Parallel Stories
Chapter 23: 1X13 - Yell, Muffled, Yell - Parte 3
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Todos los personajes originales y el mundo pertenecen a Hasbro y a Laurent Faust. Todos los derechos les pertenecen.
Este es un fanfic de fan para fans.
Agradecimientos a todos los que me han animado, apoyado y ayudado con este fanfic y con mi vida diaria...
+A los que me han revisado el fanfic y añadido este estilo tan especial:
-Daniel Campos Fernández - Arreglos y estilos (dejó de participar en el capítulo 1x03).
-LloydZelos, Volgrand y Unade - Revisión.
+Y a vosotros, los lectores, que estáis a las duras y a las maduras.
Espero que os divirtáis tanto leyendo como lo hice yo escribiéndolo.
Capítulo dividido en 3 partes. Siento mucho lo corto que ha quedado este último trozo.
Tags: [Dark/Oscuro] - [Adventure/Aventura] y un poco de [Tragedy/Tragedia] - [Slice Of Life/Vida Cotidiana] - [Romance/Amor] - [Sad/Triste] - [Comedy/Comedia]
MY LITTLE PONY
PARALLEL STORIES
Chapter 1x13
Yell, Muffled, Yell
Parte 3
Muzzle iba en el medio de la comitiva, teniendo por delante a Shiny, que aún seguía ruborizada, y a Shovel, que le vigilaba constantemente, aunque, de vez en cuando, palpaba los restos de la gema negra que tenía en el zurrón. Muffled y Wise estaban más atrás, hablando entre sí de manera bastante cariñosa.
Muffled estaba agradecida con el espía, tanto por su liberación como por haberla elegido con el segundo beso. Wise, sin embargo, estaba únicamente dando conversación a la jefa de mineros para que se tranquilizase, pues lo que había ocurrido antes había sido producto del nerviosismo y había que dejar que la cosa se enfriase.
Antes de llegar a la entrada de la mina escucharon voces airadas. Disarming Smile estaba gritando incoherencias hacia Look Talker, quien respondía con fulgurantes movimientos oculares, a la vez que pateaba el suelo. Las hermanas Numbers también eran testigos de semejante pelea y, a juzgar por sus expresiones, sentían vergüenza ajena.
—¿Qué ocurre aquí? —interpeló Wise, mirando alternativamente hacia los dos sementales.
—Este bobo me ha mentido —respondió el hotelero, prácticamente fuera de sus casillas—. Me dijo que había entrado antes a la mina pero no ha sido así… Y, como resultado, nos hemos perdido.
—"Tú has sido el que ha malinterpretado mis palabras" —respondió Look, mirando fijamente a Disarming entre movimientos oculares—. "Te dije que había accedido a la entrada de la mina, nada más".
—¡Ah, claro! —expresó Disarming en tono ironico—. He malinterpretado tus palabras... No tiene nada que ver el hecho de que no puedes emitir ningún sonido con la boca. Lo que tú haces no es hablar… —se señaló su propio hocico y continuó hablando—: Mira, muevo la boca y emito palabras. Eso es decir cosas. Lo tuyo es algo totalmente distinto.
Eso fue demasiado para Look, que nunca se esperaría ese ataque gratuito por parte de alguien tan cercano a él como otro miembro del Consejo e, interponiendo las patas delanteras entre él y el hotelero, las estiró tan fuerte y rápidamente como pudo, provocando que éste trastabillase.
—¡Lo habéis visto! —Disarming se quejó en voz alta—. ¡Me acaba de agredir!
—Llevas un buen rato agrediéndole tú de forma verbal —dijo Reale.
—¡Oh!, ahora la señorita le defiende —comentó el hotelero—. Debe ser porque Look es un mudito… Un mudito mentiroso.
—Y tú eres un imbécil, así, con todas las letras —le respondió Imaginary.
—¡Ya estoy harto! —espetó Disarming, completamente enfadado—. ¡Me voy!
Y se dirigió raudo hacia la salida de la mina, farfullando.
