Lo Que Somos Ahora
Chapter 3: ¿Me Perdonas?
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Era un nuevo amanecer, de vuelta a su… ¿Hogar?
Sunset abrió lentamente los ojos, sintiendo que dormía en nubes con ese suave colchón y aterciopelada tela de sábanas rojas que le escogió Rarity.
Se quedó aún acostada, sin moverse, mirando a la nada con parpadear lento, tan ajena a su cuerpo, pensamiento y sentimiento. La verdad, no tenía ánimos de levantarse, mucho peor volver a salir. Ayer había sido un día…horroroso. Y el de hoy, sentía que iba a ser peor.
Pero entonces aquella voz sureña y firme que apareció en su cabeza le hizo sacar una sincera sonrisa.
"-Muy bien, Sunset, muévete. No sacarás nada dejando crecer raíces en la cama. No lo permitiremos".
-Ese cariño maternal- se dijo tirando una corta risa al recordar aquella reprendedora voz de su Applejack cuando no quiso levantarse de la cama cuando… -. Oh…- lamentó, de nuevo desanimada al recordar que la vaquera le había dicho eso al día siguiente de que su antigua yo salió a flote, de nuevo.
Entonces alguien tocó la puerta, seguido para nombrarla y entrar al cuarto.
-Sunset, ¿Estás despierta?- preguntó Twilight caminando hasta llegar a un lado de su cama y moverla suavemente. Sunset volvió a sonreír sintiendo que era balanceada. Al estar de espaldas se hacía la dormida. -. Vamos, dormilona. Verás que este día será mejor. Te dije que me dejaras todo a mí, ¿recuerdas?- y Sunset frunció el ceño, dándose vuelta para verla y notar su sonrisa a un lado -. Sabía que eso te "despertaría"- jugó.
-¿Qué planeas, Twilight?- dudó con cierto nerviosismo.
-Primero lo primero- avisó iluminando su cuerno para levitar la sábana y apartarla, empezando a doblarla mientras hablaba -. Hoy tenemos audiencia con la Princesa Celes…- se interrumpió cuando la sábana cambió de color a cyan y caía de nuevo sobre Sunset, ocultándose en ella. -. Pero qué bebé- se quejó ceñuda y volvió a levitar la sábana pero…
-Estarías igual si te reencontraras con la persona que traicionaste- comentó seria agarrando el otro extremo de la sábana con su magia.
-La Sunset que derrotó a las sirenas no hablaba así- exclamó halando del otro lado la sábana.
-Esa Sunset se perdió no sé dónde- le refutó, continuando halando la sábana.
-Pues estamos aquí para encontrarla- afirmó haciendo para atrás con fuerza la cabeza y logrando quitarle la sábana. -. Sé que ayer no fue un buen día para ti pero, oye…- se acercó y levantó un ala para cubrirla de lado -. Estás bajo mi ala… ¿entiendes? Y no la apartaré. Tú no la apartas. No tienes por qué.
Sunset suspiró, mirándola. Tenía una expresión tan dulce, decidida y esperanzadora. En serio quería que esa actitud se la contagiara.
-¿Tanto confías en mí?- le preguntó con real curiosidad.
-¡Por supuesto que sí!- contestó sonriendo apartándose del abrazo. -. Pero no puedes dejarme toda la carga a mí sola.
-Lo sé- coincidió con un suspiro y esbozar una sonrisa más firme -. Intentaré mantenerme más positiva.
-¡Y esa es la Sunset que recuerdo!- celebró expandiendo la sonrisa -. Ahora bajemos. Spike preparó un gran desayuno en tu honor.
-¿En verdad?- sonrió apartándose de la cama.
-Claro que sí. Eres nuestra invitada y por supuesto, amiga. Te lo mereces. ¡Vamos!- motivó.
Mientras Twilight galopaba con ánimo fuera del cuarto, Sunset mantuvo una serena sonrisa y suave mirada hacia donde desapareció Twilight. Alguien que sólo estaría con ella por temor no se comportaría tan…amigable y buena como lo hacía la alicornio. Pero al mismo tiempo, ese comportamiento de tenerla hasta en la sopa, la inquietaba un poco.
Ayer después de charlar en el balcón, Sunset trató de relajarse conociendo el castillo…y Twilight le pisaba los pasos con la excusa de que quería darle el tour. Luego buscó qué leer en la biblioteca, pero enseguida tenía a la alicornio pegada a ella levitando como diez libros, recomendándole por qué leer algunos de estos, sin parar de parlotear y mirar hasta el mínimo movimiento de su casco. Le hacía conversaciones de dónde más podía, para no sé, tal vez mantenerla distraída pero Sunset en tan sólo menos de un día, se sentía ciertamente harta de la compañía de Twilight, que ella misma le dolió darse cuenta de eso.
-¿Por qué tardas tanto?- preguntó Twilight asomándose de nuevo a la habitación -. ¿Pasa algo? ¿Te sientes mal? ¿Recuerdas algo? ¿Quieres hablar?
-No- contestó torciendo la boca conservando un semblante gentil aunque por dentro estaba tiesa de la frustración.
¿Habría sido un error haberse quebrado ayer y por eso andaba tan a la expectativa? Sunset resopló y salió del cuarto, sintiendo el fuerte calor de la mirada de Twilight prenderse en ella.
Era el doble de peor que Las Rainbooms.
En serio Spike se había lucido con el gran desayuno de bienvenida a Sunset, que cuando la unicornio llegó al comedor, se llevó ambos cascos a la cara al verla llena de suculentos platillos.
-¡Buen día, Sunset!- saludó Spike entusiasta -. No sabía cuál era tu desayuno favorito así que decidí hacer un platillo de cada uno que conozco para acertar. Tenemos panqueques, avena, todo tipo de huevos; revuelto, frito, cocido, tortilla. Trozos de frutas. Yogurt. Jugo de naranja, manzana, uva, pera. ¡Cereal! También tenemos cereal ¡Y ah…!
-Gracias Spike- le interrumpió Twilight abrazándolo de lado -. Estoy más que segura que Sunset puede elegir su desayuno- y levantó la mirada hacia la mencionada -. ¿Cierto?
-Cierto- acertó Sunset acercándose más a la mesa -. Vaya…nunca alguien me ha hecho un gesto como este. Muchas gracias, Spike.
-Fue un placer- contestó para sentarse con las demás.
-En realidad no soy muy quisquillosa- confesó la unicornio levitando un tazón de avena -. Me conformaba con solo esto- dijo mirando la comida fingiendo sonrisa. la verdad no tenía apetito.
-¿Y jugo?- le preguntó el dragón-. Aparte de naranja, manzana, uva y pera, puedo prepararte el que quieras. Frutilla, mango, papaya, piña, coco…
-Estoy bien, gracias- exclamó un tanto incomodada por la atención.
-¿Qué es ese olor?- preguntó Twilight olfateando en el ambiente.
-¡El pay!- exclamó Spike - ¡También hice pay! ¡Ya lo traeré!- y corrió de la mesa hacia la cocina.
-Es demasiado, Twilight- le comentó Sunset enseguida.
-Tranquila. Sólo se esfuerza para hacerte sentir cómoda.
-Pues no lo está logrando mucho- murmuró para pensar "Y tú tampoco", llevándose la primera cucharada de avena a la boca.
-Sí…aún conservas esa cara de hastío de ayer- admitió para mirar el masticar lento de Sunset -. Y no tienes mucho apetito, ¿cierto? Vamos Sunset, dime lo que te molesta. La magia oscura que está dentro de ti puede jugar con tus emociones y es necesario que me digas…
Mientras Twilight seguía hablándole, Sunset contuvo un poco cierta reacción de incomodidad en las observaciones de Twilight en cada detalle que haga y recalcarle su situación. La hacía sentir tan expuesta, desnuda, obligándola solo a retraerse más.
