretty está cada vez peor —se rio suavemente — ¿no crees Glowing?

—Eh…si, la verdad es que sí. Pero ya sabes que así es ella. Mira como ha conquistado el corazón del orgulloso Sombra. —recalqué.

—En fin, ¿me acompañáis a la cámara? —preguntó mirándome.

Sentí un pequeño nudo en el estómago, cada vez más a medida que estaba más tiempo con ella.

—Eh...claro, faltaría más. —bajé mi cabeza tenuemente. Repitiendo la acción, volvió a reírse tapándose su boca con su pulido casco de cristal.

— ¿Que? —pregunté divertido y expectante.

—Que no hace falta que te andes con tantos formalismos conmigo Glowing, ya lo sabes. —continuo riéndose, aunque no me molestaba para nada, es más, me resultaba melodiosa su carcajada en cierto modo. No pude evitar disculparme y dejarme enganchar por la risa del momento.

Salimos de los aposentos de la reina y nos dirigimos por el pasillo hacia la cámara de cristal que se encontraba en la parte superior de la torre del castillo. Fue un andar de varios minutos así que pudimos hablar entre tanto. Ella andaba delicadamente con sus finas sedas de colores frescos, telas de cristal con el emblema del imperio, bordado y su collar decorado con un amuleto de plata y cristal en forma de corazón. Sus aparatosas vestimentas eran propias de las sacerdotisas del imperio, aunque no tanto como las mías. Al menos era más cómodo.

—Por cierto, ¿Dónde está Gold? Se me hace un tanto extraño verte sin él.

—Si ¿verdad? Lo he dejado a cargo de Sombra, para que lo cuide mientras, además

quería ir a ver el torneo de justas, ya sabes cómo es, jeje.

—Sí, travieso e ilusionado…pero no niego que es un encanto de fénix.

—Lady Radiant, perdonad que cambie de tema, pero me gustaría hablaros de algo que es importante para mi…y creo que vos debéis ser consciente de ello también.

—Oh… —cambió a su faceta seria — ¿de qué se trata Glowing?

Me sentía bloqueado, ahora era el momento de tratar de allanar el terreno para entrar lo más cuidadoso posible. Respiré hondamente y me lancé.

—Eh…veréis, me resulta difícil decíroslo y vuestra opinión me es vital para esto. — nos miramos mutuamente y noté en su rostro con pecas cierta extrañeza.

— Glowing, me estáis asustando. Decidme ya que pasa. Tragué saliva y le tome un casco, a lo cual ella respondió con un suspiro ahogado. Volví a contemplar su belleza, sus ojos celestes llenos de firmeza y en ese instante más que nunca mi corazón palpitaba con un vigor que jamás había sentido.

—Lady Radiant…vos sois muy especial para mí. — ella me sonrió por ese halago. — Y veréis…no puedo aguantarme más esto…

Salí absorto de sus ojos azules, oímos un grito que nos avisó:

"¡LADRONES! ¡LADRONES!"

Nada más escuchar el aviso, para nuestra sorpresa un trozo de la pared contigua se derrumbó. Reaccioné protegiendo a Radiant abrazándola con mis cascos y dejar que mi armadura se llevara los pedruscos, que por fortuna eran pequeños. Afortunadamente ninguno de los dos salimos heridos, solo polvorientos.

Sin tiempo a nada, dos figuras misteriosas atravesaron el muro a toda velocidad y pasaron de largo de nosotros. Ambos estaban cubiertos por una capucha raída y oscura, y solo pude ver como huían corriendo con sus patas peludas acabadas en unas alargadas pezuñas siendo bípedos. Antes de perderles de vista pude comprobar que uno de los que suponía eran los ladrones llevaba consigo algo brillante y con forma de corazón: El corazón de cristal.

— ¡Alto, deteneos! —imperaban algunos guardias pegasos de cristal que se daban a la caza de los prófugos. Giré mi cabeza hacia a Lady Radiant, quien gracias al cielo no sufrió rasguños, solo cubierta de un poco de suciedad. No obstante siempre vale ser precavido.

—Lady Radiant, ¿estáis bien? — le pregunté mientras extendía mi pata delantera para apoyarla.

—Sí, sí, solo un poco sucia. — respondió mientras se quitaba el polvo — ¿Y vos? Habéis recibido parte de los escombros.

—No os preocupéis…mi armadura me ha protegido. Debo averiguar que ha pasado, ¿estaréis bien?

—Sí, si, por supuesto — se apartó su crin de la cara mientras se reincorporaba del todo —Yo avisare al resto, corred.

Sin más dilaciones recorrí la ruta que perseguidores y perseguidos habían trazado, pareciendo dirigirse hacia la antesala del trono de la reina. Teníamos la mala fortuna de que casi todo el grueso de la guardia se hallaba a las afueras.

