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Las Princesas del Sol y la Luna

by EliZaBeTh214

Chapter 1: Comienzo

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Bueno gente, mi primer fanfic de mlp, denle una oportunidad, para mi está bueno(?)

En esta historia, las princesas y ponys están, como decirlo, humanizadas, me sentí más cómoda escribiéndolo así. Sí, Luna y Celestia tienen alas, y pueden usar la magia, lógicamente. Sino no serían ellas.

Espero de verdad que sea de su agrado esta historia! Dejenme las críticas destructivas que quieran, con libertad. Paz(y)

En cursiva son pensamientos.
-Diálogos así.

Y creo que nada más, disfruten!


Las hermanas del Sol y la Luna cenaron a solas, como siempre, exceptuando a la empleada que hacía el trabajo de copera, y les traía la comida. Comieron algo bien austero, ensaladas y fruta, una sopa debido al clima frío que se tornaba sobre Equestria por las noches.
Los ojos verde esmeralda de Luna se alternaban breves momentos entre su hermana, la comida, y el enorme ventanal desde el cual se divisaba el cielo nocturno con claridad. Su rostro formaba una mueca de concentración, susurraba unas palabras de forma inaudible, y volvía sus ojos a la cena.

-¿Aún practicando tu magia para mantener las estrellas a raya, Luna?- Pregunto la hermana mayor. Sus ojos miraron a la menor con cierta ternura, y reprimenda a la vez, pues no le agradaba que la magia de su hermana fuera tan limitada, ni tampoco que la pequeña Luna usara el tan preciado y escaso tiempo que tenían juntas para ensayar sus hechizos.
Reprimió un suave suspiro al ver que ella no le devolvía la mirada, acomodo un mechón turquesa y verde de su largo cabello, y le dedicó una paciente sonrisa a su hermana menor.
Luna conocía demasiado bien esa sonrisa, y varias veces se había jactado de llamarla interiormente "sonrisa manipuladora". Quitó los dedos del cubierto que sostenía con la mano izquierda, y lo dejó con toda delicadeza junto al plato de porcelana azul. Dedicó una última mirada al cielo nocturno, y se limpió el sudor de la frente. Esa noche estaba costando demasiado mantener las estrellas en orden, y por dentro eso la enfurecía.
Celestia hizo a su vez lo mismo, y completamente relajada no le sacó los ojos de encima, manteniendo esa sonrisa que su hermana comenzaba a odiar.
-Lo siento, Celestia. Esta noche es la del solsticio, y sabes que si cada estrella no se encuentra en su lugar, el Sol tendrá más trabajo para salir. Podría costarte la mitad de tu magia.
-Te presionas demasiado, Luna.- le respondió a su hermana con suavidad y dulzura.- Incluso si así fuera, yo no tendría problemas para levantar el Sol y ordenar las estrellas. Además, no me gusta que te esfuerces tanto y que aguantes esos dolores de cabeza tuyos. Cada vez son más seguidos.

La mirada de Luna se refugió con rapidez en la sopa ya fría, intentando ocultar la pequeña herida que Celestia le provocó a su orgullo.

"Por supuesto que sí, querida hermana. Tu siempre fuiste muy poderosa, claro está que no te costaría hacer mi trabajo."

Pronto una aguda jaqueca atacó sus sienes.

-Es mi trabajo, Tia. Es lo que me corresponde hacer. Es uno de lo más complicado, pero amo hacerlo, amo ordenar las estrellas, amo guiar al cuerpo celeste de la noche para ocupar su lugar en el cielo. Esas acciones me convierten en lo que soy. Esas estrellas y luna son parte de mí. No puedo dejar que simplemente alguien más se ocupe de eso. Ni siquiera tú. –Continuó al cabo de unos momentos de silencio. No se había dado cuenta que tenía la vista borrosa. Se levantó de la mesa con una velocidad increíble.

-Luna, no quise…

-No es nada… Buenas noches, hermana mía.- Le sonrió para después dar la vuelta y marcharse a sus habitaciones del castillo. Dejó a Celestia con los puños cerrados sobre la mesa, sintiendo una leve culpa florecer en su pecho. Se frotó el rostro con las manos, frustrada. No había nada que detestara más que hacer sentir mal a Luna, a su hermana pequeña, la que debía proteger. Últimamente apenas lograba dedicarle un par de horas al día, con todo el asunto de manejar un reino, de ser princesa, de restablecer la harmonía en donde antes había imperado el caos. Y no podía hacerlo sola, necesitaba a Luna. Equestria necesitaba dos princesas, una no era suficiente.