-Sé que quieres ayudarme- le dijo Sunset dejando de masticar y mirarla -. Pero no tienes que violar mi mente de esa forma.
-¿Cómo?- dudó.
-Así, tan…osada, de sacarme las cosas. No es fácil, ya te lo dije.
-Lo sé, lo siento, pero sólo me preocupo por ti.
-Pues relájate- exclamó para suspirar y forzar a comer otra cucharada.
-Yo no hago nada para que te sientas de esa manera. Tal vez sean los nervios por el encuentro de Celestia, ¿cierto?
-No sé, tal vez- le siguió el dúo. "Puedes ser testadura", pensó levantando una ceja. Aunque una parte le daba la razón. -. Bueno, sí- admitió -. La verdad no sé qué decirle. Tal vez me quede muda y salga huyendo de allí.
-No, claro que no lo harás- la motivó con sonrisa suave -. Sólo dile lo que tu corazón te dice cuando la tengas en frente. Deja de maquinar tanto con la cabeza, no pienses las palabras, siéntelas.
"Y esa es la Twilight que quiero" sonrió Sunset suavizando más relajada el rostro, hasta con un poco más de apetito.
-¡Aquí el pay!- avisó Spike triunfal con el molde del postre sobre sus garras. Sunset torció los ojos con una sonrisa de lado.
-De acuerdo. Sírveme un trozo- le exclamó e intercambió sonrisas con Twilight al ver la emocionada reacción del dragón para complacerla con el postre.
…
Trixie tomó sus cuadernos y los colocó en su mochila azul. Se la colocó en hombro mientras caminaba fuera de su cuarto, sólo para encontrarse a su padre que caminaba sentido contrario. Ella parpadeó y le dio una suave sonrisa.
-Buenos días, papá.
-Buenos días, Trixie- devolvió el saludo con una sonrisa rápida, asintió una vez y se hizo a un lado para continuar su marcha hacia el fondo del pasillo, hacia su despacho.
Trixie escuchó la puerta cerrarse casi al minuto, aun encontrándose de pie en medio pasillo. Dejó resbalar la mochila por su brazo para agarrarla con la mano, sintiendo un dolor en su pecho y los ojos vidriosos, ardiéndoles por las ganas de llorar que tenía.
No sabía que era peor. Que su padre fuera un estricto con ella, o que la evitara como si tuviera algo encima. Al menos en la primera le hablaba, ahora, apenas cruzan palabras o siempre ve la forma de no estar en la misma habitación con ella.
La verdad esta convivencia incómoda la tenía casi como si fuese una intrusa dentro de su propia casa. Tal vez ella lo incomodaba. Tal vez necesitaba tiempo para asimilar cómo tratarla. Tal vez…¿Deba irse con su madre?
-Señorita Lulamoon- le llamó una mujer de servicio y ella se dio vuelta mientras sentía una lágrima correrle la mejilla -. El desayuno está servido.
-No…no gracias- murmuró pasándose el torso de la mano a la mejilla y se acomodó la mochila de nuevo -. Trixie no tiene apetito. Lo siento.
-Pero es waffle- insistió sonriéndole y Trixie se le salió una sonrisa.
-¿Waffle? A nadie le gusta waffle en esta casa. Usted sólo lo hacía por…- se interrumpió, entumecida, dubitativa, y vio que la mujer le asentía expandiendo la sonrisa. -. No juegue…- exclamó para empezar caminar a prisa hacia las escaleras y bajarlas, correr a la cocina y encontrar a -. ¡Driver!- exclamó iluminándosele el rostro al ver el fiel exchofer de la casa injustamente despedido.
-Buenos días, Señorita Trixie- la saludó divertido al ver su reacción, terminando su waffle. -. También me da gusto volver a verla.
-Pero… ¿Qué hace aquí?- preguntó incrédula y se dio cuenta que usaba el uniforme de trabajo.
-Su padre me llamó anoche- explicó -. Y me devolvió el empleo.
-¿Será de nuevo nuestro chofer?- se emocionó.
-No…más bien seré su chofer.
-¿Mi chofer?- repitió -. ¿Trabajará para mí?
-Pues sí. Donde quiera ir o algún mandado…- decía mientras se colocaba su elegante sombrero negro a juego del uniforme y expandió la sonrisa -…estoy a sus órdenes. Sólo las suyas, según me explicó su padre y sólo usted puede pues…despedirme.
-¡Nunca lo haría! Usted siempre fue muy bueno con Trixie pese que no siempre lo fui con usted y lo último que hizo por mí…arriesgando su trabajo…- recordó triste -. Trixie trató de hacerlo recapacitar, en serio, para que recupere su empleo pero él…
-Tranquila, señorita- le interrumpió gentil -. Yo no me arrepiento de lo que hice ese día, pero veo que su padre sí se arrepintió.
Trixie asintió con sentimientos encontrados. Su padre la evita, pero le hace gestos como estos, de devolverle el empleo a Driver y hacerlo su chofer. Lo hizo por ella, pero, ¿cuándo la trataría como debe tratarla? Como su hija.
-Sí…- le dijo Trixie -…está arrepentido…
…
"Lyra Heartstring salía de la escuela entre la marea de alumnos. Tenía un leve ceño fruncido, irritada de que el timbre de salida estaba sonando innecesariamente largo. Infló los cachetes e hizo una bomba con su chicle mientras bajaba las escaleras y relajaba el rostro cuando al fin acabó el ruido de la campana. Se quedó en pie mirando metros más adelante a aquella chica nueva que gracias a Derpy, se sentaba con ellas para almorzar. La bomba de chicle reventó tomándola desprevenida y se pegó en toda la parte inferior de su rostro, escuchando una risa de Pinkie Pie y Rarity, que caminaban junto a ella. Lyra se limitó en sonreírse y se quitó el chicle pegado corriendo hacia la nueva alumna.
-¡Bonbon, espera!- la atajó.
La nombrada paró su andar y miró tras su hombro, sonriéndose al comprobar quién era.
-Hola, Lyra.
-Hola- devolvió el saludo terminando de limpiarse la barbilla y masticar de nuevo el chicle. Bonbon torció la boca -. ¿Tomas el autobús?
-Ehmm, sí, debo caminar unas cuadras.
-Te acompaño- se ofreció. -. A mí me vienen a recoger pero tardarán una media hora.
-No es necesario, Lyra.
-Oh, vamos. No te hagas de rogar, Bonboncito.
-Cielos, Lyra- gruñó ceñuda -. ¿Cuántas veces debo decirte que no me digas así?- se quejó con voz dura.
-¿Infinito?- bromeó pero Bonbon resopló manteniéndose ceñuda.
-Hablo en serio, no lo hagas que me molesta. Tienes el gran don de amargarme el humor, ¿no?
-Ya, ya, lo siento- exclamó arrugando la frente y aclaró la garganta para cambiar el ambiente -. Entonces… ¿Me dejarás acompañarte? Seré útil si un rufián quiere aprovecharse de ti.
La joven de piel crema le sonrió de lado entrecerrando los ojos con cierta incógnita.
-Créeme cuando te digo que puedo cuidarme sola- dijo para sonreírse con ella misma, como si fuese una broma personal -. Más bien yo terminaría por protegerte a ti.
