Discord
Chapter 58: Sálvame
Previous Chapter Next ChapterEl viento de las primeras horas del día mantenía a la princesa del sol con una impresión fresca, vivaz, cuando la realidad era todo lo contrario, debido al eclipse de otoño que una cantidad enorme de ponis deseaban observar, se había quedado despierta junto a su hermana. Después de todo, ella debía levantar la luna para que hubiese un eclipse y desde luego, esta se quedó junto con ella por un buen tiempo, hasta que el sueño pudo con ella y se quedó dormida a su lado por lo que quedó de la noche. Tres horas era un tiempo que le pareció eterno, algo le decía que todo estaba realmente mal, que algo estaba pasando más allá de lo que el Draconequus dejó que viera en su encuentro hace solamente unas pocas horas atrás.
- ¿Te pasa algo hermana? – Cuestionó Luna mientras se acercaba.
Ciertamente, después de haber leído las páginas perdidas del diario de Star Swirl, su aspecto había cambiado rotundamente y después de eso, al volver a la fiesta en la madrugada, se la había pasado todo el rato cerca de su cama, recostada y pensando al respecto, lo sabía porque había tratado de ingresar en sus sueños, pero no fue capaz de encontrarla y eso solo pasa cuando no está dormida.
- Sabes muy bien lo que pasa Luna. – Respondió la princesa mientras volvía a recordar las palabras de Sunset Shimmer. – Dime, ¿Qué piensas al respecto?
- Pues ¿Antes o después de pensarlo mejor? – Dijo la princesa mientras se sentaba al lado de la alicornio de pelaje blanco.
El momento de efectuar el eclipse de sol llegaría pronto y sería a primera hora del día. Los habitantes de distintas partes de Equestria buscaban un lugar en Canterlot para observar el espectáculo. Llegaban a llenar hileras de asientos, cojines, calles, plazas y demás lugares. Sin embargo, después de la fiesta breve ambas esperaban en sus respectivas habitaciones para realizar el acto. Este año Twilight, así como Cadance asistirían al evento. Todas las princesas rara vez eran vistas juntas y más en público, no pocos ponis disfrutaban de un espectáculo similar. El amor de los ponis hacia sus princesas era razonable y un hecho incuestionable, antes que cualquier estrella de la música o celebridad se hallaban ellas. Pero lejos de todo aquello, Celestia podía ver desde su alcoba la noche que acabaría dentro de algunos minutos. Sintiéndose libre por unos instantes de su papel como princesa, incluso en su alcoba, no podía dejar de pensar en él, no podía dejar de pensar en que aquella fue la última vez que lo vio y lo que más le carcomía era que no pudo decir aquellas palabras que, pese a lo que cualquier poni creería, le costaba pronunciar.
- Después. – Murmulló la princesa del día.
Luna trató de observar el mismo punto en el cielo que su hermana, así también trataba de no impresionarse por el papel que ella jugaba ahora, generalmente era su hermana quien la tranquilizaba. Pero definitivamente no sería como con cualquier otro poni y el tema no sería el más fácil de tocar.
- ¿Recuerdas a Nightmare Moon? – Preguntó la princesa de la noche sintiendo algo de vergüenza al tocar el tema.
- Sí.
- Pues veo mucho de mí misma en Discord, él tuvo razones para convertirse en el señor del caos, así como yo tuve otras muy diferentes para ser Nightmare Moon. Pero si algo comparto con él es que por mucho tiempo me consideré a mí misma como un caso perdido, como una poni sin salvación de aquella obscuridad a la que me condené al obedecer a los celos hacia ti… yo… me sentí desolada, sola y en lugar de tratar de rectificar todo, seguí adelante hasta convertirme en ella, me miraba en el espejo y reconocía a otra poni y entre mayor era el crecimiento e aquel odio que tenía, mayor era mi cambio, más me desconocía, más me perdía. Cuando Twilight y sus amigas me salvaron sentí que me recuperaba a mí misma, sentí que a pesar de todos mis errores aún podía ser alguien con quien me sintiera a gusto, una yo con la que pudiera ser feliz. Ahora pienso que Discord pasa por algo igual… está reformado, de eso no tengo la menor duda y por eso se sometió a sí mismo a un juicio.
- Pero cuál es tu dictamen.