La joven criada, que se había mantenido en silencio hasta ese momento, se acercó con sigilo a su lado, y le llenó la copa de plata con jugo de naranja, el favorito de Celestia.

-Creo que necesitaré algo más fuerte esta noche.- "un poco de paciencia embotellada no me vendría mal."
Al ver que la joven no respondía, sino que la miraba con nerviosismo, le sonrió para calmarla. – Es sólo una broma, las princesas no bebemos alcohol.- La criada se limitó a acomodar las faldas de su vestido marrón, hacer una leve inclinación de cabeza y marcharse.
"Es una de las que más ayuda proporcionó a Discord en su momento, es lógico que actúe nerviosa. Pero no fue su culpa, ese canalla usó su magia en ella, la hipnotizó, ¿Cómo podría ser su culpa?"

Suspiró de nuevo. Lo único que faltaba era hacer sentir mal a la joven Growing Flower, después de que ella misma se ofreciera para servirles las comidas a ella y a su hermana, debido a sus grandes habilidades culinarias. Por poco y Celestia comienza a golpearse la cabeza contra la mesa, pero el ruido de unos pasos apresurados la hizo contenerse. Era Grow, con su cabello de color fucsia, su piel morena, y sosteniendo entre sus manos una bandeja dorada, llena hasta el tope de frutillas y cerezas. A la princesa de Equestria le brillaron los ojos de alegría.
-Pero, ¿Cómo? Es invierno. En esta época del año es casi imposible hacerlas crecer.- Dijo atónita de emoción, agarrando una frutilla con delicadeza entre sus dedos, como si temiera que fuera a desaparecer.

-La familia Cherrie. Enviaron una caja esta mañana, con una nota que decía: "Mis más sinceras gracias a las princesas, estos frutos son una pequeña muestra de la excelente cosecha que logramos."

Sonrió sin poder evitarlo. La granja de la familia Cherrie Workaholic fue una de las primeras tierras ásperas y sin vida que visitaron junto con su hermana. Su primer trabajo real, por llamarlo de alguna forma. Gracias a los Elementos de La Harmonía, la tierra allí había cambiado su color blancuzco por uno marrón, y pequeños pastos comenzaron a crecer al instante.
"Al menos algo he hecho bien como gobernante. Hemos, sin Luna no hubiera podido."

Agarró un puñado y coloco las frutas en un cuenco mediano. No eran las favoritas de Luna, pero sin duda eran otra buena excusa para darle las buenas noches a su hermana.
Sujetó las manos de Grow entre las suyas, a lo que la joven criada se sonrojó como Celestia nunca había visto.
-Growing, quiero que repartas el resto de la caja entre toda la gente del castillo. Eres inteligente, y estoy segura que entregarás equitativamente estas delicias. Muchas gracias, por todo. –Terminó de hablar y se fue al instante, con el pequeño cuenco lleno en la mano.

Agitó sus alas blancas con rapidez al estar a unos pequeños pasos del cuarto de su hermana, sin poder contenerse ya. No podía evitarlo, esas delicias le provocan comportarse como una niña de 10 años. Se detuvo e intentó recuperar la compostura antes de golpear la puerta de Luna. Llamo una, dos, tres veces. Entró, aún sonriendo.

Todo estaba en su lugar, el enorme ventanal con el telescopio, la cama de dos plazas llena de animalitos de peluches que su madre le había regalado de pequeña a la princesa más joven. La estantería gigante y el escritorio aún estaban en su lugar.

Todo excepto Luna, que yacía inconsciente en el piso, con las alas azules crispadas, como si alguien se las hubiera querido arrancar.


Ohhhhh! Ya se.. soy mala con la pobre Luna :C

Pero no se preocupen. No le va a pasar nada... nada que no sepan que le haya pasado en la serie... Jajaja! No me malinterpreten, la amo, me parece el personaje más interesante. Pero bueno... :C

Love ya 3

Next Chapter: Alguien más vive en mi mente Estimated time remaining: 0 Minutes
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