Flashing pegó un respingo y se levantó de la cama. Rápidamente se dirigió hacia la puerta y, posicionándose ante la ventana de al lado, movió ligeramente la cortina, observando minuciosamente lo que acontecía en la calle.
Un encapuchado caminaba hacia el camino de salida, aunque aún no había llegado a la altura la casa de la pequeña unicornio. De repente, al pasar por delante de ella, su cabeza, oculto bajo la túnica, se giró hacia la ventana, mostrando una mirada fría, inerte, carente de toda sensación. Con los ojos como platos, Flashing retrocedió ligeramente.
—¡Es… es él! —exclamó asustada—. ¡Noto la presencia maligna en ese ser!
Pero cuando las demás miraron a través de la ventana, el encapuchado había desaparecido.
Frente a la entrada de la mina, una poni de tierra de cuero y crin marrón y una Cutie Mark formada por un blanco babero y un rojo corazón, titubeaba frente a la gran abertura, moviéndose constantemente de un lado para otro, taponando así la entrada al interior de la montaña.
—Por favor, déjeme pasar —pidió un semental, que provenía de la mina.
—Es… estoy buscando a mi marido —dijo la extraña—. Es minero, así que me han dicho que debería estar ahí dentro... —señaló la montaña—. Pero tengo miedo de no encontrarle.
—¿Miedo por qué? —el poni se extrañó tanto que se sentó en el sitio.
—Ayer… Ayer… —la forastera seguía titubeando.
—No se preocupe, pase al interior y allí le atenderán mejor —respondió el minero—. Yo tengo prisa, lo siento.
Con un gesto de afirmación, la extraña yegua entró a la mina. Entonces cambió su expresión a sorpresa y, con lágrimas en los ojos, trotó hacia Muzzle Sooty, abrazándolo a continuación. Este también se sorprendió y correspondió el abrazó con fuerza y desesperación.
—Pero… pero… —balbuceó el minero, feliz.
—¡Estás a salvo! —dijo la forastera—. Después de lo que hiciste ayer, temía que te hubiese pasado algo…
—¿Lo… lo que hice ayer? —Muzzle Sooty no comprendía—. Al menos estás a salvo, gracias a Celestia… ¿Y el pequeño Steely? ¿También está bien?
—Sí… sí, lo está… —respondió la forastera—. Está con mi hermana… ¡Pero tú! —gritó, golpeando de forma seca pero cariñosa el hombro del minero—. ¡Menudo susto nos has dado!
—Lo siento. Lo siento de verdad —Muzzle se disculpó—. Pero, ¿qué hice ayer?
—Según nuestro vecino Curious Annoying —dijo la yegua—, tú llegaste a casa ayer por la noche y te quedaste parado delante de la puerta, como si estuvieses petrificado hasta que, de repente, te diste la vuelta y te marchaste rápidamente.
—No puede ser… —comentó el minero—. Ayer llegué a casa, abrí la puerta y, en el suelo, encontré una nota… Alguien os había secuestrado a Steely y a ti y exigía que hiciese una serie de cosas para que os liberasen. Si no lo hacía… —bajó la mirada—. Si no lo hacía…
Entonces la yegua miró hacia el resto y comprendió la situación: Muffled Yell estaba abatida y sucia, y el resto de ponis vigilaban a Muzzle como si éste hubiese cometido un acto atroz.
—¡Por el amor de Celestia! —gritó—. ¡Qué es lo que has hecho!
—Yo… —el minero no sabía qué decir—. ¿Es que no lo comprendes? ¡Lo hice por ti! ¡Por ti y por Steely!
—Ya hablaremos en casa… —la yegua estaba furiosa—. Vamos, ve delante, y no intentes ni siquiera disculparte…
—Perdone… —Wise se interpuso entre los dos—, pero su marido está detenido por intentar…
—Por intentar salvarla —cortó Muffled—. A ella y a su hijo.
La jefa de mineros, sacando fuerzas de flaqueza, se acercó a Muzzle y le miró, durante unos instantes, directamente a los ojos. Después bajó la cabeza.