- Culpable por crímenes de su pasado… e inocente de cometerlos en el presente. Él está arrepentido Celestia y sería absurdo que estando en una situación no muy diferente a la de él no le dé mi apoyo y un veredicto que considero justo.
Celestia se limitó a continuar observando el cielo aun estrellado, era cierto lo que Luna le decía, pero además de ello, ¿Equestria realmente podría perdonar a Discord por algo así? Después de todo ellos habían sido las víctimas de las horribles perpetraciones del señor del caos, no eran incólumes del terrible alcance de la esclavitud de sus antecesores bajo las garras del Draconequus. Pero pensándolo bien, no merecían saber acerca de todo el sufrimiento, no merecían saber que Discord había torturado a sus antepasados durante más de un siglo, que los había sometido a tortuosas horas de trabajo sin el menor grado de sentido común. El simple hecho de que no pudieran hacer ya nada frente a aquello era lo más enloquecedor, tanto para ella como para los ponis si llegasen a enterarse. Finalmente y en un caso bastante remoto quizás provocaría un odio generalizado hacia el señor del caos. Un odio capaz de despertar una sed de violencia entre los ciudadanos; pero muy probablemente se daría un asombro general que al instante pasaría desapercibido por casi todos los ponis salvo los que estudiaban atentamente los libros de historia, las escasas obras que se hicieron en aquellos años.
Aquella era la encrucijada en torno al señor del caos y su curioso caso, Celestia más que nunca sentía como sus sentimientos se batían frente a lo que consideraba era lo mejor para Equestria. Quizás aún no era el momento para hacer público el fragmento oculto de la historia de Equestria, los ponis no necesitaban saber todo aquello para continuar con sus vidas, no necesitaban saber aquello para ser felices. Entonces, no era necesario darlo a conocer, al menos no de momento.
- Mira, sé que nuestra relación como hermanas no ha sido la misma desde que me convertí en Nightmare Moon o quizás mucho antes de eso; pero sé que esto te está afectando realmente, ultimadamente has estado dispersa Tia, me preocupo por ti hermana y no sé muy bien lo que necesitas, pero lo que sea, solo dímelo.
La princesa del sol mantenía la cabeza agachada, buscando alguna respuesta, alguna forma de saber acerca del señor del caos, aquel presentimiento no la abandonaba, martillaba dentro de su cabeza sin cesar y evitaba que pudiera pensar en algo que no estuviese relacionado con él. Pronto observó dos piezas de un juego de ajedrez en el jardín, unidas mediante dos cuerdas y suspendidas en el aire para llevarlas a mantenimiento. Entonces recordó algo que había preferido ignorar desde la sentencia del señor del caos. Un hecho fundamental.
- Luna… ¿Podrías acceder conmigo a la mente de Discord? La conexión mágica…
- Hermana, te dije que la conexión ya no existe. – Recalcó la princesa de la noche con cierta pena, pues sabía bien lo que ello significaba.
- Ya lo sé, pero inténtalo una vez más… tengo un presentimiento.
- Sí con eso te ayudo… necesitaré que duermas, si así lo prefieres, te lo induciré. – Acotó Luna preparándose para ver junto a su hermana una puerta inexistente dentro de la conexión que el Draconequus había iniciado.
Afirmando con la cabeza, Celestia sintió en pocos segundos como un rayo del cuerno de su hermana la dormía inmediatamente, sin preámbulos despertó dentro de la habitación donde estaban, Luna se encontraba parada frente a ella con cierta melancolía; probablemente porque nunca antes la había visto en aquel estado de necesidad, de preocupación y de angustia por un ser al que amaba tanto como a Discord.
- ¿Funcionó? – Preguntó Celestia de manera ingenua, pues en cuanto a sueños, su hermana era la especialista indiscutible de las dos.
- Sí, pero ahora debemos buscar la conexión. – Respondió su hermana.
- ¿Conexión?
- Sí, esto es una representación… entendible de tu cerebro y la conexión con Discord está también representada; debemos encontrarla.
Sin rechistar, Celestia comenzó a buscar una "representación" de la conexión, pero no tenía ni la más remota idea de lo que podía ser. Primeramente optó por una opción fácil: la puerta de su alcoba. Pero al abrirla se encontró frente a una llanura verde amplia, con un árbol en el medio, se ubicaba a las faldas de la montaña donde estaba sentada Canterlot. Recordó al instante ese sueño e ingresó dentro. Luna no tardó en acercársele a toda velocidad. Por muy raro que pudiera ser, probablemente el acceso se encontraba en el árbol como en la última vez que utilizaron la conexión para ver la peor pesadilla que había tenido.