-¿Qué quieres decir?- reclamó dramatizando ofensa -. ¿Qué Lyra Heartstring no sabe defenderse de los rufianes?- exclamó levantando los puños montando una escena de pelea en la que daba patadas, sacándole una risa a Bonbon y al levantar una nueva patada cerca de ella, Bonbon se la atrapó con un rápido y casi invisible movimiento de mano, reteniéndola con el tobillo, y con la otra mano cubrió sobre la punta de los pies, dejando a Lyra sorprendida mirando la posición de sus manos.
-Un movimiento y te rompo el tobillo, Lyra. O bien puedo levantar tu pierna sobre mi hombro y con otro, romper la pierna- disfrutó decir sonriéndole de lado muy a su estilo y liberó su pie.
-Wow- se admiró para verla caminar hacia la esquina de la calle -. ¿Eres Bruce Lee?- preguntó mientras corría tras ella y colocarse a su lado.
-Sólo soy Bonbon- dijo manteniendo la sonrisa y caminaban juntas a su parada.
-Me intrigas- exclamó -. Qué bueno que tenga mi guardaespaldas personal. Es decir, ¡¿Quién sospecharía de la chica del vestido de logo de caramelos?!- bromeó para tirar una risa.
Bonbon se sonrió cortamente de lado mirándola de reojo, disfrutando escuchar la risa de la joven.
-Me agradas mucho, Lyra.
-Y tú a mí- contestó cesando la risa -. Lograste robarte mi amistad en menos de una semana de tu llegada a Canterlot. Tus amigos de la otra escuela deben extrañarte, ¿no?
-Ehm…- dudó -. Bueno, en mi otra escuela no tenía amigos.
-¿Ah, no? ¿Y por qué? Digo, si puedes decirme- comentó terminando cruzar la calle.
-Suelo ser…complicada- sinceró mirándola y Lyra la vio con ojos curiosos y atentos -. Como por ejemplo, la forma en que te contesté cuando te dije lo de "Bonboncito". Puedo ser…
-¿Ruda? ¿A la defensiva?
-Sí que lo captaste rápido, ¿no?
-Bueno, ayer miraste mal a unos chicos por reírse muy alto. Frunces mucho el ceño. No aguantas muchas bromas. Te amargas muy fácil.
Bonbon desvió la mirada hacia el frente y se detuvo al llegar a su parada. Se había incomodado y Lyra pudo percibirlo. Tal vez tendría problemas en su escuela pasada por eso.
-Oye…- la llamó Lyra y Bonbon suspiró resignada para devolverle la mirada -. Eres muchísimo más que eso. Tienes una linda esencia que encontramos entre esa actitud y por eso Derpy y yo te queremos. Si las personas no juzgaran de inmediato, te aseguro que se ganarían una gran amiga en su vida.
Bonbon arrugó la frente, parpadeando varias veces mientras Lyra le regalaba una hermosa sonrisa que contempló.
-Así que no te preocupes- continuó y le sacudió un hombro -. Somos tus amigas y te hemos aceptado tal como eres.
-Gracias, Lyra- sinceró suavizando la mirada mientras el autobús se detenía frente a ellas. -. Y…puedes decirme "Bonboncito".
-¿En serio?- se emocionó -. Mejor ni lo pregunto o si no te arrepientes- rió.
Y al día siguiente, Bonbon le estiró a Lyra un collar con dije de lira, en agradecimiento al comentario.
-Oh, Bonbon- se emocionó tomando el regalo hecho por ella, mirando cierta vergüenza agradable en Bonbon por dárselo.
Así como suele expresar con fuerza cuando se amargaba, el rostro de Bonbon se iluminaba dulcemente cuando estaba feliz y lo vio ese día cerca de la estatua del caballo con la mañana fresca de apenas del comienzo del día. Lyra se conmovió e ilusionó mucho por el lindo gesto. En serio le intrigaba aquella joven. Nunca había conocido a alguien tan difícil pero a la vez, tan fácil de aceptarla y querer.
Los amigos eran únicos. Derpy era única a su manera y Bonbon…lo era a la suya, y se había convertido en una nueva manera de sentirse feliz.
-Lo cuidaré mucho…- le aseguró Lyra colocándose el collar y una vez que colgó de su pecho tomando el dije, se le escapó una animada sonrisa y levantó la mirada, viendo la muy resplandeciente que le ofrecía Bonbon, tan feliz de su felicidad -. Lo cuidaré fielmente… ¡como nuestra amistad!- le prometió abrazándola".
Lyra Heartstring mantenía el ceño fruncido saboreando agridulce aquel recuerdo, apretando entre su mano derecha el dije del collar de lira que usaba fielmente durante casi tres años.
Estaba sentada en su banca, sola, en el salón de clases. Muchos se encuentran en la biblioteca o pasillos repasando o estudiando a última hora para el examen de Historia. Ella era de las que una vez que estudiaba, no volvía a tocar el cuaderno. Tenía el pensamiento de que si repasaba sin césar, terminaría por enredarse y olvidando todo.
Mantuvo la mirada seria, cruzada de brazos, borrando restos de aquellos recuerdos de alguna amistad que creyó sólida y que duraría por siempre. Sonrió con amargura. "Nada está asegurado en esta vida" pensó entrecerrando los ojos "Nada te asegura nada", sentenció sintiendo ardor en sus ojos cuando de repente una mano dejó un muffin sobre la mesa de su pupitre.
Lyra levantó la mirada enseguida para ver a Derpy con los hombros abajo, jugando con sus dedos y mirada decaída hacia a un lado.
-En serio lamento mucho haberte hecho enojar ayer- le dijo para mirarla con ojos esperanzados -. No fue mi intención… ¿Me perdonas, Lyra?
"Oh, maldición" se quejó Hearstring resoplando "Esto sólo me hace sentir peor". Pero se limitó en asentirle una vez. Derpy devolvió el gesto, un poco insatisfecha, y se dio vuelta para irse pero se detuvo, prefiriendo sentarse en la banca frente a Lyra.
-¿Qué ocurre, Lyra?- le preguntó -. Nunca te había visto así de…cerrada e irritable.
-No siempre podemos estar felices, Derpy- comentó con voz amarga, mirándola -. No entiendo como alguien como Pinkie Pie se la pase siempre de buen humor y sonriéndose, pese el estrés que pasa con sus amigas de Sunset y esos asuntos mágicos. O como tú.
-¿Yo?
-Siempre estás con una sonrisa también- le hizo ver -. Eres tan cariñosa con todos. Por ti, fueras amigo de todo el mundo. Siempre dando abrazos y dando esos besos de mejillas- frunció el ceño, perdiéndose en sus pensamientos -. Tienes una vida tan tranquila, eres despreocupada con un atento novio que te quiere mucho y eres feliz con sólo mirar el aleteo de una mariposa. Con cosas tan simples.
Derpy miró los ojos adoloridos y vidriosos de Lyra. Sintió que… ¿su amiga sufría en silencio? ¿Qué le ocurría?
-Se lo debo- le dijo Derpy y Lyra despertó del pensamiento para verla -. A la niña que fui. Se lo debo. Porque ella lloraba mucho- confesó arrugando la frente pero manteniendo la sonrisa -. Lloraba mucho, Lyra, y no hubo nadie que la consolara. Ella sabía que pensaba diferente a los demás y…veía diferente las cosas, literalmente- se burló señalándose los ojos -. Pero fui creciendo y me cansé de llorar, entonces le prometí a mi yo niña, que no volvería a llorar tanto, que al contrario, reemplazaría todas esas lágrimas que derramó y tristeza, con sonrisas y al fin aceptando que ser como soy…no es tan malo después de todo. Y así fui más feliz- concluyó expandiendo la sonrisa. -. ¿Cómo esperar que la gente me quiera tal como soy si yo no lo aceptaba primero?
