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LA VERDAD SOBRE CELESTIA

by SCRITTORE PASSIONE

Chapter 19: CAPÍTULO 19: ACOSO PERIODÍSTICO 2ª PART

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Hola bronies y lectores.

Espero que les gustase mi especial del fanfic.

Antes de seguir quiero hacer una aclaración, el día 26/11/2013 empecé a leer en internet un cómic de MLP titulado "La tierra más allá del sol". Me lleve una gran sorpresa al saber que uno de los personajes del comic se llama "Solaris" y es el príncipe de esa nueva tierra. Curiosamente en mi historia el padre de Blueblood tiene el mismo nombre, pero es solo una coincidencia, yo no conocía este cómic hasta ahora, de modo que no me he inspirado en él, no sé a qué se deberá la coincidencia. A todo esto hay que añadir que aunque coincidan los nombres el personaje de "La tierra más allá del sol" no es la misma persona que el padre del príncipe Blueblood, aunque ambos sean alicornios. Pido disculpas a los lectores por no haberme documentado más sobre el nombre de Solaris, y no haber detectado a tiempo esta coincidencia para corregirla antes de publicar el capítulo 17. Igualmente pido disculpas a los autores de "La tierra más allá del sol", igualmente les ruego me perdonen, no era mi intención que las cosas saliesen así, yo no conocía su cómic hasta ahora.

Aclarado este punto pasemos a la historia. Una vez más perdón a todos.


Capítulo 18
ACOSO PERIODISTICO. 2ª PARTE

Twilight miró de nuevo el artículo. ¡Santa Artemisa! ¿Qué demonios había hecho Pinkie Pie? ¿Quién era el otro entrevistado? Se había afirmado que Chrissa era una rehén en Ponyville, y que las 6 manes la había raptado. Cuando el resto de los ponyvillense leyesen este artículo se produciría un escándalo. ¿Qué iba a decir la gente de la niña? ¿Qué pensarían de Luna? ¿Qué pensarían de las portadoras de la armonía? ¿Y qué dirían el comandante Asclepio y la reina Chrysalis de semejante artículo?

De pronto se oyeron varios golpes violentos en la puerta. La unicornio morada hizo un campo de fuerza que cubrió todo el exterior de la casa-árbol. Apple Bloom, Scotaloo y Swetie Bell recordaron que en cierta ocasión la poni purpura había usado ese mismo truco, para prohibirles la entrada en la biblioteca después de que las tres potrillas publicaran una serie de chismes en el periódico escolar. Sin embargo aquello era mucho peor, ahora no se trataba de un diario infantil procedente de un colegio, ni tampoco de unas niñas traviesas. Ahora eran periodistas adultos lo que gritaban y golpeaban la barrera de forma violenta.

—Twilight. ¿Y si alguno de ellos se teletransporta al interior de la casa?

—Tranquilo, Spike. La barrera lo impedida.

A pesar de la defensa se podían oír los gritos de la calle.

Déjenos entrar, princesa Twilight.

¿Por qué se esconden? ¿De qué están huyendo?

Equestria tiene derecho a saber la verdad.

¿Qué tienen que decir con respecto a las declaraciones del Equino Libre?

¿La señorita Pinkie Pie actuó por su cuenta, o las demás portadoras de la armonía estaban al corriente?

Podemos estar aquí por horas, ya saldrán.

En la anterior ocasión solo se había presentado cuatro periódicos: el Pegasus express, el Nuevo Canterlot, el Mundo Cloudsdale y el Equino Libre de Trottingham; fue este último quien publico el artículo sobre la princesa Chryssa. Sin embargo aquella noticia había provocado tanto impacto en el sector periodístico que ahora además de estos cuatro periódicos, se habían presentado también el Ponyville express, el cual al ser un diario pequeño no había participado la vez anterior, y varios otros periódicos procedentes de Appleloosa, Manehattan, el Imperio de Cristal, Fillydelphia, Hoofington, Baltimare, Mustangia y otras ciudades de Equestria. Todo esto sumaba más de 40 periodistas, los cuales se encontraban a las puertas de la biblioteca gritando y dando golpes para entrar. Y había más periodistas repartidos por el pueblo interrogando a los vecinos.

—Dejadnos entrar. ¿Por qué se esconden?

—Equestria tiene derecha a saber la verdad. Digan la verdad.

De pronto todos los periodistas comenzaron a gritar a la vez.

—DIGAN LA VERDAD, DIGAN LA VERDAD, DIGAN LA VERDAD.

