Parallel Stories
Chapter 11: 1x09 - Ponyville - Parte 1
Previous Chapter Next ChapterTodos los personajes originales y el mundo pertenecen a Hasbro y a Laurent Faust. Todos los derechos les pertenecen.
Este es un fanfic de fan para fans.
Agradecimientos a todos los que me han animado, apoyado y ayudado con este fanfic y con mi vida diaria...
+A los que me han revisado el fanfic y añadido este estilo tan especial:
-Daniel Campos Fernández - Arreglos y estilos (dejó de participar en el capítulo 1x03).
-LloydZelos, Volgrand y Unade - Revisión.
Tags: [Slice of Life/Vida Cotidiana] - [Comedy/Comedia] y un poco de [Adventure/Aventura] - [Dark/Oscuro]
MY LITTLE PONY
PARALLEL STORIES
Chapter 1x09
Ponyville
Parte 1
Las siluetas de las casas exteriores de Ponyville comenzaban a vislumbrarse para la comitiva que se acercaba desde el camino de Northwest Mines Town. Ésta se aproximaba despacio, con un paso cansino, producto sin duda de las continuas horas de caminata sin apenas descanso.
El estado de ánimo de los miembros del grupo era dispar. Flashing Hooves estaba radiante de alegría, impaciente por llegar. Undying Knowledge estaba contenta por volver a estar en "la civilización", como solía ella definir a Ponyville. Wise Words estaba preocupado en sus propios asuntos. Y Shiny Eyes estaba triste, muy triste, pues quería haber hecho el viaje con todas sus amigas.
—Shiny, por favor —Knowledge se acercó a la pegaso—, alégrate un poquito y cambia esa cara tan larga… Vas a amargar nuestra entrada triunfal.
—Es que deseaba tanto que Feather, Gentle y Shadow estuviesen aquí… —fue la respuesta de Shiny.
—Sabes perfectamente que Feather está preparándose para las Olimpiadas de Carteros… —comentó la historiadora—. Que Shadow está trasteando con sus nuevos aparatos en la herrería y que Gentle… digamos que Gentle no es muy amiga de salir del pueblo.
—De hecho nunca ha salido de Northwest Mines Town —añadió Flashing.
—Recordad que estuvo en Canterlot, estudiando en la Escuela de Magia —se inmiscuyó Wise—. Pero, después de su llegada al pueblo, no ha vuelto a salir.
—Es como si tuviese miedo del mundo exterior —declaró Knowledge—. O como si se escondiese de alguien… o de algo.
—No lo sabes tú bien —dijo Wise para sus adentros, bajando levemente la mirada al suelo.
—El caso es que —siguió hablando la historiadora— estamos aquí las que estamos, que podría ser peor… y bueno, también está Wise, que aún no sé por qué nos acompaña.
—Porque los caminos son muy peligrosos, ya lo sabes… —respondió el aludido, en tono irónico—, y necesitáis a un semental que os proteja.
—Ja… ja… —Knowledge se llevó el casco al pecho e hizo una señal simulando que su cuerpo se partía en dos de la risa, aunque en realidad estaba totalmente seria y miraba fulminantemente a Wise.
—Por favor, ni una simple broma se puede hacer —Wise volvió a alzar los ojos—. La verdad es que simplemente he aprovechado vuestro viaje para acompañaros… Tengo asuntos propios que atender.
—¡Le vas a comprar un regalo a Muffled! —Flashing espetó de repente, mientras empezaba a saltar alrededor del semental.
—¿Cómo sab…? —comenzó a decir Wise, pero se rehizo inmediatamente—. ¿Por qué crees que vengo por eso?
—Vamos, Wise —Knowledge sonrió—. Todo el mundo sabe que intentas recuperar su amistad.
—Esa pelea del otro día —Shiny entró en la conversación— la escuché hasta yo… y eso que estaba marcando grandes gemas en lo más hondo de la mina.
—Tenéis razón —el semental agachó la cabeza—. No quiero perder su amistad… significa mucho para mí.
—¡Ohhhh! —Knowledge se emocionó—. ¿Y qué le vas a comprar?
—Ese es el problema —respondió Wise—. No sé qué comprarle. Algo que signifique "Quiero recuperar tu amistad", pero sin llegar a interpretarse como "Quiero enamorarte". Pero las yeguas sois tan difíciles de satisfacer…
—¿Qué tal un ramo de flores? —preguntó la historiadora, ignorando la última frase de Wise.
—¿O quizás un libro? —añadió Flashing—. ¡Uno de aventuras! —exclamó y, a continuación, empezó a mover las patas como si estuviese luchando con una espada.
—¿Y qué tal un casco nuevo? —inquirió Shiny.
—Por favor, Shiny —Knowledge se sorprendió—, eso parece una propuesta de Shadow, no tuyo… Puedes hacerlo mejor, ¿sabes?.
—No sé… —Wise estaba pensativo—. Un ramo podría tomarlo como algo para comer; un libro no me parece adecuado para ella… y ¿un casco? Me lo tiraría a la cabeza sin pensárselo dos veces.
—Solo es la primera remesa de ideas —La historiadora se puso seria por un instante—. Seguro que encuentras algo realmente interesante aquí, en Ponyville.
—Eso espero, Knowledge, eso espero… —murmuró el semental, deseando de verdad encontrar algo idóneo para Muffled.
Y, juntos, atravesaron a la vez la entrada de Ponyville.
—Bueno —exclamó Knowledge, una vez se situaron todos en la plaza del Ayuntamiento—, ¿cuáles son los planes?
—Yo tengo que buscar el regalo para Muffled —respondió Wise.
—Y yo voy a divertirme… —manifestó Flashing, con una sonrisa—. A ver si encuentro pronto a Pinkie Pie o a mi prima Derpy, para irme con ellas.