—Le ocurre algo en la mirada —exclamó—. No es la misma de siempre.
Wise también se acercó al minero y le observó detenidamente. Después se acercó a Muffled y le habló mediante susurros:
—(Parece hipnotizado) —musitó—. (Podría curarle aquí mismo, pero no sé… Lo que te hizo fue algo extremadamente cruel…)
—(No te preocupes) —contestó la jefa de mineros—, (creo que realmente no estuve en peligro ahí dentro… Además, le conozco desde que éramos potrillos, y sé que nunca me haría daño. Incluso en este estado sé que ha intentado resistirse a herirme… Creo que ha sufrido mucho con el falso secuestro de su familia, así que no le forcemos más).
—Ahora que todo ha pasado —dijo Shadow Hammer—, creo que es hora de volver a casa… Mañana me espera un día de mucho trabajo.
—De acuerdo —comentó Knowledge con una sonrisa—. No te preocupes, Feather y yo podemos ocuparnos de esto.
—¡Eh, eh! —exclamó Flashing, sonriendo de forma irónica—. Yo no soy un "esto".
—No lo has entendido, Flashing —Knowledge se acercó y la abrazó cariñosamente.
—Sí que lo he hecho —respondió la potrilla unicornio—, pero si el premio por no entender las cosas es un abrazo de mis amigas, prefiero ignorar muchas cosas…
Todas se rieron. Shadow, con una sonrisa en la boca, salió de la casa y cerró la puerta detrás de ella, cambiando el gesto a continuación. Miró directamente hacia el hogar de Gentle Colors, con una expresión de desagrado… El mundo prácticamente se había destruido en Northwest Mines Town y esa estúpida unicornio ni siquiera se había presentado para ayudar.
Llegó directamente a su casa y, dando un portazo, se acercó a la mesa donde aún permanecía la carta que había escrito esa mañana. La cogió y la miró:
"Querido hermano:
¡Vete a la mierda!
Con cariño, Shadow Hammer."
Emitiendo un bufido, arrugó la hoja y la tiró a la papelera que estaba al lado de la mesa. Cogió otra carta y empezó a escribir:
"Querido hermano:
Cuéntamelo todo, y no omitas ningún detalle.
Con cariño, Shadow Hammer."
—Creo que ya está —Wise dejó caer sus patas delanteras, satisfecho—. Efectivamente, estabas hipnotizado, aunque únicamente de forma parcial. Todo lo que veías, oías y sentías era completamente real, a excepción de un instante en el pasado, en el que te han inculcado una idea en la cabeza: el secuestro de tu mujer y tu hijo, e instrucciones para su liberación. A partir de ahí, todo ha vuelto a ser completamente real, excepto que has tomado como cierto ese pensamiento y has actuado desesperadamente para rescatarlos, a pesar de que realmente nunca estuvieron en peligro.
Muzzle agachó la cabeza, realmente apenado. Había cometido una aberración y había secuestrado a una amiga para liberar de un falso secuestro a su familia. Su mujer se acercó a él con un cariz triste pero conciliador, rodeándole el cuerpo con su pata.
—Por favor —dijo, mirando a los demás—, no le castiguéis, os lo suplico… Lo único que ha hecho ha sido querer demasiado a su familia, y eso, que yo sepa, no es ningún delito…
Magic salió a la calle y se dirigió, tan rápida como pudo, hacia la mina. Por una parte, el tiempo apremiaba por el estado del minero herido. Por otra, deseaba llegar a tiempo para avisar a Wise, a Shiny y a los demás sobre quién era realmente Shovel Sky.
Se cruzó con Disarming y, antes de llegar a su altura, le preguntó si estaban los demás en la mina. Éste respondió con un bufido y siguió su camino. Magic apenas se frenó y llegó hasta la gran abertura, que cruzó sin pensar.
A la primera que vio fue a Shiny y, mediante gestos, le hizo saber que necesitaba hablar con ella. La dorada pegaso se acercó a ella y la tendero le empezó a contar lo que había dicho Legs Bent. A medida que se lo iba narrando, los ojos de Shiny se abrían más y más a causa de la sorpresa.