Apple Bloom se abrazó a Applejack.

—Tengo miedo, hermana.

—Chiss, tranquila. Solo son unos voceras—respondió la yegua adulta.

—Pero es que están histéricos. ¿Recuerdas lo que paso en la granja? Tuvimos que huir.

FLASHBACK DE APPLEJACK
La familia Apple acababa de desayunar y se disponía a salir de su casa para ponerse a trabajar en su granja cuando nada más abrí la puerta del recinto entraron de golpe en la casa varios ponis, unos hacían fotos y otros varias preguntas incomodas planteadas a gran velocidad.

Señorita Applejack, ¿Qué opina de las declaraciones del Equino libre?

¿Es cierto que las portadoras de la armonía mantienen cautiva a la princesa Chrissa?

¿Qué tiene que decir de las declaraciones de la señorita Pinkie Pie?

Señorita Granny Smith, ¿Creé realmente en las acusaciones contra su nieta y las portadoras de la armonía?

—Señor Big Macintosh, ¿Su familia y usted estaban al corriente de la identidad de la princesa Chrissa?

¿Cree firmemente en la inocencia de su hermana y las demás portadoras de la armonía?

¿Afirma o niega que la princesa Twilight reclamase rehenes changelings durante las negociaciones de paz con la reina Chrysalis?

Señorita Apple Bloom ¿Diría usted que la princesa Chrissa es su mejor amiga?

¿Cómo se conocieron? ¿En qué lugar? ¿Cuándo?

¿Estaba usted al corriente de su identidad?

¿Cómo se comporta la joven princesa con sus compañeros de colegio? ¿Saca buenas notas?

¿Los alumnos de Ponyville sabían de su identidad?

¿Es cierto que ella le ayuda a usted con las tareas de la granja?

Los Apple retrocedieron ante tantas preguntas, finalmente Applejack dijo "corred". Todos los Apple salieron corriendo de la casa, con el grueso de periodistas detrás de ellos. Seguidamente el grupo huyo hacia la biblioteca.

FIN DEL FLASHBACK
—Y eso fue lo que paso. No sabíamos qué hacer, tuvimos que huir y venir aquí—intervino Applejack terminando de contar la historia a todo el grupo.

—A mis padres, mi hermana y yo nos paso lo mismo—admitió Rarity.

—Y también a mí, y mis animalitos se asustaron de ver a tantos reporteros armando escándalo, de modo que vine para acá buscando ayuda—comentó Fluttershy.

—En nuestra casa paso lo mismo, incluso uno de los reporteros me preguntó si yo había visitado alguna vez Changelopolis, y otro bastante toca narices me preguntó si era adoptada por el hecho de mis papas fuesen terrestres—intervino Scotaloo.

—Y en la pastelería también se presentaron varios paparazzis intentándolos entrevistar a los señores Cake y a mí, pero yo huí y algunos de los periodistas me han seguido hasta aquí, otros siguen en el Sugar Cube Corner, y les estarán volviendo locos a los Cakes. Lo siento, todo esto es culpa mía—expuso Pinkie Pie que había adoptado la expresión triste de Pinkamena, Applejack se acerco a ella.

—Pues un poco de culpa sí que tienes.

—¡Applejack! ¿Cómo puedes decir eso? ¿Por qué tratas así a Pinkie?—la regaño Rarity.

—Porque es cierto. Ella hizo las primeras declaraciones al Equino Libre, y todavía no nos ha explicado por qué lo hizo.

—¡Me mintieron! ¡Me engañaron! Veréis…—La poni rosa se puso a relatar como aquel periodista del Equino Libre se había hecho pasar por el tío paterno de la pequeña alicornio y había hecho una Promesa Pinkie que luego no cumplió para sacarla la información, después la llevo a solas hasta la zona de acampada donde la hizo un hechizo para dormir…—Eso fue lo que paso. ¡Mintió! ¡Ese miserable rompió una Promesa Pinkie!—termino de hablar la yegua rosada mientras lloraba, el resto del grupo se había conmovido y entristecido con la anécdota.

—Pinkie… yo… lo siento, lo siento, perdóname por favor—intervino Applejack quitándose el sombrero ante su amiga.

—Tenías razón, Applejack. Nunca debí confiar en un extraño.

—Yo no lo sabía. Perdóname, te lo ruego—comentó la poni granjera abrazando de golpe a la poni rosada, quien le devolvió el abrazó—Todo va a salir bien, te lo prometo.