—Y tú y yo —señaló Shiny— tenemos que ir… —sacó una libreta con una pequeña lista escrita a casco, con letras enormes y empezó a leer— a la pastelería "Sugarcube Corner" para pagar la tarta de la Re-inauguración que nunca tuvo lugar y a comprar unos pasteles y muffins para las que no han podido venir; a la tienda de la diseñadora de moda para encargar cinco vestidos para las Olimpiadas de Carteros; a la biblioteca para un asunto tuyo —entonces Knowledge señaló un libro que tenía en el zurrón, mientras sonreía—; a casa de la cuidadora de animales para el antojo de Disarming… —en ese momento miró hacia el cielo e imitó la voz del hotelero—: 'Quiero tener un loro que diga los precios cuando venga un nuevo cliente' y hago 'La expresión' para convencer a Shiny de que lo busque… —carraspeó para continuar con la explicación—; ir a ver escaparates a petición tuya… y, por último, si hay tiempo, ir al Spa a relajarnos —al terminar, Shiny cogió una serie de bocanadas de aire.
—Perfecto —dijo Knowledge, mientras pasaba una pata por detrás del cuello de la dorada pegaso—. Te aseguro que tú y yo nos vamos a divertir —la joyero sonrió de manera forzada.
—Bueno, pues parece ser que tenéis el día cubierto —expresó Wise—, así que voy a buscar el regalo por mi cuenta, si no os importa.
—De acuerdo, Wise, de acuerdo —respondió Knowledge, haciendo aspavientos con la pata anterior que tenía libre, mientras que con la otra apretaba aún más el cuello de Shiny, cuya sonrisa forzada se acentuó aún más—. Quedamos para comer en el restaurante del parque, ¿de acuerdo?
Pero el semental se estaba yendo, aunque levantó una pata para indicar que había oído el mensaje y que estaba de acuerdo.
Ahora eran tres.
Siguieron caminando, rumbo a la tienda de la diseñadora de moda. Tenían que aprovechar que Flashing aún estaba en el grupo, dado que seguramente desaparecería en cuanto tuviese ocasión, cuando encontrase a Pinkie Pie o a Derpy Hooves.
—Veamos —dijo Knowledge, una vez estuvieron delante de un enorme y redondeado edificio blanco, con grandes cristaleras y coronado con un cartel en el que se veía un maniquí-poni—, ¿tienes ahí la descripción de los trajes de Shadow y Gentle? —preguntó, dirigiéndose a Shiny.
—Sí —respondió ésta—. Aunque… como lo escribieron ellas, apenas entiendo su letra.
Entre las tres empezaron a mirar la descripción que habían hecho Shadow y Gentle de sus trajes, mientras ponían caras de desconcierto: la caligrafía de la herrero era como la de un potrillo de guardería, además de estar llena de errores ortográficos. Sin embargo, la letra de Gentle era todo lo contrario, pues su ortografía era perfecta… si estuviesen en una época en que la Princesa Luna no tuviese aún su Cutie Mark, con unos rebordes góticos que Gentle imprimía en todas y cada una de sus letras, haciendo que su descripción del traje fuese aún más difícil de leer que la descripción de Shadow.
—Creo que aquí pone "volantes" —Shiny señaló una palabra en concreto—, y en esta frase no sé si está escrito "obtuso" o "futuro"…
—No —respondió Knowledge—, creo que pone "oscuro"… pero no estoy segura…
—¿Es que no lo veis? —Flashing se hizo la interesante—. Porque yo tampoco… Esto es un auténtico rompecabezas.
—Quizás lo sepa descifrar Wise —dijo Shiny al final, dándose por vencida—. Puede que las frases que a veces dice los leyese de algún libro antiguo, con letras parecidas a las de Gentle.
—¿Y la descripción que ha escrito Shadow? —preguntó Knowledge.
—Eso será otro problema —reconoció Shiny.
Y las tres se quedaron ahí, delante de la puerta de la tienda de moda, sin saber qué hacer.
Wise miraba a través del escaparate de la tienda de regalos. Quizás ahí tendrían el regalo idóneo para Muffled… o quizás no, pero de todas formas decidió entrar.
Ya en el interior de la tienda empezó a buscar por todos lados, ojeando aquí y allá. Casi todo lo que veía eran recuerdos de Ponyville, con fotografías del ayuntamiento, de esculturas y de edificios emblemáticos o preciosos.
El semental sonrió cuando pasó por la sección de camisetas. Allí, en primer plano, había una cuyo lema rezaba "Mis amigos fueron a Ponyville y solo me trajeron esta mierda de camiseta". La cogió para llevársela, porque si no encontraba nada mejor para Muffled, por lo menos con esa camiseta lograría arrancarla una sonrisa… Además, la talla parecía la correcta para la jefa de los mineros.
Cuando se acercó a la dependiente, Wise le preguntó si tenía algún artículo para una gran amiga. Ésta, una poni de tierra de pelaje morado y crin gris oscura, se llevó el casco al mentón, pensativa. Al cabo de unos pocos segundos su expresión cambió y, sonriente, se movió hacia una vitrina donde se veían piezas de joyería.
—No, lo siento —dijo Wise—, joyas no… Ella es de un pueblo minero de joyas, y…
—Comprendo, comprendo —cortó la yegua, dándose la vuelta y dejando ver su Cutie Mark: una caja de regalo verde oscuro con un lazo amarillo—. Nada de joyas. Eso reduce las posibilidades —volvió a situarse detrás del mostrador—. Veamos qué tengo por aquí… —comentó, sacando un cajón lleno de pequeñas figuras y cachivaches y poniéndola encima del tablero—. Quizás aquí encontremos lo que busca.
Entre los dos empezaron a revolver el contenido del cajón. Este estaba lleno de cosas inútiles, pero Wise encontró algo que le sedujo al instante: era una figurilla de una poni de tierra, de cristal transparente, aunque ligeramente traslúcido. Pero lo que más le gustó es que, si se le miraba desde el costado derecho, era exactamente igual que Muffled Yell, exceptuando los colores y la falta de Cutie Mark de la escultura. Pero por el resto era ella. Incluso tenía el mismo peinado que la jefa de mineros.
El semental levantó la figura, sonriente. La dependiente también sonrió.
—Una gran elección, sin duda —exclamó esta última—. Una hermosa figura de auténtico cristal de las Minas de Canterlot… De hecho, fue parte de la última remesa que hubo, antes de que las cerrasen. Y además viene acompañada de un collar de fina plata.