—Bueno —replicó Wise—, como está presente la mayoría del Consejo del Pueblo, podríamos decidir aquí y ahora, en sesión extraordinaria, qué hacemos con Muzzle… Aunque, la verdad es que la mayor implicada es quien debería decidir sobre el asunto, y ya le ha perdonado.
Todos miraron hacia Muffled, quien únicamente asintió. Tanto Muzzle como su mujer sonrieron, al igual que hicieron los demás.
En ese momento Shiny se acercó a Wise y le susurró algo al oído. Éste abrió los ojos como platos y la miró.
—¡¿Cómo no me lo has dicho antes?! —gritó y miró a su alrededor—. ¡Rápido, ¿quién tiene la gema?!
—¡Me lo acaba de decir Magic ahora mismo! —se quejó la pegaso—. ¡Toma, la gema! —dijo, sacando los pedazos de joya del zurrón y tirándolos, de mala gana, hacia el espía.
Spoon Giddy estaba aún arropando al minero herido cuando Magic entró por la puerta.
—Ya está… —dijo—. Aunque parece ser que todo está bien.
—¿Se lo has dicho a Wise? —preguntó el cocinero.
—Bueno, la verdad es que no —respondió la yegua, quien siguió hablando después de que Spoon abriese los ojos como platos—. Estaban muy ocupados ahí dentro, así que se lo comenté a Shiny, para que ella informase a los demás… Por cierto, supongo que te alegrará saber que Muffled estaba también, y a salvo.
La respuesta del semental fue una gran sonrisa.
—Has hecho bien —dijo—. Ahora, vamos a Ponyville para que éste —señaló al minero herido— reciba una atención médica decente… Yo ya no puedo hacer más por él.
Con cuidado lo trasladaron a la puerta trasera del restaurante, donde un carro esperaba. Pusieron al malherido en el cajón de madera, entonces los dos se ajustaron las cinchas y se dirigieron hacia la encrucijada.
—¡Ah, casi se me olvida! —exclamó de repente Magic—. Me fijé expresamente y vi que Shovel no estaba con los demás…
—Mal asunto —contestó Spoon—. Tendremos que ser muy cautelosos en el viaje… Recuerda que los tres sabemos quién es él en realidad, y eso nos hace muy peligrosos, tanto para ese poni como para quienes trabaje. Es posible que pretenda acabar con nosotros. Tenemos que estar atentos… Muy atentos.
Wise miró detenidamente los pedazos de gema. A medida que lo hacía, su furia iba en aumento, hasta que los tiró al suelo, rabioso.
—¡Maldita sea! —gritó—. ¡Esta gema es falsa! ¡Una estúpida gema roja mal pintada!
—Pues es la gema que Shovel me dio —respondió Shiny—. ¿Verdad, Shovel? —buscó con la mirada al minero, pero no lo encontró.
Entonces Wise se dio cuenta de que el Elemental de su armadura estaba en calma. Se llamó estúpido por no darse cuenta antes, ya que eso significaba que la gema negra, que era lo que provocaba el miedo del Elemental, estaba lejos, muy lejos.
Se dirigió hacia Muzzle y le miró fijamente.
—¡Dime qué te ordenaron hacer exactamente cuando tuvieses a Muffled atrapada, rápido! —exclamó.
—Yo… yo… —Muzzle gesticulaba—. Las órdenes eran que, una vez que ella estuviese inconsciente, sacase la gema de la pared y pusiese una pintada en su lugar…
—¿¡Qué hiciste con la gema!? —Wise preguntó, impaciente.
—Tenía que enterrarla ligeramente en el suelo, al lado de Muffled —expresó el minero.
—¡Ahora lo comprendo todo! —dijo Shiny—. Ya me parecía extraño que Shovel trastabillase de esa forma cuando intentábamos incorporar a Muffled… En realidad quería apoderarse de la gema enterrada…
Pero la última frase Wise no la oyó, pues había salido de la mina galopando hacia la encrucijada de caminos, sabiendo que era el único camino que Shovel Sky había tomado para escapar.