La pequeña alicornio trataba de mantener la calma pero su rostro se entristecía por momentos. A Chrissa le había dejado dudosa el artículo, lo cierto es que su madre la insistió en que pasase algún tiempo en Equestria mientras se reconstruía Changelopolis, pero entonces ¿Tenía razón el periódico? No. Eso no era posible, Twilight y las demás no harían algo semejante ¿O sí?

—Si alguien me necesita estaré en la habitación—expuso la niña subiendo al piso superior de la biblioteca, donde se encontraban las camas. No había pasado ni un minuto antes de que Twilight subiese a verla.

—En serio, no tengas miedo. No pasa nada—comentó la unicornio a la niña.

—Dime la verdad, Twilight ¿Es cierto? ¿Es verdad lo que decía ese anónimo del periódico?

—¿Qué? ¡No! Claro que no. ¿Cómo puedes pensar eso?

—Pero mi mamá insistió en que viniese aquí.

—Porque pensó que estarías mejor en Ponyville mientras tu ciudad era reconstruida. ¿No te hablas creído lo del Equino Libre?

—Yo…

—Chrissa, mírame. Te prometo que en las negociaciones entre Equestria y Changelopolis nunca, ¿Me oyes? Nunca ninguno de los dos países exigió prisioneros ni rehenes de ningún tipo, porque ambas partes sabían que eso sería contraproducente para lograr la paz. Tú madre te trago aquí porque pensó que era lo mejor para tu formación, y para que tuvieses una vida estable, pero puedes volver a tu ciudad cuando gustes. Ahora mismo si quieres, yo misma te acompañaré.

La niña se tranquilizo y miró a la unicornio.

—Yo… lo siento. No debí dudar. Es que…

—Ya pasó, pequeña. Ya paso—respondió la poni morada abrazando y acariciando a la potrilla.

La niña levantó la cabeza un momento para mirar a la yegua adulta.

—Twilight, ahora que ya todo el mundo sabe que yo fui una changeling oscura. ¿Crees que podre seguir siendo amiga de las CMC?—preguntó la niña dudosa.

—Claro que sí. Ellas ya lo sabían ¿Por qué iban a dejar de ser tus amigas?

—Es que… a lo mejor sus padres no quieren que me acerque a ellas ahora que… que ha pasado todo esto. Además yo tuve la culpa que tú y las demás fueseis raptadas por mi madre y conducidas a las mazmorras de Changelopolis, donde a ti te maltrataron—contesto la menor soltando una lágrima. La poni purpura la abrazo.

—No tuviste la culpa de nada, Chrissa. Todas sabíamos el riesgo que corríamos al ir al bosque Everfree.

—Pero yo…

—Tú nos diste un mensaje de tu madre, nada más; todas nosotras nos temimos que fuese una trampa, pero fuimos porque como portadoras de la armonía quisimos aceptar una oferta de paz de Chrysalis. Nosotras sabíamos los riesgos, tú no hiciste nada. Yo me porte mal contigo, trate de usarte de escudo frente a tu madre, te inmovilice y amenace en pleno bosque, y eso es algo que aun no he logrado perdonarme a mí misma.

—Twilight, yo no te culpo ni te reprocho nada. Te quiero.

—Yo también te quiero.

Ambas se abrazaron.

—No sé si lo sabes, pero hay mucha gente que te esta agradecida—intervino la poni purpura.

—¿A mí?—se extraño la pequeña alicornio.

—Sí. Si tú no nos hubieses ayudado a escapar de Changelopolis, las portadoras de la armonía no hubiésemos podido luchar en la Batalla de Canterlot, por tanto los changelings no hubiesen sido purificados con los elementos de la armonía, ni tampoco hubiesen firmado la paz con Equestria, y ahora mismo la guerra aun continuaría. Fuisteis tú y Luna quienes acabasteis con el conflicto, tú salvaste a tu clan y a mucha gente. Lo creas o no tanto la princesa Luna como la duquesa Celestia también piensan lo mismo, ellas mismas me lo dijeron cuando pase unos días en Canterlot colaborando en algunas cuestiones de Estado. Seguramente por eso te invitaron al palco real y a la comida de los líderes, que no quisiste asistir. Hay mucha gente que te quiere.

—Entonces ¿Por qué ese periódico dice cosas feas?

—No lo sé. A veces suceden cosas malas.

«Seguramente ese anónimo del periódico es uno de esos senadores que se presentaron en la comida de los líderes. Querrán hablar mal de mis amigas y de mí, para hacerme quedar mal ante el senado» pensó la unicornio purpura.