La dependiente abrió una pequeña apertura en un lateral del cajón y sacó dos collares iguales, los separó y puso una junto a la talla.
—¿Dos collares? —preguntó Wise—. ¿Una es de repuesto o es que hay otra figura? —el semental empezó a rebuscar, buscando otra escultura que también fuese interesante.
—No se moleste —respondió la vendedora—. Antiguamente eran una pareja, un semental y una yegua… Un encargo de prometidos. Sin embargo, un día vino la poni que los encargó y, después de pagar la figura del semental, lo tiró al suelo, haciéndolo añicos… Y nunca más la he vuelto a ver.
—Espere un momento —el poni cogió la talla y la observó de nuevo—. Fue un encargo sobre sus modelos, ¿verdad?
—Creo recordar que así fue —la dependiente estaba pensativa—, aunque de eso hace ya bastantes años.
Wise miraba detenidamente la figura. Era demasiado parecida a Muffled como para ser casualidad... Así que Muffled se había prometido hace años con algún semental… Y ese era un dato que había ocultado a Wise, a pesar de la amistad que los unía desde hacía mucho tiempo. Decidió llevarse la figurita, junto con la cadena y la camiseta. Pagó a la vendedora, agradeciendo el trato y la información.
Salió de la tienda y desenvolvió la pequeña escultura. Quería observarla con el máximo detalle posible, como si el escrutarla le diese respuestas sobre lo que había pasado con la jefa de mineros años atrás, antes de su llegada a Northwest Mines Town.
Pero apenas había terminado de sacar la figura de su embalaje cuando un casco apareció por encima de él, quitándosela. Sorprendido, Wise miró al cielo, pero lo único que vio fue una estela grisácea. Fuese quien fuese el ladrón, era muy rápido, sin duda. Pero él no iba a dejarle escapar, de eso podía estar seguro.
—Bueno, creo que más o menos lo tenemos, ¿no? —indicó Shiny, contenta.
—Yo no estoy tan segura de que sea lo que han pedido —Knowledge estaba preocupada.
—¿Y si entramos y hacemos el pedido de nuestros vestidos? —preguntó Flashing, impaciente—. Quiero encontrar a Pinkie lo antes posible… tenemos mucho que hacer —respondió, y, cerrando los ojos, empezó a imaginarse viviendo aventuras y travesuras junto a su rosácea amiga.
—Buena idea —comentó Shiny—. Quizás, con suerte, la diseñadora sepa reconocer las letras… además de que se está haciendo tarde y ni siquiera hemos empezado con la tarea… ¡Fuera bicho! —con una pata Shiny intentó espantar a una extraña abeja que estaba revoloteando a su alrededor.
—Pues no se hable más —Knowledge agregó—, entremos pues —e intentó espantar ella también al insólito abejorro que atosigaba a Shiny.
Lograron, con sus aspavientos, a los que Flashing también se unió, espantar al insecto volador y entraron a la tienda de la diseñadora.
—Os lo juro —dijo Shiny, cerrando la puerta—, es la primera y última vez que uso ese champú de "Aromas del Everfree Forest"… Atrae a los bichos más extraños que una se pueda imaginar... Esa abeja no era normal.
—Bienvenidas a la Carousel Boutique —saludó una voz que provenía del fondo. Una unicornio totalmente blanca, con una ordenada crin morada, les saludaba, aunque en realidad estaba ocupada montando mágicamente un vestido sobre un maniquí. Las tres quedaron asombradas, pues el traje era realmente hermoso. Definitivamente esa unicornio tenía un gran sentido de la moda—. ¿Qué desean?
—Buenos días —Knowledge se autoerigió momentáneamente como la líder para el tratamiento con la diseñadora—. Querríamos hacer un pedido de cinco vestidos.
—Oh, un gran pedido… (al fin). Y… ¿tienen pensado las características de los vestidos o prefieren ir sobre seguro? —la diseñadora se quitó las estrechas gafas rojas y miró a las tres por igual, esperando una respuesta.
—Es para un evento: las Olimpiadas de Carteros, que tendrá lugar en Canterlot una semana después de la Grand Galloping Gala, así que aún hay mucho tiempo… —continuó Knowledge—. Espere, ¿ir sobre seguro?
—Significa permitir que yo haga los vestidos como mejor les haga verse —la unicornio estaba expectante—. Es decir, observándoles, les haré su vestido ideal. Porque yo, Rarity, crearé lo ustedes necesitan desear.
Flashing, Knowledge y Shiny se reunieron rápidamente y cuchichearon entre ellas. En cuestión de segundos deshicieron el corro y, sonrientes, decidieron la segunda opción. Además, así se ahorrarían el descifrado de los mensajes de Gentle y de Shadow.
—Tres de esos cinco vestidos serán para nosotras —añadió la historiadora—, y los otros dos son para unas amigas.
—No digáis más —cortó la diseñadora—, dejadme tomar nota de vuestras medidas, de vuestra apariencia y una breve definición de vuestra forma de ser.
—¿Cómo dice? —Knowledge se extrañó de la última parte—. ¿Nuestra forma de ser?
—Por si acaso hay discrepancias —solventó la blanca unicornio—. Es posible que haya varias combinaciones de colores que sean idóneas para los vestidos y, para acercarse más a la perfección, el vestuario debe decir a los demás la mejor información posible del poni que lo porta.
—Entonces de acuerdo —afirmó la historiadora, que observó cómo las otras dos también asentían.
Entonces Rarity transportó mágicamente el metro de sastre haciéndole toda clase de medidas a las tres, a la vez que las iba interrogando.
Decididamente iban a ser unos vestidos exhaustivos y hermosos.
Wise entró rápidamente a la calle lateral, donde debería haber huido el ladrón. Tenía que recuperar esa figurita de cristal y darle al rufián una lección que no olvidaría en mucho tiempo. Pero en esa calle no había nadie huyendo, únicamente transeúntes sorprendidos por su efusiva entrada.