Nunca imaginé quienes eran hasta poco después, pero me enteré más tarde de la procedencia y de la "raza" de aquellos malhechores. Habían sido acorralados en la antesala por algunos guardias, de los más hábiles con las lanzas. No obstante cuando llegué vi que la situación se complicaba. Aun rodeados por 4 soldados, los ladrones se defendían con alabardas de negro mango y metal.

— ¡Alto! —Exclamé — ¡bajad las armas y rendíos! —ordené.

Aun por la presión que ejercíamos nosotros y nuestras armas de punta plateada, ellos tan solo reían de forma siniestra y con destreza empuñaban sus armas con sus garras de piel lila y uñas sucias, aun cubiertos por sus harapos y capuchas ensombrecidas.

— ¡Entregad el corazón de cristal y entregaos! — alzó la voz uno de los míos. Uno de los dos ladrones dirigió su arma de largo alcance contra mí y alto y claro declaró.

—Si lo queréis ¿Por qué no nos lo quitáis? — Su compañero le rio sus palabras.

—Como osáis…— repuso uno de los guardias.

Intente tranquilizarle pero en nuestra pequeña distracción el que arrogó contra nosotros dio un salto elevado y en el aire cogiendo su alabarda con sendas manos trato de estrellar el filo de la misma contra nuestras cabezas, pero nosotros éramos más agiles y logramos esquivar su brusco golpe. Acabo chocando con el suelo de cristal saltando chispas del impacto.

Uno de los nuestros, el más cercano a mí, arremetió contra el con su lanza de punta metálica para clavársela en su costado, pero nuestro rival por sorpresa, logró recuperarse de su ataque e interpuso su arma para protegerse, y desvió la lanza.

Nos pusimos en guardia y cogimos nuestras armas, desenvaine mi espada de acero recubierto de cristal e intente dar apoyo a mi compañero, pero me fue imposible cuando se interpuso delante de mí el otro ladrón. Levantó una de sus patas y me empujó bruscamente echándome al suelo. Otro de los soldados trato de hacerle frente y alabarda y lanza chocaron tratando de desencajarse. Me reincorpore lo más rápido que pude mientras la lucha se desenvolvía.

— ¿Estáis bien subcapitan? —preguntó sin desviar la mirada del rival. Asentí por supuesto y mientras tanto ambos ladrones de diferente altura, debo resaltar, se reagruparon. Pusieron sus alabardas en posición de defensa, entre que andaban con cautela por la sala vigilando nuestros movimientos. Nosotros hicimos lo mismo. No podía dejar de mirarles fijamente a través de sus ropajes, como sus ojos amarillos penetraban en mí y mis compañeros.

— ¡Soldados, embestida de unión! —ordené.

Los cuatro pegasos se pusieron en fila horizontal y extendieron sus armas hacia el enemigo, volando con sus alas a un metro sobre el suelo. Seguido de su embestida al unísono, los ladrones se agacharon para evitar ser ensartados. Cuando los pegasos traspasaron fallidamente a estos, se levantaron fugazmente y cogieron por la retaguardia para atacarles, no obstante no se percataron de que la jugada tenia doble función. Antes de que pudieran contratacar, me acerqué a uno de ellos, si mal no recuerdo el más alto.

Di la coz más fuerte que pude en sus patas y le hice arrodillarse "Aaggh" Con el mango metálico de mi espada golpeé fuertemente la cabeza que la tenía a mi alcance. Fue un golpe seco y silencioso. El ladrón cayó al suelo inconsciente. Mis aliados

afortunadamente lograron contrarrestar la ofensiva del más bajo, quien no se percató. De hecho uno de los soldados logró acertarle con la lanza en el costado y aunque la herida no era muy grave, ahora estaba solo y en desventaja.

— ¡Gag! —gritó mientras posaba su garra en la herida y se retiraba a salvo— malditos ponis —Gruñó ferozmente—. Os vais a arrepentir.

Yo dirigí mi espada hacia su figura mientras dos de los míos retenían al ladrón que estaba derribado, que ya había recobrado el sentido.

—El único que se arrepentirá sois vos si no os entregáis —le advertí — pude ver el corazón de cristal brillar bajo sus sucios harapos. — ¡Entregad el corazón!

El resto de mi equipo acompañó mi mirada desafiante. Veía que aquel esperpento sabía bien de que su situación no estaba a su favor. Comprobé que de vez en cuando se pasaba la garra a la herida, mientras que con la otra costosamente sostenía la alabarda.