Gentle Colors abrió los ojos. Había aprendido hacía mucho tiempo que, cuando hacía el hechizo marelantiano de tele-transporte, no era en absoluto recomendable mantener los ojos abiertos… La simple visión de las criaturas que vivían en el plano que se usaba para viajar instantáneamente era algo aterrador. Apenas sonrió ligeramente al mirar a su alrededor, pues había aparecido en el pasillo central del subsótano de su casa. Pero seguía enfadada. Nada había salido bien en su viaje: su contacto había aparecido tarde y encima acompañado de su hijo, quien no había hecho más que importunar y reírse de ella.
—Malditos grifos —susurró, llena de rabia, colocándose en la boca un pequeño palo que había sacado del zurrón, pues sentía que su cerebro comenzaba a paralizarse.
El ataque de epilepsia que tuvo lugar a continuación no hizo más que terminar de encolerizarla. Debido a la rapidez con la que tuvo lugar, no tuvo tiempo de desenganchar las cinchas del carro y, una vez recuperada del ataque, descubrió que el carro estaba caído lateralmente, con su comida desparramada por todo el suelo.
Gritando insultos contra los grifos y contra la Princesa Celestia, Gentle se quitó las abrazaderas y fue cogiendo, poco a poco, los víveres, llevándolos de varios viajes a la cocina que estaba al lado. Una vez colocada cada cosa en su lugar correspondiente, volteó de nuevo el carro hasta ponerlo derecho y, enganchándose de nuevo las cinchas, tiró de él hasta situarlo delante de una gran puerta, que abrió, introduciendo el carro en la gran habitación que había detrás, aparcándolo debidamente junto a otros carros.
Mientras subía las escaleras secretas hasta su casa, Gentle pensó en la reunión que había tenido. El grifo que le esperaba, su proveedor, había aparecido, con su hijo, a última hora de la tarde. Y éste último, un necio impertinente, había estado todo el rato riéndose de los colores que tenía, y de su crin, aún demasiado corta para su gusto, y de su dieta…
Pero lo peor no había sido esa mofa. Era el haber tenido que ir a buscar alimento fuera de los límites de Equestria. Todo por aquella estúpida ley que la maldita Princesa Celestia había creado desde hace siglos y que aún seguía vigente:
"Está terminantemente prohibido la ingestión de carne animal por parte de cualquier poni de tierra, pegaso o unicornio. La pena por violar esta ley es la cárcel".
Pero Gentle nunca había hecho caso de esa ley, pues se alegaba a sí misma que ella no era una poni de tierra pues, aunque fuese de bajo nivel, podía lanzar magia a través de su protuberancia. Ni una pegaso, pues carecía de alas. Ni siquiera era una unicornio, ya que, según el estándar de medidas de astas, el suyo ni siquiera llegaba al mínimo para ser considerado un cuerno. Por lo tanto, no entraba en ninguno de los baremos de definición y no podía ser juzgada por esa legislación.
Pero el mayor problema venía con la siguiente parte de la misma ley:
"Cuando el usuario final sea cualquier tipo de poni, sin distinción de raza, sexo o edad, está terminantemente prohibido el comercio de comida no herbívora en Equestria. La infracción de esta ley es la cárcel".
Y, desgraciadamente, ella entraba dentro de la acepción "cualquier tipo de poni". Por eso, se veía obligada a hacer la compra de su comida fuera de las fronteras del país.
Se acercó entonces a una de las ventanas que rodeaba la puerta y la movió ligeramente. Todo estaba en calma. Alzó las cejas en señal de indiferencia. En ese pueblo nunca pasaba nada de interés. O, mejor dicho, casi nunca. Probablemente ese día había sido un día como otro cualquiera. Incluso era posible que nadie hubiese echado de menos su ausencia.
De cualquier forma, idearía una historia convincente... por si acaso.
Cuando Shovel Sky llegó a la encrucijada de caminos, una figura encapuchada surgió de detrás de un árbol, asustándole.