Mientras pasaba por la llanura de pasto verde y alto, con flores por todo el lugar, la alicornio se extrañó al percatarse de la ausencia de Sunset Shimmer y Twilight, mas no necesitaba que le dieran respuestas por unos sueños que salían de alguna parte de su inconsciente, necesitaba poder asegurarse de que Discord se encontraba bien. Hasta ese entonces, había ignorado que semanas, incluso horas atrás, su odio hacia el Draconequus era tan grande que deseaba no haberlo conocido jamás; ahora sin embargo, era todo lo contrario, deseaba encontrarlo, deseaba poder pasar otros minutos junto a él.
- Esto no estaba aquí antes. – Advertía Luna mientras observaba el árbol con detenimiento.
En medio de su frondosidad y colores exuberantes, se hallaba lo que parecía ser una puerta deslizable. Celestia no pensó ni un segundo para recorrerla y ver lo que yacía dentro.
En medio de la obscuridad, se presentaba una serie de escaleras que guiaban a la puerta que seguramente llevaba al extraño pasillo donde estaba la puerta que conectaba con la mente del Draconequus. Descender por ellas sin duda fue bastante difícil, en primer lugar por la obscuridad y en segundo lugar, porque algunos escalones parecían haber sufrido daños severos, pues se encontraban en un estado deplorable, convertidos en mera piedra sementada que ya no servía más para aguantar el peso o permitir que alguien las pisara para bajar o subir por ellas, se convertían en polvo al pisarlas.
Luna podía percibir la desesperación de su hermana que evitaba perder el tiempo, incluso hablando con ella, cosa que era aún más preocupante en el caso de Celestia, pues está siempre prestaba atención a todo su alrededor con una habilidad envidiable. Ahora había perdido mágicamente aquella habilidad para reemplazarla con un avance silencioso y furtivo. Al llegar hasta la puerta, la acción inescrupulosa de su hermana la abrió de inmediato, girando el picaporte para mostrar un pasillo.
- ¿Es esa? – Cuestionó la princesa del sol mientras señalaba una puerta al fondo a la izquierda.
- Si hermana; pero, me pregunto ¿Por qué no pude acceder a él durante todo este tiempo?
Haciendo caso omiso a la pregunta, Celestia avanzó por el pasillo a un paso veloz. Pero pronto tuvo que detenerse ante un cuadro que pasó flotando frente a ella. Entonces pudo concentrarse nuevamente en lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Era pues anormal. Las paredes comenzaban a presentar rajaduras, Pedazos completos del techo se desprendían para mostrar un hueco infinito, negro en otros casos de la misma forma poseían un color blanco y no parecían tener fin alguno, las decoraciones ya no estaban, mesas pequeñas, incluso la alfombra ya no eran más que aserrín e hilos desorganizados sobre un piso de madera que crujía con el paso. El tapiz de las paredes ya no existía, las puertas se hallaban partidas por la mitad, pero en lugar de mostrar lo que había en el interior, el espacio que debería quedar vacío ahora se hallaba invadido por la pared en un estado alarmante de deterioro. Las pocas luces que quedaban provenían de unos focos rotos, que aun así podían producir luz.
- Hermana, algo terrible está sucediendo aquí. – Aclaraba Luna, observando mejor el estado en el cual se encontraba aquel pasillo.
La puerta del final a la izquierda, se repitió mentalmente la princesa mientras observaba un florero roto en la mesita del final del pasillo sin sus rosas, estas en cambio habían desaparecido. Entonces, apretando el paso y escuchando el fuerte crujir de la madera bajo sus cascos, la princesa llegó hasta la puerta que se suponía conectaba con la mente de Discord.
Pero en lugar de encontrar a Larco, estaban ante una puerta con unos cuantos mechones de pelo y sin el rostro peculiar de la criatura que resguardaba la mente del Draconequus.
- ¿Qué significa todo esto? – Cuestionó Luna poco antes de ingresar junto a su hermana que abrió la puerta con el uso de su magia. Entonces fue cuando Celestia dejó de avanzar de forma poco racional y comenzó a analizar mejor todas las premisas que había tenido hasta el momento.