—Maaaldiitoss…— Su siguiente movimiento no lo esperaba para nada. Rápidamente sin darnos tiempo a reaccionar, nos arrojó una especie de urna llena de un extraño polvo. Recuerdo que tosí bruscamente con los ojos cerrados sin ser consciente en ese momento de lo ocurrido, al igual que los dos compañeros que estaban a sendos lados de mí.

Cuando el polvo se despejo y abrí mis irritados ojos, vi al encapuchado luchando contra uno de los soldados que al parecer se hallaba detrás de mí reteniendo al reciente cautivo.

Entre su lucha antes de poder ayudarle el ladrón logró desviar su lanza en un movimiento rápido, seguido de un golpe seco con su mango en la cabeza de mi compañero. Esto le dejo aturdido por la fuerza del impacto…y ahora escribiendo esto me siento culpable porque a pesar de que seguidamente corrí a socorrerle…no llegué a tiempo. Incluso dando un corte horizontal con la lanza en respuesta, el villano cogió con ambas garras su alabarda y clavó su punta en el pecho de mi compañero con todas sus fuerzas.

— ¡Nooo! —grité.

— ¡Maldita basura!… —alzó uno más que se recuperó de la visión.

Vi a uno de los más valientes soldados ser empalado por la negra punta de aquel vil ladrón. La sangre le salía por la boca ligeramente mientras pude contemplar que se quedaba sin aliento. Mi corazón a diferencia de los pegasos que iban a por él, era más de tristeza que de odio hacia aquel…con perdón…podrido desperdicio.

El pegaso que se lanzó a por el embistió fuertemente con su lanza al enemigo, pero este sacó su alabarda del pecho mi compañero, dejando el boquete de su armadura y su pecho al descubierto y expulsando sangre. Las chispas saltaron y fui a socorrer a mi amigo. Tapé su herida lo más fuerte que pude. Grité ayuda mientras escuchaba a otro de los guardias enfrentarse a él. Pero ahogando mis gritos y en la distracción del que retenía al otro ladrón, este pudo con el pegaso y se levantó tumbándole en el suelo y presionando su cuello con sus pezuñas. En ese momento volviendo a la lucha entre el responsable de la sangría y el soldado, este logró penetrarle nuevamente con la lanza en un firme movimiento de corte, desgarrando parte de su piel y dejándola sangrar.

— ¡Se acabó! Entrega el corazón o te empalo sucia rata. —Amenazó mi aliado.

— ¡NO! —gritó el más alto de los encapuchados desde el otro lado. —Los que os vais a rendir sois vosotros… — Desviamos nuestros ojos a él, con nuestro compañero oprimido contra el suelo. Quité importancia al que estaba conmigo y el que aún estaba medio afectado por el polvo. —A no ser claro que queráis que vuestro amiguito se le rompa el cuello…sería una desgracia.

—Bien hecho, Kerrar. — reconoció su cómplice en malas condiciones y aun amenazado por la lanza.

—Soltad las armas. —ordené.

Yo y otros dos cuidadosamente depositamos nuestros filos y lanzas en el suelo de cristal, pero el que tenía al pequeño contra la pared a punta de empalarlo tardó mucho más. Tuve que hacerle reaccionar, temía que cometiera un error más grave, más aún con el valiente pegaso en mis cascos al borde de la muerte. Mientras trataba de respirar.

—He dicho…soltad las armas….por favor. —repetí tratando de hacerle razonar de la situación.

Finalmente cedió fijando su mirada al encapuchado mientras este sonreía al verle bajar el arma.

—Y ahora… —volvió a tomar la palabra —Nos ayudareis a escapar… —hizo presión sobre nosotros al apretar su pata contra el cuello del soldado. — O sino…

Esos momentos en los que no sabes que hacer, en los que eres presa del miedo o de la duda… con sangre en mis cascos, con el corazón comprimido y el pavor haciendo mella en mí. Así me sentía ahora mismo. Por fortuna…

— ¡Nadie va a salir de aquí! — alzó una voz entrando por la antesala del trono. Renové los ánimos al ver a mi buen amigo: Sombra, el capitán de la guardia de cristal.

— ¡¿Qué?! — Los saqueadores quedaron asombrados por la presencia del capitán. Sombra de por si imponía miedo. No solo era un unicornio experimentado y de corpulenta figura, sino que tenía unos colores que sinceramente daban miedo a primera vista. Su pelaje color metal oscuro y su crin sombría daban sentido a su nombre. Sus ojos eran clavados a los míos, de un rojo profundo.

El sudor frio de los ladrones se heló cuando una gran cantidad de guardias entraron por las distintas salidas a la antesala. Pronto nuestros enemigos se vieron rodeados y fueron conscientes de su situación. Soltaron sus armas y pusieron sus garras a la vista, aunque el pequeño no podía evitar tapar su herida.

