Rainbow Dodge the Love
Chapter 6: Una noche en vela (Primera parte)
Previous ChapterRarity estaba absorta en su cuarto de confección subiendo la bastilla a un traje plateado puesto en uno de los maniquís.
–Un punto aquí, dos puntos acá y… listo –puso la aguja e hilo en el escritorio y levito un pañuelo de seda para limpiarse el sudor de la frente.
La noche ya había dado paso al día desde hace tiempo. Estuvo toda la noche despierta ajustando los desperfectos de un set de ropa que tenia de encargo. Si bien pudo haber terminado el trabajo hace cuatro horas, su actitud (manía) perfeccionista no la dejaba separarse de los trajes hasta quedar 100% satisfecha. Después de toda una noche y mañana de trabajo esforzado, la vocecita en su interior por fin dio el visto bueno a todos los trajes del pedido.
Estaba guardando los trajes (con sumo cuidado) dentro de unas cajas cuando el timbre de la casa sonó. Dejo el trabajo a medias y se encamino hacia la entrada. Antes de llegar a la puerta pasó junto a un espejo y se detuvo en seco. Se volvió para verse en el espejo y no le gusto para nada lo que reflejaba: su hermosa y bien tocada melena estaba hecha un desastre, algunos mechones de cabello habían perdido su forma y otros se habían enmarañado. Uno de sus ojos no tenia la pestaña postiza y tenia el sombreado de los parpados corrido por el sudor y, para adornar el horror antes conocido como su hermoso rostro. Sus lentes rojos colgaban chuecos, caídos hasta la punta de su nariz.
Rarity nunca dejaba que la vieran en tales fachas. Apenas pensó en ir al baño a arreglarse cuando el timbre volvió a sonar.
–¡Ya voy! –dijo Rarity resignada. Mínimo antes de abrir la puerta se quito los lentes y movió su melena para tapar su ojo sin pestaña.
Afuera estaban dos potros esperando a que Rarity les abriera las puertas. Los dos potros eran mas anchos que altos y les colgaba un poco de panza, no necesariamente por exceso de grasa. Al ver a Rarity se asustaron.
–¡Ay nanita! –dijo el potro de mas cercano. Al notar que exageraron en su reacción, aclaro la garganta y dijo–Quiero decir. Buenos días señora. Venimos por.
–Si ya se a que vienen. Pasen –dijo Rarity enojada. Quería enseñarles a gritos como debe de comportarse un potro ante una dama (empezando con la diferencia entre señora y señorita), pero estaba muy cansada tanto física como mentalmente, así que lo dejo ir. Solo por esta vez.
–Los trajes están en esas cajas –dijo Rarity apuntando a tres cajas acomodadas –Faltan guardar los trajes que están puesto en los maniquís.
–Si señora –dijo el potro con el estomago mas grande (supuso era el jefe). Rarity salió del cuarto rechinando los dientes.
Un dolor punzante empezaba a formarse en su cabeza por la falta de sueño (tal vez también por aguantar los comentarios de aquellos potros maleducados), así que fue a la cocina para tomarse una aspirina, pero antes de entrar, la vocecita en la cabeza de Rarity le ordeno que se quedara donde estaba y comenzó a regañarla.
"¿Cómo puedes dejar a esos bárbaros hacer el trabajo sin supervisión? Ahorita mismo pueden estar metiendo los vestidos en las cajas hechos bola. Para cuando lleguen a su destino todas las lentejuelas se habrán caído"
–Tienes razón –dijo Rarity preocupada. Retomo sus pasos hasta el cuarto de confección y se detuvo enfrente de la puerta. Estaba entreabierta. Del interior se escuchaba la conversación de los trabajadores y Rarity capto su nombre en la conversación. Acerco la oreja para escuchar lo que decían los trabajadores.
–Te digo que lo escuche de una fuente fidedigna. Esta pony es una cualquiera.
–No se. Se ve muy refinada.
–No viste como salió a recibirnos. Lo mas seguro es que se estuviera "desestresando" antes de que nosotros llegáramos.
–¿desestresando?