—Lo traigo —dijo el minero, recuperándose al instante.
—Perfecto —respondió la figura encapuchada, mientras se descubría la cabeza. Era un unicornio celeste, de ojos grises y con el cuerno retorcido.
Shovel cogió la gema negra de su zurrón y se lo pasó con cuidado al unicornio. Este la sopesó y la elevó, observando a través de ella. Un gran ojo de pupila rasgada se vislumbraba desde el otro lado, mirando directamente hacia él.
—Sí, es la gema que buscábamos —exclamó finalmente, con una sonrisa—. Y veo que, efectivamente, el grito ha sido efectuado. Pronto traeremos de vuelta a nuestra maestra Blinking Darkness.
—Esperemos que así sea —dijo Shovel—. Nightmare Moon resultó ser un fracaso.
—¡No oses comparar a nuestra Señora con esa estúpida! —gritó el encapuchado—. Además, pronto nos ocuparemos de ella también.
—¿Nosotros? —preguntó el minero—. Recuerda que, incluso convertida en la patética Luna, sigue siendo muy poderosa.
—No más que una mota de polvo al lado del inmenso poder de aquella que trae la luz y la oscuridad —respondió el unicornio—. De todas formas, aún nos queda un largo camino. Nuestros hermanos aún están intentando localizar las tres piezas que nos faltan, pero todo es cuestión de tiempo. Pronto nos regocijaremos sobre los cadáveres de las dos falsas princesas.
Se dio la vuelta, dispuesto a marcharse, pero Shovel habló:
—¿Tienes el cuchillo? —preguntó—. Temo que he sido descubierto y no quiero comprometer nuestra misión.
El encapuchado volvió a darse la vuelta y, sacando un cuchillo con la punta curvada, se lo entregó al minero, que lo agradeció con un gesto
—¿Sabes una cosa? —inquirió Shovel—. Sabía desde hace tiempo que éste iba a ser mi destino. Concretamente, desde que coloqué el huevo fecundado de gallina frente a esa gema negra para comprobar su poder. Cuando, a los pocos segundos, el huevo creció y se convirtió en uno de dragón, sentí cómo me moría por dentro. Estoy seguro que el huevo se alimentó de mi esencia vital. Lástima que no tuviese tiempo para deshacerme de él, pues se acercaron unos "visitantes", obligándome a esconderme, y se lo llevaron.
Entonces el minero cerró los ojos. Volteó el cuchillo, apuntándose directamente al corazón y, sentándose sobre sus cuartos traseros, entonó una cantinela:
—¡Oh, gran Blinking Darkness, la que traes la Luz y la Oscuridad, la que manejas el Orden y el Caos, la dadora de la Vida y la Muerte... Ofrezco gustosamente mi fuerza vital y mi alma para apaciguar tu infinita ira y reconducirla hacia tus verdaderos enemigos!
Y, dicho esto, se clavó el cuchillo con rapidez. Instintivamente abrió los ojos como platos mientras una bocanada de sangre inundó su boca. Su mirada, aterrada, buscaba comprensión por su acto.
El unicornio se acercó lentamente a él y le sujetó, para impedir que éste se cayese.
—Tranquilo —le susurró al oído—. Tu nombre será recordado en el gran festín, cuando todos bebamos la sangre de las dos usurpadoras del trono que le corresponde, por derecho, a nuestra Señora. Regocíjate, pues ella te reservará un lugar en su corazón.
Y, con una sonrisa en la boca, Shovel dejó de moverse.
Lentamente, el encapuchado sacó el cuchillo de las entrañas del minero y limpió el filo ensangrentado en la capa de éste, mientras la sangre aún brotaba a borbotones de la herida. Con sumo cuidado de no pisar la zona manchada de sangre, se guardó el cuchillo y se dio la vuelta.
Resopló, lamentando la pérdida de una pieza tan interesante como la de ese minero y, lanzando un hechizo mágico a través de su cuerno, se teletransportó.
FIN DEL CHAPTER 1x13