Lyra dejó correr una única lágrima, admirando las palabras de su amiga.
-Sea lo que te molesta- continuó hablando -. Son cosas que normalmente le confiabas a Bonbon, ¿cierto? Entonces búscala y díselas.
Lyra jadeó un suspiro y pegó su frente al pupitre.
-Ya, ya, Lyra…- sonrió Derpy acariciándole la cabellera de su amiga -. Siempre piensas demasiado a prisa y te enredas, como hacer todo un escándalo por darle el mejor regalo de cumpleaños a Bonbon, ¿recuerdas? Algo tan…pequeño lo volviste toda una travesía pero que terminó bien porque dejaste de pensar y escuchaste lo que dictaba tu corazón. Tal vez debas hacer lo mismo en esta ocasión.
-Eres un genio…- murmuró sonriéndose aun con ganas de llorar.
-Whooves siempre me lo dice- se sonrió -. Emmm… ¿Lyra?
-¿Sí?
-¿Te comerás el muffin que te di? Me está guiñando el ojo.
-Y…volviste- comentó sonriéndose al fin con sinceridad y levantó la cabeza, tomó el muffin y lo partió por la mitad. -. Gracias.
-¡A ti!- exclamó muy risueña tomando la otra mitad y le dio un mordisco que elevó su sonrisa cerrándosele los ojos y balaceándose.
Lyra dejó ampliar la sonrisa, mirando con ternura a su amiga.
…
Si había un ambiente más incómodo como este, lo dudaba.
Es lo que pensaba Sunset compartiendo el mismo vagón del tren, encerrada en un mismo sitio con las contrapartes de sus amigas, camino a Canterlot.
Aunque ya se disculpó con Rainbow, quien aún no podía volar pero tenía un buen pronóstico, y se presentó ante Applejack y Pinkie Pie, que esta última le dio una reverenda sacudida de casco que le hizo desbaratar la melena, aun así la tensión ondeaba en el aire. Al menos la vaquera fue más madura y prudente, limitándose a una agradable sonrisa y darle la bienvenida a Equestria. Un calor, uno pequeño, sintió, ya que es la actitud que tendría su Applejack. Pero era inevitable sentir tanto recelos ante ellas, pero entonces se le curvaron las cejas, ¿No era el mismo recelo que le nació en los últimos días con Las Rainbooms? Se llevó un casco a su cabeza que empezaba a dolerle.
Esto era tan complicado para su corazón. Ya tenía sobre ella mucho con dónde la dirigía el tren.
Quería ser optimista, no sentirse nerviosa, pero el corazón le latía muy fuerte y mantenía una cara de preocupación al saber lo cerca que estaba de estar frente a Celestia…después de casi cuatro años…tras cómo terminaron las cosas con ella…y lo que hizo…
Sunset pegó un lado de su rostro en el vidrio de la ventana, más qué ver el paisaje, parecía mirar su propio reflejo descompuesto de los nervios.
Contempló su rostro. Lo miró fijamente cuando un rayo de sol cruzó por su reflejo. Sunset levantó la mirada hacia el sol que levanta Celestia, pensando inevitablemente en ella y luego mirar de nuevo su reflejo…pero esta vez, su rostro era más pequeño, sus ojos se veían cansados y serios, al igual que un rostro resignado.
Se estaba viendo de potrilla.
Y de nuevo un rayo de sol cruzó su reflejo y la hizo hundir en ese rostro.
*Flashback*
-"Ordenados. Todos en sus sillas- advertían las cuidadoras del orfanato a los potrillos, quienes se hallaban sentados en un grupo de sillas en el patio central.
Todos estaban realmente emocionados, ya que los habían reunidos para una sorpresa.
-Mejor sorpresa sería que venga un monstruo a adoptar a Sunset- se burló un potrillo terrestre con risa torpe mirando bufón a Sunset, quien tenía una cara amarga de resignación cruzadas de patas delanteras, mientras sentía cómo el potrillo le tomaba mechones de su melena y se los levantaba -. Uuhh, "Hola, soy la fea carnada Shimmer"- decía con voz extremadamente aguada como arremedando su voz.
Pero Sunset ni se inmutaba, esperando que terminara por zacear su chiste y que esta reunión terminara de una vez para volver a recluirse a su cuarto y practicar con su magia.
Cuando al fin encendieron el micrófono, el potrillo lanzó las mechas de su melena en la cara y se sentó en su sitio de nuevo. Sunset se limitó en soplarse el mechón que le cayó entre los ojos mientras escuchaba al director del orfanato darles la bienvenida y un pequeño animado discurso que todo el rato Sunset ignoró por completo, obediente a su papel de encerrarse en su domo para rechazar todo lo que tenga que ver con el resto, cuando respingó por la presentación triunfal del director seguido de la euforia de los potrillos al anunciar a la…
-¡Princesa Celestia!
Sunset agrandó los ojos entre los chillidos de los huérfanos al ver a la esbelta alicornio blanca apareciendo frente a ellos, con una hermosa sonrisa y mirada tierna hacia los potrillos, mientras su crin de colores pasteles ondeaban a un lado de su cuerpo. Tenía sus alas expandidas mientras daba unos pasos hacia adelante y elevó la cabeza a la vez que su largo cuerno brillaba, haciendo aparecer espectáculos de luces e ilusiones de hermosas criaturas mágicas, entre Parasprites y breezes, que lanzaban distintas especies de flores luminosos a los huérfanos.
Sunset quedó maravillada, contemplando esa pose líder pero a la vez dulce de Celestia, el cómo manejaba la magia tan hábilmente y se sonreía divertida al ver la emoción de los potrillos en alcanzar alguna de sus ilusiones y extendió la sonrisa para hacer aparecer arcoíris que cruzaban sobre sus cabezas. Cuando terminó de festejar, fue adulada y aplaudida por todos, hasta por los trabajadores del orfanato, quienes la miraban con admiración y profundo respeto.
-Me alegra mucho ver tan alegres sonrisas- habló al fin la princesa mientras los potrillos iban descendiendo el festejo para escucharla con ojos irradiando emoción -. Cada cierto tiempo al año, hago una visita a los orfanatos y hospitales, para ver si todas sus necesidades están satisfechas. No me he dado la oportunidad de agasajar yo misma con ustedes porque el tiempo es mi único enemigo que no he podido vencer- sonrió graciosa -. Pero he mandado representantes a que cada celebración que tengan sea de su disfrute. Espero que el mío sea igual de bueno.
-¡La amamos, Princesa!- gritó un potrillo.
-¡Es la mejor!- exclamó otro.
-¡Es el sol de Equestria!- bramó entusiasta el potrillo terrestre que hace un rato había molestado a Sunset, dejándola a ella intrigada de ver que no sólo comentarios negativos salían de su boca, sino también buenos, y fueron hacia la princesa.
Y así cada potrillo fue lanzándole adulaciones hasta corear "¡Princesa Celestia!" con júbilo y al mismo ritmo de aplausos, uniéndoseles hasta los adultos.
Sunset parecía haber sido testigo de una epifanía. Siendo la única sentada en su silla sin seguir el coro, rodeada de los huérfanos levantados celebrando la visita de Celestia, escuchando lo que la Princesa les hablaba, Sunset empezó a entender que la única forma en que podría borrar su pasado, su origen y su horrible presente, era…
-Seré una Princesa Alicornio- se dijo a sí misma con ojos pegados a Celestia.
Tras terminar su discurso, Celestia dejó la tarima para acercarse a los potrillos y recibirlos, pasando el día jugando y conversando, sea haciéndolos levitar o seguirles el dúo en sus juegos, todo el rato siendo completamente rodeada por ellos que hasta le costaba caminar un poco pero toleraba bastante bien, contestando preguntas tan pueriles como cuál era su sabor de helado favorito para que después el potrillo anuncie "sorprendido" que también era el suyo, lo que la hacía carcajear de ternura.