–Si, tu sabes. Acariciar el felpudo, darse una alegría a si mismo, sacarle la pulpa a la fruta.
–¡Aaahh! ¡Diablos! Imagínate si hubiéramos llegado más temprano. No me habría importado haberle echado una manita.
–¿Manita?
–Lo escuche de un primo lejano ¿Se entiende a lo que me refiero no?
–Como digas. Viste esa jugosa retaguardia ¡Ufff! Lo mas seguro es que me deje toda exprimida la…
*Pum*
La puerta se abrió de golpe revelando a la oyente secreta. Aunque Rarity, como la dama que era, debía esconder su enojo; la mirada fulminante en sus ojos y las pisadas retumbantes delataban su estado de ánimo. Los potros se quedaron petrificados donde estaban, sudando la gota gorda y pensando "¿Qué tanto habría escuchado?". Lo cual no tenía mucho sentido. Cualquier cosa que hubiera escuchado los dejaría mal parados.
–Caballeros –dijo Rarity lo mas calmada que pudo –Veo que ya terminaron de empacar todos los trajes –echo una mirada a las cajas y no le sorprendió ver que los vestidos estaban mal acomodados –Ahora, les pido que agarren la mercancía y sortir d'ici
El potro con la barriga menos inflada (supuso era el compinche por ser menos astuto que el otro) no pudo mantener el hocico cerrado.
–¿C-como dijo señora?
Esa fue la gota que rebalsó el vaso.
–¡LARGO DE AQUI!
Levitó varios carretes y los proyecto contra aquellos rufianes. Los potros agarraron las cajas como pudieron y salieron despavoridos mientras eran golpeados en la cabeza con los carretes.
Rarity siguió lanzándoles carretes desde la puerta hasta que los dos rufianes subieron las cajas a la carreta y salieron a toda velocidad empujándola.
Se quedo en la entrada viendo como se alejaba la carreta. Estaba muy agitada y su melena se había alborotado más todavía. Dejo de rechinar los dientes y comenzó a hacer su ejercicio de relajación.
inhaló profundo "Una dama no debe de perder el control" exhaló despacio.
"Todos los machos son iguales". Desde siempre Rarity ha tenido serias fricciones con los machos, ni siquiera en su época de potranca ha tenido buenas relaciones con el sexo opuesto. Para ella los machos eran unos idiotas con el cerebro puesto en la entrepata.
inhaló profundo "Una dama debe mantenerse serena" exhaló despacio.
No había salida al pueblo sin que algún morboso soltase un piropo obsceno mientras pasaba a su lado. Ni hablar de todas las miradas lujuriosas que le lanzaban a sus flancos. Pero eso no era lo peor de todo (Ya que a fin de cuentas Rarity usaba la morbosidad de los potros para que le hicieran favores) ¡Oh no! Lo peor de todo eran las historias que circulan por las calles y que no hacian más que manchar la imagen de Rarity.
Inhalaron profundo "Una dama no debe responder con violencia" Exhalaron despacio.
Algunas historias cuentan que Rarity tiene una pareja para cada noche de la semana. Otras cuentan que Rarity hace pequeños "favores" para ganarse pedidos de las celebridades. La peor historia de todas era la que decía que la boutique solo era una fachada y que en realidad se trataba de un burdel. El momento mas vergonzoso de Rarity fue un día que un potro entro a la boutique mientras estaba con sus amigas y el pobre diablo pregunto por el precio del servicio. Lo memorable de ese día fue que antes de que Rarity pudiera reaccionar el potro se acerco a Applejack y le pregunto cuanto cobraba mientras ponía un casco en una parte muy inapropiada. Después de eso el pobre no pudo comer sólidos por dos semanas.
Inhalaron profundo –¡Hola Rarity! ¿Por qué tan agitada? –Exhalaron despacio.
Rarity se sobresalto al ver que a su lado tenia a su amiga fiestera.
–¡Pinkie! No te vi llegar –exclamo Rarity –¿Desde cuando estas aquí?
–Estamos aquí desde hace dos respiraciones –dijo Pinkie mientras brincoteaba y se ponía enfrente de su amiga –Déjame decirte que esos ejercicios de respiración son muy relajantes.