Sombra se acercó al mayor, con paso firme y mirada siniestra, alzando su hoja de cristal envuelta en el aura rojiza de su cuerno.

—Suéltale… —imperó cortante mientras poco a poco el encapuchado elevaba su pezuña y dejaba libre el cuello del pegaso. Este se levantó y volvió a su posición agradecido. El resto recogieron las armas nuevamente y apuntaron a las ratas atrapadas. —Ahora…entregad el corazón. ¡YA! — amenazó rozando la punta de su espada en el pecho del sátiro, quien mirando como su compañero estaba desangrándose a mas por las heridas.

—Valark…—empezó —suéltalo… —a los escasos segundos cogió de sus pertenencias el corazón. Me alivié profundamente al ver su brillo y forma intactos. Lo depositó en el suelo y volvió a ponerse a su lugar.

— ¡Arrestadlos! —ordenó Sombra. —subcapitan, recoja el corazón. Los ponis de la guardia apresaron con dureza a los ladrones, era evidente que estaban más que incomodos e indignados por la resistencia que opusieron. Fueron encadenados con esposas por las garras. Yo cuando ya estaban asegurados y uno de mis compañeros me sustituyo tapando la herida del compañero caído, cautelosamente recogí el tesoro real. Entretanto una serie de sanadores unicornios miembros del cuerpo se acercaron al herido para intentar detener la hemorragia con magia y métodos naturales.

Sombra a paso firme y con mirada penetrante se aproximó a uno de ellos, uno le miraba con desprecio y mi amigo le devolvía el mismo sentimiento. Le quitó la capucha y cuando el más grande reveló su rostro varios de nosotros ahogamos un grito de sorpresa. Una cara arrugada y horrenda, de hocico alargado, ojos brillantes y dos cuernos retorcidos de cabra.

—Lo sabía…sátiros — concluyó el capitán.

— ¿Sátiros? —preguntó uno de los sirvientes que se había presentado.

—Criaturas de tierras sombrías, mercenarios sin escrúpulos…simplemente basura. — explicó mi amigo. Gruñidos de sendos prisioneros escaparon ante aquel insulto, quedándose inquietos y enfadados.

—Cuida esa bocaza asqueroso equino….

Me sobresalté ante la ofensa hacia mi "hermano" pero el en cambio mantuvo la calma e hizo caso omiso a su arrogancia.

— ¿Quién os ha enviado? — preguntó el capitán.

— ¿Que te hace pensar que te lo voy a decir? — vaciló riendo al final.

Sombra no soportó ese tono y esa arrogancia. Menos aún en la situación en la que se encontraba. Apretando su mandíbula colocó la espada pegada a la garganta del aludido.

—Escúchame desperdicio…se perfectamente que los de tu calaña sois como ratas que

se revuelcan en la mugre, sirviendo al mejor postor. ¿Quién os ha enviado?

—Eso no te incumbe. — respondió ahogado por la espada.

—Ya lo veremos… — apartó su hoja y se dirigió a los guardias. —Lleváoslos a las mazmorras. La reina decidirá qué hacer con esta escoria.

Tras las últimas palabras de Sombra recuerdo que ignorando el cómo, una profunda niebla se introdujo en la antesala. De pronto no veíamos nada y todos estuvimos confusos y ciegos ante el intenso muro blanco que invadía la sala.

"¿Qué es esto?" "No veo nada" "Capitán…." Voces se diluían en la profunda neblina. Inmediatamente pensé que no podía ser natural, sino obra de algún encantamiento o influencia. No veía a nadie….ni a los prisioneros, ni a ninguno de los presentes. Me aferré al corazón de cristal como si mi vida fuera, ya que temía que pudieran arrebatármelo ante este extraño fenómeno.

Aunque una vez más me empecé a tranquilizar cuando la densa niebla empezó a disiparse y mis ojos ya pudieron divisar a los nuestros. No obstante en medio de la resituación me percaté de que los sátiros. Sombra fue el primero en dar voz alta del asunto.

— ¿Eh? ¡¿Dónde están?! ¿¡DONDE ESTAN LOS LADRONES!? —Miró rápidamente de un lado para otro tratando de buscarles, al igual que el resto de la guardia que nos encontrábamos presentes.

—No lo sé señor, se han evaporado sin más —comentó uno.

— ¡Encontrad a los artífices! No importa como…— imperó al cuerpo de la guardia.