—voy al piso de abajo ¿Vienes?—intervino la poni violeta.

—Ahora voy.

Mientras tanto en el exterior de la biblioteca los periodistas trataban de romper el campo de fuerza y no dejaban de dar voces.

DIGAN LA VERDAD, DIGAN LA VERDAD, DIGAN LA VERDAD, DIGAN LA VERDAD.

EN EL INTERIOR DE LA BIBLIOTECA.
La unicornio purpura se llevo a la cocina a los padres de Sweetie Belle y Scotaloo junto con Granny y Big Mac, una vez allí les contó la conversación que acababa de mantener con la pequeña alicornio.

—Pobrecilla, asique piensa que la vamos a separar de sus amigas—intervino la abuela Apple con cara de tristeza.

—Sí, Granny, y si lo pensamos es normal que crea eso. Lo sucedido en Changelopolis y en la Batalla de Canterlot fue muy duro para ella, y ahora con todo lo que está sucediendo…

—He de confesarte una cosa, Twilight. Mi esposa y yo ya conocíamos el contenido del artículo del periódico. Nuestra hija Rarity nos lo contó todo, pero le prometimos no decir nada. Chrissa y las otras niñas que están en esta biblioteca son unas buenas potrillas, es una pena que tenga que disgustarse por culpa de unos periodistas que no tienen sensibilidad alguna—comentó el padre de la unicornio blanca.

—Tenemos que hablar con las niñas, hacerles entender que nada va a cambiar entre ellas, que las vamos a continuar queriendo y tratando como siempre, y que no vamos a separarlas—expuso la madre de Scotaloo.

—¿Y qué estamos esperando? ¿Una invitación? Vamos a buscarlas—intervino Big Mac sorprendiendo a todos, era muy raro en aquel semental oírle articular tantas palabras seguidas. Estaba claro que el hermano de Applejack estaba preocupado por la reacción de las menores.

DIGAN LA VERDAD, DIGAN LA VERDAD, DIGAN LA VERDAD.

EN CHANGELOPOLIS
Celestia llevaba un rato levantada, no se acostumbraba a dormir en un saco y una tienda de campaña, pero Chrysalis no la dejaba hospedarse en el castillo, de modo que la alicornio blanca tenía que conformarse. La tienda y demás bártulos de acampada se los había dado Maid. La mentora de Twilight no se sentía aceptada, solo llevaba unos días en la ciudad changeling pero todos la esquivaban, sus habitantes la miraban con desprecio, porque la culpaban del estado del lugar; y entre los voluntarios equestrianos también era rechazada porque se rumoreaba que había intentado matar a su propia hermana y su discípula. Las tiendas normalmente era compartidas entre dos o tres usuarios pero ella dormía sola.

Celestia se dirigió a unos de barriles con agua enjabonada que se utilizaban para lavarse, dado que no había duchas. El unicornio a cargo del depósito tenía la obligación de realizar un hechizo para limpiar el agua y otro para calentarla, cada vez que se presentara un nuevo usuario, pero cuando vio a Celestia simplemente se hizo a un lado y dijo "Usted misma, excelencia. Sírvase usted misma, yo tengo algo que hacer". Seguidamente el semental se marcho dejando a la yegua sola. La alicornio no hizo caso, limpio el agua y la calentó. Cuando apenas llevaba dos minutos en el barril apareció Maid, la criada personal de Chrysalis, se trataba de una unicornio de color crema, con crines marrón claro, ojos marrones y una cutie mark con forma de libro.

—Buenos días. ¿Qué haces aquí sola? ¿Dónde está el encargado de esta ducha?

—Esto no es una ducha, el encargado se fue.

—¿Se fue? ¿Y con permiso de quien? Me encantaría decirle cuatro frescas.

—No necesito su ayuda.

—Pero está prohibido ausentarse sin un motivo justificado, y sin pedir permiso. Si todos hacemos lo que nos da la gana ¿Cómo vamos a prosperar? En fin… Nos han elegido a ambas para el equipo de sembradores.

—¿Y qué tendremos que hacer?—preguntó la alicornio saliendo del agua.

—Básicamente colocarnos un arado y arrastrarlo para que otros puedan plantar las semillas. Vuelve a dejar limpia el agua para el siguiente usuario.

La mentora de Twilight volvió a limpiar y a calentar el agua. Después se hizo a si misma un hechizo para secarse.

—Primero desayunemos—pidió la alicornio blanca.

—¿Aun no has desayunado?