"¿Estamos?" Rarity miro hacia un lado y se encontró ni mas ni menos con el potro que había estado en sus pensamientos toda la semana; Dodge. Ese potro era diferente a los otros que se topaba a diario por las calles. Rarity encontraba algo intrigante en ese potro, no sabia si era por su extraña defensa a los flirteos o porque lo había salvado de esos sucios perros y después se hizo cargo de su lesión, tal vez ambas cosas. Pero no podía sacárselo de la cabeza desde ese día.
Al ver a Dodge, Rarity se dio cuenta que Dodge la había estado mirando fijamente desde hace rato, casi absorto. El cruzar miradas hizo que saliera del trance y desviara la mirada con cierta vergüenza reflejada en su rostro. Rarity se quedo confundida pensando que era lo que le pasaba a Dodge.
Dodge dio unos leves tosidos y dirigió su atención a Pinkie.
–¿Siempre saludas de esa manera a tus amigas, Pinkie?
–Sipi –dijo Pinkie, volvió a desplazarse a base de brincos y se puso a un lado de Dodge –Seria muuuuy aburrido siempre llegar y saludar con un ¡hola! O ¡Buenos dias! O ¡Que hay!
–Tiene sentido –dijo Dodge –Si quieres darle un ataque a alguien de un susto – eso ultimo lo dijo en sus adentros.
–Disculpen –los interrumpió Rarity –¿Puedo saber que los trae por aquí?
–Claro Rarity –dijo Pinkie alegremente –Veras. La semana pasada le prometí a Dodge que lo invitaría a una de mis excursiones por Ponyville para hacerle bromas a los ponis. Estábamos pasando por aquí y se nos ocurrió venir para saludarte y de paso ver como seguías con tu pata.
A Rarity le gusto escuchar que los dos se preocupaban por ella pero principalmente que Dodge se interesaba por su bienestar. Ese era un punto a su favor.
–Gracias chicos. Pero donde están mis modales, pasen a mi casa.
Rarity los condujo al interior de casa. Mientras los dirigía a la sala sintió la mirada de Dodge en ella. Rarity tenía gran experiencia en saber cuando alguien se le quedaba viendo a sus espaldas. Aunque esta vez no eran sus flancos el centro de atención del potro; la mirada de Dodge la sentía en la nuca.
"¿Sera algo que tengo pegado en la melena?" Se toco un rizo para ver si no tenía algo raro pegado y fue cuando cayó en la cuenta. Se había olvidado por completo de las fachas en las que andaba.
–Espérenme aquí unos minutos –dijo Rarity apresurada –No me tardo.
Se fue corriendo a toda velocidad hacia las escaleras y cuando estaba por subirlas se detuvo.
–Y no toquen nada ¿Entendido? –lo dijo dirigiéndose mas a Pinkie Pie que a Dodge.
–¡Si señora! –dijo Pinkie dando un saludo militar.
Sabia que Pinkie decía eso en broma, aun así no pudo contener que la cien se le remarcara y rechinara los dientes. Lo bueno fue que como estaba de espaldas su amiga no vio su reacción.
Subió las escaleras y se dirigió al baño a hacer unos pequeños retoques a su imagen: Le dio a su melena y cola su forma característica, se delineo las pestañas y se puso unas postizas nuevas, se quito el exceso de grasa en la cara, se puso sombreado en las parpados, se espolvoreo las mejillas; ya saben, un retoque simple y rápido.
Después de 45 minutos por fin bajo las escaleras, reluciente como siempre. Se encontró a Pinkie y Dodge sentados en el piso jugando un extraño tablero hexagonal. Parecía uno de esos juegos inventados por Pinkie.
–Entonces muevo el cohete a D-5 y eso significa que… –dijo Dodge un poco confundido. Parecía que estaba aprendiendo el juego mientras jugaba -¿Qué significaba?
–Significa que el cohete se transforma en una torre y ahora controlas la zona norte del mapa.
–¡Ah! –dijo Dodge sorprendido –Entonces ahora los recursos de oro son míos.
–¡Yepe! Por ahora –dijo Pinkie, lanzandole una mirada retadora.