Las molestas escaleras de bajada se encontraban, solamente un abismo de color negro y una plataforma de cristal por el cual podían caminar de forma normal, sin esperar que se rompiera. Varios puntos coloridos ascendían a lo infinito. Debajo, lentamente las princesas pudieron percatarse de la presencia de un mundo lleno de cosas incoherentes, zapatos que calzaban zapatos, flores con cuernos en lugar de pétalos, insectos hechos de cristal, una escalera que se convertía en una carretera, para pasar a ser un tuvo que no llevaba sino al inicio de la misma escalera con la que inició.
Definitivamente aquella era la mente de Discord, pero lo que andaba mal era aquella de fragmentación que sufría. Los puntos se desprendían de todas las cosas presentes hasta alzarse en la más infinita obscuridad, para desaparecer después de un tiempo. En lo alto, se hallaba otro espacio en blanco que de la misma forma, reflejaba lo que parecía ser otro pequeño mundo, que reflejaba las mismas cosas, pero en lugar de liberar puntos blancos, eliminaba torrentes de una especie de líquido negro que se fundía con los puntos.
La plataforma de vidrio poseía un límite, Luna estuvo a punto de caer debido en la obscuridad o la luz, no existía forma de saber que dónde estaba exactamente ubicado dicho límite.
- Luna, el camino es peligroso, no quiero que te arriesgues por un problema personal.
- Hermana, yo decidí ayudarte y pienso completar mi trabajo.
La princesa del sol afirmó con la cabeza, sonriendo al ver que la única poni que la podía ayudar en aquel momento estaba más que dispuesta a hacerlo; cierto era que un interés personal era el cual la guiaba y la ponía en peligro… pero él presentimiento del mal se acrecentaba en ella, haciendo impensable la idea de salir de allí sin comprobar sus sospechas. Pensando en aquello, Celestia se daba cuenta de algo que tampoco deseaba aceptar, su amor por Discord era tan grande que no se podía permitir perderlo, no deseaba hacerlo en absoluto; fuese porque ya no deseaba pasar por todo el sufrimiento que conllevaba perder a un ser tan querido como lo era o por la soledad que la había embargado durante todos aquellos años; admitir que el Draconequus conformaba quizás la única criatura que fue capaz de acercarse a ella como nunca ningún poni lo había hecho antes era inevitable, así como también deseaba no perderlo como había perdido a sombra. En absoluto volvería a sufrir tanto, no estaba dispuesta y haría todo lo que estaba a su alcance para poder recuperar al Draconequus.
El mes que había pasado sin él había sido devastador, sin duda alguna. Sí, puede que a sus ojos estuviese haciendo algo indebido al tratar de hallarlo, al amarlo, puede que se pusiese en contra de toda la moral… pero amaba a Discord y este la amaba a ella, no permitiría que todo terminara en tragedia, no permitiría que el sufrimiento embargase su vida… otra vez.
Mientras pensaba en ello, finalmente ambas pudieron llegar a ciegas al final del camino; en medio de la obscuridad, como si de una pantalla gigantesca se tratara, un recuerdo se activó en la mente del Draconequus.
En medio de la obscuridad generada por estar debajo de una montaña, en el interior de una de sus cuevas; al calor de unas hogueras distantes y de una gran cantidad de rocas que inundaban todo el espacio; Celestia pudo reconocer el lugar, pero no entendía aún la relevancia del recuerdo.
Existía una umbra tenebrosa que cubría todo el lugar, impidiendo que gran parte de la imagen se pudiera apreciar, pero pronto esta comenzó a disiparse, mostrando finalmente un momento tomado con parvedad del pasado del Draconequus. Una criatura de aspecto intimidante se hallaba frente al Draconequus aún joven. Este, todavía con una personalidad no muy distante de su pasada niñez mostraba cierto valor frente a la criatura cuyos ojos brillantes observaban con ambición al Draconequus.
- A cambio podré curar a la criatura que traes en tu alforja. – Decía la voz del demonio que extendía su gran brazo para pedir al de ojos rojos a la criatura que llevaba consigo.
Los quejidos de Iniar se escuchaban resonar por toda la cueva, dolor, agonía; incluso una muerte lenta asechaban al híbrido, era extraño ver que una criatura tan devastadora fuese solamente poco más que un pequeño del tamaño de un casco en el pasado. Sin embargo, sus ojos aún no abiertos, así como varias de sus funciones lo convertían en la más indefensa de las criaturas. Discord pasaba al híbrido a manos del demonio, quien utilizando una magia completamente distinta a la conocida comenzaba a curar al híbrido.