— ¡SI CAPITAN! —Todos los pegasos, unicornios y ponis de tierra vestidos en armadura de cristal comenzaron a dispersarse por el castillo en busca de los prófugos. Al instante me aproxime a Sombra para comentarle mis sospechas, aunque seguro el ya había dado con ellas. Antes de nada deje el corazón a cargo de uno de los guardias para que lo llevara a la cámara real cuanto antes y se asegurara de que todo quedaba asegurado. Fue en ese instante cuando una de las grandes dudas que me asaltó fue: "¿Cómo demonios habían entrado esos sátiros en el castillo?" Y lo más desconcertante… ¿Cómo habían entrado en la cámara?

Entre el jaleo fui a ver a los médicos. Mi compañero ya había sido trasladado con extrema rapidez y pregunté al más experimentado de ellos. Mis nervios se habían relajado cuando me dijo que estaba estable, ya que la coraza había parado la penetración de la alabarda. Por supuesto gracias a que mis compañeros y yo tapamos la herida y paramos la hemorragia evitamos que muriera.

Ya una vez aliviado me torné hacia Sombra quien estaba escudriñando una de las alabardas de los sátiros.

—Sombra… —llamé su atención en el centro de la antesala.

—Glowing… ¿estás bien? —me preguntó mi hermano de armas.

—Sí, sí, tranquilo. El "novato" está bien gracias a dios. Ha sido muy valiente.

—Me alegra oír eso. Te aseguro que se le dará el respeto que merece, así como esa escoria va a pagarlo caro.

—Espero que así sea…

—Bueno…no podemos distraernos ahora mismo, esas ratas andan sueltas a saber dónde. Estoy seguro de que esa niebla es obra de alguien que les está ayudando. — me explicó.

— ¿Cómo lo sabes? — inquirí curioso por su averiguación.

—De donde yo vine, he visto muchos sátiros…la mayoría son simples mercenarios que ofrecen su lealtad al mejor postor. Nunca hacen nada si no es impulsado por joyas y oro. — Comenzó a andar hacia los pasillos para empezar la búsqueda. Yo le acompañé mientras proseguía su interesante explicación. — La cuestión es que son como conejillos que hacen el trabajo sucio, pero dada su fama de fracaso…como que los que los contratan no se fían demasiado… No me gusta un pelo.

—Y esa niebla… —añadí —debe ser obra de algún hechizo…jamás había visto tal clase de fenómeno.

—Sí, sin duda es un tipo de encantamiento o influencia, no ha sido natural ni mucho menos.

—Por no mencionar… —continué — la forma en la que han entrado en el castillo y en la cámara.

—No me extraña tanto…la seguridad ahora mismo era baja y además no me sorprendería que algún tonto de turno dejara la puerta abierta mientras hacía guardia.

—Permíteme discrepar. Pero sé que la sala del corazón estaba sellada a cal y canto y al menos debía haber un par de guardias. — Me llevé el casco a la mandíbula —No se…Por cierto —cambié el asunto — ¿Cómo habéis sabido del robo si estabais fuera?

— ¿Cómo sino? Radiant nos advirtió de ello. —me sonrió ligeramente.

— ¿Radiant? ¿Lady Radiant? Oh si…

— ¡Glowing! — que otra clase de melódica voz podría haber pronunciado mi nombre así… Radiant, quien llegaba con una sorpresa apoyada en sus cascos. Gold…mi querido compañero de viaje.

— ¡Radiant! ¡Gold! — mi emplumado amigo planeó hacia mí. Puse mi casco para que se apoyara y me acariciara con su pico en mi hocico. Sintiendo el calor y brillo dorado de su extravagante plumaje. Eso acompañado de la presencia de Radiant, era aún autentico hinchazón de alivio y alegría tras esta trágica situación. La belleza de blanco pelaje se puso delante de mí y me abrazo. Gold alzó el vuelo sobre nosotros, mientras Radiant tomó la palabra.

— ¿Estáis bien? —tomó mi casco preocupada, a lo que no pude evitar ruborizarme. Debo resaltar que entre ella y yo siempre nos hemos hablado muy respetuosamente. Cosa que con Sombra no funcionaba por el simple hecho de que no le gustaba.

—Si — respondió Sombra secamente — pero me temo que se han escapado los ladrones.

—Espero que los guardias les cojan, algunos de los pegasos han ido investigando por la ciudad.

—Y espero que sin montar escandalo…— añadió una voz proveniente de detrás.

—Oh duque Settle…— introdujo ella — ¿sois conocedor de los hechos?

—Si…y precisamente venía a avisar a toda la guardia de cristal que sean lo más precavidos y que oculten los hechos a los ponis.

El duque Settle Fine fue anteriormente el consejero de la familia real, quien por sus años de servicio y logros, se le recompensó con el título de duque, con su familia asemejada a la realeza. Un poni de plateado pelaje muy suave, ojos cansados de tono miel y una crin negra.

—Lo entiendo —asintió Sombra —lo que faltaba ya es a todo el imperio patas arriba por el escándalo.