—No, me acabo de levantar.

—¿Cómo? Pero si todo el mundo desayunó hace al menos una hora, pues no sé si vas conseguir algo de desayuno a estas alturas, ven.

Maid llevó a la yegua blanca hasta un grupo de unicornios y pegasos que estaban frente a los restos de una hoguera apagada, y les pidió algo de comer para Celestia. Uno de ellos respondió que les sobraban algunas verduras asadas pero ya estarían frías. Maid agradeció aquella comida, y para sorpresa de todos la calentó con un hechizo y se la paso a Celestia.

—¿Cuál es ese hechizo, señorita Maid?—preguntó uno de los unicornios.

— El calefacientis. Sirve para calentar alimentos, y bien usado también se puede emplear para calentar un cuerpo que ha sufrido un fuerte enfriamiento, pero en este último caso no es recomendable utilizarlo si no se es un experto, porque si se emplea mal puede ser contraproducente.

Celestia no dijo nada y se limito a comer agradeciendo al grupo por aquella comida, pero ellos no la miraron y siguieron conversando con Maid. Seguidamente esta última condujo a la alicornio blanca hasta los campos, donde a ambas yeguas se les ato un arado en la espalda y un semental que hacía de capataz les indicó por dónde tenían que conducirlo. El semental tenía el lomo marrón tierra, crines negras, ojos marrón claro y una cutie mark en forma de árbol.

—¿Se encuentra bien, señorita Maid? No quiero que las correas del arado le aprieten demasiado, la dejaría marcas—comento el capataz

—Estoy perfectamente. Por favor, ocúpese de Celestia.

El capataz miro a la alicornio sin decir nada y le colocó el arado.

—Me lo ha apretado demasiadoooo—contestó la poni blanca que apenas podía respirar, de tan fuertes como estaban las correas.

—No exageré—respondió el semental explicándoles a continuación su ruta, es decir, por dónde conducirían el arado.

—Aflojaselo un poco, que la señorita ricachona es muuuyyy delicada.

—Sea—respondió el poni masculino aflojando las correas.

—Mi nombre es Celestia.

—Te llamaré por tu nombre cuando hagas algo útil. Ya veremos cuánto aguantas trabajando—respondió fríamente Maid.

EN PONYVILLE
Los periodistas seguían intentando entrar y dando voces. Algunos vecinos se agruparon en torno a la biblioteca para ver qué pasaba. Esta circunstancia fue aprovechada por los reporteros quienes se volvieron para interrogar a los ponyvillenses.

—¿Qué piensa de las portadoras de la armonía?

—¿Creé que la princesa Twilight mantiene retenida a la princesa de Changelopolis?

—¿Cómo se comporta Twilight Sparkle en Ponyville? ¿Es acaso una tirana?

—Digan la verdad, señores.

EN CANTERLOT
En un oscuro callejón situado en la periferia de la ciudad había dos encapuchados. No se veían sus lomos ni sus crines, ni siguiera sus cutie marks. Uno de ellos cuya capucha era de color gris claro hablo primero.

—Hice esas declaraciones a la prensa. Ahora quiero mi pago—intervino capucha gris.

—Dinero, dinero. ¿No piensas en otra cosa?—respondió el segundo que poseía una capucha marrón rojizo.

—No.

—Está bien. Ten este cheque.

—Más te vale que tenga fondos. No quiero trucos, o todo el mundo sabrá la verdad.

—La verdad es que Twilight Sparkle nació plebeya, y morirá como tal—comentó capucha marrón rojizo.

—Twilight y sus amigas son un ejemplo a seguir. No entiendo por qué me pediste que declarase que mantienen retenida a la princesa Chrissa—contestó capucha gris.

—Entonces ¿Por qué lo hiciste?

—Por el pago. Ya te lo he dicho. Para mí solo existe el dinero.

—Te daré 500.000 bits si me ayudas a adelantar la reunión del Senado.

—Pero si la ibas a retrasar.

—Sí, eso pensé al principio, pero ahora que la imagen de Twilight y sus amigas se ha visto cuestionada debemos presionar a los senadores de Canterlot y Manhattan para que ninguno la vote.

—Otras ciudades podrían votar a su favor.

—Que lo hagan. Manhattan y Canterlot suman entre los dos el 51% de los votos. Si ellos Twilight tiene perdida de antemano la votación. ¿Me vas a ayudar?

—Moralmente no estoy de acuerdo, pero lo haré por 800.000 bits.

—Dije 500.000.