Sunset trataba de acercarse a ella. Quería también hacerle preguntas. Como qué tenía que hacer para ser alicornio. Qué se sentía ser poderosa, tan querida. Tener la mejor vida que cualquier pony podría tener. Sin embargo, era empujada por otros entusiastas o simplemente no le daban paso.
-A un lado, carnada- bramó el mismo potrillo abusivo de siempre delante de ella, que siendo un pony terrestre, le bastó con una sola pata trasera empujarla con la fuerza suficiente como para que sienta el latir del golpe en su hocico y hacerla caer de espaldas.
Sunset se llenó de ira y a la vez de tristeza, conteniendo el vidriar de sus ojos no solo por el golpe, sino el trato, el apodo, el mal sabor de la humillación, el estar cansada de ser la burla por más que esté encerrada en su domo. Sintió claro como algo amargo pero a la vez placentero cubría despacio cada espacio de su cuerpo, concentrando más la furia contra el potrillo.
Entonces apenas tocó el suelo al caer, se levantó, acentuó su ceño fruncido con el color de ojos opacos y apretando fuertemente los dientes entre sí, iluminó su cuerno y disparó un rayo contra el potrillo que la golpeó, dejándole una quemadura a un lado de su pierna y lo hizo caer de lado al suelo.
El potrillo jadeó sorprendido del ataque que no vio venir, miró su herida e hizo un puchero para reventar en llanto del dolor mientras la espesa negra sombra de Sunset lo cubría, sintiéndola más cerca de él con aire pesado y la vio, mirándolo con nariz respingada y sonrisa de lado, para reforzar su duro rostro e inclinarse hacia él mientras lo veía llorar.
-¡Y no vuelvas a meterte conmigo, ¿Oíste?!- bramó fuertemente ceñuda amenazándolo tirando chispas en su cuerno mientras los potrillos que estaban cerca de la escena quedaron boquiabiertos y mirando con ojos engrandecidos a Sunset, retrocediendo despacio.
-¡Sunset!- regañó desconcertada una cuidadora, trotando de prisa hacia ella mientras la caravana de potrillos se alejaban, dejando a Shimmer y al pony terrestre aun llorando en el suelo.
-¡Se lo merecía! Él empez…- decía Sunset con voz aun pesada del coraje cuando sintió la abofeteada que le desvió el rostro. Pero tal vez necesaria, porque aquella amarga sensación empezó a desvanecerse, relajándole el cuerpo entera y cayendo a la realidad de la situación.
-¡¿Qué dices?! ¡Reacciona! ¡Fuiste cruel, muy cruel!- le gritó la pony furiosa para acuclillarse hacia el herido y ver la quemadura -. No es profunda pero esto es grave, Sunset, ¡lo atacaste con un rayo! ¡¿En qué pensabas?!- le reclamó.
-Él…él me…molestaba…me empujó…- decía con voz torpe, sin saber si llorar del coraje, de la impotencia o de tristeza, ardiéndole el pecho profundamente.
-¡Pero no puedes lastimar de esta manera a los demás! Debes controlarte y… ¿Desde cuándo puedes lanzar rayos?
Sunset apretó los labios. La verdad tampoco estaba segura…pero le iba a decir que estaba interesada en la magia, que practicaba mucho sola, sin embargo….
-¡No quiero saberlo! No quiero volver a verte usar magia, ¿oíste?
-¿Qué? Pero…
-¡No volverás a usar magia!- sentenció más fuerte cargando al potrillo para llevarlo a la enfermería -. No hasta que sepas usarla para bien, no para herir a los demás. ¿No escuchaste el discurso de la Princesa Celestia?
Y Sunset bajó las orejas. Por estarla mirando y soñando despierta, no había escuchado palabra alguna. La adulta negó con la cabeza.
-Siempre andas en otro mundo, ¡Aterriza! Tienes mucho que aprender de ella. ¡Y estás castigada! Te veré en tu habitación en unos minutos así que ve de una vez, ¡ya!
Mientras daba la vuelta consolando al potrillo, Sunset retuvo la respiración, con la cabeza que le latía y cada movimiento que hacía parecía impropio de ella. La verdad, estaba asustada. Asustada de lo que le había hecho ese potrillo. Asustada que al verlo herido sintió un placer por haberse vengado de tantas que le había hecho pero ahora, sintió una fuerte punzada de culpa apenas esa sensación que la impulsó a lastimarlo se había desvanecido. Entonces no se resistió y dejó que unas lágrimas rodaran en sus mejillas, cohibida del regaño bien merecido, sintiendo que tal vez todos tenían razón. Ella tenía algo malo.
Así, fue caminando por los pasillos hacia su habitación, hundida.
-Querida… ¿Está todo bien?
Sunset paró su lento andar, con los ojos abiertos de sorpresa para sentir una larga pata rodearla a un lado, en un abrazo.
-¿Por qué esas lágrimas?- preguntó Celestia mientras con el otro casco le secaba las mejillas húmedas.
Sunset no podía creerlo. La princesa estaba allí, a su lado, estaban solas. Era su oportunidad de hacerle las preguntas pero no podía hablar. O no quería hacerlo. Le daba vergüenza ahora estar en su presencia tras lo que hizo.
-No quieres decirme, ¿eh?- comentó risueña para cerrar más el abrazo -. Tranquila, querida. El dolor que sientes ahora ya pasará. Es temporal. No es el fin del mundo. Tu sonrisa volverá a subir como el sol que levanto cada día por Equestria, por ti.
Sunset la contemplaba, aún con los ojos grandes y Celestia se conmovió, se veía tan tierna con aquellos ojos cyan brillantes de la última capa de lágrimas y rostro inocente.
-Eres una unicornio encantadora y estoy segura que harás grandes cosas- levantó un casco y lo llevó a su pequeño pecho -. Si sigues el ritmo de tu corazón- completó para suavizar la mirada al ver que dejó de llorar -. ¿Mejor?
Sunset asintió lentamente una vez. Celestia rompió el abrazo y le regaló una resplandeciente sonrisa.
-Espero hayas disfrutado la visita. Yo lo hice bastante pero el deber llama. Sin duda es algo que debo repetir. Cuídate, mi pequeña pony- se despidió y allí recién se dio cuenta Sunset que tras ella le seguían cuatro guardias de relucientes armaduras doradas.
Mientras Celestia se marchaba, Sunset se intrigó más en saber de ella y el por qué todas la adoraban. Ella también quería serlo. Quería tener ese poder de tener a todos bajo su encanto. Tal vez sintió una clase de poder por un momento. Cuando todos prendieron una mirada de contemplación cuando atacó al potrillo. No era lo mismo pero…la hizo sentir por primera vez tan completa y con la fuerza suficiente de que sola, pudiera conseguir lo que tanto quería, con el resto mirarla bajo su gran sombra y ella, desde arriba. Entró en duda por un momento por el repentino cambio de parecer, de sentirse culpable a… ¿motivada?".
-Está muy…bloqueada- comentó Rarity entre sus amigas, mirando a Sunset, quien se mantenía un poco aislada, a un siento aparte del de ellas, aun mirándose el reflejo.
-Debe estar nerviosa- opinó Fluttershy.
-¿Nerviosionada?- preguntó Pinkie con amplia sonrisa.
-No lo creo- le dijo la pegaso tímida -. Sólo…nerviosa.
-Y no la culpo- opinó Applejack -. Debe ser duro enfrentar sus errores ante Celestia.