Pero ahora las imágenes mostraban algo que en el pasado el de ojos rojos no les había mostrado o al menos no habían apreciado con gran detalle. Al realizar aquel trato, como el de cuidar a Hope, la vida del Draconequus se ponía como garantía del contrato demoniaco, Discord estaba firmando un pacto de muerte por la vida de Iniar. Fue entonces que Celestia pudo entender lo que estaba ocurriendo, el recuerdo no podía ser más esclarecedor de lo que era ya. En alguna parte de Equestria o dimensión, Iniar estaba falleciendo por el paso del tiempo; lo que quería decir que Discord también compartiría su final. Agonizó junto con él todo el tiempo y no se había dado cuenta de ello.
- Pero por qué no puede disolver la magia del demonio hermana. – Cuestionaba Luna mientras mantenía una preocupación por la expresión que Celestia presentaba mientras conectaba todas las piezas del rompecabezas.
- No lo sé; Luna, él morirá si no hago algo para impedirlo. – Respondió Celestia mientras trataba inútilmente de despertar del sueño.
- Eso explica el estado de su mente; pero no explica por qué no hace algo al respecto. – Continuó Luna mientras observaba cómo la imagen se difuminaba.
Una pequeña réplica de Discord de pequeño yacía parada a una distancia no muy lejana de ambas princesas, observando con ojos llenos de intranquilidad, mas su silencio era una intriga; hasta que levantó su rostro del espectáculo que se libraba abajo.
- ¿Y por qué yo querría disolver la magia del demonio? – Preguntó de forma directa, asombrando a las alicornios que tenía en frente, la mente era pues un lugar bastante complejo y así como casi todos Discord tenía un subconsciente, Luna no tardó en identificarlo a través del pequeño. Sus ojos inocentes ahora reflejaban sentimientos que Discord seguramente nunca admitiría.
- ¿No te interesa tu vida? – Le inquirió Luna tratando de acercarse, pero pronto se vio impedida por el enorme precipicio que se abría al pasar el borde del cristal y de la misma forma había perdido sus alas.
- No… al menos no así. – Contestó el pequeño Draconequus mientras observaba a Celestia. – Discord no desea vivir si se queda nuevamente en la soledad del señor del caos. Prefiere escapar antes de seguir sufriendo, prefiere morir.
Las palabras fueron un golpe directo en el corazón de la princesa, Discord no deseaba deshacer la magia del demonio con el caos de la suya; se estaba dejando morir debido a la sentencia que le había dado… esa era la muestra de que realmente era otro, otro Discord, no el cruel villano de antes. ¡Y lo estaba perdiendo! No, definitivamente no dejaría que le fuera arrebatado.
- El frio es tan… tranquilo… - Dijo la pequeña réplica imitando lentamente el proceso por el cual todo el mundo de la consciencia de Discord era fragmentado y posteriormente destruido.
Celestia trató de no entrar en pánico y pensar bien lo que debía hacer, la vida del Draconequus dependía de ello, ignoraba cualquier juicio que hubiera lanzado antes, ignoraba cualquier pensamiento que hubiera tenido, incluso la moral era acallada por el anhelo de ver a su amado a salvo, por recuperarlo de las garras de la muerte que lentamente se cernían sobre él en algún lado.
- Luna, sácanos de aquí por favor. – Solicitó la princesa del sol cerrando los ojos…
Cuando Celestia abrió los ojos, estaba de nuevo en su habitación, la noche todavía no terminaba, pues su hermana la había acompañado a ingresar a la mente de Discord.
- Entonces él está… muriendo. – Comenzó a decir la princesa de la noche con cierta debilidad en su voz; ciertamente, incluso ella se apenaba por el final que Discord se dictaba para sí mismo.
La alicornio de pelaje blanco reconsideraba las cosas una vez más antes de proseguir con lo que tenía en mente, los leves esbozos que tenía hasta el momento eran lo suficientemente locos como para proseguir en compañía de su hermana, incluso podía ser bastante peligroso tratar de hacer algo.
- Sí, y si es así, lo está haciendo en algún lugar…
- … y momento, no te olvides de eso – Respondió Luna pensando en algún lugar y momento en específico donde algún poni como Discord deseara morir.