—Y yo 800.000 o nada.

—Sea, pero más te vale cumplir.

—Siempre cumplo.

EN LA SALA DEL TRONO DE CANTERLOT
Luna daba vueltas preocupada. Ella también había leído las declaraciones del Equino Libre y le preocupaba su repercusión. ¿Quién sería el anónimo que figuraba en el artículo? Los acuerdos de paz entre Changelopolis y Equestria fueron publicados en la prensa una semana después de firmase. Nunca se exigieron rehenes ni prisioneros de ningún tipo. Además la Constitución equestriana prohibía en caso de guerra tomar prisioneros o rehenes menores de edad. ¿De dónde venían tales calumnias? Luna sospechaba que detrás de todo esto se encontraban el senador Craso y sus partidarios pero no tenía pruebas con las que acusarles.

EN PONYVILLE.
En la biblioteca aun el ambiente era algo tenso, pero las niñas ahora estaban más relajadas después de haber hablado con los adultos. Chrissa se alegro sabiendo que nadie la culpaba de lo sucedido ni iban a separarla de sus amigas. Los periodistas aun estaban apostados en la puerta de la biblioteca cuando aparecieron diez soldados pegasos y la alcaldesa.

—Señores periodistas, están invadiendo un edificio municipal, deben marcharse—expuso la alcaldesa.

—Se supone que esta es una casa privada—se quejo uno de los reporteros.

—El hecho de que la princesa Twilight se hospede aquí por voluntad propia, no significa que la propiedad sea privada. Esto es una biblioteca municipal. E igualmente podría detenerles a todos por acoso a una miembro de la realeza, váyanse.

Los periodistas se miraron unos a otros e intercambiaron algunos comentarios en voz baja.

—Nos vamos de aquí pero no nos marcharemos del pueblo. Tarde o temprano saldrán y cuando salgan…

La alcaldesa les vio marcharse. Seguidamente ordeno a cinco de los soldados que montasen guardia durante todo el día en torno a la biblioteca. Para que no se fatigasen demasiado cada tres horas los guardias serían relevados por otros durante todo el día. Después la funcionaria llamó a la puerta.

—Princesa Twilight, ábrame por favor. Ya se han ido.

—¿Es usted, alcaldesa?

—Sí.

Twilight quito la barrera y dejo entrar a la visitante.

—Buenos días a todos. Veo que hay mucha gente aquí. Al menos hoy es sábado y las pequeñas no tienen clase, sería horrible que el colegio se inundara de paparazis. He dejado apostados varios guardias en la puerta, por si acaso.

—Gracias por venir. Todos los que están aquí hemos venido huyendo de la prensa—comentó Rarity.

—No solo se trata de ustedes, varios vecinos han sido interrogados—intervino la alcaldesa mirando al grupo—El pueblo entero está repleto de reporteros. En mi vida vi una situación igual. Parece como si todos los periódicos y revistas de Equestria se hubiesen puesto de acuerdo entre ellos para venir todos juntos, a saco.

—Por favor, alcaldesa, vayamos a la cocina, hemos de hablar—expuso Sparkle.

Ambas se marcharon mientras eran seguidas de reojo por todos los presentes.

—¿Ha leído El Equino Libre?

—Sí, yo y todo el pueblo. Ya todos saben quién es Chrissa.

—¿Y cómo se lo han tomado los vecinos?

—La mayoría se han quedado muy sorprendidos con las declaraciones que hizo Pinkie Pie a la prensa, pero se han disgustado más con las acusaciones que hizo aquel anónimo. Dime la verdad, por favor, ¿Es cierto que esa niña es una rehén de Equestria?

—Por supuesto que no. Nunca se exigió ningún tipo de rehenes. No me cansó de repetirlo.

—Entonces ¿Por qué está aquí?

—Porque sus padres pensaron que aquí tendría una mejor calidad de vida que en país devastado por la guerra, y yo me ofrecí a cuidarla porque la tengo cariño, pero si ella quisiese volver a Changelopolis podría irse ahora mismo.

—Va a ser muy difícil convencer a la prensa.

—Haré unas declaraciones.

—Hazlas pero tal vez no crean tus palabras. Sería más fácil si las princesas Luna y Cadence te respaldasen.

—Cadence no sé si está enterada de todo esto. Es posible que en el Imperio de Cristal no se publique El Equino Libre de Trottingham.