Paró un momento y se quedó pensando. Analizó rápida y mentalmente la escena del robo, y más concretamente cómo había sido y con qué rapidez se había fugado el ladrón, dejando únicamente su estela a ras de suelo. Definitivamente había algo muy extraño en esa acción…
Al momento se dio cuenta de qué había sido lo insólito: ese truhán se había movido demasiado rápido como para ir únicamente al galope. Si hubiese huido al galope, él habría visto su cuerpo, identificando los colores de su pelaje, o los de su disfraz si estaba oculto (la estela grisácea que había observado antes podía ser cualquiera de las dos opciones), pero no había sido así. Solo había una forma de ir tan rápido a ras de tierra: cascos y alas a la vez.
Por lo tanto, ese ladrón tenía que ser un pegaso, y no uno cualquiera, sino un pegaso que quería simular ser un poni de tierra. Pero su secreto había sido descubierto, y eso estrechaba la búsqueda a un tipo de poni… sí, definitivamente uno, pues Wise conocía perfectamente el número y situación de todos los alicornios en Equestria… y, de todas formas, ningún alicornio se rebajaría a ser un ladrón en Ponyville.
Y también se dio cuenta de otra cosa: ese pegaso estaba ocultándose de él, aunque, tratándose de un poni listo, cosa que había demostrado sobradamente, estaría preparado para salir a la máxima velocidad posible y llegar lo más lejos posible. Al menos eso sería lo que haría él si fuese el ladrón.
Por lo tanto, el ladrón seguramente estaría en el aire, moviendo sus alas… pero con una cadencia lo más lenta posible, únicamente la suficiente para mantenerse flotando. Pero ese hecho sería lo que le delataría. Wise solo tenía que ir, poco a poco, por toda la calle, mientras escuchaba y analizaba las diferentes cadencias de los aleteos, desechando las más rápidas y, en el momento en que la una de las más lentas cambiase de ritmo, solo tenía que ir rápidamente al lugar de origen y adelantarse a ese ladrón. Por primera vez en la persecución, él tenía toda la ventaja, y tendría que aprovecharla.
Entró en la calle, despacio, con los ojos entrecerrados, atendiendo. Su andar era constante, pues quería eliminar su propio sonido del conjunto de ruidos. Cuando llegó al final de la calle, empezó a escuchar, en una especie de separación entre dos casas, un leve aleteo. Se fijó en ese lugar y sonrió ligeramente. Los tejados de las viviendas circundantes tapaban una posible salida aérea.
Wise se agachó levemente mientras se acercaba al callejón. La cadencia del aleteo aumentó ligeramente. El ladrón estaba ahí, sin duda. Pero primero tenía que tapar lo más posible la única salida del que disponía el rufián, y para ello tendría que entrar de un salto, pues seguramente el pegaso intentaría escapar por la zona más alta posible de la entrada. Se agazapó, a escasos metros del callejón, calculando el salto que debía dar, pues debía llegar a la altura máxima en la misma entrada.
Pero, cuando ejecutó el brinco, se llevó una sorpresa. El ladrón había pensado la misma táctica que él y, cuando estaba en mitad del salto, el pegaso había aprovechado para dejar de aletear y salir galopando del callejón. Debido al descuido de mirar al cortabolsas, Wise se golpeó el hombro contra la pared de la casa que estaba a la izquierda del callejón.
Dolorido y furioso, se levantó y dio media vuelta, volviendo a la calle principal. Estaba decidido: ese pegaso lo pagaría muy caro. Por lo menos había visto la indumentaria que tenía, que no era nada más que una grisácea túnica enteriza, con una gran capucha que le tapaba enteramente la cabeza. Incluso las alas tenían un adminículo que las cubrían pero que a la vez tenían plena libertad para moverse.
El semental entrecerró los ojos. Conocía la identidad de ese ladrón: un pegaso con esa gran agilidad, con esa gran inteligencia, con las mismas ideas que él… Solo había uno con todas esas características en toda Equestria.
—"Número Dos" —espetó, entre dientes.
Atraparlo iba a ser una tarea titánica, incluso para él.
—Bien, ya estamos las tres —Knowledge estaba contenta. Habían tardado menos de lo que pensaba en el tallaje y en el cuestionario.
—Ahora, si no les importa —dijo Rarity, eufórica—, defínanme a las otras dos amigas, tanto física como psicológicamente.
—He pensado que mejor se incluya también un traje para Feather —exclamó Shiny—. Después de la competición querrá estar con nosotras, y sería extraño que no tuviese ella también un vestido.
—Tienes razón, Shiny —admitió Knowledge—. Pues entonces serán tres vestidos más. Veamos…
+Shadow Hammer es, cómo lo definiría… una poni de tierra de pelaje marrón oscuro con un tono rojizo, crin morado, ojos gris oscuro,… alguna que otra cicatriz aquí y allá. Y su forma de ser… podríamos definirlo como…
—¿Espera…? —expresó Rarity, horrorizada—. ¿Has dicho cicatrices? ¿Acaso es una soldado? —se llevó el casco al mentón y miró hacia arriba, pensativa—. ¿Hay yeguas soldado?
—Tiene cicatrices, sí… —respondió Shiny —, pero no es soldado, es la herrero del pueblo.
Rarity seguía horrorizada. ¿Una yegua herrero? ¿Qué clase de educación tendría? ¿Y pensaba llevar una de sus vestidos? Seguramente Applejack sería mucho más educada y fina que esa tal Shadow Hammer. ¿Cómo hacer un vestido para semejante… poni?
—… Y su forma de ser es —continuó explicando la historiadora—, cómo lo definiría… ruda pero de gran corazón.
" 'Ruda', qué sorpresa", ironizó Rarity para sí misma.
—Y es musculosa, muy musculosa —Flashing señaló a los maniquíes—. Esos maniquíes son muy pequeños para ella.
—Oh, no hay problema con eso —declaró Rarity, abriendo mágicamente un cajón y sacando un molde de espuma. Lo trasladó junto a uno de los maniquíes y lo colocó sobre este. Ahora parecía un modelo más acorde con las características de Shadow, pero aún era insuficiente.
—No, tiene que ser aún más musculosa —dijeron a la vez Knowledge, Shiny y Flashing.
—¿Más aún? —Rarity no podía creerlo. El molde que acababa de sacar era para un traje de un fornido semental, y una yegua era normalmente más pequeña y frágil. Definitivamente esa herrero era monstruosamente espectacular. Decidió poner otro molde encima y encajarlo como pudo, aunque quedó sin cerrar.