Aquel hecho dejaba muchas probabilidades del lugar exacto donde preferiría morir, donde sea que eligiese hacerlo, seguramente tendría alguna disrupción en la realidad debido a la energía que Discord liberaría en el transcurso de su muerte.
- No creo que esté en algún momento del pasado. – Dijo Luna pensándolo bien, aunque con el señor del caos no se podría estar segura.
- Discord tiene una dimensión pequeña donde está su casa… ¡lo tengo!
- Hermana no podemos llegar allí sin atravesar un camino demasiado largo. No llegaremos a tiempo, además no tenemos la certeza de que esté allí.
- No, pero donde sea que esté, seguramente tiene una conexión entre ambas dimensiones a causa de su magia. Y para evitar dañar o causar un conflicto entre dimensiones por viajes inesperados, tiene que ser un lugar donde nadie pueda verlo ni ser afectado, un lugar oculto…
El rompecabezas se conectó de forma veloz cuando Luna observó a lo lejos unas cuantas montañas, definitivamente ese era el lugar ideal para no levantar sospecha alguna y no poner en peligro la vida de ningún poni.
- Luna, sé que deseas ayudarme, pero esto es algo que debo hacer sola.
- Tia, no pienso quedarme atrás, llegamos hasta aquí juntas y debemos salir juntas.
- Lo entiendo, pero te necesito aquí, si no lo logro, almenos podré reunirme con Discord dentro de la conexión de nuestras mentes, mandaré una bengala mágica si necesito que me insertes en la mente de Discord… y si no lo logro… quiero que te encargues del eclipse por mí y...
- No digas esas cosas. – Interrumpía Luna con cierto temor, Celestia no debía tener un final como el que estaba optando, comprendía sus sentimientos, pero al mismo tiempo no deseaba perderla.
Incluso en esos instantes, la princesa del sol pensaba en Equestria, los ponis podrían sobrevivir sin una princesa, pero si Luna también perecía al intentar rescatar a Discord, se daría una crisis y dado que comprendía a la perfección que sus intereses eran personales y hasta cierto punto egoístas, no dejaría que nadie más que ella atravesase el peligro. Debía hacerlo sola.
- Promete que regresarás. – Susurró la princesa de la luna poco antes de abrazar fuertemente a su hermana mayor, esperando que esta le respondiera afirmativamente antes de partir. Pero esta simplemente se transportó.
No mentiría, probablemente se dirigía a una muerte segura, pero no dejaría que Discord se fuera, no se permitiría sufrir nuevamente. Por ello, cuando estuvo dentro de la cueva donde Discord antaño había sido un pequeño con un sueño tan grande que al perderlo no pudo evitar entrar en locura, no tardó en ponerse a registrar el lugar.
La montaña parecía cobrar vida por dentro, sonidos resonaban a través de las paredes, penetrando su grosor y dando prueba del interior hueco, escondido del escondite de Discord.
Recordando las imágenes del pasado, Celestia se acercó a una pared algo lisa; seguidamente un poderoso rayo pudo convertirla en escombros, dejando libre la entrada superior de la fortaleza caótica. Ni bien puso un casco en la primera escalera, se percató de la existencia del metal manipulable con magia, mitrita por todas partes; se movía con voluntad propia, formando espirales apenas reconocibles, adoptando deformas en el aire y cambiando constantemente. Abajo existía una cantidad inmensa de luces de distintos colores, un vacío se generaba en el piso, absorbiendo y disolviendo metal, piedra, cualquier cosa a su paso, para mostrar el abismo de la dimensión donde Discord tenía su casa actual, varias burbujas de tiempo se generaban y ascendían por el aire hasta la cúspide de la montaña.
Extendiendo sus alas, la alicornio comenzó a descender lentamente, observando en la obscuridad todo el caos que la muerte del Draconequus generaba. En las paredes yacían cinco estatuas de aves con colas casi del tamaño de su envergadura, con aspectos de cóndores; eran las Karis. Al llegar a los cien metros de descenso, pudo apreciar que en el abismo se generaban imágenes al azar de los momentos que seguramente eran los más felices de su vida. Tristemente.