EN EL IMPERIO DE CRISTAL
Cadence se encontraba en su habitación cuando alguien llamó a la puerta, entró Gea anunciando que la princesa Luna había venido de visita, seguidamente la princesa de la noche entró en la instancia saludando afectuosamente a su sobrina, y pidió a la doncella que les dejase a solas, tras quedarse las dos alicornios en solitario Luna comentó que su visita no era de cortesía, había sucedido algo grave y debían de actuar juntas. La princesa de cristal se asustó un poco ante la actitud de su tía, está última le paso un periódico a su sobrina y le enseño el artículo del Equino Libre.

—Ese artículo se publicó ayer y ha revolucionado a la prensa. Me temo que en estos momentos Twilight y sus amigas estén sufriendo el acoso de los medios informativos, seguramente todos los periódicos enviaran a sus reporteros a Ponyville para entrevistar a las chicas y a los ponyvillenses.

—Es terrible, pero ¿Por qué Pinkie Pie concedió una entrevista al Equino Libre? No es propio de ella. ¿Y quién es ese anónimo?

—Vayamos por partes; no sé por qué Pinkie lo confesó todo, a lo mejor fue engañada; en cuanto a la identidad del anónimo nadie lo sabe, pero sospecho que el senador Craso y sus partidarios son los responsables, seguramente querrán hacer quedar mal a Twilight ante el Senado para que la suspendan como princesa, lo malo es que sin pruebas no puedo proceder contra ellos.

EN CHANGELOPOLIS
Celestia, Maid y aproximadamente doce ponis más estaban arando los campos, sin embargo la alicornio blanca no estaba acostumbrada a este tipo de trabajo y comenzaba a marearse, el mero hecho de tener que arrastrar el arado durante demasiado tiempo le fatigaba, además ahora que ya no poseía su poder sobre el sol no soportaba bien el calor. Conforme la mentora de Twilight iba caminando por los campos de sembrado comenzaba a fatigarse hasta que cayó desmayada, Maid acudió a socorrerla.

«Esta señorita me va complicar la vida. Tendré que llevarla a la enfermería» pensó Maid mientras con su magia quitaba el arado a Celestia y a ella misma. Luego hizo levitar a la alicornio y se la llevó consigo, Bilbo se las acerco.

—¿Qué ha pasado, señorita Maid?

—Lo que tenía que pasar. Como esta tía no ha trabajado en su vida no tiene aguante. Se ha desmayado. Me la llevó a la enfermería.

—De acuerdo pero no así, no levitando. Tenemos camillas para estos casos.

De modo que el capataz y Maid depositaron a la alicornio blanca sobre una camilla que fue transportada por levitación hasta la enfermería, está en realidad no era más que una gran tienda con algunos sanitarios, y escaso equipo médico. De pronto se acercó a Maid una yegua terrestre de lomo azul cobalto, crines rosas, ojos azul claro y una cutie mark en forma de aspirina.

—¿Quién es la paciente, señorita Maid?

—La duquesa Celestia, hermana de la princesa Luna.

—¡¿Celestia?! ¡¿La qué lanzó la maldición?!

—Sí.

—En fin… yo como médico estoy para ayudar no para juzgar.

La médico se puso a examinar a la paciente y le aplicó una inyección de un suero. A cabo de unos minutos Celestia recobró la conciencia, para entonces Maid ya se había ido.

—¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado?

—Sufriste un desmayo mientras trabajabas, la señorita Maid te trajo aquí en una camilla pero ya se ha ido—respondió la sanitaria.

—¿Por qué me desmaye?

—Por un golpe de calor. Es muy fatigoso el trabajo de los campos, si no se está acostumbrado es normal que estas cosas pasen. Deberías volver a Canterlot, aquí no pintas nada.

—Ah. No entiendo a Maid. Por un lado me ayuda y por otro me desprecia.

—¿Te sorprende? Ella vio morir a sus padres y a sus hermanos poco después de que tú lanzases la maldición contra este pueblo, ella aun te culpa. Aun así ella fue quien se entrevisto con los voluntarios y los capataces para que te dejasen trabajar tranquila, yo también estuve en esa reunión, porque fue para informar del estado de algunos enfermos.

—Espera… No te entiendo ¿Qué es lo que hizo Maid?

—Cuando todos se enteraron de que venias de voluntaria mucha gente se quejo de ello, los más extremistas incluso pronunciaron insultos y amenazas contra ti; pero ella nos pidió a todos que no te molestáramos, porque eras la hermana de la princesa Luna. De no haber sido por Maid posiblemente ya te habrían partido la cara.