—Ahora sí —dijo Shiny, sonriendo—. Es su silueta, sin duda.
Rarity tomó unas notas en un papel.
—La segunda amiga es Gentle Colors… —Knowledge siguió hablando.
Flashing empezó a reír. Si esa diseñadora había tenido problemas con Shadow, iba a alucinar con Gentle.
—Flashing, ¡shhhh! —Knowledge miró a la potrilla de forma expeditiva—. Bien, Gentle es un poco… "especial". No sabría cómo definirla, así que empezaré hablando de su físico…
—¡Es una unicornio con el cuerno roto y que tiene dos colores! —Flashing no pudo aguantar más y terminó gritando—: ¡Rosa y naranja!
—¿¡CO-MO DI-CES!? —Rarity tenía los ojos como plato —. No, debe ser una broma… Te he visto muchas veces con Pinkie Pie y las dos sois tal para cual, así que me debes estar tomando la crin.
—Esto… —Knowledge no sabía cómo continuar—, Gentle ES una unicornio con el cuerno roto y que tiene un pelaje de dos colores: rosa el lado izquierdo y naranja el lado derecho… y una crin tan blanca como el color de mi cuerpo… Y su forma de ser, podríamos definirlo como… ¿Orgullosa? ¿Líder?... No, mejor sería "sargento de hierro" —Flashing y Shiny asintieron rápidamente. Knowledge había dado en el clavo con esa definición.
El ojo izquierdo de Rarity empezó a tener un tic nervioso: primero un vestido para una poni de tierra cuyas patas eran aún más voluminosas que el tronco de Pinkie, y ahora un vestido para una unicornio de dos colores, desparejando todas las posibles ideas que se le pudieran ocurrir.
—Y, por último —siguió diciendo Knowledge—, está Fast Feather.
Rarity temía que, por extensión, el último pedido correspondiese a un grifo o a una mantícora.
—Fast Feather es una pegaso muy obsesionada por su trabajo de cartero, pero insegura a lo que respecta a cualquier otra cosa —comentó la historiadora—. Y sus colores…
—¿Conoces a Fluttershy? —cortó Flashing—. ¿A la pegaso amiga de los animales?
—Sí, sé quién es… —respondió Rarity—. De hecho es una buena amiga.
—Pues si le cambias el color de la crin, en vez de rosa, morado, su forma… y a sus ojos le pones una tonalidad diferente de verde, tendrás a Fast Feather —aclaró la potrilla unicornio.
Rarity suspiró aliviada. Por fin una poni más o menos normal. Solo tenía que cambiar un poco el diseño del vestido para la Grand Galloping Gala de Fluttershy y listo.
—Aunque una cosa debo decirte de Feather —comenzó a decir de nuevo Knowledge. Rarity tuvo miedo, segura de que le iba a decir que a la pegaso le había crecido una cabeza o algo así, para dificultarle su tarea—. Su voz es más fuerte que la de Fluttershy… excepto cuando se enfada, que puede llegar a ser atronadora.
Rarity tomó nota de todo, mientras respiraba aliviada. Decidió que primero empezaría con los cuatro vestidos más fáciles, las de las tres presentes y esa pegaso-cartero, y después se dedicaría por entero con los otros dos vestidos, cuyas clientes iban a ser muy difícil de complacer.
—Pues creo que ya tengo todos los datos necesarios —exclamó la diseñadora cuando hubo terminado de tomar notas—. Me pondré lo antes posible con su pedido. Muchas gracias por confiar en "Carousel Boutique" para hacer sus deseos realidad.
—El placer ha sido todo nuestro —exclamó Knowledge, acompañado de las afirmaciones de Shiny y de Flashing.
Al abandonar el edificio, las tres cambiaron de expresión y suspiraron aliviadas. Había sido muy difícil mantener la compostura ante tanta galantería y maravillosa extravagancia.
—Bien, ¿cuál es el siguiente lugar de la lista? —preguntó Knowledge.
—Creo que deberíamos ir a la pastelería "Sugarcube Corner" antes de que cierren —Shiny estaba escrutando la lista—. O quizás sería mejor dejarlo para la tarde y dedicarnos ahora a… ¡Otra vez no! ¡Fuera de aquí, bicho! —con una serie de movimientos bruscos, intentó espantar a la extraña abeja, que otra vez volvía a revolotear a su lado.
—Te ha tomado cariño, sin duda —Knowledge estaba riéndose.
—A Shiny le ha salido un novio, a Shiny le ha salido un novio —Flashing empezó a dar saltos alrededor de la pegaso—. Invitadme a la boda, por favor —exclamó, parándose delante de la joyero y sonriendo con los ojos cerrados.
—Muy graciosa, Flashing —Shiny seguía intentando espantar a la extraña abeja—. Me gustaría ver qué pensarías si te acosase a ti.
En ese momento, un poco más allá, una poni de tierra rosa, con la crin de un llamativo rosa-magenta totalmente alborotado, surgió de entre dos calles, dando extraños saltos e impulsándose con las patas totalmente estiradas. Iba sonriendo, con los ojos cerrados, hacia un destino indeterminado, perdiéndose en la siguiente esquina. Flashing aspiró profundamente, abrió los ojos como platos y puso una sonrisa de oreja a oreja.
La extraña poni rosada volvió a aparecer, dando un salto hacia atrás. Miró hacia las tres y su sonrisa se volvió aún más grande. Saltando de la misma forma que antes, se acercó rápidamente hacia ellas.
—¡Flashing, Flashing, Flashing! —exclamó, según se acercaba.
—¡Pinkie, Pinkie, Pinkie! —respondió la potrilla unicornio, dirigiéndose hacia ella, saltando de la misma forma.
—¡Flashing, Flashing, Flashing! —volvió a decir Pinkie.
—¡Pinkie, Pinkie, Pinkie! —repitió Flashing.
Empezaron dar vueltas entre ellas, saltando de la misma forma, totalmente eufóricas. Después pararon un momento, se sonrieron mutuamente y, saltando, se alejaron de la sorprendida Shiny y de la complacida Knowledge.