Un par de imágenes de cuando era niño, unas cuantas con Star Swirl, otras de sus momentos en Iron Mane; pero finalmente, y sin dejar lugar al resto de su vida, se hallaban las fotos de él y sus amigas, fotos con Rainbow Dash, Applejack, Pinkie Pie, Twilight, Rarity; un montón con Fluttershy y las Cutie Mark Crusaders, otras con Luna y finalmente con ella. Desde el momento en el que se vieron por última antes de transformarlo en piedra con los elementos, obviamente era el instante en el que le quitó su cola; después existía otra entre muchas, cuando la observó desde la seguridad de algún ángulo dentro del castillo era en el momento en el que su alumna se le enfrentó junto con sus amigas.
El momento en el que Fluttershy lo reformaba. Pero las fotos junto con ella se incrementaban, apareciendo de la nada, sus charlas, discusiones, momentos juntos y desde luego, las situaciones en el que sus corazones demostraron ser el uno para el otro.
Cuando estuvo a punto de llegar al fondo, entre la división del mundo y la dimensión donde Discord residía, pudo observar su cuerpo tendido sobre una pequeña porción de piso que era disputada por ambos mundos de forma salvaje, se hallaba dentro de una burbuja de tiempo que al parecer, retardaba su paso, incrementando aún más su agonía.
Estaba cerca, demasiado cerca; cuando la princesa pudo oír unos pasos pesados no muy lejos del lugar. Al voltear para ver mejor, se percató de la presencia de una criatura muy conocida, esta se acercaba a toda velocidad, eran las circunstancias erróneas para conocerlo; pero allí estaba, con una espada de gran tamaño empuñada y lista para acabar con su vida.
- Argos… quiero rescatarlo. – Afirmaba inútilmente, pues el guardián no la escuchaba y continuaba.
Para antes que la princesa pudiera llegar, Argos ya la había alcanzado y con un salto entre una porción de tierra y otra estuvo a punto de dar una estocada mortal, pero la espada ingresó entro de una burbuja de tiempo y como por arte de magia, se relentizó al atravesarla, dándole tiempo a la alicornio para poder del peligro; la gravedad comenzaba a incrementarse, la princesa sentía su propio cuerpo haciéndose más pesado segundo tras segundo. El caos comenzaba a agravarse. Si no hacía algo pronto, el Draconequus moriría y probablemente ella también.
Sin dudarlo alzó vuelo en dirección al Draconequus, Argos también se dirigía al lugar, una agilidad felina de este le permitió aterrizar en tierra y no caer en el abismo, después de que la totalidad de su espada atravesó la burbuja. Su arma, con gran fluidez pudo cortar la punta de la melena de la princesa mientras esta rebasaba al guardián en pleno vuelo, para aterrizar a pocos metros del lugar donde el cuerpo del señor del caos se hallaba tendido y mostrando claras pruebas del proceso de su muerte. Pensando con una velocidad increíble, Celestia utilizó su magia para tomar el control de una gran cantidad de mitrita y conformar una cúpula que la envolvió junto al Draconequus. Sin embargo, pronto escuchó los pies del guardián aterrizar sobre la defensa.
La espada de Argos atravesaba el metal sin ningún tipo de dificultad, así como un cuchillo en mantequilla; la barrera temporal que Celestia había creado palidecía ante el guardián del Draconequus. Ignorando al coloso y su habilidad para eliminar a ponis como a insectos, la princesa rodeó al Draconequus, conjuró de forma veloz una bengala mágica que traspasó el metal y las paredes de la montaña a gran velocidad y sin perforarlas, Argos por su parte no dejaba de clavar su espada, esperando poder llegar a la carne de Celestia, para seccionarla y así terminar con la atacante de su protegido; su cabeza se enfocaba en la protección, aunque ciertamente no podía salvarlo de aquella muerte repentina, no dejaría que lo ejecutasen en ese instante. Su percepción enfocaba a la princesa del sol como enemigo. Ella comprendía esto, comprendía que el instinto de protección de Argos, si se le quiere llamar así, le impediría cualquier tipo de razonamiento o conversación con este; entendía sus palabras, pero no le creería.