-Sí, pero… me perturba un poco- confesó Rainbow, haciendo que todas se las quede viendo, en especial Twilight, que le tiró un entrecejo -. ¡Vamos! No me digan que no le da algo tétrico la cara que trae.
Entonces las miradas se posaron más en Sunset, quien mantenía una mirada fija y fuerte, con el rostro endurecido. Twilight arrugó la frente, dándole la razón a Rainbow. Un aire pesado venía de su dirección y aquel gesto la delataba.
-¿Sunset?- la llamó Twilight inclinándose un poco a su dirección pero la unicornio se mantenía…en un domo, con los ojos tiesos y fríos, concentrada en el reflejo, en los pensamientos, en los recuerdos -. Hey, Sunset- insistió bajándose de su asiento y caminó hacia ella, mirando mejor esa expresión dura de su rostro -. Sunset- volvió a llamarla y levantó un casco para tocarle un hombro y apenas Sunset sintió su presencia, movió bruscamente su cabeza hacia ella, pudiendo ver Twilight algo diferente en sus ojos, los opacos que estaban. Parpadeó con cautela -. ¿Estás…bien?
-Claro que sí.
-¿Segura? Te veías…como en otro lado. Te perdimos- y miró su ventana, el paisaje -. ¿Qué veías?
-¿Tengo que decirte hasta lo mínimo que veo ahora?- se quejó con fastidio. -. ¿Por qué no regresas al cuchicheo con tus amiguitas, Princesa?- continuó con voz despectiva, haciendo a Twilight ponerse más firme.
-No era necesario esa contestación- exclamó arrugando la frente y devolviendo sus ojos en ella. -. Sé que estás tensa pero no tienes por qué descargarte conmigo. Tú no eres así, recuérdalo. Somos amigas, no nos hablamos así.
Twilight le mantuvo la mirada, sutilmente reprendedora. Sunset la miró también, con aquellos mismos ojos fríos pero de a poco, suavizó el rostro, dándose cuenta de cómo le habló. Twilight observó el cambio de sus ojos por aquellos aguados de angustia de últimamente. Sunset bajó los hombros con un suspiro.
-Lo siento…no sé lo que me pasó.
-Pasa…que estás dejando que lo que sea que está en tu interior muy fácil el dominarte- le dijo sin preámbulo, haciendo que Sunset curvara las cejas ante la advertencia -. En serio digo que por unos segundos, te perdimos. ¿Qué viste? ¿O más bien, qué recordaste?
Sunset abrió la boca pero de nuevo ese rayo de sol cruzó su vista, haciéndola parpadear y al mirar de nuevo a Twilight, dudó.
-¿Qué?
-Te pregunté qué recordaste- repitió.
-Ahm…nada, que yo sepa. No pensaba en nada.
-Sunset, vamos, dime la ver…
-En serio. Tengo la mente en blanco. Hasta un poco de jaqueca- reconoció sobándose a un lado de la cabeza.
-¿Y si vienes con nosotras? Te dije que no debes estar sola.
Sunset la miró de inmediato. Sabía que la quería cuidar…pero la sobreprotección la estaba empezando a incomodar demasiado. O más bien Twilight la estaba molestando. Como si le ordenara, y empezaba a irritarla de a poco tenerla cerca.
-¡Siguiente parada, Canterlot!- anunciaron, rompiendo el intercambio de miradas.
…
-Y…entonces…- decía Rainbow Dash de brazos cruzados frente a Trixie, quien mantenía la misma pose, ambas mirándose a los ojos de forma penetrante y algo intimidante, afueras del salón que acababan de salir tras el examen de Historia -… ¿Cómo te fue?
-¡Ja! ¡Por favor!- exclamó sonriendo petulante y levantando una ceja con expresión segura -. Estás hablando con Trixie ¡A Trixie siempre le va bien!- bajó un poco la cabeza y sonrió de lado, desafiante -. ¿Y tú, Dashie?
-¡Pfff! ¡Eso fue un insulto!- dijo haciendo adelante la cadera y posando una pierna sobre el balón que estaba en el suelo -. ¡Estaba demasiado fácil!- y con un movimiento rápido del pie levantó la pelota de fútbol hasta sus brazos para tomarla con pose de victoria -. Fue un gol seguro.
-Ya veremos eso…- decía Trixie pero un grito las hizo respingar y mirar hacia un lado.
-¡SÍ SÍ, CLARO QUE SÍ!- chilló la deportista rubia de ojos violetas, Cloud Kicker, abrazándose a Ringo, quien sonreía divertido por la reacción de la chica.
-Y…empezamos- refunfuñó Trixie con mala gana, como si le apestara algo.
-¿Qué con esa actitud, Trixie? ¿Celosa?
-¿Disculpa?- se ofendió, ceñuda.
-¿O frustrada? Tal vez hasta desalentada…
-¿De qué hablas, Rainbow?- preguntó fastidiada.
-Hablo a que este sábado es el baile de fin de semestre y nadie te ha invitado aún. Aunque a decir verdad, nunca lo han hecho y tampoco te he visto con pareja.
-¡Nadie es digno de Trixie!- se defendió colocando su mano a la cintura. -. Y tampoco eres la persona para decirlo. De todas Las Rainbooms eres la más incogible para pareja. Fue un milagro que Soa…
-Auch…- le murmuró mirándola con el rostro ciertamente dolido. Trixie se mordió la lengua, incómoda por ser imprudente y bajó la mirada. …- le dijo y Trixie levantó los ojos aún culpable –la verdad no sé si contarlo a él…ya sabes…dudó de mí al primer chisme y fue muy duro y…
-No se han hablado desde ahí, ¿no?
-No- respondió con voz amargada, bajando la mirada al balón.
-¿Y…quieres hacerlo?
-¡No!- respondió deprisa ceñuda devolviéndole la mirada pero entonces bajó un poco las cejas -. No lo sé.
-Ha pasado bastante tiempo como para pensar mejor las cosas.
-Creo que no el suficiente- musitó bajando las cejas torciendo el gesto.
Trixie miró su cara desanimada. Ayer en los vestidores, Rainbow al verla nostálgica al extrañar a Sunset, la aminó…sí, le hizo pasar vergüenza al quitarle la toalla y darle un latigazo…pero al final cumplió con su objetivo de cambiarle el ánimo y ofrecer su ayuda para ponerse al día. Además que sí la animó corretear a Rarity por todo el vestidor.
Pasaron la tarde con Las Rainbooms estudiando y pese la "competencia" que tienen de quién sacará el mejor promedio, entre ellas se ayudaron, explicándose mutuamente los conceptos. Tenía que pensar en algo, entonces tiró un escandaloso resoplido que llamó la atención de Rainbow.
-¡Pfff! ¡Por favor! ¡Míranos! Somos demasiado geniales como para que cualquiera se nos acerque, ¿no lo crees?
-¿Eso…creo?- dudó y respingó con la afirmación de Trixie:
-¡Pues eso cree! Trixie se retracta. Sí tienes mucho por qué ser elegible. Eres leal, graciosa, talentosa, tienes carácter y eres muy fuerte. Eres la número uno en todos los deportes ¡En todos! ¡Eres asombrosa! ¿Soarin perdió a alguien como tú? ¡Pues que tonto! Y Trixie no se queda atrás, ¡Es hermosa, gimnasta, maratonista, inteligente, increíble actriz, cantante, guitarrista, gran amiga, espléndida con la cocina, intuitiva, mágica! ¿Has visto mi cuerpo? ¡Puedo ser una gran modelo! ¡Todos babean por Trixie y es que destello tanto que por eso no se atreven a acercarse, porque ella es la Gran y Poder…!- se interrumpió de golpe cuando la mano de Rainbow le estampó la boca.