—Afortunadamente —prosiguió el duque mientras se ajustaba su elegante uniforme adecuado a su título —Se ha controlado la situación y todo va bien, al menos fuera del castillo…porque veo que los responsables de semejante atropello han escapado.

—Me temo que si… —confirmé a lo que siguió una ligera tos del poni plateado. — ¿Dónde está la familia real?

—En sus respectivas habitaciones — me respondió gesticulando —a pesar del jaleo se les ha informado de que todo ha pasado.

— ¿Y la reina? — Inquirió Radiant —estaba con Pretty para su peinado real.

—Mmmm… —frotando su barbilla con el casco, se quedó cabilante unos segundos —pues ahora que lo mencionáis, no he sabido nada de ella.

Desconocía por qué tras esas palabras Sombra había tensado su figura, a la vez que su respiración se volvió más perceptible y sus pupilas más contraídas.

— ¿Sombra? —Interpelé — ¿estás bien?

— ¿Eh? —parecía que le había sacado de su mundo, no era para nada propio del poni más serio y centrado que había conocido. —Sí, sí, estaba pensando.

—Ejem, será mejor que vaya a buscar a la reina, debemos dar el discurso anuncial de la feria cuanto antes.

—Pero duque, dado lo ocurrido ¿No es arriesgado? — sugerí.

—No creo…esas ratas se habrán ido pataleando de miedo. Y debemos hacer esto cuanto antes, aunque por supuesto aumentaremos la seguridad, dadas las circunstancias.

—Mmmm… — A mí todavía no logró convencerme.

—Me parece bien — concordó Sombra.

—Excelente…ahora tenemos que…

"¡AYUDA! ¡AYUDA POR FAVOR!"

Nos sobresaltamos al oír gritar a Pretty, reconocí su voz nada más oírla. Sombra y yo corrimos a su encuentro en medio del embrollo, la pobre con el miedo en su cuerpo, el cual estaba frio y con magulladuras…buscando ser socorrida. Sombra percatado de su estado fue a su encuentro y le preguntó que había ocurrido.

— ¡Pretty! —Exclamó Radiant — ¿Qué ha pasado querida? — inquirió escudriñándola.

—Oh, Sombra —empezó Pretty — la reina ha…ha…

— ¿Qué…la reina qué?

—¡Ha sido secuestrada!

— ¡¿QUEEE?!

El duque, los guardias presentes y nosotros nos habíamos quedado como estatuas de hielo ante la declaración de Pretty. Sombra inmediatamente junto con Settle Fine empezaron a interrogarla sobre lo que afirmaba había pasado.

Tardó un rato en responder…y Radiant y yo tratamos de calmarla, hasta Sombra dándose cuenta de cómo estaba, por muy firme y frio que a veces fuera, había cedido más por su estado que por el sorprendente hecho que había pasado.

—Radiant, tranquila. Mírame. —le dijo suavemente el capitán. —Dinos que ha pasado.

Ella le miró serenamente a sus ojos y tras un profundo suspiro nos contó con el acentuado miedo en su voz lo que había pasado.

Tratare de replicar lo que ella nos dijo, confió en mi buena memoria para ello: "Estaba con la reina, a punto de peinarla para el gran discurso. Y…cuando oímos un gran ruido aquí abajo…la reina insistió en ir a ver sus hijas y sobrinas para ver si estaban bien…yo insistí en que esperara a que los guardias estuvieran en caso de que algo ocurriera…" Entre medias su respiración se había entrecortado. Algo le había afectado muchísimo sin ninguna duda. Tratamos de serenarla pero ella insistió en seguir.

"Corrimos hacia el pasillo…de pronto una niebla densa había aparecido de la nada. No veía nada…Oí a la reina gritar, por lo que me adentré en el espeso muro de niebla y…vi a una criatura recubierta de escamas…bípeda y con una mirada penetrante. Afiladas garras, y una cabeza con cuernos. La reina estaba desmayada y…trate de ayudarla pero esa cosa…me apuntó con un arma"

El duque interrumpió

¿Un arma…que clase de arma?

"Era muy extraña…una especie de cuchilla gemela…unida a un escudo pequeño y redondo…Esa cosa agarró a la reina con sus garras por el cuello y luego…me agarró a mí. Me dijo que corriera…que gritara…" Mi pobre amiga empezó a respirar aceleradamente, con el miedo palpable en sus ojos azules.

—Pretty, tranquila…— le indiqué

Pero ella siguió contándonos…

"Cuando me dijo eso…me tiró al suelo bruscamente… y luego…luego me dio una patada y me arrastró por el suelo"

Una lágrima corrió por su azulado rostro. Sombra gruñó y apretó su mandíbula, tensándose de furia por lo que le habían hecho a Pretty.