–¡Ejem! –tosió falsamente Rarity para que le prestaran atención.
–¡Guau! Te ves despampanante Rarity –dijo Pinkie al ver a su amiga. Arqueo una ceja y puso una sonrisa picarona –Algún motivo en especial para presentarse con tan maravillo aspecto -señalo a cierto potro a su derecha y luego arqueo las cejas dos veces.
–No se a que te refieres cariño. Una dama siempre debe de estar bien presentable cuando tiene visitas –Aun así, un cierto sonroje se dejo ver en sus mejillas.
Después fijo su mirada en Dodge. El potro también estaba viéndola, aunque ya sin tanto interés como antes.
–Yo la veo igual que siempre – dijo Dodge con desinterés. Aparto la mirada y se volvió a concentrar en el tablero, tratando de encontrar alguna estrategia para ganarle a Pinkie en su propio juego.
Rarity, con la cien marcada y dando pasos fuertes, se puso detrás del pobre (idiota) ingenuo y le propino tremendo coscorrón.
–¡Auch! ¿Por qué fue eso? –pregunto el adolorido potro mientras se sobaba la cabeza.
–Si no lo sabes es porque eres un tonto –dijo Rarity con desdén. ¿Cómo podía ser que el potro que veía como su valiente salvador fuera un ignorante sin modales? Definitivamente ella no conocía los límites de la ignorancia de Dodge.
–Bueno… Por lo que veo tu pata ya esta completamente sana –dijo Pinkie con una sonrisa burlona. Hasta ella entendía porque Rarity le había pegado a Dodge. Y que Pinkie entienda algo y uno no son palabras mayores –Eso me recuerda –Busco a un lado suyo y saco de quiensabedonde un paquete con un moño – te trajimos esto para animarte.
–¡Aww! Que lindo de su parte chicos –levito el regalo y lo puso en el escritorio de a su lado –Muchas gracias. Por que no ya que están aquí me cuentan lo que han estado haciendo los dos juntos en la mañana.
-Bueno. La primera broma se la hicimos a Time Turner. El pobre cuando fue a checar la hora en la torre del reloj se llevo una gran sorpresa al ver que…
La boca de Pinkie se movía a toda velocidad contando su cruzada bromistica en Ponyville pero Rarity no escuchaba nada. Estaba absorta en sus pensamientos. El tema principal en su cabeza era que iba a hacer con Dodge. Por un lado no podía negar que sentía cierto interés por ese potro, y que tenía actitudes que lo ponían en una buena posición: Era valiente, fuerte, centrado, dulce, aunque su tipo eran los sementales grandes y fuertes tenia que admitir que ese joven flaco pero bien marcado tenia su toque y algo que jugaba a su favor era que parecía que en el no surtía efecto el pavoneo de los buenos atributos de una yegua así que no se tenía que preocupar de que mirara a otra por la calle, eso le daba buenos puntos. Por el otro lado… era un idiota maleducado sin sentido de cómo comportarse apropiadamente con una dama.
Eso último podía remediarlo. Podría entrenarlo para ser un potro mas cortes, solo necesitaba tiempo a solas con el y, en poco tiempo, seria tan cortes y (controlable) caballeroso como cualquiera de esos príncipes de los cuentos.
–Y después de salvar a Rain Weather de un ataque de espirañas nos encaminamos a tu casa. Te vimos afuera de tu casa muy agitada aspirando y exhalando y quería ver por que estabas de esa manera así que me puse a tu lado y me puse a hacer lo mismo que tu y luego te pregunte que por que tan agitada y tu saltaste de la.
–¡Pinkie! – le grito Dodge haciendo que las dos yeguas salieran de sus respectivos trances –Creo que ya entendió.
–¿Qué, como? –pregunto Rarity confundida –Ah si. Han tenido un día muy productivo los dos.
–Y hablando de eso –dijo Dodge dirigiéndose a Rarity –¿Que hacías afuera de tu casa agitada y… aspirando y exhalando –parecía que así no era como terminaba su pregunta original y que la había alterado a ultimo segundo.
