My Little Pony: Blood Rain
Chapter 1: 1. Prólogo
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Era de noche en el apacible pueblo de Ponyville. Era una noche tranquila, la luna se alzaba, gracias al poder de la princesa de la noche, con todo su esplendor iluminando las calles vacías de aquella villa con su luz, tan misteriosa pero tan bella a la vez. El clima era también muy agradable, no había nubes y el aire no era ni muy fresco ni muy cálido. Todo estaba silencioso. No había ni un solo transeúnte a esa hora, ya que todos se habían ido a dormir: ponis grandes, chicos, potrillos, yeguas y sementales; prácticamente no se veía ni un alma. Al menos en ese momento.
La calma nocturna se vio interrumpida por un sonido, un sonido de cascos avanzando por el suelo de tierra del tranquilo poblado. El causante, o más bien dicho, la causante de ese ruido era nada más ni nada menos que una poni de color turquesa, crin color blanco y una Cutie Mark de una lira. Esa poni, llamada Lyra Heartstrings, se hallaba caminando hacia su casa después de una amena reunión con su mejor amiga Bon-Bon, una poni color crema, crin de colores rosa y azul y una Cutie Mark con forma de caramelos. Lyra se había reunido con su amiga hace ya algunas horas, habían hablado de cosas banales y variadas, sin embargo, la charla se había prolongado más de lo esperado, y para cuando se habían dado cuenta ya era muy tarde, así que Lyra no tuvo más que despedirse y dirigirse a su casa.
La poni se hallaba caminando en la noche, ocupada en sus propios pensamientos, hasta que escuchó un ruido. De inmediato, volteó para saber de dónde había venido, pero no había nada ni nadie, estaba sola, la poni sacudió un poco su cabeza, creyendo que había sido solo su imaginación, y siguió caminando. Pero volvió a escuchar el ruido.
Lyra volvió a voltear para todos lados, intentando identificar de dónde había salido ese ruido, pero nada. Volvió a caminar, solo para volver a escuchar aquel sonido parecido a unos cascos. Quiso seguir su camino normalmente pero, esta vez, sintió que alguien la seguía. Aceleró el paso completamente nerviosa. Solo podía oír sus cascos golpeando rápidamente el suelo, mientras el sudor bajaba por su frente. Volteó de nuevo, solo para encontrarse que, igual que la primera vez, no había absolutamente nada o nadie que la estuviese siguiendo.
En este punto, Lyra se encontraba paralizada entre el nerviosismo, la confusión y el miedo. Era extraño, podía jurar que escuchó pasos detrás de ella, pero no había nadie, estaba completamente sola, era imposible que alguien la estuviese siguiendo y se fura así nada más. Mientras se encontraba en esas ideas, escuchó otro ruido. Esta vez, venía de unos arbustos que se encontraban cerca de allí. Lyra simplemente miró paralizada por el terror como aquellas plantas se movían, como si hubiese algo dentro que saltaría en cualquier momento. Mientras el movimiento aumentaba, los latidos del corazón de la poni se hacían cada vez más fuertes y el sudor frío caía cada vez más por su frente. La poni turquesa quería correr, pero sus patas no respondían, el miedo cada vez era mayor, hasta que lo que estaba en los arbustos salió y Lyra gritó con todas sus fuerzas mientras cerraba los ojos, presa del pánico.
Cuando abrió los ojos, se encontró con que lo que había salido del arbusto no era más que un pequeño conejo que, después de verla unos segundos, se fue dando pequeños saltitos hacia el bosque. Lyra rió sintiéndose un poco tonta por lo ocurrido, pero su alegría no duró mucho, ya que escuchó otro ruido. Volteó para saber de dónde había salido pero, esta vez, no era un conejito.
Antes de que pudiera reaccionar, algo le mordió fuertemente el cuello, clavando sus dientes afilados en éste. La pobre poni quiso gritar, pero los dientes de ese ser se clavaron en su garganta, ahogando todo sonido. La sangre comenzó a brotar abundantemente de aquella herida, mientras que la poni luchaba por liberarse de aquello que la atacaba, pero no pudo separarlo por ningún medio. El ser siguió mordiéndola con fuerza, mientras Lyra se retorcía de dolor y lanzaba gritos ahogados debido a la sangre acumulada en su boca. Finalmente, la visión se le tornó borrosa a la poni turquesa, mientras comenzaba a sentir frío en todo su cuerpo, poco a poco, fue perdiendo toda noción de la realidad, su visión se hacía cada vez más nula hasta que, finalmente, su visión dejó de funcionar y su cuerpo dejo de reaccionar, al mismo tiempo que su corazón dejó de latir.
Aquel ser finalmente soltó el cuerpo sin vida de la poni que había acabado de atacar, relamiéndose los labios mientras saboreaba el líquido rojo vital que había extraído hace ya algunos momentos de la que alguna vez fue Lyra Heartstring. El ser volteó para los lados, asegurándose de que no hubiera nadie, y desplegó un ala parecida a la de un murciélago, con la que acto seguido, con un movimiento rápido y limpio, degolló el cadáver. Contempló su obra finalizada con una sonrisa que brillaba con la luz de la luna. Una sonrisa en la que se podían apreciar dos afilados colmillos.
Después de contemplar su trabajo, el ser simplemente se desvaneció en el aire en forma de neblina, dejando un cuerpo decapitado y sin sangre alguna en la calle de ese pequeño pueblo. Pueblo que muy pronto se encontraría en una nada agradable situación.