—¡Recuerda dónde hemos quedado para comer, Flashing! —gritó la historiadora antes de que las otras dos se perdieran de vista—. ¡Y puede venir Pinkie Pie también, si le apetece!
Shiny miró a las dos ponis que se alejaban. Había quedado maravillada por esos extraños saltos. Se miró el casco delantero y se preguntó cómo hacían ellas para brincar de esa forma, y si ella podría saltar de igual forma.
—Ni lo intentes, Shiny —Knowledge negó con la cabeza—. Para lograrlo se requieren años de preparación… o de una habilidad innata para hacerlo, como lo tienen esas dos.
—De acuerdo, no lo haré —respondió la dorada pegaso—. De todas formas, tengo los cascos doloridos. Creo que lo mejor será que descanse en el parque, mientras, tú podrías hacer tu "asunto" con la bibliotecaria.
—Me parece una idea excelente —la historiadora se alegró—. Nos vemos en el restaurante, ¿de acuerdo?
Shiny afirmó, mientras aún intentaba espantar al incómodo visitante, que revoloteaba aún a su alrededor. Afortunadamente, al poco tiempo lo logró. Su descanso iba a ser más relajante sin esa incómoda molestia. Y se dirigió pesadamente al parque, mientras la historiadora se dirigió, excitada, hasta la biblioteca.
Derpy Hooves sujetaba el paquete con el mayor cuidado posible. Dentro de él había una cosa frágil, algo que la pegaso sospechaba, a juzgar por la gran cantidad de pegatinas de "Frágil" que poblaban todas las caras del paquete y por los sucesivos avisos que le habían dado en la Central de Correos de Ponyville, así que decidió volar a media altura para evitar tumultos innecesarios.
Era la última entrega del día, y Derpy se había cuidado muy mucho de dejarlo para el final, pues quería dedicarse por entero a esa entrega especial. Y después iría a casa de ese semental tan simpático que se hacía llamar Doctor Hooves. Volvió a mirar el destinatario: "Twilight Sparkle – Biblioteca – Ponyville". La cartero empezó a temblar… esa unicornio de la biblioteca era terrible si se enfadaba. Y vaya si se enfadaría si se le caía el paquete, teniendo en cuenta que la procedencia del envío era nada menos que del propio Palacio Real de la Princesa Celestia. Probablemente nunca había tenido un envío tan importante entre sus cascos.
En ese momento, de una esquina salió volando, como un auténtico rayo, un pegaso ataviado con una enteriza túnica gris, seguido muy de cerca por un poni de tierra marrón claro y crin morada. Era evidente que el segundo iba persiguiendo al primero, y le estaba dando alcance.
El pegaso, de repente, cambió de dirección, para dirigirse directamente hacia Derpy Hooves. La grisácea yegua empezó a moverse de forma aleatoria, pero daba igual lo que ésta hiciese, ese extraño desconocido alteraba constantemente su trayectoria para volar hacia donde ella estaba. La pobre pegaso supo que quería chocar contra ella, así que hizo lo único que pudo ante el inminente golpe: se dio la vuelta y apretó el paquete contra su cuerpo.
El choque fue menor de lo que esperaba. De hecho no fue un choque propiamente dicho, sino que el extraño pegaso paró en seco a escasos centímetros de ella y, dándose la vuelta, le propinó una doble coz en la espalda, a la vez que se impulsaba para cambiar de dirección.
Wise Words tenía al alcance de su casco al escurridizo ladrón, pero esa jugada que acababa de hacer "Número Dos" con la pegaso cartero de Ponyville le pilló totalmente por sorpresa. Ahora estaba en una encrucijada: Por una parte, de un salto, podría intentar alcanzar al perseguido, pero entonces la inocente yegua caería al suelo, haciéndose un daño considerable… pero, por otra parte, podría seguir galopando para salvarla, perdiendo momentáneamente la ventaja que estaba logrando para recuperar la figurilla.
Optó, casi instintivamente, por la segunda opción. Siguió trotando para, in extremis, saltar y agarrar a la pegaso. Afortunadamente había calculado bien, y su aterrizaje fue perfecto. Tanto la cartero como el paquete que portaba estaban perfectamente. Aunque, por desgracia, "Número Dos" había desaparecido.
—Gracias —fue lo único que pudo decir Derpy.
—No te preocupes —respondió Wise, aunque por dentro estaba rabiando por la jugarreta de la que habías sido víctima—. ¿Estás bien?
—Chí… creo —Derpy se miraba de arriba abajo—. Pero debo entregar echte paquete tan importante…
—¿Quieres que te acompañe? —Wise temía por la seguridad de aquella pegaso cartero. Era muy posible que "Número Dos" volviese para romper ese paquete, únicamente para hacerle enfadar… ese semental era así de imbécil a veces.
—Como quieras… —Derpy no quería ir sola, después de lo ocurrido. Y si pasaba algo, ese poni siempre podría decir que no había sido culpa de ella… No, mejor, si ocurría algo, ese poni podría evitar que se rompiese el contenido de ese paquete.
Y los dos se fueron rumbo a la biblioteca de Ponyville. Derpy a tres patas, sujetando el paquete con la extremidad libre, mientras que Wise miraba hacia todos lados, seguro de que "Número Dos" no andaría lejos. Incluso sería probable que les estuviese siguiendo, pues para ese pegaso molestar a Wise era su juego preferido.
Shiny entró en el parque. Sus cascos le estaban matando, por lo que buscó un banco donde poder echarse. Todos estaban ocupados, excepto uno, que únicamente tenía una poni encima.
De lejos le pareció raro pero, a medida que se acercaba a su destino, la posición de la yegua, una unicornio de pelaje aguamarina, le parecía cada vez más imposible. Ésta descansaba sobre sus cuartos traseros, con la espalda rígida y completamente apoyada sobre el respaldo. Las patas delanteras sujetaban el conjunto, sobre ambos lados de su grupa, y las patas traseras colgaban por delante.
Shiny se subió, como pudo, al banco, posicionándose al lado de la extraña unicornio, mirando hacia ella.
—¿Por qué? —preguntó la joyero, extrañada.