"…esa cicatriz en sus ojos…tenía mucho miedo. Solo corrí y cuando me quise dar

cuenta ya se había ido y creo que se ha llevado a la reina. Lo…lo siento. Solo pude recuperar esto" Pretty nos mostró la corona de la reina, desgastada y sucia. Sus ojos se le humedecieron de repente y rompió a llorar.

— ¡Tendría que haber hecho algo…!—declaró casi ahogada por las lágrimas —…por mi culpa se han llevado a nuestra reina.

—No digas eso — respondió Sombra — a saber que te habría hecho…has hecho lo que cualquiera habría hecho Pretty, de no ser por eso, no sabríamos que ha ocurrido.

Se miraron mutuamente y tras un segundo, Pretty se tranquilizó y recobró el aliento. Sin una palabra más Pretty abrazó a Sombra y al final logró encontrarse mucho más serena.

Ordené a los guardias que registraran todo el castillo y los alrededores…pero por supuesto debíamos mantener la calma en el imperio, por lo que el discurso inicial fue preparado por la hija de la reina, la princesa Pureness, quien aún afectada por la noticia…después de todo era la mayor y era consciente de los deberes reales que debía tomar hasta que la situación se estabilizara. Le fue dada la diadema de su madre por el duque para que llevara a cabo su papel. El resto de la familia…las otras hijas y sobrinas de la reina, así como su hermana estaban decaídas por el hecho…los otros ponis de cristal de todo el imperio pese a las sospechas pudimos mantenerlo en secreto. Pensamos en interrogarles para saber si alguien vio algo sospechoso pero resultó que nadie, ninguno de los ponis vio nada. ¿Cómo escapo entonces el tercer miembro de este hecho?

Yo pensé que sin duda el mismo que secuestró a la reina debía ser el mismo que provocó la niebla en la que se escaparon los sátiros. Aun así en mi cabeza no cabía el hecho de que una simple criatura, aun sin saber que clase…pueda haber secuestrado a la reina….ayudar a los ladrones y asimismo escapar por alguna vía que no haya sido por las calles hasta el exterior.

Sombra llevó a Pretty a salvo a su casa mientras yo con Radiant tratamos de averiguar más sobre lo acontecido. Mi querida amada estaba muy asustada. La guardia buscaba como loca alguna pista, yo entre ellos. Gold feather me ayudó con la búsqueda, un fénix con ojos de halcón es una gran ayuda para estos casos.

La verdad me vino muy bien, porque empecé a sentir un fuerte dolor de cabeza… me suele pasar mucho…cuando vivo una situación intensa o llevo mucho tiempo concentrado siento agujas penetrar en mi cráneo. Al igual que tengo muchos otros tipos de problemas…no soy tan corpulento como los otros guardias pero…soy ágil y bastante espabilado.

Seguí mis instintos hacia el piso inferior del castillo, la parte más baja, tratando de buscar una pista. Sin éxito, me dirigí hacia los niveles inferiores, en el llamado "escondite real" pocas veces me hablaron del lugar y casi nadie baja aquí, salvo para montar guardia de vez en cuando. Un largo pasillo decorado selectamente con cuarzos y cristales brillantes sin igual de colores rosados y celestes. El techo arqueado y las columnas recubiertas en plata adornaban el corredor, donde al final había un gran portón de color blanco con el emblema del imperio bordado en él.

No obstante había algo que me llamó la atención. Observé una mancha de sangre seca, que dejaba un rastro a lo largo del pasillo hasta un punto donde de pronto desaparecía. Gold se acercó hacia donde el rastro desaparecía y resultó que había descubierto algo. Llamo mi atención y le pregunte.

— ¿Qué pasa chico? Me señalo el suelo donde justamente la marca desaparecía y descubrí una pequeña corriente de aire salir del suelo de una de las losas, algo que me llamo la atención. Comencé a escudriñarla pegando pequeños toques con mis cascos y sonaba hueco, a diferencia de las otras, por no mencionar que estaba algo desencajada respecto al resto.

Traté de levantar la losa. Me costó un poco, tuve que usar mi espada bastarda para desencajarla. Dejándola a un lado vi lo que me imaginaba. Un oscuro agujero que llevaba a un túnel subterráneo. Indagué en la posibilidad de que los sátiros emplearon esta ruta para entrar…de ser así, muchísimo se han molestado para llegar hasta el escondite real.

Podría bajar hasta allí, pero tenía un problema…no me gustaba la oscuridad.

Entonces se me ocurrió una idea…me aproximé a la entrada principal del escondite donde yacían antorchas apagadas con resina y aceites impregnados.