Trixie le frunció el ceño al hacerle parar su inspiradora descripción hacia su persona pero suavizó la mirada al ver que carcajeaba. Al menos le cambió el humor.
-¡Te inspiraste demasiado al halagarte que da asco!- exclamó aun riéndose.
-¿Qué?- reprochó de buen humor quitándole la mano -. Sólo dije lo genial que es Trixie. Y bueno, tú también, cualquiera se animaría en invitarte al baile al escucharme.
-Y con esa descripción tuya hasta a mí me darían ganas de invitarme a mí misma al baile- mencionó para iluminar su rostro expandir una sonrisa -. ¡Eso es!- celebró tomándola de ambos brazos -. ¡Me diste una idea!
-¿Qué?- la señaló torciendo el gesto -. ¿Me invitarás al baile?
-¡¿Ah? No!- exclamó y Trixie se señaló.
-¿Yo te invitaré al baile?
-¡Ninguna se invitara al baile, Trixie!
-¿Entonces?- se desorientó.
-¡Reunamos a nuestras amigas despechadas y nunca invitadas y vayamos en grupo!
-Oh…es decir lo que Las Rainbooms y tú hacen usualmente- dedujo nada convencida de que era una buena idea.
-Pero será diferente ya que nos apoderaremos del baile- sonrió con malicia.
-Trixie está asustada…intrigada…y emocionada…pero asustada.
-Tranquila, Trixie- calmó rodeándola de los hombros -. Te aseguro que este será el mejor baile que hayamos tenido y los chicos que no nos invitaron lamentarán no haberlo hecho.
-A Trixie le gusta ese tono de tu voz…- hizo el dúo y se sonrieron mutuamente.
…
Las cinco ponies veían cómo Twilight y Sunset caminaban para ingresar primero a la Sala de Tronos en el castillo. Cuando estaban lo suficientemente lejos, pudieron respirar con cierto alivio, como deshaciéndose de un peso.
-No pensé que esto fuera así- sinceró Fluttershy en voz baja hacia las demás.
-¿Así cómo?- le preguntó Pinkie Pie.
-De…complicado- suspiró mirando a todas -. No me malinterpreten pero…Sunset tiene una…energía que no inspira ser buena compañía.
-¡Gracias!- exclamó Rainbow Dash. -. Hasta que me diste la razón.
-¿Por qué lo dices, Caramelo?- le preguntó Applejack a Fluttershy.
-No lo sé. No digo que sea mals…o…bueno…es que…estar encerrada en el vagón con ella encerró esa sensación y… sé que me avergüenzo mucho cuando recién conozco a alguien pero con ella…no sé- y sacudió su cuerpo -. Me intimida un poco.
-Sí, creí que sería más fácil, llevándose bien con Twilight…- comentaba Applejack. -. Pero cuando nos saludamos…hay algo en ella que me hizo como si probara una manzana echada a perder.
-O…- pensaba Rainbow –lo que sabemos de ella nos hace sentirnos así de recelosas como en un principio con Discord.
-Algo…- dudó la vaquera.
-Pero Twilight no parece importarle en absoluto- observó Rainbow Dash. -. Y sabe más que todas juntas de lo que fue o es, ¡O como sea!
-De lo nerviosa que estaba Twilight antes de entrar al mundo onírico de Sunset, pasó a una posición mucho más firme y protectora hacia ella- pensó en voz alta Pinkie Pie con seriedad.
-La pesadilla personal que haya tenido debió sacudirla muy fuerte- opinó Fluttershy.
-O más bien advertirle que debía ser más fuerte- se aventuró Applejack.
-Ya estamos aquí- le dijo Twilight a Sunset una vez frente a las enormes puertas del salón.
-Sí, estamos- contestó con un suspiro.
-Recuerda lo que te dije- avisó colocando un casco sobre su hombro -. Siente las palabras.
-Okey…- afirmó, sin evitar sentir un repentino frío en su cuerpo y boca seca.
Twilight apartó su casco de ella e hizo brillar su cuerno para abrir las puertas con su magia, haciendo que el corazón de Sunset empezara a latir más ansioso, al divisar desde la entrada, a Celestia sentada en su trono y Luna a su derecha.
Los ojos magenta del alicornio blanco se suavizaron, con el rostro un tanto sorprendido, aun incrédulo, de que realmente aquella unicornio dorada con la que pasó buenos años con su compañía, hasta que revelará sus verdaderas intenciones, estuviera frente a ella.
Los ojos cyan se engrandecieron, concentrándose sobre Celestia. Sunset quedó tiesa, escuchando el grave sonido de su corazón latir más fuerte cuando vio a la Princesa del Día levantarse de su silla y esbozar una delicada sonrisa que de a poco, hizo desbordar un hilo de lágrimas de sus ojos, lo que hizo que automáticamente los ojos de Sunset también vidriaran con fuerza, pero aún no podía sentir que podría moverse, sintiendo los músculos entumecidos.
-Acércate, Sunset- le dijo Twilight con una sonrisa pero Sunset curvó las cejas, retrocediendo un par de pasos para mirarla sacudiendo la cabeza.
-No…no puedo hacerlo…
-¿Qué?
-Lo siento…- jadeó para mirar de nuevo a Celestia -. Lo siento- y se dio vuelta para huir.
-¡Sun…!- la llamaba Twilight cuando una ráfaga de viento le levantó la melena, mirando a Celestia volar tras Sunset.
-¿Esa es Sunset?- pregunto Rarity a sus amigas, viendo a la unicornio corriendo por el pasillo pero antes de pudiera pasarlas de largo, un cuerpo más grande y blanco le llevó la delantera y se posó frente a ella, deteniendo en seco su carrera.
-¡Sunset!- exclamó Celestia ceñuda y levantando sus altas con su pecho inflado. La unicornio hizo la cabeza hacia atrás, mirándola con cierto temor pero entonces se dio cuenta que pese el entrecejo, Celestia no se expresaba molesta sino más bien…dolida -. No puedes hacerme esto… - reclamó inclinando su cabeza hacia ella -. ¿Sabes cuánto he esperado este momento…para que me des la espalda y te vayas corriendo? ¿Me das la espalda de nuevo…? ¿En serio?
-Hermana…- dijo Luna parando de a poco su galope, metros más atrás de Sunset, con Twilight a su lado, viendo cómo Celestia rompía su pose firme al descomponerse frente a la unicornio.
Celestia levantó la mirada hacia Luna y cerró los ojos con cierto dolor para volver a mirar a Sunset.
-Después de…perder a mi hermana por culpa de Nightmare Moon, mi vida se volvió muy solitaria. Todos podían verme sobrellevarlo bien, tener una sonrisa, una buena actitud sin quebrarme y que no afectaba mi papel como gobernante, cuando en realidad por dentro estaba rota, completamente rota- hizo una corta pausa para pasarse un casco a sus ojos -. Fuiste tú la única que logró hacerme sentir un especial cariño. Me hiciste creer que me querías y tu encantadora personalidad y apariencia me hicieron estimarte tanto…
-Basta…- jadeó Sunset cerrando los ojos con dolor, sabiendo lo que decía.
-Nunca ibas a ocupar el hueco que tenía mi corazón al perder a Luna, pero lograste ocupar tu propio espacio sin mucho esfuerzo. Eras más que una alumna, eras parte de mi familia.
-¡Basta!- reclamó pisando fuerte el piso.