—¿Por que qué? —respondió la yegua aguamarina.
—¿Por qué esa posición? —aclaró Shiny.
—Ah… Es cómoda —fue la respuesta.
—¿Cómoda? —inquirió la dorada pegaso, aunque más bien se preguntaba a sí misma.
—Sí, esta posición es la más cómoda que existe —la unicornio sonrió, cerrando los ojos—. Te la recomiendo.
Shiny elevó las cejas, sorprendida. Pero decidió hacerle caso. A raíz de su cansancio, el cambio de posición fue realizada lentamente.
Apenas terminó de hacerlo, se recostó hacia atrás, apoyando su lomo sobre el banco. Se sentía extraña. Los músculos que apoyaban ahora su peso no habían diseñadas para hacerlo, y notaba su reticencia a albergar el trabajo extra. De todas formas, como bien había dicho la unicornio aguamarina, extrañamente era una posición bastante cómoda.
—¡Lyra! —una voz espabiló a Shiny, haciendo que mirase hacia su derecha, donde estaba posicionada la unicornio. Un poco más allá, una poni de tierra, de pelaje color crema, crines azul oscuro con una franja rosa y de ojos celeste se acercaba, visiblemente irritada—. Que te sientes como quieras, pareciendo una tonta, es una cosa… Pero convencer a los demás para que te sigan el juego, ¡eso sí que no!
Shiny se sentía estúpida. Había sido objeto de una burla. Bajó la mirada avergonzada y empezó a incorporarse para cambiar de posición, pero sintió una pata apoyándose en su hombro.
—No te preocupes —dijo la unicornio aguamarina—. Si te has sentido bien en esa posición, no te debe importar lo que opinen los demás.
La dorada pegaso le miró y sonrió. Esa unicornio tenía razón. Pero se sentía demasiado cansada como para apreciar completamente el gozo de esa posición… prefería descansar en una situación más acorde con su fisionomía natural.
La poni de tierra se situó delante de la unicornio, quien sonrió.
—Vamos, Bon Bon —dijo Lyra—, sabes tan bien como yo que no estoy haciendo nada malo.
—Como sigas con estas bobadas, pronto tendrás a tu disposición una legión de ponis que se moverán a dos patas —respondió Bon Bon. Entonces se dirigió hacia Shiny—. Lo siento, lo siento mucho, de verdad. Es que la pobre se aburre mucho y hace tonterías… tonterías que afectan a los demás.
—No… no ha pasado nada —fue lo único que pudo responder Shiny.
—Por cierto, Lyra —Bon Bon seguía hablando con la unicornio, ignorando la respuesta que había dado la joyero—. Los yogures de la nevera eran míos, como bien decía el papel que tenían puesto encima. Ahora hay que comprar más. Y tú no te vas a librar de acompañarme.
La yegua aguamarina puso un gesto mohíno. No le gustaba tener que hacer esas tareas. Miró hacia Shiny y sonrió mientras se incorporaba y bajaba del banco, perdiéndose, junto a la poni de color crema, en la distancia.
La dorada pegaso cambió entonces de posición, recostándose sobre sus patas, como debería hacer un poni. Entonces la extraña abeja volvió a aparecer y a revolotear a su alrededor, pero Shiny se sentía demasiado cansada como para espantarla.
Derpy y Wise llegaron a la biblioteca de Ponyville. La grisácea pegaso seguía sujetando el paquete como si su vida dependiera de ello, pero ahora iba volando. Cuando se pusieron delante de la puerta, el semental decidió llamar, viendo que Derpy estaba imposibilitada debido a la forma en que amarraba el envío.
Abrió una unicornio de pelaje color lavanda, con una crin de tres colores, azul oscuro el tono principal y dos franjas, una púrpura y otra rosa. Detrás de ella se dejaba entrever un pequeño dragón violeta con crestas verdes que iba de aquí para allá, transportando libros sin parar.
—Twilight Sparkle —comenzó a decir Derpy—, envío urgente para ti —y le ofreció el paquete, junto con una hoja de acuse de recibo.
La unicornio cogió mágicamente una pluma y firmó el acuse de recibo. Después, de la misma forma, transportó el paquete con un hechizo y lo puso a un lado de la puerta, por la parte interior de la extraña casa, no sin antes agitarlo un poco para comprobar que su contenido estaba entero.
—Por fin un paquete que me llega perfectamente, Derpy —Twilight estaba contenta… podría continuar con su trabajo.
—No es juchto —se quejó la pegaso—. Yo chiempre te entrego los paquetes en perfectas condiciones.
—Sí, en perfectas condiciones… de ser devueltas —exclamó Twilight, volviéndose seria y señalando hacia una mesa, donde había unos cuantos paquetes rotos, aplastados y/o deteriorados.
—Bueno, cachi chiempre —Derpy se ruborizó—. Pero echta vez no te quejarás, ¿verdad?
—Esta vez no —Twilight volvió a recuperar su sonrisa—, tienes razón.
Wise, que se había dado la vuelta para vigilar las posibles ubicaciones en que podría estar "Número Dos", volvió a girarse para mirar a las dos yeguas.
—Veo que hoy vienes acompañada —Twilight se fijo en él—. ¿Es un nuevo amigo o es un aprendiz de cartero recibiendo tus… "enseñanzas"?
—Soy un nuevo amigo de Derpy —expresó Wise, algo enfadado. Sabía que Derpy era un poco torpe, pero no le gustaba nada que se riesen de ella, como estaba haciendo esa desconsiderada unicornio. Aunque algo dentro de él le alertaba que no era conveniente enfrentarse a ella.
—Me alegro —Twilight permanecía seria—. ¿Sabes una cosa? —se fijó más atentamente en él—. Me resultas conocido… Creo que te he visto alguna vez… —exclamó, entrecerrando los ojos para escrutarle mejor.
Wise reculó. No le gustaba el sentido hacia la que iba la conversación.
—Imposible —dijo—. Hace siglos que no he estado en Canterlot…
Entonces se maldijo a sí mismo. ¿Por qué había dicho eso? Le había dado a Twilight información que no debía. Por alguna razón, esa unicornio le ponía extremadamente nervioso.