EN PONYVILLE
Los periodistas que habían sido despedidos de los alrededores de la biblioteca, se habían repartido por los alrededores del pueblo.

EN SUGAR CUBE CORNER
Algunos periodistas, incluido Meddler, estaban abordando a los Cake, sin dejarles atender el negocio.

—Señor Cake Al Pegasus express le gustaría saber cómo es su relación con su empleada Pinkie Pie. ¿Es verdad que la chica vive aquí con ustedes? ¿Son parientes?

—Señora Cake al Nuevo Canterlot le interesaría saber ¿Qué opina usted sobre las declaraciones que la señorita Pie hizo al "Equino Libre"?

— Señor Cake, soy del Mundo Cloudsdale. ¿Sabían su esposa y usted por parte de la señorita Pie que la niña Chrissa era en realidad la princesa de Changelopolis? Y si no lo sabían ¿Cómo reaccionaron al enterarse?

De pronto Meddler interrumpió a sus colegas.

—Señores Cake no hagan caso a estos buitres. Fue "El Equino Libre" quien publicó la noticia, y yo puedo ofrecerles un buen dinero por una exclusiva de ustedes dos ¿Qué les parece?—comentó Meddler.

—No señores, no vamos a consentirlo. Yo le ofrezco cien bits por la exclusiva.

—¿Cien? No le haga caso a este tacaño. Le doy doscientos.

—Eso es un timo. Deme a mí la entrevista y el diario Nuevo Canterlot le pagará cuatrocientos.

—Señor Cake. Sabe que mi periódico del Equino libre de Trottingham fuequien entrevisto a su empleada. Tengo derecho a esa entrevista.

—¡Narices! ¿Por qué tú entrevistases a la señorita Pie tienes derecho a todo? La noticia ha de publicarse en el periódico local del pueblo—comentó el periodista del Ponyville Express mirando furiosamente a Meddler.

—Ustedes son una pandilla de aprovechados, que quieren llevarse el merito de un trabajo que no es suyo. Yo entreviste a la señorita Pinkie Pie, yo hice el reportaje original, me merezco un respeto.

—¡¿Cómo dice?! ¿Usted es quien se aprovecho de la señorita Pie?—grito de pronto la señora Cake sorprendiendo a todos los presentes, tanto a los reporteros como a su marido, y a los clientes—Pinkie me contó que un reportero del Equino Libre se aprovecho de ella. ¡Fue usted!. Querido atiende a los clientes, vuelvo enseguida.

La señora Cake fue a la cocina y regreso al poco con una escoba.

—¡Fuera de aquí todos ustedes o me lió a escobazos!—grito la yegua llena de irá y arremetiendo contra todos los periodistas, en especial contra Meddler a quien dirigió toda una lista de insultos. Los reporteros se asustaron y huyeron fuera del local, aunque algunos gritaban frases como "Esta señora está loca" "La voy a denunciar".

La señora Cake nada más marcharse los paparazis miró a su marido y a los clientes, quienes habían presenciado la escena en absoluto silencio.

—¿Qué? ¿Alguien tiene algún problema? ¡Si lo tiene que me lo diga a la cara, a ver si hay agallas! Tenía que haber usado la escoba desde que aparecieron esta mañana esos malditos periodistas, en vez de consentir que Pinkie huyese. Biológicamente Pinkie y yo no somos parientes, pero ella es como un miembro de mi familia, y yo no consiento que se trate mal a mi familia y se salga impune de ello. ¡¿Entendido?!

El señor Cake salió del mostrador y se acerco a su esposa rodeándola con uno de sus cascos delanteros.

—Me encanta cuando te pones así, en serio—dijo el semental mientras la yegua se sonrojaba.

—Bueno… Todo esto está muy bien pero… ¿Aquí atiende alguien o qué? Llevó veinte minutos para que me sirvan un café—se quejo un cliente.

—¿Y mi tarta de manzana? ¡Es para hoy!

—Quiero un helado de chocolate.

—Él del helado que no se cuele, yo pedí antes una magdalena ¡¿Dónde está mi magdalena?!

—Vamos, querida. Hay una pastelería que sacar adelante.

—Pezuñas a la obra—respondió la yegua mientras ambos esposos iban juntos al mostrador para comenzar a atender a los clientes del local.

¿Qué sucederá ahora? ¿Será limpiado o no el nombre de las portadoras de la armonía? ¿Cómo reaccionaran los habitantes de Ponyville con las 6 manes? No se pierdan el próximo episodio.

FIN DEL CAPÍTULO 18.

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