Una de sus manos comenzó a atravesar el metal que tenía una fisura en forma de X, producto de los repetidos cortes del protector. Al tomar el metal en una de sus manos, nuevamente mostró su temible fuerza, levantando toda la hoja de mitrita y abrir un agujero lo suficientemente grande como para que pudiera asomar su cabeza, aunque todavía no el cuerpo; seguidamente otra de sus grandes manos tomó otra parte del metal para jalar de él y así poder abrir otra abertura que hacía más grande el orificio por el cual pretendía ingresar. Celestia estaba a salvo solamente por unos breves segundos primeramente puso su cuerno en la burbuja de realidad para revertir su magia y así liberar a Discord de la misma, después acercó su cuero a sus astas para liberar energía para su uso. Pronto Luna la llevaría a la conexión, sus energías bastarían para que el Draconequus pudiese realizar su magia caótica, pero necesitaba verlo, aunque fuera de aquella forma y si no lo lograba, al menos pasaría sus últimos momentos junto a él.
- No te vayas. – Decía entre sollozos, poco antes de ingresar en un sueño profundo.
El hechizo de Luna tuvo un efecto inmediato, aun desde una distancia tan amplia.
De inmediato, Celestia abrió sus ojos, para encontrarse en una escena inesperada conociendo la mente del Draconequus, el paisaje era extremadamente bello, aunque el cielo tenía nubes rosas que liberaban su carga de leche chocolatada, aunque algunos cactus tuvieran sombrero y se movieran, aun con una luna de paleta que comenzaba a emerger en lo alto… todo parecía tan pacífico…
Sunset Shimmer se hallaba a lo lejos, bajando el sol, para posteriormente subir la luna. Twilight estaba junto con sus amigas. Entonces se vio a sí misma, estaba con un sombrero de paja, con la melena recogida a un lado, por alguna razón estaba sonriendo, no fue sino hasta que volteó hacia atrás, que pudo ver al Draconequus que observaba el atardecer junto con ella. Pero en lugar de levantarse el velo estrellado de la noche, se levantaba una bruma obscura y tétrica.
- Gracias… - decía el Draconequus mientras la observaba y extendía una de sus patas para timar su casco. Mas Celestia comprendía lo que significaba la bruma y lo que le pasaría si seguía allí cuando esta lo cubriera todo.
Impertinente, irreflexivo, tonto, así se podía llamar a su actuar; pero de todas formas lo hacía, una lágrima comenzaba a deslizarse por su rostro al observar la expresión del Draconequus, que parecía feliz dentro de aquella realidad.
Rodeando con sus cascos el cuerpo del Draconequus, acto que era imitado en la realidad la princesa comenzó a pronunciar unas cuantas palabras, la bruma comenzaba a alcanzarlos a ambos.
- No te vayas. – Decía mientras liberaba en la realidad una enorme cantidad de energía, poniéndola a disposición del señor del caos.
- No, no me iré. – Respondió Discord.
La bruma finalmente cubría a ambos, Celestia esperó hasta el segundo final; Argos ya había logrado abrir un acceso para su cuerpo, sus músculos se tensaban, su arma, ahora una espada de tamaño medio estaba siendo empuñada, mostrando el valor que solamente un imbécil podría tener.
Celestia cerró sus ojos para enfrentar el final, había sido bastante tonta para jugarse la vida por el Draconequus, pero no se arrepentía de nada, prefería morir junto con él que sin él.
La oscuridad lo consumió todo finalmente, pero de un segundo al otro sus oídos pudieron escuchar el sonido de un objeto metálico chocando con chocando con el piso rocoso, el metal resonando a causa de su impacto. Las paredes comenzaban a recuperar su forma y constitución, el piso perdía lentamente su función de portal hacia otra dimensión, un pequeño peluche de un koala caía al mismo, bastante extraño era que cambiara de forma según los gustos de Discord. Mas no fue hasta que la princesa del sol abrió sus ojos que pudo percibir que estaba dentro de la cueva, su mente había salido de la de Discord. Pero este se hallaba inmóvil.
Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, de inmediato se echó al lado del Draconequus, prefiriendo su pecho como lugar para alojar su cabeza, sus sollozos comenzaron a llenar todo el lugar que progresivamente volvía a la normalidad. La tristeza, el dolor la embargaron de forma inmediata.
- No… no me dejes Discord… te perdono… te amo – Decía finalmente y entre el llanto la princesa.
Pronto un palpitar arrítmico le devolvió la esperanza. Al levantar la cabeza pudo observar el cuello del Draconequus girado de tal forma que podía verla frente a frente, su expresión era la de un desahuciado, pero estaba allí… sí, ¡Estaba con ella!
- Es enserio. – Preguntó de forma inocente casi juguetona.
Celestia se limitó a apretujarlo con todas sus fuerzas.