— ¡Gold, ven aquí! — le llamé e inmediatamente se posó sobre mi caso. Le mostré la

antorcha e inmediatamente mi inteligente compañero supo mi intención.

Abrazó el utensilio con sus alas doradas y de un brillo momentáneo de fuego una masa de chispas surgió de la antorcha la cual prendió con facilidad. Una de las ventajas de los fénix del bosque de ascuas.

—Bien hecho chico — le acaricié su delicada cabeza pero le puse una mirada seria al instante — Gold, necesito que avises a Sombra y a los guardias, diles que creemos que tenemos algo. — le indiqué a mi emplumado amigo.

Con un gesto de afirmación voló como un rayo de luz hacia el piso superior, mientras yo me disponía a entrar en el agujero. No era lo más atractivo pero, quien sabía si los responsables aun estarían huyendo por esos túneles. Por ello ya seguro con mi antorcha ardiendo con vigor y mi amor a la reina me dispuse a bajar a la oscuridad.

Me gustaría seguir contándoos pero debo marchar, mañana me espera un largo viaje en busca de lo que ahora deseo y además el sueño me está atrapando, por hoy lo dejaremos alma que leéis el diario


Bueno, con esto termina el segundo capítulo de esta historia. Quisiera dar las gracias a Moises R. Por su excelentisimo trabajo como beta reader y ayudante en esta historia. Ansiamos desde lo mas profundo que este capitulo os haya encantando y con ello que hayais pasado un rato placentero al leer la historia de Glowing Faith. Pronto esperamos poder subir el siguiente para vuestro deleite si os ha gustado, pues hay muchos eventos en esta historia.

Quisiera tambien deciros que un grupo de amigos mios, pertenecientes del foro "Spaniard Hooves" que tambien son escritores, estan poniendo sus fanfics por aquí recientemente. Si buscais alguna historia interesante y os apetece leer buena lectura, os aseguro que sus fanfics son de lo mejor, al menos desde mi punto de vista, por supuesto. Esperamos que podais pasaros si teneis tiempo y ganas y como no, lo primero, que os enamoren nuestros fanfics. Aqui os dejo los titulos de los que yo considero dentro del grupo, los mas significativos y que recomiendo altamente:

-Castlemania: pony of shadows - escrita por Riou McDohl, uno de los mejores que he tenido el placer de leer.

-La roca - por Sg91, quien supongo muchos conocereis por sus excelentisimos escritos, pues aquí teneis uno mas. Corto, fluido y bastante enganchante.

-Escalera al abismo -LloydZelos, un escritor increible, de vocabulario y expresiones magnificas y una historia cuyo principal genero, sin duda es lo oscuro y misterioso.

-Nature, buscando un hogar- escrito por horwaith, si lo que os gusta es la lectura cotidiana, relajada y de puntos y detalles minuciosos tanto en el ambiente como en el sentimiento, este es vuestro fic.

-La sombra del cristal - Coire Leblanc, un fanfic de aventura, misterio y una apasionante historia, llena de sentimientos encontrados, dichas y disputas entre los sentimientos, ademas de elementos oscuros.

-Parallel Stories- , si os gusta leer fanfics de genero multiple, de muchos episodios y de diferentes historias dentro del mismo, este es vuestro fanfic, uno de los primeros que logro llegarme.

-Dragon Heart Adventures- por Hotroder, una aventura e historia envolvente que mezcla la delicia cotidiana y de comedia con multiples batallas y escenas de accion y por supuesto una historia llena de misterios.

Y por supuesto como no: -El diario de un poni- por Moises R. mi leal compañero. Sin duda un fanfic en el que hay romance, comedia, misterio, cotidiano...si buscais una lectura relajada con altibajos encantadores, podeis leer la sinopsis que pinkie promise que os gustará ^^

Cada uno presenta su sinopsis, por si quereis tener una vision de los mismos mas profunda y detallada. Asimismo tambien contienen otras recomendaciones muy buenas.

En fin, espero que no os haya molestado si pongo aqui otras proposiciones por si os apetece ir leyendo algo mientras tanto, de ser asi y de suponer molestia o problema, simplemente ire recomendando algunos de vez en cuando en las reviews mismo por si se os antoja.

No olvideis dejar comentarios, criticas o cualquier opinion, realmente se agradecen y avivan nuestros animos, y mucho. Y por supuesto a nadie se le obliga a nada, todo debe ser a vuestro gusto. Finalmente me despido, ojala, ojala os haya gustado lo que llevamos de "La leyenda del caballero de cristal" Muchas gracias por leer.

Next Chapter: Profundidades Estimated time remaining: 0 Minutes
Return to Story Description

Login

Facebook
Login with
Facebook:
FiMFetch