La pregunta le recordó el encuentro con aquellos cochinos empleados. Decidió que no necesitaban saber de ese pequeño accidente.
–Me quede toda la noche y mañana despierta haciendo un encargo que tenia. Cuando llegaron se acababan de llevar el encargo y solo estaba desasiéndome del estrés y frustración acumulados.
Y lo peor era que el próximo día tenía otro encargo a entregar en la mañana, eso significaba otra noche sola de trabajo.
De pronto una idea se le vino a la mente. Era una idea ingeniosa que si salía bien podía atrapar dos pájaros con una trampa.
–Dodge ¿No tendras algo importante que hacer esta noche? –lo dijo casi gritando, haciendo que Dodge se sobresaltara un poco.
–Este. Si no cuentas el dormir en mi casa o alguna rama cómoda entonces no. No tengo.
–Perfecto. Quisiera que me hicieras un pequeño favor –dijo Rarity, lanzándole sus habituales pestañeos coquetos.
Dodge la miro con detenimiento y dijo –¿Te volvió a entrar algo en los ojos?
–No, para nada –"Maldita costumbre" Pensó enojada de si misma –Ya hablando en serio. Necesito que me hagas un favor. Es urgente.
–¿Qué clase de favor? –pregunto Dodge.
–Es algo sencillo. Mañana tengo que entregar un pedido y aun me falta ajustar algunos trajes, pero no los puedo arreglar bien si no veo como se ven en movimiento. Así que necesito de alguien que modele con los trajes puestos para ver los desperfectos.
Dodge miro a su alrededor. Y al ver que solo había trajes para yeguas se quedo confundido.
–¿Quieres que modele con trajes? ¿No seria mejor Pinkie para este trabajo?
Rarity, que entendía la cuestión de Dodge dijo –¡O no no no no! Estos trajes son para potros. Tengo puros vestidos de muestra porque es lo que mas vendo, pero eso no significa que no me dedico a hacer ropa para potros también.
Dodge estuvo en silencio unos segundos y después respondió –Esta bien. Solo espero que no sea nada demasiado femenino.
–Para nada. Lo mas seguro es que te veas divino adentro de esa ropa.
Le lanzo una mirada picara a Dodge haciendo que el potro se sonrojara un poco.
–¡Guau! ¿Dodge modelando? –exclamo Pinkie –Puedo venir para ver.
A Rarity se le había olvidado que su amiga todavía estaba ahí.
–No Pinkie –negó Rarity rotundamente –Ya sabes que trabajo mejor sin compañía.
–Pero no vas a estar sin compañía, vas a estar con Dodge.
–Si, pero esa es una compañía necesaria –dijo Rarity y, al ver la cara de desilusión de su amiga, agrego –Lo siento Pinkie pero ya sabes que necesito total concentración para hacer mis trajes.
–Si ya se –acepto Pinkie resignada.
–Bien. Ya que esta resuelto eso – lanzo un leve bostezo y continuo –No es que los este corriendo ni nada parecido. Pero estuve despierta toda la noche y una dama necesita su siesta de belleza.
–No tienes que disculparte –respondió Pinkie –Vamos Dodge que todavía faltan mucha gente en el pueblo por hacerle bromas.
–Ok Pinkie –siguió a su amigas hasta salir de la boutique y se dio la vuelta para encarar a Rarity –Entonces paso por aquí a las…
–Te espero aquí a las 9:00 cariño. No faltes –y cerro la puerta lentamente.
Rarity no vio el extraño escalofrío que recorrió el cuerpo de Dodge. Como si sintiera que se estaba encaminando directamente en las fauces del lobo.
Rarity se sentía como si hubiera triunfando en una competencia de modelaje. Si todo salía bien, a la mañana siguiente tendría terminado uno de sus mejores trabajos y quizás, quizás, un esplendido y (manso) cortes potro a su lado.
La sola idea hizo que soltara una risilla y se le sonrojaran las mejillas.
Fue directo a su cuarto, se puso su bata de dormir y se acomodo en su cómoda cama. Necesitaría de un buen descanso para la próxima noche. Al fin de unos minutos se quedo dormida. Olvidando por completo la horrible mañana que había pasado.