—¡Claro! —Twilight entrecerró los ojos mientras seguía escrutando a Wise—. ¡Te vi en el Palacio Real! Pero no eras tú… Tú no eres un pegaso.
—¿Ves como no era yo? —el semental sonrió tontamente, intentando zafarse de la situación—. Yo soy únicamente un poni de tierra —se giró, mostrando un flanco—, ¿ves?
—Pero creo recordar que ese pegaso era exactamente igual que tú —Twilight seguía inquiriendo, totalmente seria.
—Será porque soy… muy común —Wise tragó saliva—. Hay muchos ponis de tierra, pegasos y unicornios anodinos… Los ves y te recuerdan al último que has visto, y el siguiente te recordará a anterior —y volvió a sonreír tontamente, ésta vez con una sonrisa de oreja a oreja.
—De acuerdo, lo que tú digas —Twilight no se conformaba con la respuesta, pero se hacía tarde y aún tenía bastante tarea que hacer—. Derpy, quiero que te lleves estos paquetes deteriorados —dijo, mientras cogía mágicamente los paquetes que había mostrado antes y se los entregaba rápidamente a la grisácea pegaso. Después cerró la puerta.
—Bueno, te acompañaré y llevaré algunos paquetes hasta el edificio de Correos —Wise sonrió más calmadamente—. Son demasiado voluminosos para que los lleve solo un poni.
Derpy normalmente desconfiaba de los extraños, pero, por alguna extraña razón, sentía que podía confiar en ese poni tan gracioso. De hecho era casi tan gracioso como su amigo el Doctor Hooves… ¡Doctor Hooves! ¡Había quedado con él y ya llegaba tarde! La pegaso extendió las alas y empezó a volar, llevando únicamente un paquete. Wise recogió rápidamente el resto y, cargándoselo encima, comenzó a galopar detrás de la pegaso cartero.
Knowledge se quedó observando la escena desde lejos. Wise Words perseguía a una grisácea pegaso. Cuando los dos se perdieron en la distancia, la historiadora tenía la cara desencajada por el asombro. Después le preguntaría a Wise los motivos de esa escena, más que nada porque podría dar lugar a habladurías que tarde o temprano llegarían a oídos de Gentle… Y ésta se enfadaría… Un escalofrío recorrió la espalda de la historiadora, que tembló solo de pensar en una Gentle furiosa.
Pero eso sería luego. Ahora tenía que entregarle el libro a Twilight, así que se acercó a la biblioteca y llamó a la puerta.
—¿Pero no voy a poder tener un minuto de tranquilidad esta mañana? —se oyó claramente a la bibliotecaria quejarse. Knowledge pensó en marcharse para no molestarla, pero ya era tarde: los pasos de Twilight se acercaban a la puerta. Cuando la puerta se abrió, Knowledge sonrió.
—Ah, eres tú, Knowledge —Twilight mostró un gesto mohíno—. Hacía mucho que no te veía por aquí. Debes estar muy ocupada en… tu pueblo.
—Northwest Mines Town —respondió la historiadora, mientras seguía sonriendo.
—Como verás, estoy bastante ocupada… —la unicornio de pelaje lavanda se apartó un poco para mostrar los montones de libros que estaban esparcidos por toda la habitación.
—¿Hechizo fallido? —preguntó Knowledge, adquiriendo un semblante serio—. Bueno, no quiero ocuparte mucho tiempo, así que iré al grano: Hace poco se ha creado la "A.P.M.I.D.E" (Asociación de Ponis Más Inteligentes De Equestria), y yo, como una de los miembros fundadores, te ofrezco la posibilidad de ingresar y ser reconocida mundialmente como una eminencia del conocimiento.
—Ahám… —Twilight dudaba de la veracidad de lo que estaba escuchando, pero prefirió seguir adelante, pues sabía que negarse ahora implicaría perder más tiempo escuchando los ruegos y lloros de Knowledge—. Me encantaría formar parte de esa asociación —exclamó, sonriendo de manera forzada.
—De acuerdo —la blanca poni de tierra sacó el libro que tenía en su zurrón—. Entonces solo tienes que rellenar este pequeño cuestionario en un tiempo máximo de dos horas —Twilight empezó a cerrar la puerta lentamente, pues lo último que quería era perder tiempo en tonterías—, pero puedo esperar hasta el atardecer… Por favor, hazlo… Sería un gran logro que nuestra asociación contase con la unicornio más lista, inteligente y maravillosa de toda Equestria.
Esa última frase debió convencer a Twilight, pues mágicamente abrió de sopetón la puerta, que estaba prácticamente cerrada, cogió el libro de los cascos de Knowledge y lo introdujo con rapidez en la casa.
—Hasta el atardecer —dijo la unicornio a continuación—, ni un segundo antes… tengo que terminar primero las tareas —y, después de acabar, cerró sin miramientos la puerta.
—¡Recuerda, máximo dos horas! —gritó la historiadora, mientras sonreía.
Entonces se dio la vuelta y miró al cielo. El sol estaba ya en lo más alto. Se acercaba la hora de comer, y su estómago empezaba a rugir. Era el momento de recoger a Shiny e ir juntas al restaurante, donde albergaba la esperanza de que apareciesen tanto Flashing como Wise.
Cuando Knowledge llegó al parque, Shiny seguía dormitando sobre el banco. Últimamente la pobre pegaso había tenido mucho trabajo y se había quedado hasta tarde para restaurar grandes gemas de unos pedidos que se habían tornado urgentes… y apenas había dormido.
Con gran pesar, porque en ese estado Shiny parecía una criatura inocente y celestial, Knowledge la despertó. Con un gesto ésta indicó, a la aún somnolienta pegaso, el restaurante. El estómago de la historiadora volvió a rugir… rugido que repitió a su vez el estómago de la joyero, como si tratasen de comunicarse entre ellos. Cuando Shiny se desperezó, señaló con un gesto que estaba lista para seguir.
Llegaron al restaurante y se sentaron. Ojearon el menú y esperaron a los dos ausentes. Pidieron y siguieron esperando. Terminaron y siguieron esperando… Pero ni Flashing ni Wise se presentaron.
CONTINUARÁ