-Te di una mejor vida que la que tenías en el orfanato. No solo lo digo porque te invité a vivir en el castillo. Sino que te di el calor de comprensión, amor, atención, motivación. Te enseñé lo que sabía. Hacía tiempo para pasar tardes contigo, hacer los picnic viendo el atardecer… Pero… me diste la espalda…me usaste todo este tiempo, por la ambición.
-Princesa, por favor…-jadeaba, descorazonada.
-Dejaste otro hueco en mi corazón…y una vez más…nadie vio mi silencioso sufrir…y ahora, ¿me das la espalda de nuevo?
-¡LO SIENTO!- reventó, sintiendo el desgarre del corazón, echándose sobre ella, levantando su cabeza sobre su pecho-. ¡Lo siento tanto! ¡Perdón! ¡Lo siento!
-Sólo quería oír eso…- jadeó Celestia desbordándole lágrimas. La rodeó con una pata delantera y bajó su cabeza hacia la suya para frotarla con cariño, consolándose mutuamente.
-Yo…yo…lo lamento tanto…- lloriqueaba con profundo dolor, sintiendo en vez de alivio en el abrazo, un ardor en su piel, lastimándola.
-Por supuesto que te perdono, querida- respondió sonriéndose conmovida -. Bienvenida de vuelta.
Sunset sólo podía repetir "perdón" "lo siento" mientras se deshacía en lágrimas, sintiendo un profundo dolor en todo su cuerpo.
Twilight tenía un casco en su pecho con los ojos cubiertos de gruesas capas de lágrimas que cuando pestañeó, éstas resbalaron en sus mejillas, profundamente conmovida. Jamás se imaginó el cariño que Celestia le tenía, sus convivencias, su sufrimiento…pero Sunset sí. Por eso estaba tan nerviosa. Por eso sentía no tener cara para verla de nuevo. Por eso huyó.
Tenía razón. La disculpa de Celestia era la más difícil de todas. Porque la usó y aprovechó su pérdida de Luna a su conveniencia. Ella nunca estimó a Celestia como lo hizo ella, la misma Sunset se lo había dicho a la contraparte de su gobernante, el día en que se despidió y dejó el otro mundo.
Luna estaba desconcertada ante lo que había presenciado. No lloraba, pero estaba realmente admirada del sufrimiento silencioso de su hermana mayor. La última vez que la vio quebrarse fue después de la celebración en Ponyville cuando se liberó de Nightmare Moon. Una vez en el castillo, ambas habían quebrado en llanto en un abrazo que pareció eterno. Cerró los ojos, con un peso sobre su corazón.
El resto de las amigas de Twilight habían reaccionado de diferentes maneras.
Pinkie con su escandaloso y conmovido llanto a cataratas.
Fluttershy con una pequeña sonrisa y ojos vidriosos.
Rarity tenía el rímel corrido con un elegante pañuelo entre sus cascos.
Rainbow Dash estaba con la frente poblada de arrugas, admirada de lo que Sunset le había hecho a Celestia… ¡A Celestia! ¿Hasta ella había caído redonda en sus manipulaciones por tanto tiempo? Esto… ¿Sólo nutría sus recelos? Entonces sintió el casco de Applejack sobre ella, y se compartieron una mirada, las únicas que más allá de ver la conmovedora escena, se dieron la molestia de darse cuenta otros puntos importantes.
-Lo siento…- decía Sunset ya en susurro forzoso, ahogada con sus propias palabras, lágrimas y saliva, con la mirada casi vacía, muerta de dolor, de culpa, sintiendo el cuerpo adormecido, muy débil, pesado, con la cabeza maquinando a toda prisa, viendo recortes de flashback que no podía controlar, casi sintiendo como una tortura y apretó los ojos.
-¿Sunset?- la llamó Celestia al sentir que su cuerpo dependió de apoyarse sobre el de ella.
-Perdón…- jadeó, realmente cansada de tanto dolor.
-Sunset…- volvió a llamar para erguirse con mayor precisión al sentir que el cuerpo de la unicornio terminó por vencerse y se fue a un lado -. ¡Sunset!- se alarmó, abriendo sus alas y retuvo la caída, cubriéndola con sus enormes alas.
-¡Sunset!- llamó Twilight acercándose como las demás, rodeando a Celestia que se recostó en el suelo con Sunset inconsciente en sus alas.
-Se desmayó- exclamó Celestia con cejas curvadas -. Creo que fue demasiado.
-Ella está sufriendo mucho, Princesa- le dijo Twilight aflorando su preocupación. -. No sólo vinimos a que se reencontraran…
-Yo sé, Twilight- le dijo Celestia desviando la mirada que tenía en Sunset hacia ella -. Luna y yo no hemos parado de teorizar y consultar en viejos pergaminos de la sección prohibida de la biblioteca del castillo.
-El hecho que tenga control de lo que sueña Sunset y crear pesadillas personales- intervino Luna –nos hace pensar que…
-¿El Rey Sombra esté involucrado?- se aventuró Twilight incrédula -. Pero él no está…ya sabe…nos deshicimos de él.
-Lo sé, Twilight- interrumpió Celestia -. Pero más que pensar que Sombra esté involucrado, son los hechizos que él dejó. ¿Cómo crees que aprendí el hechizo de magia oscura para cuando te hice la prueba de ayudar a salvar el Imperio de Cristal?
-Antes de desaparecer el Imperio y yo…haya deshecho la forma física de él por sombra- decía Luna con cierto recelo ante el recuerdo -. Me llevé conmigo un libro de hechizos que escribió.
-Sombra antes de atacar el Imperio creó sus propios hechizos, convirtiéndose en un Hechicero de Oscuridad que lo ayudó a tan corto tiempo, correr la magia oscura en el Imperio y apoderarse de sus habitantes, él solo- continuó Celestia -. Ambas lo leímos pero Luna no pudo manejar la magia oscura, en cambio yo sí.
-¿Por qué hizo eso?- preguntó Fluttershy, haciendo que todas concentraran su mirada en ella y la pegaso se cohibió un poco -. Es decir…digo… ¿Para qué manejar magia oscura? Es peligroso.
-Tú misma lo has dicho, querida pony- le dio la razón Celestia -. Y por esa misma razón debí estudiarla. Para comprobar qué tan peligrosa era y lo es. Por eso lo recluí en la sección prohibida para continuar estudiándola porque es compleja y silenciar de su existencia que sólo sabía yo y Luna.
-Entonces…está queriendo decir que tal vez Sunset tuvo contacto con él- teorizó Twilight.
-Quién sabe si esa noche que la atajé en la biblioteca al leer el libro sobre el espejo no haya sido la primera vez…- concluyó Celestia para regresar su mirada en la unicornio en sus alas -…si esa no fue la primera vez que me desobedeció- suspiró -. La dejaré en una de las habitaciones y haré llamar al médico del castillo para que la revise.
-Haga eso…- dijo Twilight con un entrecejo, pensativa para mirar a sus amigas -. Por favor, quédense con Sunset hasta que vuelva.
-¿Qué? ¿A dónde vas?- cuestionó Rainbow Dash y las demás se inclinaron para escucharla.
-Será demasiado difícil que Sunset nos hable de su pasado- se explicó -y peor justo en lo que involucra la magia oscura, la misma que provoca bloquearla de los recuerdos y de nosotros- miró a Luna -. Ella lo dijo aquella noche al salir de sus pesadillas.
-Tienes razón- afirmó la alicornio oscura asintiendo una vez -. ¿Pero qué pretendes hacer?
-Primero necesito hacer una visita.
…
Otro viernes. Otro capítulo. So… ¿Qué tal? ¿Qué van deduciendo? ¿Qué les parece las posiciones de los personajes? Como sea, gracias por leer, es un placer ;)
¡Sunny Honey, fuera!